Publicado en
noviembre 25, 2012
UNO EMPIEZA A DARSE CUENTA de que sus hijos están creciendo cuando dejan de preguntar de dónde vinieron y se niegan a decir a dónde van.
—P. J. O'Rourke
A LA MEDIDA
CLIENTA: ¿Sería tan amable de decirme qué mensaje lleva escrito esta tarjeta de felicitación?
Vendedora: —Ninguno. Está en blanco.
Clienta: —Muy bien, me la llevo. Mi esposo y yo no nos hablamos.
—Roy Shipperbottom, en The Funny Side of Shopping (Nutmeg Press, Stockport)
A SUS ORDENES
UN SÁBADO me sentía un tanto perezoso, así que decidí desayunar fuera. Telefoneé al restaurante y pregunté:
—¿Sirven desayunos tarde?
La agobiada voz del otro lado de la línea me respondió:
—Entre diez minutos y media hora tarde. Todo depende del camarero que lo atienda.
—J.R.B.
EN NUESTRO VIGÉSIMO aniversario de bodas, mi esposo y yo nos estábamos abrazando frente a la acogedora chimenea. En medio de un beso de lo más apasionado, advertí que las persianas de la sala estaban abiertas
—Espera un minuto —dije, y me levanté a cerrarlas—. Ahora sí, ¿en qué estábamos? —pregunté ruborizada al regresar a su lado.
—Parece que mirando por la ventana —contestó él.
—C P.
HACÍA MESES que necesitaba una argolla de matrimonio nueva, ya que me había vuelto alérgica al oro. El día de mi cumpleaños, mientras trabajaba yo en el jardín, mi esposo me pidió que le sugiriera qué obsequiarme. Alcé las manos y dije:
—¿Te das cuenta de que no llevo nada puesto?
Más tarde, ese mismo día, abrí con entusiasmo mi regalo.
—Feliz cumpleaños —me deseó mi esposo, al tiempo que yo desenvolvía un nuevo par de guantes de jardinero.
—D .R.
COMO VIVIMOS en el estado de Washington, mi esposo, John, y yo viajamos con frecuencia a Canadá en auto para visitar a la familia de él. Durante unas vacaciones nos detuvimos en la frontera, donde el guardia le preguntó a mi marido el valor de los bienes que pensábamos dejar en Canadá. John guardó silencio mientras calculaba el valor de los regalos que llevábamos.
—Olvídelo —dijo el guardia—. ¿Cuál es el objeto más caro que lleva en el auto?
Sin vacilar, John repuso:
—Mi esposa.
—C.G.
PUERTA EQUIVOCADA
UN HUÉSPED que había hecho su reservación en nuestra posada no daba con la dirección y, por error, llegó a la agencia funeraria de enfrente. Con su mochila al hombro, entró y miró a su alrededor.
—¿Es aquí donde registra uno su entrada? —le preguntó a una persona que estaba en el vestíbulo.
—No; aquí es donde registra uno su salida —fue la respuesta.
—J. y R.L.
DOS EMPRESARIOS turcos se hallaban en Dnepropetrovsk, Ucrania, donde iban a reunirse con sus socios de trabajo locales. Como no hablaban ni ruso ni ucraniano y desconocían la ciudad, copiaron cuidadosamente las letras cirílicas que aparecían en los letreros exteriores del hotel y de la estación del metro, por si se extraviaban.
Como era de esperarse, mientras recorrían los puntos de interés de Dnepropetrovsk olvidaron el camino de regreso a su hotel, así que empezaron a mostrar las leyendas a los transeúntes, en espera de que alguien los ayudara. En lugar de ello, una indignada mujer llamó a la policía y ambos empresarios acabaron detenidos por "acosar a las jóvenes". No obstante, fueron liberados dos horas después cuando sus socios comerciales llegaron para servir de intérpretes. Resultó que los letreros que habían copiado decían: "Entrada" y "Lo sentimos; no hay habitaciones".
—AP
GOLPE AL ORGULLO
AL ORGANIZAR una venta de garaje en mi casa, me encontré arrumbadas algunas pinturas mías y las puse en exhibición. Una de mis composiciones florales fue adquirida por un hombre que se mostró complacido cuando le dije que yo era la autora. Me sentí feliz de haber vendido una obra mía. Un rato después, una mujer seleccionó otros dos cuadros. Estaba a punto de decirle que yo los había pintado, cuando se me ocurrió preguntarle:
—¿Por qué razón escogió esos dos?
—Por nada en especial —respondió—. Sólo me interesan los marcos.
—E.N.B.
Disfrutemos el momento. Si bien la rosa pierde al mediódía la hermosura que tenía en el alba, la belleza que irradiaba entonces era algo real. Nada en el mundo es permanente, y somos necios cuando pedimos que algo perdure. Y somos aun más necios si no lo disfrutamos mientras lo tenemos
—Somerset Maugham, en The Razor's Edge (William Heineman Ltd.)
SUEGRA MANIATICA
UN SÁBADO POR LA TARDE, cuando mi esposo acababa de podar el césped, nuestro cachorro dálmata salió corriendo de la cocina con una almohada entre los dientes. Mordiendo la funda y sacudiendo la almohada, el animal esparció miles de pedazos de hule espuma por todo el jardín.
Mi esposo concluyó que sería imposible recoger todos los pedazos de hule espuma a mano, así que decidí hacerlo con la aspiradora.
Estaba yo terminando de aspirar cuando mi hijo y su novia entraron por la verja del jardín. La pobre chica puso cara de horror y comentó:
—Sé que tu madre es una excelente ama de casa, pero, ¿no crees que aspirar el jardín es una exageración?
—G.H.
ACTO REFLEJO
AL ESCULTOR INGLÉS Henry Moore le gustaba relatar lá forma en que su esposa, Irina, lo obligaba a trabajar cuando apenas se estaba abriendo camino. Si dejaba de oír unos minutos el ruido del cincel, la mujer preguntaba a voz en cuello: "¡Henry! ¿Qué estás haciendo?"
Moore decía en broma que desde entonces le quedó la manía de golpetear la mesa con el cincel cada vez que hacía una pausa en su trabajo.
—The Daily Telegraph Londres)
Es imposible reír y preocuparse al mismo tiempo.
—M.V M
EXTRAOFICIALMENTE
TRABAJO PARA UN DIARIO que informa de lo que ocurre en algunas ciudades pequeñas de provincia. Con frecuencia la gente nos ofrece datos, pero no desea que se publiquen sus nombres porque en esos lugares todo el mundo se conoce. En cierta ocasión, mientras trabajaba en una serie de reportajes sobre los problemas fiscales de una comunidad, una mujer me dio cierta información por teléfono.
—Pero no puedo decirle mi nombre —susurró—. Quiero permanecer monógama.
—T.M.
NO SE EQUIVOQUE
DURANTE UN VIAJE a las Antillas, mi madre recorrió en autobús la campiña de Trinidad. Mirando la vasta extensión de campos cultivados, cayó en la cuenta de que no había visto ni una sola máquina agrícola. Extrañada, se volvió hacia su compañero de asiento, que era trinitario, y le preguntó:
—¿Cultivan toda esta tierra a mano?
—No, señora —contestó el hombre—. Usamos azadones.
—E.W.P
CONTABILIDAD
Al darme cuenta de que mi hijo de cuatro años no estaba diciendo la verdad, le dije que a los mentirosos les salían manchas en la lengua. Luego le pedí que me la enseñara.
—¡Ajá! —exclamé—. ¡Tienes una mancha!
Sin inmutarse, el pequeño respondió:
—Esa es de la semana pasada.
—P.D.
TOTAL IDENTIFICACION
EN SU AUTOBIOGRAFÍA, el actor cómico George Burns, quien murió recientemente a los 100 años de edad, recordó:
De todas las películas que he hecho, la única que me tuvo preocupado fue la que resultó ser mi mayor éxito, Oh, God! ("¡Oh, Dios!"). En el instante en que acepté el papel, empecé a sentir pánico. ¿Sería capaz de interpretar a Dios? Ambos teníamos aproximadamente la misma edad, pero habíamos crecido en barrios distintos. ¿Qué tipo de voz debería usar? Estaba tan desconcertado que elevé los ojos al cielo y grité: "¿Cómo se interpreta a Dios?" No hubo respuesta.
Conforme se acercaba la fecha de inicio del rodaje, mi nerviosismo aumentaba. Entonces, una noche, comprendí que hiciera lo que hiciera, no podrían criticarme. Nadie había visto jamás a Dios, así que, ¿quién sabría si lo interpretaba yo bien o mal? Eso cambió por completo mi actitud, y empecé a sentir impaciencia por comenzar. La semana antes de que principiara la filmación estuve ensayando día y noche: antes de comer, después de comer, durante la comida, mientras conducía el auto, haciendo ejercicio. Me identifiqué a tal grado con el papel que, una noche, al decir mis oraciones, me di cuenta de que estaba hablando conmigo mismo.
—100 Years, 100 Stories (Putnam)
DICE BOB HOPE: Me encanta ir a Washington, aunque sólo sea para estar más cerca de mi dinero.
TRUCO FILMICO
MI VECINA JOANNE Y YO somos cinéfilas. Ella no está de acuerdo con el alto costo de las golosinas que se expenden en las salas, por lo que a veces intenta pasar de contrabando algún bocadillo, ocultándolo en su amplio bolso. En cierta ocasión preparó un paquete de palomitas de maíz en el horno de microondas, y lo metió en su cartera antes de salir. No obstante, al llegar a las puertas del cine nos detuvo el portero.
—Lo siento —le dijo a Joanne—. Está prohibido traer comida de fuera.
—¿Qué le hace pensar que lo hago? —protestó Joanne.
—Señora —contestó el hombre—, su bolso humea.
—L.S.
PERSPECTIVAS INFANTILES
COMO HABÍA SUBIDO yo de peso, comenté con mi familia que usaría un traje de baño de una sola pieza en vez del traje de dos piezas que siempre me había puesto. Mi hijo de cinco años se quedó atónito, y preguntó:
—¿Cuál de las dos piezas vas a ponerte, mamá?
—T.P.C.
CUANDO DETUVE el autobús para recoger a un alumno del jardín de niños, observé que una mujer mayor lo despedía con un abrazo en la puerta de su casa.
—¿Es tu abuela? —le pregunté.
—Sí —contestó el pequeño—. Está de visita por algunas semanas.
—¡Qué bien! —dije—. ¿Dónde vive?
—En el aeropuerto —me explicó—. Siempre que queremos tenerla con nosotros, vamos allá y la traemos.
—Muriel Lowe, en Vantage
AL GATO de nuestros vecinos lo atropelló un automóvil, y la madre se apresuró a enterrar los restos antes de que su hijo, de cuatro años, descubriera la tragedia.
Pero al cabo de unos días, el chico preguntó por el animalito.
—Hijo, el gato murió —le explicó su madre—. Pero no estés triste; él está en el cielo con Dios.
—¿Y para qué rayos quiere Dios un gato muerto? —preguntó el niño.
—R.S.
CONFUSIONES
AL COBRAR EL CHEQUE de mi sueldo en el banco, le mostré mi licencia de conducir a la cajera.
—Veo que es usted donador de órganos —dijo, advirtiendo la pequeña calcomanía pegada en la esquina de mi documento—. ¡Qué hermosa acción! —exclamó, para agregar en seguida—: ¿Cuál donó?
—K.J.C.
CUANDO MI HERMANA y su esposo esperaban su primer hijo, decidieron darle la noticia a mi padre mostrándole una copia del sonograma. Él, que ha vivido muchos años en la costa de Florida, la miró con cara de desconcierto.
—¿Qué es esto? —preguntó—. ¿Un huracán?
—L.T.
¿QUE DIJISTE?
Supe que la ilusión se había esfumado de mi matrimonio cuando mi esposo, que miraba un programa de noticias en el que se hablaba de un hombre que, según muchos, tenía un enorme atractivo sexual, se volvió hacia mí y comentó:
—No me parece apuesto. Si fueras mujer, ¿te sentirías atraída por él?
—K.D.
AMAR A UN HIJO no implica complacer todos sus caprichos, sino sacar lo mejor de él, y enseñarle a amar lo que se gana con esfuerzo.
—Nada Boulanger