CREATIVIDAD PARA CAMBIAR EL RUMBO
Publicado en
noviembre 24, 2013
Los secretos de los grandes gestadores de ideas nos ayudan a remodelar nuestra vida y a superar objetivos que hasta ahora nos habían parecido inalcanzables.
Texto: Francesc Miralles.
La creatividad es un don que poseen todos los seres humanos; probablemente, las únicas criaturas de este planeta con capacidad para variar su rumbo a placer y dar forma a su destino. Quienes conviven con animales domésticos, a menudo comentan que éstos son previsibles y repiten cada día los mismos hábitos. La especie humana, en cambio, ha desarrollado la capacidad casi ilimitada de adaptarse al entorno y reinventar la propia vida, aunque a menudo no seamos conscientes de este poder.
Miguel Ángel Buonarroti, el genio artístico del Renacimiento, explicaba la creatividad como un descubrimiento de algo que habita en nuestro interior. Afirmaba que la forma ya estaba dentro del bloque de mármol antes de que él empezara a trabajar la escultura. La misión del artista era sólo quitar lo que sobraba y liberar lo que ya estaba allí. Del mismo modo, cualquier persona alberga en su seno las ideas que pueden cambiar su vida. Lo único que debe hacer para liberarlas es aprender a manejar las herramientas que nos llevan hacia la esencia de nuestro poder creativo. Para ello, vamos a recurrir a los profesionales de las factorías de ideas. Porque, aunque la creatividad no es un coto reservado a los artistas y a los que trabajan en publicidad, sus visiones sí que nos ayudan a ahondar en las claves.
LA IMPORTANCIA DE LOS DETALLES
Gabriel García de Oro, escritor v publicista de la agencia Bassat Ogilvy, sostiene que el creativo no se estanca intentando ahondar en una idea hasta sus últimos límites; en vez de eso, se decanta por la agilidad y por una visión de conjunto. "La creatividad –señala– es como un truco de magia. Todos podemos adivinar la carta que ha escogido el público por pura casualidad, sin embargo, si queremos acertar siempre, se necesita un entrenamiento, unos conocimientos y unas herramientas. Los creativos trabajan con la cabeza; los magos, con las manos. Por lo tanto, el creativo deberá tener la cabeza tan ágil como las manos de un mago. Nuestra baraja son los conceptos. Pequeñas ideas, de cualquier ámbito, de cualquier sector. El creativo debe estar siempre dispuesto a aprender cosas sin renunciar a nada. Debe saber mucho de poco y poco de mucho. No profundiza en el mar del conocimiento; haces surf, lo que le permitirá tener conceptos que unir, transformar y usar a su favor. La conexión de conceptos existentes para generar algo nuevo, original, sorprendente y llamativo."
Una característica común de las personas creativas es su capacidad para captar la importancia de los pequeños detalles, ya que, a menudo, éstos revelan ideas de un rango superior. Así como la tradición dice que Isaac Newton alumbró la ley de la gravedad al ver caer una manzana, las observaciones cotidianas son la mejor escuela para abrir nuevas vías al pensamiento.
No es necesario trabajar en una agencia de publicidad para llenar nuestra vida de energía creativa. Una persona despierta y curiosa debe entender el día a día como algo cambiante y cambiable; asumir su condición de mago para sacar conejos de la chistera cotidiana.
Ser creativo requiere el valor de dejar a un lado las certezas.
Erich Fromm
ETAPAS DE LA CREACIÓN
Uno de los teóricos más brillantes sobre las etapas de la generación de ideas fue Graham Wallas, quien, en su ensayo El arte del pensamiento, publicado en 1926, explicó de esta forma el proceso en el que creamos algo nuevo:
1. Preparación. La mente se centra en un asunto y, una vez enfocado, explora sus dimensiones y características.
2. Incubación. El problema es interiorizado en el hemisferio derecho y permanece allí sin que parezca que sucede nada externamente.
3. Intimación. Una vez nos hemos familiarizado con el asunto, presentimos que la solución está próxima.
4. Iluminación. Denominada técnicamente "insight", en esta etapa del proceso la idea creativa emerge del interior y se hace consciente.
5. Verificación. La idea se prueba y perfecciona al aplicarla al mundo exterior.
Pero más allá de esta descripción teórica, lo que nos interesa es estimular cada una de las cinco fases para que nuestra energía creativa fluya de manera natural e ininterrumpida. Éstas son sólo algunas pistas para activar las diferentes etapas:
1. Tratar los problemas o cuestiones separadamente nos ayuda a comprenderlos en toda su complejidad. En lugar de dispersarnos, el momento creativo exige que acotemos el terreno en el que vamos a sembrar las ideas.
2. Mientras incubamos una idea, resulta útil potenciar el pensamiento lateral con actividades como escuchar música, leer poesía o, incluso, soñar.
3. No hay que forzar una idea rompiendo el cascarón antes de tiempo. Hay que dejarla madurar. Es más, la presión para hallar la solución a un determinado problema normalmente entorpece nuestra agilidad mental.
3. Deberíamos llevar con nosotros un bloc donde anotar los insights que van surgiendo espontáneamente. Puesto que no es posible saber cuándo se nos ocurrirá una nueva idea, hay que estar preparado para capturarla antes de que emprenda el vuelo.
4. Las ideas envejecen o pierden su sentido si no son llevadas a la práctica. Si querernos mantener bien engrasada nuestra creatividad, debemos aplicar nuestras inspiraciones en el campo de pruebas del mundo.
SEIS SOMBREROS PARA PENSAR
Con toda probabilidad, el autor que mejor ha analizado las claves del pensamiento lateral o intuitivo es el maltés Edward de Bono. Más que una alternativa al pensamiento lógico o vertical, considera que es un complemento necesario para que podamos alcanzar una mayor profundidad creativa.
Éstas son algunas de las características del pensamiento lateral:
• Se basa más en la provocación que en el análisis. En lugar de determinar cómo son las cosas, juega a cómo podrían ser.
• No sigue un itinerario prefijado, sino que bebe de una espontaneidad aparentemente caótica. Un ejemplo de ello sería una sesión de brainstorming en la que todo el mundo puede dar rienda suelta a su imaginación sin ponerse límites.
• Prescinde de valoraciones previas o juicios, es decir, se trata de generar ideas sin ningún tipo de prejuicios.
• Acepta todos los caminos posibles y rehúye las etiquetas.
• No utiliza la información como un fin, sino como un medio para generar nuevas ideas de forma libre.
El pensamiento lateral puede parecer fuera del alcance de las personas acostumbradas a racionalizar, pero una dinárnica exclusivamente intuitiva tampoco permite llevar las ideas a la práctica.
Para escapar de los modelos rígidos que limitan la creatividad, Edward de Bono desarrolló un método propio llamado Seis sombreros para pensar.
El autor asume que en la escuela nos transmiten muchos conocimientos, pero no nos enseñan a pensar, y propone un trabajo de grupo —aunque también puede realizarse individualmente— con seis modalidades distintas de pensamiento.
Como si el color del sombrero determinara nuestra forma de pensar, al ponérnoslo, simbólicamente desarrollaremos uno de los seis aspectos, lo que nos permitirá flexibilizar la mente y multiplicar nuestras perspectivas. Tenemos que imaginar que nos hallarnos en un probador y que, para tratar un determinado problema o situación, nos colocamos uno tras otro los sombreros asumiendo un determinado papel mental:
Sombrero blanco. Nos hace mirar los acontecimientos objetivamente: los hechos son los hechos.
Sombrero gris. Es el de la lógica negativa, es decir, el de la crítica, el juicio y la prudencia. Nos incita a ver lo que no funciona y prever lo que puede ir mal.
Sombrero verde. El modo de pensar más creativo enfoca solamente las ideas nuevas, barajando todas las posibilidades que se nos ofrecen e insights.
Sombrero rojo. Hace prevalecer los sentimientos, la dimensión emocional del sujeto y del problema, así como las intuiciones que brotan de nuestra sabiduría interior.
Sombrero amarillo. Es el de la lógica positiva: el pensamiento optimista que nos orienta hacia lo factible y sus posibles beneficios.
Sombrero azul. Nos hace centrarnos en el control y gestión del propio pensamiento. Más que en crear ideas nuevas, se interesa en comprender cómo hemos llegado hasta las que tenemos.
Aunque a priori pueda parecer sólo un juego de rol, este ejercicio nos permite ampliar nuestra paleta de colores a la hora de abordar una cuestión creativamente. Los seis sombreros para pensar son, en este sentido, un gran antídoto contra la rigidez mental y la estrechez de miras.
LIBERAR EL ESPACIO MENTAL
El místico San Juan de la Cruz señalaba que "para ir a donde no se sabe, hay que ir por donde no se sabe". Puesto que los caminos trillados conducen a lugares previsibles —existencialmente se les considera callejones sin salida—, para ir más allá de nuestras fronteras, debemos desatar la creatividad.
Tanto si cambiamos el color de nuestro sombrero como si nos proponemos alcanzar lo inalcanzable, cuando abandonamos el pensamiento único, dejamos de ver el mundo como una cárcel limitadora para entender que es un campo lleno de posibilidades. Para conseguirlo, primero, hay que dejar de distinguir entre personas creativas y personas no creativas y, después, renunciar a los prejuicios e ideas autolimitadoras que estrechan nuestro horizonte.
Sobre esto, el visionario y consultor Dee Hock advertía: "El problema no es tanto cómo hacer entrar en tu cabeza ideas innovadoras, sino cómo librarte de las viejas. Cada mente es un edificio repleto de muebles arcaicos. Limpia un rincón de tu mente y la creatividad lo llenará de inmediato." Pero antes de entregarnos a la fascinante aventura de crear, debemos liberar nuestro espacio de ideas inservibles, derribar los tabiques que hemos erigido en nuestra sala de pensar para convertirla en un loft diáfano. En un espacio mental así, la creatividad se instalará de forma natural y nos permitirá diseñar un mundo a la medida de nuestros sueños.
El poder de la imaginación. Compartir ideas y explicarlas, por absurdas que parezan, es una manera de conectarse con el Inconsciente y liberarlo, lo que puede aportarnos soluciones nuevas a viejos y enquistados problemas.
COMO GENERAR IDEAS
En su provocador ensayo Usted puede ser lo bueno que quiera ser, Paul Arden da varias claves para desatar nuestra energía creativa. Partiendo de la base de que la capacidad de crear algo nuevo no tiene nada que ver con nuestro curriculum académico, aconseja lo siguiente para modelar la propia vida:
● INTENTA ALCANZAR LO INALCANZABLE. Aspirar a metas que superen nuestras posibilidades es el motor creativo más eficaz que existe. Si piensas que eres incapaz de lograr algo, actúa en esa dirección para demostrar que era una falsa creencia.
● NO BUSQUES ELOGIOS, SINO CRITICAS. Si en vez de esperar una simple aprobación, preguntamos a personas de buen juicio: "¿está todo bien?" o "¿cómo puedo mejorarlo?", lograremos la excelencia.
● PROCURA TRABAJAR CON LOS MEJORES. Los profesionales de primer nivel suelen ser gente dificil, pero también son los que nos permitirán dar un salto creativo más allá de nuestras fronteras.
● NO OCULTES TUS IDEAS. Puesto que acaparar ideas mina la propia energía, lo mejor es dejarlas fluir y compartirlas con los demás. Sólo así se convierten en una beneficiosa energía creativa.
● APROVECHA ESTA OPORTUNIDAD. Esperar a que nos venga la ocasión perfecta para conseguir algo puede conducir a la parálisis. Hay que poner todo el empeño posible en aquello que uno tenga entre manos, sea grande o pequeño.
● DISFRUTA DE LOS ERRORES. Creativamente hablando, acertar es aburrido y tiene el riesgo de que nos acomodemos en las viejas ideas. No nos permite aprender ni superamos, porque es lo contrario de la originalidad.
● NO TEMAS LAS IDEAS ABSURDAS. Para salir del atolladero, a veces es necesario hacer lo contrario de lo que haríamos en condiciones normales. Es lo que se llama "pensamiento lateral", es decir, la inspiración que brota del inconsciente.
Fuente:
REVISTA INTEGRAL - SEPTIEMBRE 2008