FAMILIARIZAR A LOS BEBÉS CON EL AGUA
Publicado en
abril 23, 2011
MANEL experimenta bajo el agua sensaciones motrices que luego aplicará en su vida cotidiana.La piscina ofrece un marco incomparable de aprendizaje, relajación y juego.
Por Mayra PatersonEl liquido amniótíco de la placenta no tiene cloro ni filtros pero es a lo que más puede recordarle a un recién nacido el agua de una piscina. Se ha pasado nueve meses en un medio acuático, sin contacto con el aire. El agua es el medio que más conoce. Si en cuanto se le cae el cordón umbilical se aprovecha esta familiaridad con el agua para meterse con él en la piscina, la experiencia puede resultar muy enriquecedora tanto para el como para los padres.
Manel acaba de cumplir diez semanas. Tenía poco más de tres cuando se metió por primera vez en la piscina. "Me lo traje en cuanto se le cayó el cordón y, aunque todavía es muy pequeño y ha pasado poco tiempo, veo que está ya mucho más despierto, como si estuviera mas abierto a todo", explica Sandra, que es quien acompaña siempre a su hijo a la piscina.Manel y Sandra acuden cada semana a Lenoarmi, un centro de educación integral de Barcelona que imparte cursos para bebés en el agua desde hace más de tres décadas. Sandra había llevado antes a su hija Carla, que con tres años y medio no solo nada sola en la piscina sino que además esquía. habla ingles y se mueve con una soltura poco habitual en niñas de su edad.Viendo a Manel sumergirse en la piscina, ayudado por su madre, uno se da cuenta de que el miedo al agua no es innato. Isaac González, monitor del centro, da instrucciones a varios padres y madres con bebés de meses. El niño parece tranquilo, mueve las piernas ágilmente para propulsarse adelante y mira a su madre con los ojos bien abiertos.ESTIMULACIÓN PRECOZ
Aunque haya quien hable de natación para bebés, enseñar a nadar no es el objetivo "Lo que se busca es una estimulación motriz a edad temprana, dar al bebe pautas y sensaciones de movimiento que luego pueda utilizar sobre el suelo", explica Isaac. "A medida que avanzan las sesiones irá ganando autonomía, aumentará su confianza y desarrollará su capacidad de supervivencia".
Un bebé de 0 a 3 meses suele estar bastante quieto, pero en el agua mueve las piernas y los brazos, tonifica la espalda y aprende a aguantar la cabeza. El agua se lo pone fácil, porque flota de forma natural y tiene mucha más libertad de movimiento. Esa estimulación precoz, que fuera del agua no suele empezar hasta los cinco o seis meses, le permite aprender a sentarse, gatear, caminar o trepar mucho más temprano.REFLEJO DE APNEA
Otra de las ventajas de trabajar con bebés tan pequeños es que aún conservan el reflejo de apnea. Los niños sobreviven en la placenta sin ahogarse porque cierran la glotis para no tragar agua. Ese reflejo lo conservan hasta los seis meses. "Con tiempo y constancia, ese movimiento involuntario de la glotis, a base de entrenarlo, se vuelve voluntario y la capacidad de supervivencia del niño en el agua aumenta. Cuanto más tarde en comenzar a sumergirse, más habrá perdido ese reflejo y más le costara aprenderlo", sostiene Isaac.
Los cursos en Lenoarmi se dividen en tres niveles y en todos ellos las sesiones son dirigidas, con pautas de trabajo adaptadas a cada niño. Hacia los tres años, lo habituales que ya puedan empezar a nadar solos. A esa edad, la mayoría de niños viven su primer contacto con el agua al coincidir con el paso de la guardería al colegio. "El niño que se ha metido en el agua desde bebé ya ha asimilado ese contacto, por lo que puede pasar directamente a las clases de natación, a la técnica".La sesión ranscurre en una piscina bien acondicionada, con un sistema de desinfección sin cloro, y dura 45 minutos, aunque los más pequeños se retiran antes, pues se cansan y cogen frió. Los padres caminan primero sosteniendo al bebé por las axilas y mirándolo mientras experimenta la sensación de flotar y desplazarse por el agua. Luego lo giran y lo aguantan por la cabeza con una mano. "Flotando asi aprende a relajarse en el agua y retuerza las cervicales"", aclara Isaac.A continuación vienen las inmersiones. Los mayores salen sonrientes del chapuzón y los padres incluso los sueltan de las manos para que avancen solos. Los más pequeños ponen cara de sorpresa, pero parecen querer repetir.EL VÍNCULO AFECTIVO
Esta estructura no es caprichosa: "Las inmersiones no solo entrenan el reflejo de apnea, sino que aumentan la capacidad del niño para sobrevivir a situaciones complicadas. Además, al soltarlo bajo el agua aprende a ir solo, gana autonomía"".
Otro de los beneficios de estas clases, y quiza el más importante, es que estrecha el vínculo afectivo entre padres e hijos. En ese momento no hay ni móviles ni portátiles. "En la piscina estás solo por tu hijo. Lo tienes a tres o cuatro palmos de distancia y depende totalmente de ti"". comenta Sandra, para quien esta experiencia es, además, algo que ningún padre "debería perderse""."De todos modos es importante que tú estés relajada, porque si no puedes transmitirle al niño la sensación de peligro; para que confie y se relaje tú también has de saber soltarlo", puntualiza. La piscina ofrece a los padres un marco en el que aprender ellos también a soltar el control y a no dejarse arrastrar por sus temores a medida que el niño aprende a desenvolverse en el medio acuático. "A mí, como madre -explica Sandra- hacer esto con mis dos hijos me ha dado mucha tranquilidad"".
LA COMUNICACION entre madre e hijo se estrecha durante las actividades en el agua y favorece una relación basada en la confianza.GUIA PRACTICA
La estimuladón de bebés en el agua se realiza en centros especializados, aunque también en algún club deportivo.
BARCELONALenoarmiwww.lenoarmi.comMADRIDCentro Valle 36www.valle36.esZARAGOZAEscuela de Natacón Pedro Francowww.pedrofranco.esLibros• Al agua patos (RBA Libros)• Bebés al agua (Tibidabo Edicions)Fuente:
CUERPO MENTE - ESPAÑA - AGOSTO 2008