ENSEÑE A SUS HIJOS A DOMINAR LA IRA
Publicado en
abril 23, 2011

...y provéalos de un arma muy útil para el futuro.
©1997 POR SALLEY SHANNON. CONDENSADO DE WORKING MOTHER (SEPTIEMBRE DE 1997), DE NUEVA YORKPor Salley ShannonLa última vez que Adam Hrenko, de cinco años, perdió los estribos, estaba patinando. Quería imitar los giros y piruetas que unos chicos mayores que él hacían con gracia y facilidad, pero cada vez que lo intentaba, iba a dar al suelo.
"Me di cuenta de cómo su furia iba creciendo", dice su madre, Kathy, experta en terapias artísticas. Adam terminó por hacer un berrinche atroz: se puso a berrear y arrojó los patines.Sea uno niño o viejo, todos nos enojamos de vez en cuando. Pero quienes no aprenden a dominar la ira se pasan la vida destrozando vínculos, hiriendo amigos, perdiendo ascensos en el trabajo y haciendo cosas peores."Los arrebatos de ira son una manera de expresar los sentimientos", dice Alicia Tisdale, terapeuta familiar, "pero no sirven casi para nada. Hasta los niños chicos se sienten mal consigo mismos cuando pierden el control. Hay que enseñarles que tienen la opción de no hacer rabietas, que pueden explicar por qué están tan enojados".Kathy y George, su esposo, idearon formas de ayudar a su hijo a advertir cuando está a punto de perder el control, calmarse, entender el motivo de su enojo y luego actuar de la manera conveniente. Saben que enseñarle a dominarse será un proceso gradual y que habrá reveses y pequeños triunfos.De igual manera, una vez que usted entienda por qué su hijo se enfurece, podrá ayudarlo a controlar sus emociones. He aquí los principales factores que contribuyen a despertar la ira en los niños:
Detonante: Un chico molesta a una niña y ella monta en cólera…• Carácter. La frecuencia con que una persona se enoja y la magnitud del enfado dependen en gran medida de su modo de ser. El psiquiatra clínico Stanley Greenspan identifica cinco tipos de temperamento infantil: hipersensible, retraído, desafiante, indiferente y activo/agresivo. "Ninguno de estos rasgos impide que haya un desarrollo sano de la personalidad", señala, "pero cuando es muy acentuado, lo entorpece. Si un padre sabe cómo tiende a reaccionar su hijo, puede convertir esa dificultad en una ventaja".Un niño ansioso puede irritarse por cosas que otro más apacible deja pasar. En tal caso, hay que dedicar más tiempo a ayudarlo a hallar maneras sanas de desahogar la ira.• Fase del desarrollo. Cuando un niño está por dar un gran salto en su desarrollo físico o social, suele tener mayor propensión a los arrebatos de ira. En cada etapa del desarrollo hay "detonantes" distintos del enojo. Un pequeñín que empieza a andar se enfurecerá si, cuando alcanza el tazón de las fresas, le advierten: "No te las puedes comer ahora. Son para la cena". Un niño de diez años no se irrita si le dicen eso porque ha aprendido a tener paciencia.• Sexo. Por lo general, los niños expresan la ira con más libertad que las niñas, y al parecer esto tiene una explicación cultural. Según Meg Eastman, coautora de Taming the Dragón in Your Child ("Cómo domar al dragón que hay en su hijo"), los padres y los maestros "suelen mostrarse más dispuestos a tolerar las explosiones de rabia de los varones y a soportar los berrinches y el llanto de frustración de las niñas. Sin embargo, sea cual sea su sexo, los niños necesitan aprender a desahogar su enojo sin recurrir a la violencia ni a la manipulación".• Vida familiar. Un niño afligido por un divorcio, una enfermedad, una muerte, el nacimiento de un hermano, un cambio de casa u otro suceso importante, suele disfrazar con ira su confusión y su dolor. Como se siente herido, quizá trate de resarcirse hiriendo a otros.El que un niño opte por hacer una broma para aliviar una situación muy tensa o por arrojar con furia la mochila de su hermano (o a éste) depende, hasta cierto punto, de cómo desahogan la ira sus padres. Esto es muy evidente en familias que expresan su enojo gritándo o con actos agresivos, como dar portazos. En familias más reprimidas, la cosa es distinta: como los miembros se sienten incómodos con las emociones, enojarse es para ellos casi un delito."Los niños suelen imitar lo que ven", señala Tisdale.COMO LA EDAD DETERMINA en parte la reacción de un niño ante la gente y ante lo que ocurre, a continuación presentamos algunas ideas para enseñarles a dominar la ira en cada etapa del desarrollo:
Calmante: La madre sabe cómo apaciguar a la niña y entra en acción.NIÑOS PEQUEÑOS
Los niños de entre uno y dos años se enfurecen cuando no se atienden de inmediato sus necesidades físicas. Patalean, manotean, gritan y lloran cuando tienen sed y hambre, y cuando están muy cansados, adoloridos, asustados o frustrados.
Algunos necesitan abrazos cariñosos y palabras dulces para calmarse, aunque al principio se resistan; otros requieren distraerse con una actividad diferente, y a otros quizá les haga falta una siesta. "Es fundamental que los padres no reaccionen encolerizándose", dice Tisdale. "Eso asusta al niño y lo hace pensar que si ellos no pueden controlarse, él tampoco".Nunca aisle a un pequeño cuando haga un berrinche. Según Greenspan, esto lo lleva a pensar que el enojo es "algo que hace desaparecer a mamá". En vez de aprender que puede volver a estar contento después de la rabieta, el niño asocia la ira con el abandono.PREESCOLARES
Francess Lantz, de Santa Bárbara, California, fue un día a pasear por la playa con su hijo Preston, de cuatro años, una amiga y el hijo de ésta, que tenía la misma edad. De repente, el otro niño recogió un palo y Preston trató de quitárselo. "Tuve que detener a mi hijo, que no paraba de gritar", recuerda Francess.
Las disputas por objetos son motivo frecuente de ira y frustración en los niños de edad preescolar. Otras causas son el hambre, la fatiga, el miedo, la falta de habilidad con las manos o los pies, no poder expresar sentimientos con palabras y el que un adulto intervenga cuando quieren hacer algo sin ayuda.Cuando un niño de esta edad se irrita, hay que mostrarse comprensivos y decirle, por ejemplo: "Hoy no te ha ido bien, ¿verdad? Pareces enojado. ¿Quieres contarme por qué?" Esto permite al niño entender lo que le ocurre. Los padres deben señalarle que no es malo enojarse, pero sí dañar a otras personas o sus pertenencias. Aleje al niño de la situación que lo hizo rabiar y trate de distraerlo. Dígale, por ejemplo: "Ya sé que quieres el camión de tu primo, pero no debes arrebatárselo ni pegarle. ¡Ven, vamos a ver cómo corre este otro camión!"Si el niño hace un berrinche a pesar de hablarle así, Eastman aconseja no hacerle caso unos minutos. Quédese cerca, pero sin mirarlo; esto hará comprender a su hijo que con la rabieta no logrará nada. A los tres minutos dígale: "Ya es hora de que te controles. Cuando acabe de contar hasta diez, quiero que estés calmado". Si el berrinche continúa, adviértale que habrá consecuencias, como no ir al parque.ESCOLARES
Los niños de entre 6 y 12 años desean ser aceptados por sus iguales. La ira a menudo surge porque el chico se siente excluido del grupo. Como a esta edad los niños quieren que se les considere capaces y seguros de sí mismos, suelen creer erróneamente que están obligados a ganar siempre. Esto a veces suscita crueles batallas verbales. "¡Qué horrible nariz tienes!", grita un niño enfurecido. "¡Tú eres el peor del equipo!", contesta el otro.
Los padres deben dejar en claro que, aunque estén enojados, los niños pueden elegir cómo reaccionar. Perder el control, así como la agresión física o verbal, son inadmisibles. Tolere la ira, pero sancione los actos indebidos con pérdida de privilegios o aumento de obligaciones.Otra opción es enseñar al niño a desahogar la ira mediante una actividad física no violenta: por ejemplo, encestar un balón, jugar con el perro o hacer un dibujo que muestre lo encolerizado que está.ADOLESCENTES
Un motivo frecuente de enojo en los adolescentes es la necesidad de los padres de proteger a los hijos inhibiendo su ansia de independencia. A esa edad, a los chicos les importa más que nunca ser aceptados por sus amigos y compañeros, y el atractivo sexual es parte de dicha aceptación.
Cualquier cosa que obstruya este impulso —desde impedir a una hija que salga con cierta blusa hasta fijar una hora para estar de regreso en casa— puede convertirse fácilmente en motivo de conflicto.Eastman aconseja a los padres dejar que aflore el sentido del humor, renunciar a tener el control absoluto sobre los hijos e imponer sanciones por violar las reglas de la casa (por ejemplo, no darles dinero durante un tiempo). Hay que exigir cortesía y respeto a los demás, y no tolerar gritos, violencia ni insultos.Ayudar a los hijos a dominar la ira no es tarea fácil, pero tiene su recompensa. Adam Hrenko ha progresado mucho desde que sus padres comenzaron a hablar con él acerca de sus sentimientos."Ahora, cuando Adam se fatiga y siente que va a estallar, dice: Necesito descansar", comenta su madre, la cual ha descubierto también que el humor y enseñarle a su hijo a no tomarse las cosas tan a pecho son una gran ayuda.