LA IGLESIA DE SAN FRANCISCO
Publicado en
junio 03, 2021
ECUADOR - Quito.
Cantuña era un indígena a quien los padres franciscanos le encomendaron la construcción de la iglesia de San Francisco de Quito. Tenía seis meses para terminar la obra, a cambio recibiría una gran suma de dinero.
El indígena tenía el tiempo en contra, pero reunió un equipo y se propuso terminar el templo en el plazo acordado. Pero el tiempo pasaba y el contratista se empezó a dar cuenta de que no cumpliría el acuerdo. En medio de su desesperación se le apareció el diablo, quien le propuso terminar la iglesia antes de que amaneciera, pero a cambio, debía darle su alma.
Cantuña no tenía más opción y aceptó el trato, que consistía en terminar la obra en el menor tiempo posible y colocar todas las piedras. El diablo y sus ayudantes terminaron la obra antes de la medianoche y el maligno estaba listo para cobrar la deuda.
Lucifer se aproximó a Cantuña para reclamar lo suyo, pero este lo increpó y le dijo: “¡El trato ha sido incumplido! Me ofreciste colocar hasta la última piedra de la construcción y no fue así. ¡Falta una piedra!” Pero la roca en cuestión había sido sacada de la obra por el mismo Cantuña, quien la escondió antes de que los demonios comenzaran la construcción.
El diablo, asombrado, vio cómo un simple mortal lo había engañado. Así, Cantuña salvó su alma; y el diablo, sintiéndose burlado, se refugió en los infiernos sin llevarse su paga.
Fuente del texto:
Leyendas de Ecuador