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junio 03, 2021
Howard y sus amigos habían decidido reunirse en su nuevo departamento. Debido a la susceptibilidad de los vecinos, no harían una gran fiesta de inauguración. El plan alternativo era fumar sustancias estupefacientes, ver alguna película y jugar a algún juego de mesa. Era sábado por la noche y su precaria situación económica no les permitía salir de fiesta.
Cuando llegaron sus compañeros, Paul, Kyle y Dexter, empezó la diversión compartida. Paul había traído un tablero de madera de cedro, se trataba de un comunicador con el mundo del más allá.
—¡Vaya, vas a subir la apuesta! —Inquirió Howard mientras tomaba las pesadas bolsas que llevaban con suministros para comer después de fumar.
—Ha sido un golpe de suerte recibir un incremento de sueldo y esta casa a precio de saldo. —Confesó con seguridad mientras los terminaba de hacer pasar al interior del recinto.
Los primeros canutos no se hicieron de rogar. Unas cervezas de marca blanca y un cuenco de patatas fueron el abridor social de una conversación trivial sobre mujeres, fútbol y proyectos alocados. En un momento dado, Kyle sacó su teléfono móvil y les mostró a todos cómo se realizaba una ouija.
—Parece sencillo. Vamos a hacerlo ya y a grabarlo. Esto va a disparar las visitas en mi canal de Youtube. —Consideró con entusiasmo el anfitrión, quien buscaba la fama a base de cometer estupideces, grabarlas y subirlas a la red audiovisual.
Dispusieron el tablero sobre la mesa principal del comedor. Los compañeros rodearon la plataforma con sus sillas y se sentaron a su alrededor. Encendieron varias velas, las suficientes como para iluminar su entorno cercano y apagaron las luces. La oscuridad los engulló casi por completo.
—Lo suyo sería tener incienso. —Comentó Paul mientras trataba de contener la risa de los psicotrópicos.
—A ver, antes de empezar, terminad de fumar y pondré esto a grabar. La comunidad tiene unas reglas muy exigentes con lo que se sube. —Indicó el inquilino del piso.
—Exiges demasiado para un juego que no está científicamente demostrado. —Replicó Dexter mientras ponía un vaso de agua cristalina sobre el centro del tablero.
—Ahora, todo el mundo relajado. Los espíritus son como animales salvajes, nunca sabes lo que puede salir de ellos. —Sugirió una voz.
—Venga hombre, no seas así Dex. —Contestó Howard.
—Yo no he dicho nada, ¡pero bueno! ¡Empecemos!. —Añadió con convicción Dex.
A pesar de que sus cuerpos y respiraciones estaban en calma, el comentario sobre los animales salvajes no había salido de los labios de Howard. Ninguno de los presentes quería quedar como un cobarde, por lo que confiaron realmente en que aquel comentario era del humano. Tras inhalar y soltar aire tres veces, tomaron sus manos y se concentraron en rogar al tablero que los pusiera en contacto con un espíritu. Esperaron varios minutos. La tensión se acumulaba lentamente en sus músculos.
Tal vez el tablero esté frío. Será necesario darle un par de vueltas para que resulte, pensó Kyle mientras se disponía a rotarlo.
Pero fue en ese instante en el que una de las velas se apagó, el vaso se movió solo hasta la posición de “Hola”. Todos tragaron saliva. Sus corazones se avivaron al ver lo que había ocurrido. Se hizo el silencio entre ellos. Nadie podía culpar a nadie de mover el vaso a voluntad, pues todas las manos continuaban entrelazadas de forma fuerte.
—¡Hola! ¿Eres un espíritu malvado o un benévolo?. —Preguntó Howard con voz segura y tranquila.
Nuevamente no había sonido que irrumpiese en el aire, las llamas de las velas danzaban de forma inquietante. El vaso volvió a desplazarse lentamente hacia cada una de las letras. Formando el mensaje siguiente “Q-U-I-E-R-O - D-I-V-E-R-T-I-R-M-E”.
—¿De qué forma?. —Preguntó extasiado uno de ellos. Pero nuevamente, nadie había abierto la boca.
—Ha vuelto a pasar, ¿acaso hay dos espíritus?. —Consideró Howard mientras observaba los cadavéricos rostros de sus amigos en la oscuridad.
Tal vez esto sea el fruto de haber fumado estupefacientes, pensó Howard mientras se llevaba una mano a la cara.
El comunicador volvió a formar palabras lentamente: “T-R-A-T-A-D - D-E - E-S-C-A-P-A-R”.
—"Tratad de escapar". —Interpretó en voz alta Dexter, quien tenía la mirada muerta al ver como el televisor cambiaba de canal solo, las velas parecían arder con más fuerza y un escalofrío recorría su espalda.
—Esto es absurdo, ya se ha espachurrado el televisor. Lo quitaré de la corriente y encenderé las luces. Mañana avisaré al casero que me lo arregle. —Se quejó el hombre mientras rompía el círculo y trató de mover el vaso a la palabra “adiós”.
—Insensato. —Lo advirtieron sus compañeros, quienes ahora se mostraban como esqueletos con los únicos órganos de la boca dentro de la estructura ósea.
Howard gritó con todas sus fuerzas y corrió a la puerta de entrada del piso, sin embargo, por más que corría, no avanzaba.
—¿Qué quieres de nosotros? ¡De verdad, te rogamos!. —Suplicó la voz desesperada de Kyle.
“Q-U-I-E-R-O - J-U-G-A-R - H-A-S-T-A - E-L - A-L-B-A”.
—Yo me voy de aquí. —Exclamó Kyle con todas sus fuerzas. Sin embargo, sus pulmones se quedaron sin aire y no articuló palabra.
Dexter, quien quiso hacerse el hombre fuerte delante de la cámara de vídeo, pidió ayuda a quien estuviera viendo la cinta. Su único fallo era que no emitía en directo, simplemente grababa lo sucedido, por lo que nadie acudiría a su socorro. El estado de pánico extremo en el que se encontraba, alteró todavía más a la presencia. La alfombra del cuarto de baño apareció volando en el cruce de pasillos del piso y se enrolló en la cabeza del suplicante hombre.
—Esto tiene que ser fruto de la marihuana. Sabía que no estaba en buen estado, pero aún así la he traído. —Se lamentó el chico, quien luchaba por despegarse el atuendo de ducha de la cama.
El vaso de agua volvió a moverse, en aquella ocasión se desplazó encima de la palabra “NO”.
Tal era la desesperación de aquellos que querían huir, que la presencia no paraba de mover con toda la celeridad posible, sin derramar una sola gota de agua, las letras “J” y “A”. Se estaba riendo de ellos, se alimentó todavía más de su temor al activar el equipo de música y reproducir pistas musicales nunca emitidas y que ellos no reconocieron. El corazón de Howard colapsó y cayó desplomado al suelo, pero no muerto, sólo inconsciente. Por otra parte, sus compañeros no lograron escapar y fueron víctimas de alucinaciones, apariciones y comentarios de la presencia que, de por sí, los había comunicado antes. Al parecer, el tablero de cedro estaba roto, hecho que potenció las facultades para la manifestación de ese espíritu.
A la mañana siguiente, Howard se levantó, llamó a la policía para reportar los hechos y a una ambulancia para que ofreciese asistencia psicológica a sus amigos. Y, a pesar de que había borrado la cinta del teléfono móvil, misteriosamente esta apareció en su canal de Youtube.
Fuente del texto:
BookNet