• 10
  • COPIAR-MOVER-ELIMINAR POR SELECCIÓN

  • Copiar Mover Eliminar


    Elegir Bloque de Imágenes

    Desde Hasta
  • GUARDAR IMAGEN


  • Guardar por Imagen

    Guardar todas las Imágenes

    Guardar por Selección

    Fijar "Guardar Imágenes"


  • Banco 1
    Banco 2
    Banco 3
    Banco 4
    Banco 5
    Banco 6
    Banco 7
    Banco 8
    Banco 9
    Banco 10
    Banco 11
    Banco 12
    Banco 13
    Banco 14
    Banco 15
    Banco 16
    Banco 17
    Banco 18
    Banco 19
    Banco 20
    Banco 21
    Banco 22
    Banco 23
    Banco 24
    Banco 25
    Banco 26
    Banco 27
    Banco 28
    Banco 29
    Banco 30
    Banco 31
    Banco 32
    Banco 33
    Banco 34
    Banco 35

  • COPIAR-MOVER IMAGEN

  • Copiar Mover

  • Transición (aprox.)

  • T 1 (1 seg)


    T 2 (3 seg)


    T 3 (5 seg)


    T 4 (s) (8 seg)


    T 5 (10 seg)


    T 6 (15 seg)


    T 7 (20 seg)


    T 8 (30 seg)


    T 9 (40 seg)


    T 10 (50 seg)

    ---------------------

    T 11 (1 min)


    T 12 (5 min)


    T 13 (10 min)


    T 14 (15 min)


    T 15 (20 min)


    T 16 (30 min)


    T 17 (45 min)

    ---------------------

    T 18 (1 hor)


  • Efecto de Cambio

  • SELECCIONADOS


    OPCIONES

    Todos los efectos


    Elegir Efectos


    Desactivar Elegir Efectos


    Borrar Selección


    EFECTOS

    Bounce


    Bounce In


    Bounce In Left


    Bounce In Right


    Fade In (estándar)


    Fade In Down


    Fade In Up


    Fade In Left


    Fade In Right


    Flash


    Flip


    Flip In X


    Flip In Y


    Heart Beat


    Jack In The box


    Jello


    Light Speed In


    Pulse


    Roll In


    Rotate In


    Rotate In Down Left


    Rotate In Down Right


    Rotate In Up Left


    Rotate In Up Right


    Rubber Band


    Shake


    Slide In Up


    Slide In Down


    Slide In Left


    Slide In Right


    Swing


    Tada


    Wobble


    Zoom In


    Zoom In Down


    Zoom In Up


    Zoom In Left


    Zoom In Right


  • OTRAS OPCIONES
  • ▪ Eliminar Lecturas
  • ▪ Ventana de Música
  • ▪ Zoom del Blog:
  • ▪ Última Lectura
  • ▪ Manual del Blog
  • ▪ Resolución:
  • ▪ Listas, actualizado en
  • ▪ Limpiar Variables
  • ▪ Imágenes por Categoría
  • PUNTO A GUARDAR



  • Tipea en el recuadro blanco alguna referencia, o, déjalo en blanco y da click en "Referencia"
  • CATEGORÍAS
  • ▪ Libros
  • ▪ Relatos
  • ▪ Arte-Gráficos
  • ▪ Bellezas del Cine y Televisión
  • ▪ Biografías
  • ▪ Chistes que Llegan a mi Email
  • ▪ Consejos Sanos Para el Alma
  • ▪ Cuidando y Encaminando a los Hijos
  • ▪ Datos Interesante. Vale la pena Saber
  • ▪ Fotos: Paisajes y Temas Varios
  • ▪ Historias de Miedo
  • ▪ La Relación de Pareja
  • ▪ La Tía Eulogia
  • ▪ La Vida se ha Convertido en un Lucro
  • ▪ Leyendas Urbanas
  • ▪ Mensajes Para Reflexionar
  • ▪ Personajes de Disney
  • ▪ Salud y Prevención
  • ▪ Sucesos y Proezas que Conmueven
  • ▪ Temas Varios
  • ▪ Tu Relación Contigo Mismo y el Mundo
  • ▪ Un Mundo Inseguro
  • REVISTAS DINERS
  • ▪ Diners-Agosto 1989
  • ▪ Diners-Mayo 1993
  • ▪ Diners-Septiembre 1993
  • ▪ Diners-Noviembre 1993
  • ▪ Diners-Diciembre 1993
  • ▪ Diners-Abril 1994
  • ▪ Diners-Mayo 1994
  • ▪ Diners-Junio 1994
  • ▪ Diners-Julio 1994
  • ▪ Diners-Octubre 1994
  • ▪ Diners-Enero 1995
  • ▪ Diners-Marzo 1995
  • ▪ Diners-Junio 1995
  • ▪ Diners-Septiembre 1995
  • ▪ Diners-Febrero 1996
  • ▪ Diners-Julio 1996
  • ▪ Diners-Septiembre 1996
  • ▪ Diners-Febrero 1998
  • ▪ Diners-Abril 1998
  • ▪ Diners-Mayo 1998
  • ▪ Diners-Octubre 1998
  • ▪ Diners-Temas Rescatados
  • REVISTAS SELECCIONES
  • ▪ Selecciones-Enero 1965
  • ▪ Selecciones-Agosto 1965
  • ▪ Selecciones-Julio 1968
  • ▪ Selecciones-Abril 1969
  • ▪ Selecciones-Febrero 1970
  • ▪ Selecciones-Marzo 1970
  • ▪ Selecciones-Mayo 1970
  • ▪ Selecciones-Marzo 1972
  • ▪ Selecciones-Mayo 1973
  • ▪ Selecciones-Junio 1973
  • ▪ Selecciones-Julio 1973
  • ▪ Selecciones-Diciembre 1973
  • ▪ Selecciones-Enero 1974
  • ▪ Selecciones-Marzo 1974
  • ▪ Selecciones-Mayo 1974
  • ▪ Selecciones-Julio 1974
  • ▪ Selecciones-Septiembre 1974
  • ▪ Selecciones-Marzo 1975
  • ▪ Selecciones-Junio 1975
  • ▪ Selecciones-Noviembre 1975
  • ▪ Selecciones-Marzo 1976
  • ▪ Selecciones-Mayo 1976
  • ▪ Selecciones-Noviembre 1976
  • ▪ Selecciones-Enero 1977
  • ▪ Selecciones-Febrero 1977
  • ▪ Selecciones-Mayo 1977
  • ▪ Selecciones-Septiembre 1977
  • ▪ Selecciones-Octubre 1977
  • ▪ Selecciones-Enero 1978
  • ▪ Selecciones-Octubre 1978
  • ▪ Selecciones-Diciembre 1978
  • ▪ Selecciones-Enero 1979
  • ▪ Selecciones-Marzo 1979
  • ▪ Selecciones-Julio 1979
  • ▪ Selecciones-Agosto 1979
  • ▪ Selecciones-Octubre 1979
  • ▪ Selecciones-Abril 1980
  • ▪ Selecciones-Agosto 1980
  • ▪ Selecciones-Septiembre 1980
  • ▪ Selecciones-Diciembre 1980
  • ▪ Selecciones-Febrero 1981
  • ▪ Selecciones-Septiembre 1981
  • ▪ Selecciones-Abril 1982
  • ▪ Selecciones-Mayo 1983
  • ▪ Selecciones-Julio 1984
  • ▪ Selecciones-Junio 1985
  • ▪ Selecciones-Septiembre 1987
  • ▪ Selecciones-Abril 1988
  • ▪ Selecciones-Febrero 1989
  • ▪ Selecciones-Abril 1989
  • ▪ Selecciones-Marzo 1990
  • ▪ Selecciones-Abril 1991
  • ▪ Selecciones-Mayo 1991
  • ▪ Selecciones-Octubre 1991
  • ▪ Selecciones-Diciembre 1991
  • ▪ Selecciones-Febrero 1992
  • ▪ Selecciones-Junio 1992
  • ▪ Selecciones-Septiembre 1992
  • ▪ Selecciones-Febrero 1994
  • ▪ Selecciones-Mayo 1994
  • ▪ Selecciones-Abril 1995
  • ▪ Selecciones-Mayo 1995
  • ▪ Selecciones-Septiembre 1995
  • ▪ Selecciones-Diciembre 1995
  • ▪ Selecciones-Junio 1996
  • ▪ Selecciones-Mayo 1997
  • ▪ Selecciones-Enero 1998
  • ▪ Selecciones-Febrero 1998
  • ▪ Selecciones-Julio 1999
  • ▪ Selecciones-Diciembre 1999
  • ▪ Selecciones-Febrero 2000
  • ▪ Selecciones-Diciembre 2001
  • ▪ Selecciones-Febrero 2002
  • ▪ Selecciones-Mayo 2005
  • CATEGORIAS
  • Arte-Gráficos
  • Bellezas
  • Biografías
  • Chistes que llegan a mi Email
  • Consejos Sanos para el Alma
  • Cuidando y Encaminando a los Hijos
  • Datos Interesantes
  • Fotos: Paisajes y Temas varios
  • Historias de Miedo
  • La Relación de Pareja
  • La Tía Eulogia
  • La Vida se ha convertido en un Lucro
  • Leyendas Urbanas
  • Mensajes para Reflexionar
  • Personajes Disney
  • Salud y Prevención
  • Sucesos y Proezas que conmueven
  • Temas Varios
  • Tu Relación Contigo mismo y el Mundo
  • Un Mundo Inseguro
  • TODAS LAS REVISTAS
  • Selecciones
  • Diners
  • REVISTAS DINERS
  • Diners-Agosto 1989
  • Diners-Mayo 1993
  • Diners-Septiembre 1993
  • Diners-Noviembre 1993
  • Diners-Diciembre 1993
  • Diners-Abril 1994
  • Diners-Mayo 1994
  • Diners-Junio 1994
  • Diners-Julio 1994
  • Diners-Octubre 1994
  • Diners-Enero 1995
  • Diners-Marzo 1995
  • Diners-Junio 1995
  • Diners-Septiembre 1995
  • Diners-Febrero 1996
  • Diners-Julio 1996
  • Diners-Septiembre 1996
  • Diners-Febrero 1998
  • Diners-Abril 1998
  • Diners-Mayo 1998
  • Diners-Octubre 1998
  • Diners-Temas Rescatados
  • REVISTAS SELECCIONES
  • Selecciones-Enero 1965
  • Selecciones-Agosto 1965
  • Selecciones-Julio 1968
  • Selecciones-Abril 1969
  • Selecciones-Febrero 1970
  • Selecciones-Marzo 1970
  • Selecciones-Mayo 1970
  • Selecciones-Marzo 1972
  • Selecciones-Mayo 1973
  • Selecciones-Junio 1973
  • Selecciones-Julio 1973
  • Selecciones-Diciembre 1973
  • Selecciones-Enero 1974
  • Selecciones-Marzo 1974
  • Selecciones-Mayo 1974
  • Selecciones-Julio 1974
  • Selecciones-Septiembre 1974
  • Selecciones-Marzo 1975
  • Selecciones-Junio 1975
  • Selecciones-Noviembre 1975
  • Selecciones-Marzo 1976
  • Selecciones-Mayo 1976
  • Selecciones-Noviembre 1976
  • Selecciones-Enero 1977
  • Selecciones-Febrero 1977
  • Selecciones-Mayo 1977
  • Selecciones-Octubre 1977
  • Selecciones-Septiembre 1977
  • Selecciones-Enero 1978
  • Selecciones-Octubre 1978
  • Selecciones-Diciembre 1978
  • Selecciones-Enero 1979
  • Selecciones-Marzo 1979
  • Selecciones-Julio 1979
  • Selecciones-Agosto 1979
  • Selecciones-Octubre 1979
  • Selecciones-Abril 1980
  • Selecciones-Agosto 1980
  • Selecciones-Septiembre 1980
  • Selecciones-Diciembre 1980
  • Selecciones-Febrero 1981
  • Selecciones-Septiembre 1981
  • Selecciones-Abril 1982
  • Selecciones-Mayo 1983
  • Selecciones-Julio 1984
  • Selecciones-Junio 1985
  • Selecciones-Septiembre 1987
  • Selecciones-Abril 1988
  • Selecciones-Febrero 1989
  • Selecciones-Abril 1989
  • Selecciones-Marzo 1990
  • Selecciones-Abril 1991
  • Selecciones-Mayo 1991
  • Selecciones-Octubre 1991
  • Selecciones-Diciembre 1991
  • Selecciones-Febrero 1992
  • Selecciones-Junio 1992
  • Selecciones-Septiembre 1992
  • Selecciones-Febrero 1994
  • Selecciones-Mayo 1994
  • Selecciones-Abril 1995
  • Selecciones-Mayo 1995
  • Selecciones-Septiembre 1995
  • Selecciones-Diciembre 1995
  • Selecciones-Junio 1996
  • Selecciones-Mayo 1997
  • Selecciones-Enero 1998
  • Selecciones-Febrero 1998
  • Selecciones-Julio 1999
  • Selecciones-Diciembre 1999
  • Selecciones-Febrero 2000
  • Selecciones-Diciembre 2001
  • Selecciones-Febrero 2002
  • Selecciones-Mayo 2005

  • SOMBRA DEL TEMA
  • ▪ Quitar
  • ▪ Normal
  • Publicaciones con Notas

    Notas de esta Página

    Todas las Notas

    Banco 1
    Banco 2
    Banco 3
    Banco 4
    Banco 5
    Banco 6
    Banco 7
    Banco 8
    Banco 9
    Banco 10
    Banco 11
    Banco 12
    Banco 13
    Banco 14
    Banco 15
    Banco 16
    Banco 17
    Banco 18
    Banco 19
    Banco 20
    Banco 21
    Banco 22
    Banco 23
    Banco 24
    Banco 25
    Banco 26
    Banco 27
    Banco 28
    Banco 29
    Banco 30
    Banco 31
    Banco 32
    Banco 33
    Banco 34
    Banco 35
    Ingresar Clave



    Aceptar

    ÍNDICE
  • MÚSICA SELECCIONADA
  • Instrumental
  • 1. 12 Mornings - Audionautix - 2:33
  • 2. Allegro (Autumn. Concerto F Major Rv 293) - Antonio Vivaldi - 3:35
  • 3. Allegro (Winter. Concerto F Minor Rv 297) - Antonio Vivaldi - 3:52
  • 4. Americana Suite - Mantovani - 7:58
  • 5. An Der Schonen Blauen Donau, Walzer, Op. 314 (The Blue Danube) (Csr Symphony Orchestra) - Johann Strauss - 9:26
  • 6. Annen. Polka, Op. 117 (Polish State Po) - Johann Strauss Jr - 4:30
  • 7. Autumn Day - Kevin Macleod - 3:05
  • 8. Bolereando - Quincas Moreira - 3:21
  • 9. Cherish Youre Day - Instrumental - Einarmk - 3:33
  • 10. Ersatz Bossa - John Deley And The 41 Players - 2:53
  • 11. España - Mantovani - 3:22
  • 12. Fireflies And Stardust - Kevin Macleod - 4:15
  • 13. Floaters - Jimmy Fontanez & Media Right Productions - 1:50
  • 14. Gentle Sex (Dulce Sexo) - Esoteric - 9:46
  • 15. Green Leaves - Audionautix - 3:40
  • 16. Hills Behind - Silent Partner - 2:01
  • 17. Island Drons - An Jon - 2:30
  • 18. Love Or Lust - Quincas Moreira - 3:39
  • 19. Nostalgia - Del - 3:26
  • 20. One Fine Day - Audionautix - 1:43
  • 21. Osaka Rain - Albis - 1:48
  • 22. Read All Over - Nathan Moore - 2:54
  • 23. Si Señorita - Chris Haugen.mp3 - 2:18
  • 24. Sunset Dream - Cheel - 2:41
  • 25. Swedish Rhapsody - Mantovani - 2:10
  • 26. Travel The World - Del - 3:56
  • 27. Tucson Tease - John Deley And The 41 Players - 2:30
  • 28. Walk In The Park - Audionautix - 2:44
  • Naturaleza
  • 29. Afternoon Stream - 30:12
  • 30. Big Surf (Ocean Waves) - 8:03
  • 31. Bobwhite, Doves & Cardinals (Morning Songbirds) - 8:58
  • 32. Brookside Birds (Morning Songbirds) - 6:54
  • 33. Cicadas (American Wilds) - 5:27
  • 34. Crickets & Wolves (American Wilds) - 8:56
  • 35. Deep Woods (American Wilds) - 4:08
  • 36. Duet (Frog Chorus) - 2:24
  • 37. Echoes Of Nature (Beluga Whales) - 1h00:23
  • 38. Evening Thunder - 30:01
  • 39. Exotische Reise - 30:30
  • 40. Frog Chorus (American Wilds) - 7:36
  • 41. Frog Chorus (Frog Chorus) - 44:28
  • 42. Jamboree (Thundestorm) - 16:44
  • 43. Low Tide (Ocean Waves) - 10:11
  • 44. Magicmoods - Ocean Surf - 26:09
  • 45. Marsh (Morning Songbirds) - 3:03
  • 46. Midnight Serenade (American Wilds) - 2:57
  • 47. Morning Rain - 30:11
  • 48. Noche En El Bosque (Brainwave Lab) - 2h20:31
  • 49. Pacific Surf & Songbirds (Morning Songbirds) - 4:55
  • 50. Pebble Beach (Ocean Waves) - 12:49
  • 51. Pleasant Beach (Ocean Waves) - 19:32
  • 52. Predawn (Morning Songbirds) - 16:35
  • 53. Rain With Pygmy Owl (Morning Songbirds) - 3:21
  • 54. Showers (Thundestorm) - 3:00
  • 55. Songbirds (American Wilds) - 3:36
  • 56. Sparkling Water (Morning Songbirds) - 3:02
  • 57. Thunder & Rain (Thundestorm) - 25:52
  • 58. Verano En El Campo (Brainwave Lab) - 2h43:44
  • 59. Vertraumter Bach - 30:29
  • 60. Water Frogs (Frog Chorus) - 3:36
  • 61. Wilderness Rainshower (American Wilds) - 14:54
  • 62. Wind Song - 30:03
  • Relajación
  • 63. Concerning Hobbits - 2:55
  • 64. Constant Billy My Love To My - Kobialka - 5:45
  • 65. Dance Of The Blackfoot - Big Sky - 4:32
  • 66. Emerald Pools - Kobialka - 3:56
  • 67. Gypsy Bride - Big Sky - 4:39
  • 68. Interlude No.2 - Natural Dr - 2:27
  • 69. Interlude No.3 - Natural Dr - 3:33
  • 70. Kapha Evening - Bec Var - Bruce Brian - 18:50
  • 71. Kapha Morning - Bec Var - Bruce Brian - 18:38
  • 72. Misterio - Alan Paluch - 19:06
  • 73. Natural Dreams - Cades Cove - 7:10
  • 74. Oh, Why Left I My Hame - Kobialka - 4:09
  • 75. Sunday In Bozeman - Big Sky - 5:40
  • 76. The Road To Durbam Longford - Kobialka - 3:15
  • 77. Timberline Two Step - Natural Dr - 5:19
  • 78. Waltz Of The Winter Solace - 5:33
  • 79. You Smile On Me - Hufeisen - 2:50
  • 80. You Throw Your Head Back In Laughter When I Think Of Getting Angry - Hufeisen - 3:43
  • Halloween-Suspenso
  • 81. A Night In A Haunted Cemetery - Immersive Halloween Ambience - Rainrider Ambience - 13:13
  • 82. A Sinister Power Rising Epic Dark Gothic Soundtrack - 1:13
  • 83. Acecho - 4:34
  • 84. Alone With The Darkness - 5:06
  • 85. Atmosfera De Suspenso - 3:08
  • 86. Awoke - 0:54
  • 87. Best Halloween Playlist 2023 - Cozy Cottage - 1h17:43
  • 88. Black Sunrise Dark Ambient Soundscape - 4:00
  • 89. Cinematic Horror Climax - 0:59
  • 90. Creepy Halloween Night - 1:56
  • 91. Creepy Music Box Halloween Scary Spooky Dark Ambient - 1:05
  • 92. Dark Ambient Horror Cinematic Halloween Atmosphere Scary - 1:58
  • 93. Dark Mountain Haze - 1:44
  • 94. Dark Mysterious Halloween Night Scary Creepy Spooky Horror Music - 1:35
  • 95. Darkest Hour - 4:00
  • 96. Dead Home - 0:36
  • 97. Deep Relaxing Horror Music - Aleksandar Zavisin - 1h01:52
  • 98. Everything You Know Is Wrong - 0:49
  • 99. Geisterstimmen - 1:39
  • 100. Halloween Background Music - 1:01
  • 101. Halloween Spooky Horror Scary Creepy Funny Monsters And Zombies - 1:21
  • 102. Halloween Spooky Trap - 1:05
  • 103. Halloween Time - 0:57
  • 104. Horrible - 1:36
  • 105. Horror Background Atmosphere - Pixabay-Universfield - 1:05
  • 106. Horror Background Music Ig Version 60s - 1:04
  • 107. Horror Music Scary Creepy Dark Ambient Cinematic Lullaby - 1:52
  • 108. Horror Sound Mk Sound Fx - 13:39
  • 109. Inside Serial Killer 39s Cove Dark Thriller Horror Soundtrack Loopable - 0:29
  • 110. Intense Horror Music - Pixabay - 1:41
  • 111. Long Thriller Theme - 8:00
  • 112. Melancholia Music Box Sad-Creepy Song - 3:46
  • 113. Mix Halloween-1 - 33:58
  • 114. Mix Halloween-2 - 33:34
  • 115. Mix Halloween-3 - 58:53
  • 116. Mix-Halloween - Spooky-2022 - 1h19:23
  • 117. Movie Theme - A Nightmare On Elm Street - 1984 - 4:06
  • 118. Movie Theme - Children Of The Corn - 3:03
  • 119. Movie Theme - Dead Silence - 2:56
  • 120. Movie Theme - Friday The 13th - 11:11
  • 121. Movie Theme - Halloween - John Carpenter - 2:25
  • 122. Movie Theme - Halloween II - John Carpenter - 4:30
  • 123. Movie Theme - Halloween III - 6:16
  • 124. Movie Theme - Insidious - 3:31
  • 125. Movie Theme - Prometheus - 1:34
  • 126. Movie Theme - Psycho - 1960 - 1:06
  • 127. Movie Theme - Sinister - 6:56
  • 128. Movie Theme - The Omen - 2:35
  • 129. Movie Theme - The Omen II - 5:05
  • 130. Música De Suspenso - Bosque Siniestro - Tony Adixx - 3:21
  • 131. Música De Suspenso - El Cementerio - Tony Adixx - 3:33
  • 132. Música De Suspenso - El Pantano - Tony Adixx - 4:21
  • 133. Música De Suspenso - Fantasmas De Halloween - Tony Adixx - 4:01
  • 134. Música De Suspenso - Muñeca Macabra - Tony Adixx - 3:03
  • 135. Música De Suspenso - Payasos Asesinos - Tony Adixx - 3:38
  • 136. Música De Suspenso - Trampa Oscura - Tony Adixx - 2:42
  • 137. Música Instrumental De Suspenso - 1h31:32
  • 138. Mysterios Horror Intro - 0:39
  • 139. Mysterious Celesta - 1:04
  • 140. Nightmare - 2:32
  • 141. Old Cosmic Entity - 2:15
  • 142. One-Two Freddys Coming For You - 0:29
  • 143. Out Of The Dark Creepy And Scary Voices - 0:59
  • 144. Pandoras Music Box - 3:07
  • 145. Peques - 5 Calaveras Saltando En La Cama - Educa Baby TV - 2:18
  • 146. Peques - A Mi Zombie Le Duele La Cabeza - Educa Baby TV - 2:49
  • 147. Peques - El Extraño Mundo De Jack - Esto Es Halloween - 3:08
  • 148. Peques - Halloween Scary Horror And Creepy Spooky Funny Children Music - 2:53
  • 149. Peques - Join Us - Horror Music With Children Singing - 1:59
  • 150. Peques - La Familia Dedo De Monstruo - Educa Baby TV - 3:31
  • 151. Peques - Las Calaveras Salen De Su Tumba Chumbala Cachumbala - 3:19
  • 152. Peques - Monstruos Por La Ciudad - Educa Baby TV - 3:17
  • 153. Peques - Tumbas Por Aquí, Tumbas Por Allá - Luli Pampin - 3:17
  • 154. Scary Forest - 2:41
  • 155. Scary Spooky Creepy Horror Ambient Dark Piano Cinematic - 2:06
  • 156. Slut - 0:48
  • 157. Sonidos - A Growing Hit For Spooky Moments - Pixabay-Universfield - 0:05
  • 158. Sonidos - A Short Horror With A Build Up - Pixabay-Universfield - 0:13
  • 159. Sonidos - Castillo Embrujado - Creando Emociones - 1:05
  • 160. Sonidos - Cinematic Impact Climax Intro - Pixabay - 0:28
  • 161. Sonidos - Creepy Horror Sound Possessed Laughter - Pixabay-Alesiadavina - 0:04
  • 162. Sonidos - Creepy Soundscape - Pixabay - 0:50
  • 163. Sonidos - Creepy Whispering - Pixabay - 0:03
  • 164. Sonidos - Cueva De Los Espiritus - The Girl Of The Super Sounds - 3:47
  • 165. Sonidos - Disturbing Horror Sound Creepy Laughter - Pixabay-Alesiadavina - 0:05
  • 166. Sonidos - Ghost Sigh - Pixabay - 0:05
  • 167. Sonidos - Ghost Whispers - Pixabay - 0:23
  • 168. Sonidos - Ghosts-Whispering-Screaming - Lara's Horror Sounds - 2h03:40
  • 169. Sonidos - Horror - Pixabay - 1:36
  • 170. Sonidos - Horror Demonic Sound - Pixabay-Alesiadavina - 0:18
  • 171. Sonidos - Horror Sfx - Pixabay - 0:04
  • 172. Sonidos - Horror Voice Flashback - Pixabay - 0:10
  • 173. Sonidos - Maniac In The Dark - Pixabay-Universfield - 0:15
  • 174. Sonidos - Miedo-Suspenso - Live Better Media - 8:05
  • 175. Sonidos - Para Recorrido De Casa Del Terror - Dangerous Tape Avi - 1:16
  • 176. Sonidos - Posesiones - Horror Movie Dj's - 1:35
  • 177. Sonidos - Scary Creaking Knocking Wood - Pixabay - 0:26
  • 178. Sonidos - Scream With Echo - Pixabay - 0:05
  • 179. Sonidos - Terror - Ronwizlee - 6:33
  • 180. Suspense Dark Ambient - 2:34
  • 181. Tense Cinematic - 3:14
  • 182. Terror Ambience - Pixabay - 2:01
  • 183. The Spell Dark Magic Background Music Ob Lix - 3:26
  • 184. This Is Halloween - Marilyn Manson - 3:20
  • 185. Trailer Agresivo - 0:49
  • 186. Welcome To The Dark On Halloween - 2:25
  • 187. 20 Villancicos Tradicionales - Los Niños Cantores De Navidad Vol.1 (1999) - 53:21
  • 188. 30 Mejores Villancicos De Navidad - Mundo Canticuentos - 1h11:57
  • 189. Blanca Navidad - Coros de Amor - 3:00
  • 190. Christmas Ambience - Rainrider Ambience - 3h00:00
  • 191. Christmas Time - Alma Cogan - 2:48
  • 192. Christmas Village - Aaron Kenny - 1:32
  • 193. Clásicos De Navidad - Orquesta Sinfónica De Londres - 51:44
  • 194. Deck The Hall With Boughs Of Holly - Anre Rieu - 1:33
  • 195. Deck The Halls - Jingle Punks - 2:12
  • 196. Deck The Halls - Nat King Cole - 1:08
  • 197. Frosty The Snowman - Nat King Cole-1950 - 2:18
  • 198. Frosty The Snowman - The Ventures - 2:01
  • 199. I Wish You A Merry Christmas - Bing Crosby - 1:53
  • 200. It's A Small World - Disney Children's - 2:04
  • 201. It's The Most Wonderful Time Of The Year - Andy Williams - 2:32
  • 202. Jingle Bells - 1957 - Bobby Helms - 2:11
  • 203. Jingle Bells - Am Classical - 1:36
  • 204. Jingle Bells - Frank Sinatra - 2:05
  • 205. Jingle Bells - Jim Reeves - 1:47
  • 206. Jingle Bells - Les Paul - 1:36
  • 207. Jingle Bells - Original Lyrics - 2:30
  • 208. La Pandilla Navideña - A Belen Pastores - 2:24
  • 209. La Pandilla Navideña - Ángeles Y Querubines - 2:33
  • 210. La Pandilla Navideña - Anton - 2:54
  • 211. La Pandilla Navideña - Campanitas Navideñas - 2:50
  • 212. La Pandilla Navideña - Cantad Cantad - 2:39
  • 213. La Pandilla Navideña - Donde Será Pastores - 2:35
  • 214. La Pandilla Navideña - El Amor De Los Amores - 2:56
  • 215. La Pandilla Navideña - Ha Nacido Dios - 2:29
  • 216. La Pandilla Navideña - La Nanita Nana - 2:30
  • 217. La Pandilla Navideña - La Pandilla - 2:29
  • 218. La Pandilla Navideña - Pastores Venid - 2:20
  • 219. La Pandilla Navideña - Pedacito De Luna - 2:13
  • 220. La Pandilla Navideña - Salve Reina Y Madre - 2:05
  • 221. La Pandilla Navideña - Tutaina - 2:09
  • 222. La Pandilla Navideña - Vamos, Vamos Pastorcitos - 2:29
  • 223. La Pandilla Navideña - Venid, Venid, Venid - 2:15
  • 224. La Pandilla Navideña - Zagalillo - 2:16
  • 225. Let It Snow! Let It Snow! - Dean Martin - 1:55
  • 226. Let It Snow! Let It Snow! - Frank Sinatra - 2:35
  • 227. Los Peces En El Río - Los Niños Cantores de Navidad - 2:15
  • 228. Navidad - Himnos Adventistas - 35:35
  • 229. Navidad - Instrumental Relajante - Villancicos - 1 - 58:29
  • 230. Navidad - Instrumental Relajante - Villancicos - 2 - 2h00:43
  • 231. Navidad - Jazz Instrumental - Canciones Y Villancicos - 1h08:52
  • 232. Navidad - Piano Relajante Para Descansar - 1h00:00
  • 233. Noche De Paz - 3:40
  • 234. Rocking Around The Chirstmas - Mel & Kim - 3:32
  • 235. Rodolfo El Reno - Grupo Nueva América - Orquesta y Coros - 2:40
  • 236. Rudolph The Red-Nosed Reindeer - The Cadillacs - 2:18
  • 237. Santa Claus Is Comin To Town - Frank Sinatra Y Seal - 2:18
  • 238. Santa Claus Is Coming To Town - Coros De Niños - 1:19
  • 239. Santa Claus Is Coming To Town - Frank Sinatra - 2:36
  • 240. Sleigh Ride - Ferrante And Teicher - 2:16
  • 241. The First Noel - Am Classical - 2:18
  • 242. Walking In A Winter Wonderland - Dean Martin - 1:52
  • 243. We Wish You A Merry Christmas - Rajshri Kids - 2:07
  • Código Hexadecimal


    Seleccionar Efectos (
    0
    )
    Normal
    Aleatorio
    Activar Desactivar Borrar
    Seleccionar Tipos de Letra (
    0
    )
    Normal
    Aleatorio
    Activar Desactivar Borrar
    Seleccionar Colores (
    0
    )
    Elegir Sección

    Bordes
    Fondo

    Fondo Hora
    Reloj-Fecha
    Normal
    Aleatorio
    Activar Desactivar Borrar
  • OPCIONES


  • Estilos Predefinidos
    Bordes - Sombra
    Borde-Sombra Actual (
    1
    )

  • ▪ B1 (s)

  • ▪ B2

  • ▪ B3

  • ▪ B4

  • ▪ B5

  • Sombra Iquierda Superior

  • ▪ SIS1

  • ▪ SIS2

  • ▪ SIS3

  • Sombra Derecha Superior

  • ▪ SDS1

  • ▪ SDS2

  • ▪ SDS3

  • Sombra Iquierda Inferior

  • ▪ SII1

  • ▪ SII2

  • ▪ SII3

  • Sombra Derecha Inferior

  • ▪ SDI1

  • ▪ SDI2

  • ▪ SDI3

  • Sombra Superior

  • ▪ SS1

  • ▪ SS2

  • ▪ SS3

  • Sombra Inferior

  • ▪ SI1

  • ▪ SI2

  • ▪ SI3

  • Colores - Posición Paleta
    Elegir Color o Colores
    Fecha - Formato Horizontal
    Fecha - Formato Vertical
    Fecha - Opacidad
    Fecha - Posición
    Fecha - Quitar
    Fecha - Tamaño
    Fondo - Opacidad
    Imágenes para efectos
    Letra - Negrilla
    Letra - Tipo
    Desactivado SM
  • ▪ Abrir para Selección Múltiple

  • ▪ Cerrar Selección Múltiple

  • Actual
    (
    )

  • ▪ ADLaM Display-7

  • ▪ Akaya Kanadaka-9

  • ▪ Audiowide-2

  • ▪ Chewy-8

  • ▪ Croissant One-8

  • ▪ Delicious Handrawn-18

  • ▪ Germania One-12

  • ▪ Irish Grover-9

  • ▪ Kavoon-7

  • ▪ Limelight-6

  • ▪ Marhey-6

  • ▪ Normal-8

  • ▪ Orbitron-3

  • ▪ Revalia-2

  • ▪ Ribeye-7

  • ▪ Saira Stencil One-6

  • ▪ Source Code Pro-6

  • ▪ Uncial Antiqua-4

  • CON RELLENO

  • ▪ Cabin Sketch-6

  • ▪ Fredericka the Great-9

  • ▪ Rubik Dirt-5

  • ▪ Rubik Distressed-5

  • ▪ Rubik Glitch Pop-5

  • ▪ Rubik Maps-5

  • ▪ Rubik Maze-5

  • ▪ Rubik Moonrocks-5

  • DE PUNTOS

  • ▪ Codystar-9

  • ▪ Handjet-17

  • ▪ Raleway Dots-8

  • DIFERENTE

  • ▪ Barrio-11

  • ▪ Caesar Dressing-10

  • ▪ Diplomata SC-N

  • ▪ Emilys Candy-8

  • ▪ Faster One-4

  • ▪ Henny Penny-5

  • ▪ Jolly Lodger-19

  • ▪ Kablammo-7

  • ▪ Monofett-7

  • ▪ Monoton-3

  • ▪ Mystery Quest-9

  • ▪ Nabla-10

  • ▪ Reggae One-5

  • ▪ Rye-5

  • ▪ Silkscreen-4

  • ▪ Sixtyfour-N

  • ▪ Smokum-17

  • ▪ UnifrakturCook-11

  • ▪ Vast Shadow-3

  • ▪ Wallpoet-3

  • ▪ Workbench-9

  • GRUESA

  • ▪ Bagel Fat One-7

  • ▪ Bungee Inline-5

  • ▪ Chango-2

  • ▪ Coiny-6

  • ▪ Luckiest Guy -7

  • ▪ Modak-8

  • ▪ Oi-1

  • ▪ Rubik Spray Paint-5

  • ▪ Ultra-4

  • HALLOWEEN

  • ▪ Butcherman-9

  • ▪ Creepster-14

  • ▪ Eater-8

  • ▪ Freckle Face-10

  • ▪ Frijole-5

  • ▪ Nosifer-2

  • ▪ Piedra-10

  • ▪ Rubik Beastly-5

  • ▪ Rubik Glitch-5

  • ▪ Rubik Marker Hatch-5

  • ▪ Rubik Wet Paint-5

  • LÍNEA FINA

  • ▪ Almendra Display-13

  • ▪ Cute Font-15

  • ▪ Cutive Mono-6

  • ▪ Hachi Maru Pop-3

  • ▪ Life Savers-9

  • ▪ Megrim-9

  • ▪ Snowburst One-7

  • MANUSCRITA

  • ▪ Beau Rivage-4

  • ▪ Butterfly Kids-20

  • ▪ Explora-14

  • ▪ Love Light-8

  • ▪ Mea Culpa-13

  • ▪ Neonderthaw-9

  • ▪ Sonsie one-1

  • ▪ Swanky and Moo Moo-17

  • ▪ Waterfall-12

  • SIN RELLENO

  • ▪ Akronim-16

  • ▪ Bungee Shade-3

  • ▪ Londrina Outline-11

  • ▪ Moirai One-8

  • ▪ Rampart One-7

  • ▪ Rubik Burned-5

  • ▪ Rubik Doodle Shadow-5

  • ▪ Rubik Iso-5

  • ▪ Rubik Puddles-5

  • ▪ Tourney-9

  • ▪ Train One-5

  • ▪ Ewert-4

  • ▪ Londrina Shadow-11

  • ▪ Londrina Sketch-11

  • ▪ Miltonian-6

  • ▪ Rubik Scribble-5

  • ▪ Rubik Vinyl-5

  • ▪ Tilt Prism-7

  • Ocultar Reloj - Fecha
    No Ocultar

    Dejar Activado
    No Dejar Activado
  • ▪ Ocultar Reloj y Fecha

  • ▪ Ocultar Reloj

  • ▪ Ocultar Fecha

  • ▪ No Ocultar

  • Pausar Reloj
    Reloj - Opacidad
    Reloj - Posición
    Reloj - Presentación
    Reloj - Tamaño
    Reloj - Vertical
    Segundos - Dos Puntos
    Segundos

  • ▪ Quitar

  • ▪ Mostrar (s)


  • Dos Puntos Ocultar

  • ▪ Ocultar

  • ▪ Mostrar (s)


  • Dos Puntos Quitar

  • ▪ Quitar

  • ▪ Mostrar (s)

  • Segundos - Opacidad
    Segundos - Tamaño
    Seleccionar Efecto para Animar
    Tiempo entre efectos
    SEGUNDOS ACTUALES

    Animación
    (
    seg)

    Color Borde
    (
    seg)

    Color Fondo
    (
    seg)

    Color Fondo cada uno
    (
    seg)

    Color Reloj
    (
    seg)

    Ocultar R-F
    (
    seg)

    Tipos de Letra
    (
    seg)

    SEGUNDOS A ELEGIR

  • ▪ 0.3

  • ▪ 0.7

  • ▪ 1

  • ▪ 1.3

  • ▪ 1.5

  • ▪ 1.7

  • ▪ 2

  • ▪ 3 (s)

  • ▪ 5

  • ▪ 7

  • ▪ 10

  • ▪ 15

  • ▪ 20

  • ▪ 25

  • ▪ 30

  • ▪ 35

  • ▪ 40

  • ▪ 45

  • ▪ 50

  • ▪ 55

  • SECCIÓN A ELEGIR

  • ▪ Animación

  • ▪ Color Borde

  • ▪ Color Fondo

  • ▪ Color Fondo cada uno

  • ▪ Color Reloj

  • ▪ Ocultar R-F

  • ▪ Tipos de Letra

  • ▪ Todo

  • Animar Reloj
    Cambio automático Color - Bordes
    Cambio automático Color - Fondo
    Cambio automático Color - Fondo H-M-S-F
    Cambio automático Color - Reloj
    Cambio automático Tipo de Letra
    Programar Reloj
    DESACTIVADO
    ▪ Activar

    ▪ Desactivar

    ▪ Eliminar

    ▪ Guardar
    H= M= R=
    -------
    H= M= R=
    -------
    H= M= R=
    -------
    H= M= R=
    -------
    Prog.R.1

    H M

    Reloj #

    L
    M
    M
    J
    V
    S
    D


    Borrar Días
    Prog.R.2

    H M

    Reloj #

    L
    M
    M
    J
    V
    S
    D


    Borrar Días
    Prog.R.3

    H M

    Reloj #

    L
    M
    M
    J
    V
    S
    D


    Borrar Días
    Prog.R.4

    H M

    Reloj #

    L
    M
    M
    J
    V
    S
    D


    Borrar Días


    Programar Estilo
    DESACTIVADO
    ▪ Activar

    ▪ Desctivar

    ▪ Eliminar

    ▪ Guardar
    ▪ V↔H
    H= M= E=
    -------
    H= M= E=
    -------
    H= M= E=
    -------
    H= M= E=
    -------
    Prog.E.1

    H M

    Estilo #

    L
    M
    M
    J
    V
    S
    D


    Borrar Días
    Prog.E.2

    H M

    Estilo #

    L
    M
    M
    J
    V
    S
    D


    Borrar Días
    Prog.E.3

    H M

    Estilo #

    L
    M
    M
    J
    V
    S
    D


    Borrar Días
    Prog.E.4

    H M

    Estilo #

    L
    M
    M
    J
    V
    S
    D


    Borrar Días

    Programar RELOJES

    DESACTIVADO
    ▪ Activar

    ▪ Desactivar

    ▪ Guardar
    Almacenar


    Cargar


    Borrar
    ▪ 1 ▪ 2 ▪ 3

    ▪ 4 ▪ 5 ▪ 6
    HORAS
    Cambiar cada
    1 2 3 4 5

    6 7 8 9 0

    X
    MINUTOS
    Cambiar cada
    1 2 3 4 5

    6 7 8 9 0

    X
    RELOJES #
    Relojes a cambiar
    1 2 3 4 5

    6 7 8 9 10

    T X


    Programar ESTILOS

    DESACTIVADO
    ▪ Activar

    ▪ Desactivar

    ▪ Guardar
    ▪ V↔H
    Almacenar


    Cargar


    Borrar
    ▪ 1 ▪ 2 ▪ 3

    ▪ 4 ▪ 5 ▪ 6
    HORAS
    Cambiar cada
    1 2 3 4 5

    6 7 8 9 0

    X
    MINUTOS
    Cambiar cada
    1 2 3 4 5

    6 7 8 9 0

    X
    ESTILOS #
    HORIZONTAL
    A B C D

    E F G H

    I J K L

    M N O P

    Q R T S

    TODO X
    VERTICAL
    AA BB CC

    DD EE FF

    GG HH II

    JJ KK LL

    MM NN OO

    PP QQ RR

    SS TT

    TODO X


    Programar lo Programado
    DESACTIVADO
    ▪ Activar

    ▪ Desactivar
    Programación 1

    Reloj:
    h m

    Estilo:
    h m

    RELOJES:
    h m

    ESTILOS:
    h m
    Programación 2

    Reloj:
    h m

    Estilo:
    h m

    RELOJES:
    h m

    ESTILOS:
    h m
    Programación 3

    Reloj:
    h m

    Estilo:
    h m

    RELOJES:
    h m

    ESTILOS:
    h m
    Ocultar Reloj - Fecha

    Si
    No
    Almacenado en RELOJES y ESTILOS
    1
    2
    3


    4
    5
    6
    Borrar Programación
    HORAS
    1 2 3 4 5

    6 7 8 9 0

    X
    MINUTOS
    1 2 3 4 5

    6 7 8 9 0

    X


    Restablecer Reloj
    IMÁGENES PERSONALES

    Esta opción permite colocar de fondo, en cualquier sección de la página, imágenes de internet, empleando el link o url de la misma. Su manejo es sencillo y práctico.

    Ahora se puede elegir un fondo diferente para cada ventana del slide, del sidebar y del downbar, en la página de INICIO; y el sidebar y la publicación en el Salón de Lectura. A más de eso, el Body, Main e Info, incluido las secciones +Categoría y Listas.

    Cada vez que eliges dónde se coloca la imagen de fondo, la misma se guarda y se mantiene cuando regreses al blog. Así como el resto de las opciones que te ofrece el mismo, es independiente por estilo, y a su vez, por usuario.

    FUNCIONAMIENTO

  • Recuadro en blanco: Es donde se colocará la url o link de la imagen.

  • Aceptar Url: Permite aceptar la dirección de la imagen que colocas en el recuadro.

  • Borrar Url: Deja vacío el recuadro en blanco para que coloques otra url.

  • Quitar imagen: Permite eliminar la imagen colocada. Cuando eliminas una imagen y deseas colocarla en otra parte, simplemente la eliminas, y para que puedas usarla en otra sección, presionas nuevamente "Aceptar Url"; siempre y cuando el link siga en el recuadro blanco.

  • Guardar Imagen: Permite guardar la imagen, para emplearla posteriormente. La misma se almacena en el banco de imágenes para el Header.

  • Imágenes Guardadas: Abre la ventana que permite ver las imágenes que has guardado.

  • Forma 1 a 5: Esta opción permite colocar de cinco formas diferente las imágenes.

  • Bottom, Top, Left, Right, Center: Esta opción, en conjunto con la anterior, permite mover la imagen para que se vea desde la parte de abajo, de arriba, desde la izquierda, desde la derecha o centrarla. Si al activar alguna de estas opciones, la imagen desaparece, debes aceptar nuevamente la Url y elegir una de las 5 formas, para que vuelva a aparecer.


  • Una vez que has empleado una de las opciones arriba mencionadas, en la parte inferior aparecerán las secciones que puedes agregar de fondo la imagen.

    Cada vez que quieras cambiar de Forma, o emplear Bottom, Top, etc., debes seleccionar la opción y seleccionar nuevamente la sección que colocaste la imagen.

    Habiendo empleado el botón "Aceptar Url", das click en cualquier sección que desees, y a cuantas quieras, sin necesidad de volver a ingresar la misma url, y el cambio es instantáneo.

    Las ventanas (widget) del sidebar, desde la quinta a la décima, pueden ser vistas cambiando la sección de "Últimas Publicaciones" con la opción "De 5 en 5 con texto" (la encuentras en el PANEL/MINIATURAS/ESTILOS), reduciendo el slide y eliminando los títulos de las ventanas del sidebar.

    La sección INFO, es la ventana que se abre cuando das click en .

    La sección DOWNBAR, son los tres widgets que se encuentran en la parte última en la página de Inicio.

    La sección POST, es donde está situada la publicación.

    Si deseas eliminar la imagen del fondo de esa sección, da click en el botón "Quitar imagen", y sigues el mismo procedimiento. Con un solo click a ese botón, puedes ir eliminando la imagen de cada seccion que hayas colocado.

    Para guardar una imagen, simplemente das click en "Guardar Imagen", siempre y cuando hayas empleado el botón "Aceptar Url".

    Para colocar una imagen de las guardadas, presionas el botón "Imágenes Guardadas", das click en la imagen deseada, y por último, click en la sección o secciones a colocar la misma.

    Para eliminar una o las imágenes que quieras de las guardadas, te vas a "Mi Librería".
    MÁS COLORES

    Esta opción permite obtener más tonalidades de los colores, para cambiar los mismos a determinadas bloques de las secciones que conforman el blog.

    Con esta opción puedes cambiar, también, los colores en la sección "Mi Librería" y "Navega Directo 1", cada uno con sus colores propios. No es necesario activar el PANEL para estas dos secciones.

    Así como el resto de las opciones que te permite el blog, es independiente por "Estilo" y a su vez por "Usuario". A excepción de "Mi Librería" y "Navega Directo 1".

    FUNCIONAMIENTO

    En la parte izquierda de la ventana de "Más Colores" se encuentra el cuadro que muestra las tonalidades del color y la barra con los colores disponibles. En la parte superior del mismo, se encuentra "Código Hex", que es donde se verá el código del color que estás seleccionando. A mano derecha del mismo hay un cuadro, el cual te permite ingresar o copiar un código de color. Seguido está la "C", que permite aceptar ese código. Luego la "G", que permite guardar un color. Y por último, el caracter "►", el cual permite ver la ventana de las opciones para los "Colores Guardados".

    En la parte derecha se encuentran los bloques y qué partes de ese bloque permite cambiar el color; así como borrar el mismo.

    Cambiemos, por ejemplo, el color del body de esta página. Damos click en "Body", una opción aparece en la parte de abajo indicando qué puedes cambiar de ese bloque. En este caso da la opción de solo el "Fondo". Damos click en la misma, seguido elegimos, en la barra vertical de colores, el color deseado, y, en la ventana grande, desplazamos la ruedita a la intensidad o tonalidad de ese color. Haciendo esto, el body empieza a cambiar de color. Donde dice "Código Hex", se cambia por el código del color que seleccionas al desplazar la ruedita. El mismo procedimiento harás para el resto de los bloques y sus complementos.

    ELIMINAR EL COLOR CAMBIADO

    Para eliminar el nuevo color elegido y poder restablecer el original o el que tenía anteriormente, en la parte derecha de esta ventana te desplazas hacia abajo donde dice "Borrar Color" y das click en "Restablecer o Borrar Color". Eliges el bloque y el complemento a eliminar el color dado y mueves la ruedita, de la ventana izquierda, a cualquier posición. Mientras tengas elegida la opción de "Restablecer o Borrar Color", puedes eliminar el color dado de cualquier bloque.
    Cuando eliges "Restablecer o Borrar Color", aparece la opción "Dar Color". Cuando ya no quieras eliminar el color dado, eliges esta opción y puedes seguir dando color normalmente.

    ELIMINAR TODOS LOS CAMBIOS

    Para eliminar todos los cambios hechos, abres el PANEL, ESTILOS, Borrar Cambios, y buscas la opción "Borrar Más Colores". Se hace un refresco de pantalla y todo tendrá los colores anteriores o los originales.

    COPIAR UN COLOR

    Cuando eliges un color, por ejemplo para "Body", a mano derecha de la opción "Fondo" aparece el código de ese color. Para copiarlo, por ejemplo al "Post" en "Texto General Fondo", das click en ese código y el mismo aparece en el recuadro blanco que está en la parte superior izquierda de esta ventana. Para que el color sea aceptado, das click en la "C" y el recuadro blanco y la "C" se cambian por "No Copiar". Ahora sí, eliges "Post", luego das click en "Texto General Fondo" y desplazas la ruedita a cualquier posición. Puedes hacer el mismo procedimiento para copiarlo a cualquier bloque y complemento del mismo. Cuando ya no quieras copiar el color, das click en "No Copiar", y puedes seguir dando color normalmente.

    COLOR MANUAL

    Para dar un color que no sea de la barra de colores de esta opción, escribe el código del color, anteponiendo el "#", en el recuadro blanco que está sobre la barra de colores y presiona "C". Por ejemplo: #000000. Ahora sí, puedes elegir el bloque y su respectivo complemento a dar el color deseado. Para emplear el mismo color en otro bloque, simplemente elige el bloque y su complemento.

    GUARDAR COLORES

    Permite guardar hasta 21 colores. Pueden ser utilizados para activar la carga de los mismos de forma Ordenada o Aleatoria.

    El proceso es similiar al de copiar un color, solo que, en lugar de presionar la "C", presionas la "G".

    Para ver los colores que están guardados, da click en "►". Al hacerlo, la ventana de los "Bloques a cambiar color" se cambia por la ventana de "Banco de Colores", donde podrás ver los colores guardados y otras opciones. El signo "►" se cambia por "◄", el cual permite regresar a la ventana anterior.

    Si quieres seguir guardando más colores, o agregar a los que tienes guardado, debes desactivar, primero, todo lo que hayas activado previamente, en esta ventana, como es: Carga Aleatoria u Ordenada, Cargar Estilo Slide y Aplicar a todo el blog; y procedes a guardar otros colores.

    A manera de sugerencia, para ver los colores que desees guardar, puedes ir probando en la sección MAIN con la opción FONDO. Una vez que has guardado los colores necesarios, puedes borrar el color del MAIN. No afecta a los colores guardados.

    ACTIVAR LOS COLORES GUARDADOS

    Para activar los colores que has guardado, debes primero seleccionar el bloque y su complemento. Si no se sigue ese proceso, no funcionará. Una vez hecho esto, das click en "►", y eliges si quieres que cargue "Ordenado, Aleatorio, Ordenado Incluido Cabecera y Aleatorio Incluido Cabecera".

    Funciona solo para un complemento de cada bloque. A excepción del Slide, Sidebar y Downbar, que cada uno tiene la opción de que cambie el color en todos los widgets, o que cada uno tenga un color diferente.

    Cargar Estilo Slide. Permite hacer un slide de los colores guardados con la selección hecha. Cuando lo activas, automáticamente cambia de color cada cierto tiempo. No es necesario reiniciar la página. Esta opción se graba.
    Si has seleccionado "Aplicar a todo el Blog", puedes activar y desactivar esta opción en cualquier momento y en cualquier sección del blog.
    Si quieres cambiar el bloque con su respectivo complemento, sin desactivar "Estilo Slide", haces la selección y vuelves a marcar si es aleatorio u ordenado (con o sin cabecera). Por cada cambio de bloque, es el mismo proceso.
    Cuando desactivas esta opción, el bloque mantiene el color con que se quedó.

    No Cargar Estilo Slide. Desactiva la opción anterior.

    Cuando eliges "Carga Ordenada", cada vez que entres a esa página, el bloque y el complemento que elegiste tomará el color según el orden que se muestra en "Colores Guardados". Si eliges "Carga Ordenada Incluido Cabecera", es igual que "Carga Ordenada", solo que se agrega el Header o Cabecera, con el mismo color, con un grado bajo de transparencia. Si eliges "Carga Aleatoria", el color que toma será cualquiera, y habrá veces que se repita el mismo. Si eliges "Carga Aleatoria Incluido Cabecera", es igual que "Aleatorio", solo que se agrega el Header o Cabecera, con el mismo color, con un grado bajo de transparencia.

    Puedes desactivar la Carga Ordenada o Aleatoria dando click en "Desactivar Carga Ordenada o Aleatoria".

    Si quieres un nuevo grupo de colores, das click primero en "Desactivar Carga Ordenada o Aleatoria", luego eliminas los actuales dando click en "Eliminar Colores Guardados" y por último seleccionas el nuevo set de colores.

    Aplicar a todo el Blog. Tienes la opción de aplicar lo anterior para que se cargue en todo el blog. Esta opción funciona solo con los bloques "Body, Main, Header, Menú" y "Panel y Otros".
    Para activar esta opción, debes primero seleccionar el bloque y su complemento deseado, luego seleccionas si la carga es aleatoria, ordenada, con o sin cabecera, y procedes a dar click en esta opción.
    Cuando se activa esta opción, los colores guardados aparecerán en las otras secciones del blog, y puede ser desactivado desde cualquiera de ellas. Cuando desactivas esta opción en otra sección, los colores guardados desaparecen cuando reinicias la página, y la página desde donde activaste la opción, mantiene el efecto.
    Si has seleccionado, previamente, colores en alguna sección del blog, por ejemplo en INICIO, y activas esta opción en otra sección, por ejemplo NAVEGA DIRECTO 1, INICIO tomará los colores de NAVEGA DIRECTO 1, que se verán también en todo el blog, y cuando la desactivas, en cualquier sección del blog, INICIO retomará los colores que tenía previamente.
    Cuando seleccionas la sección del "Menú", al aplicar para todo el blog, cada sección del submenú tomará un color diferente, según la cantidad de colores elegidos.

    No plicar a todo el Blog. Desactiva la opción anterior.

    Tiempo a cambiar el color. Permite cambiar los segundos que transcurren entre cada color, si has aplicado "Cargar Estilo Slide". El tiempo estándar es el T3. A la derecha de esta opción indica el tiempo a transcurrir. Esta opción se graba.

    SETS PREDEFINIDOS DE COLORES

    Se encuentra en la sección "Banco de Colores", casi en la parte última, y permite elegir entre cuatro sets de colores predefinidos. Sirven para ser empleados en "Cargar Estilo Slide".
    Para emplear cualquiera de ellos, debes primero, tener vacío "Colores Guardados"; luego das click en el Set deseado, y sigues el proceso explicado anteriormente para activar los "Colores Guardados".
    Cuando seleccionas alguno de los "Sets predefinidos", los colores que contienen se mostrarán en la sección "Colores Guardados".

    SETS PERSONAL DE COLORES

    Se encuentra seguido de "Sets predefinidos de Colores", y permite guardar cuatro sets de colores personales.
    Para guardar en estos sets, los colores deben estar en "Colores Guardados". De esa forma, puedes armar tus colores, o copiar cualquiera de los "Sets predefinidos de Colores", o si te gusta algún set de otra sección del blog y tienes aplicado "Aplicar a todo el Blog".
    Para usar uno de los "Sets Personales", debes primero, tener vacío "Colores Guardados"; y luego das click en "Usar". Cuando aplicas "Usar", el set de colores aparece en "Colores Guardados", y se almacenan en el mismo. Cuando entras nuevamente al blog, a esa sección, el set de colores permanece.
    Cada sección del blog tiene sus propios cuatro "Sets personal de colores", cada uno independiente del restoi.

    Tip

    Si vas a emplear esta método y quieres que se vea en toda la página, debes primero dar transparencia a todos los bloques de la sección del blog, y de ahí aplicas la opción al bloque BODY y su complemento FONDO.

    Nota

    - No puedes seguir guardando más colores o eliminarlos mientras esté activo la "Carga Ordenada o Aleatoria".
    - Cuando activas la "Carga Aleatoria" habiendo elegido primero una de las siguientes opciones: Sidebar (Fondo los 10 Widgets), Downbar (Fondo los 3 Widgets), Slide (Fondo de las 4 imágenes) o Sidebar en el Salón de Lectura (Fondo los 7 Widgets), los colores serán diferentes para cada widget.

    OBSERVACIONES

    - En "Navega Directo + Panel", lo que es la publicación, sólo funciona el fondo y el texto de la publicación.

    - En "Navega Directo + Panel", el sidebar vendría a ser el Widget 7.

    - Estos colores están por encima de los colores normales que encuentras en el "Panel', pero no de los "Predefinidos".

    - Cada sección del blog es independiente. Lo que se guarda en Inicio, es solo para Inicio. Y así con las otras secciones.

    - No permite copiar de un estilo o usuario a otro.

    - El color de la ventana donde escribes las NOTAS, no se cambia con este método.

    - Cuando borras el color dado a la sección "Menú" las opciones "Texto indicador Sección" y "Fondo indicador Sección", el código que está a la derecha no se elimina, sino que se cambia por el original de cada uno.
    3 2 1 E 1 2 3
    X
    Guardar - Eliminar
    Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    :     Guardar - Eliminar
    Para guardar, elige dónde, y seguido da click en la o las imágenes deseadas.
    Para dar Zoom o Fijar,
    selecciona la opción y luego la imagen.
    ---------------------------------------------------
    Slide 1     Slide 2     Slide 3




















    Header

    -------------------------------------------------
    Guardar todas las imágenes
    Fijar "Guardar Imágenes"
    Desactivar "Guardar Imágenes"
    Dar Zoom a la Imagen
    Fijar Imagen de Fondo
    No fijar Imagen de Fondo
    -------------------------------------------------
    Colocar imagen en Header
    No colocar imagen en Header
    Mover imagen del Header
    Ocultar Mover imagen del Header
    Ver Imágenes del Header


    Imágenes Guardadas y Personales
    Desactivar Slide Ocultar Todo
    P
    S1
    S2
    S3
    B1
    B2
    B3
    B4
    B5
    B6
    B7
    B8
    B9
    B10
    B11
    B12
    B13
    B14
    B15
    B16
    B17
    B18
    B19
    B20
    H

    OPCIONES GENERALES
    ● Activar Slide 1
    ● Activar Slide 2
    ● Activar Slide 3
    ● Desactivar Slide
    ● Desplazamiento Automático
    ● Ampliar o Reducir el Blog
  • Ancho igual a 1088
  • Ancho igual a 1152
  • Ancho igual a 1176
  • Ancho igual a 1280
  • Ancho igual a 1360
  • Ancho igual a 1366
  • Ancho igual a 1440
  • Ancho igual a 1600
  • Ancho igual a 1680
  • Normal 1024
  • ------------MANUAL-----------
  • + -

  • Transición (aprox.)

  • T 1 (1.6 seg)


    T 2 (3.3 seg)


    T 3 (4.9 seg)


    T 4 (s) (6.6 seg)


    T 5 (8.3 seg)


    T 6 (9.9 seg)


    T 7 (11.4 seg)


    T 8 13.3 seg)


    T 9 (15.0 seg)


    T 10 (20 seg)


    T 11 (30 seg)


    T 12 (40 seg)


    T 13 (50 seg)


    T 14 (60 seg)


    T 15 (90 seg)


    ---------- C A T E G O R I A S ----------

    ----------------- GENERAL -------------------


    ------------- POR CATEGORÍA ---------------




















    --------REVISTAS DINERS--------






















    --------REVISTAS SELECCIONES--------














































    IMAGEN PERSONAL



    En el recuadro ingresa la url de la imagen:









    Elige la sección de la página a cambiar imagen del fondo:

    BODY MAIN POST INFO

    SIDEBAR
    Widget 1 Widget 2 Widget 3
    Widget 4 Widget 5 Widget 6
    Widget 7














































































































    OJOS DE ÁMBAR (Joan D. Vinge)

    Publicado en septiembre 01, 2017
    La mendiga subió arrastrando los pies por la silenciosa calle sumida en el anochecer, en dirección a la parte trasera de la residencia citadina de Lord Chwiul. Dubitativa, levantó la vista hacia las torres que resplandecían débilmente; luego sus garras se cerraron en el brazo del guardia.

    —Una palabra contigo, amo…
    — ¡No me toques, vieja bruja! —el guardia alzó el mango de su lanza, disgustado.

    Un hábil pie surgió de entre los harapos y le hizo perder el equilibrio. Se encontró tendido de espaldas sobre el fangoso suelo primaveral, con la punta de la lanza apuntada hacia su propia barriga, guiada por un nuevo par de manos. Jadeó, incapaz de hablar.

    La mendiga arrojó un amuleto sobre su pecho.

    — ¡Mira esto, estúpido! Tengo negocios que tratar con tu señor.

    La mendiga retrocedió un paso; la punta de la lanza aguijoneó al guardia con impaciencia; el hombre frunció el ceño en la suciedad y el barro, y se acercó el amuleto a los ojos bajo la débil luz.

    —Eres… ¿eres ella? Puedes pasar.
    — ¡Por supuesto! Por supuesto que puedo pasar… —una risa ahogada—. Por muchas razones, en muchos sitios… La Rueda del Cambio nos lleva a todos —alzó la lanza—. Levántate, estúpido… Y no es necesario que me escoltes; me esperan.

    El guardia se puso en pie, chorreante y ceñudo. Retrocedió, mirando cómo ella liberaba las membranas de sus alas de entre los pliegues de sus ropas. Las observó relucir y desplegarse mientras tomaba impulso para saltar sin mayor esfuerzo hacia la entrada de la torre, dos veces la altura de ella. Aguardó hasta que hubo desaparecido en su interior antes de atreverse siquiera a maldecirla.

    — ¿Lord Chwiul?
    —T’uupieh…, supongo —Lord Chwiul se inclinó hacia adelante en su diván de fragante musgo, escrutando las sombras del salón.
    —Lady T’uupieh.

    T’uupieh avanzó hacia la luz, dejando que la raída capucha se deslizara hacia atrás, mostrando su rostro. Sintió el placer del orgullo por no mostrar ninguna señal de obediencia, avanzando directamente como de noble a noble. La sensual ondulación de un centenar de diminutos escondrijos de miih bajo sus pies hizo que sus encallecidas plantas hormiguearan. Tras tanto tiempo, se regresa demasiado fácilmente…

    Eligió el diván que se hallaba al otro lado de la baja mesa de piedra de agua, y se relajó lánguidamente en sus harapos de mendiga. Extendió la garra de un dedo y tomó una jugosa baya kelet del bol colocado sobre la superficie de la mesa esculpida con arabescos; la dejó deslizar dentro de su boca y garganta abajo, como había hecho tan a menudo, hacía mucho tiempo. Y luego, finalmente, alzó la vista para medir la cólera del hombre.

    —Te atreves a venir hasta mí con estos modales…

    Satisfactorio. Sí, mucho.

    —Yo no he venido a ti. Tú viniste a mí; tú buscaste mis servicios.

    Sus ojos vagaron por la habitación con una afectada indiferencia, y se detuvieron en los elaborados frescos que cubrían las paredes de piedra de agua, incluso en aquella pequeña habitación privada. Y se preguntó si particularmente en aquella habitación. ¿Cuántas reuniones de medianoche, para qué variadas intrigas, eran celebradas en aquella habitación? Chwiul no era el más rico de su familia o clan; y lo que contaba en aquella ciudad, en aquel mundo, era una apariencia de riqueza y poder…, porque la riqueza y el poder lo eran todo.

    —Encargué los servicios de T’uupieh la Asesina y los obtuve. Me sorprende descubrir que Lady T’uupieh se haya atrevido a acompañarla hasta aquí.

    Chwiul había recuperado su compostura. Ella observó cómo el aliento del hombre, al igual que el suyo propio, se helaba al hablar.

    —Donde va una, la otra la sigue. Somos inseparables. Deberías saberlo mejor que la mayoría, mi señor…

    Observó el largo y pálido brazo del hombre extenderse para tomar varias bayas a la vez. Pese a que las noches eran frías, se cubría sólo con una túnica que le envolvía el cuerpo, lo cual le permitía lucir la intrincada escala de joyas que danzaban en espiral sobre la superficie de sus alas. Él sonrió; ella vio sobresalir ligeramente sus afilados colmillos.

    — ¿Porque mi hermano hizo que os unierais la una dentro de la otra, cuando tomó vuestras tierras? Me sorprende simplemente que hayas venido… ¿Cómo sabías que podías confiar en mí?

    Sus movimientos carecían de gracia; ella recordó que las joyas lastraban las frágiles y translúcidas membranas de las alas y los ligeros brazos, hasta que el vuelo se hacía imposible. Como cualquier noble, Chwiul se hallaba normalmente rodeado de sirvientes que atendían cualquier capricho suyo. La incompetencia, fingida o real, era otra trampa del poder: una complacencia más, que tan sólo los ricos podían permitirse. Se sintió complacida de que las joyas no fueran de alta calidad.

    —No confío en ti —dijo—. Confío tan sólo en mí misma. Pero tengo amigos que me dijeron que tú eras bastante sincero, en este caso… Y por supuesto, no he venido sola.
    — ¿Tus ilegales? —incredulidad—. Eso no aseguraría tu protección.

    Rebuscando a un lado de sus harapos, ella separó calmadamente los pliegues que ocultaban a su secreto compañero.

    —Es cierto —gorjeó Chwiul suavemente—. Te llaman la Consorte del Demonio…

    Ella hizo girar las lentes de ámbar del precioso ojo del demonio —de modo que pudiera observar la habitación, tal como ella la veía—, y luego clavó su mirada en Chwiul, quien retrocedió ligeramente, manoseando el musgo.

    —“Un demonio tiene un millar de ojos, y un millar de millares de tormentos para aquellos que lo ofenden” —citó ella del Libro de Ngoss, cuyo rito había utilizado para atar al demonio junto a sí.

    Chwiul se puso tenso, nervioso, como si deseara huir volando. Pero solamente dijo:

    —Entonces, pienso que nos comprendemos mutuamente. Y que he hecho una buena elección: sé lo bien que has servido al Gran Señor y a otros miembros de la corte… Deseo que mates a alguien por mí.
    —Es obvio.
    —Deseo que mates a Klovhiri.

    T’uupieh tuvo un ligero sobresalto.

    —Confieso que me sorprendes, Lord Chwiul. ¿A tu propio hermano? —y el usurpador de mis tierras, se dijo… Cómo he ansiado matarlo lentamente, muy lentamente, con mis propias manos. Pero siempre está demasiado bien protegido.
    —Y a tu hermana también, mi dama —un ligero tono burlón—. Deseo que toda su familia sea eliminada: su compañera, sus hijos…

    Klovhiri… y Ahtseet. Ahtseet, su propia hermana menor, quien fuera su compañera más íntima desde la infancia y su única familia desde que los padres murieron. Ahtseet, a la que había mimado y protegido… Querida, conspiradora, traidora pequeña Ahtseet, que podía olvidar orgullo, decencia y honor familiar para unirse voluntariamente al hombre que les había robado todo. Cualquier cosa con tal de mantener las tierras familiares, había chillado Ahtseet; cualquier cosa con tal de mantener su posición. Pero aquel no era el modo, ¡no rindiéndose, sino devolviendo los golpes…! T’uupieh se dio cuenta de que Chwiul estaba observando su reacción con desagradable interés. Sus dedos rozaron la daga que llevaba en su cinturón.

    — ¿Por qué? —inquirió, deseando preguntar: ¿cómo?
    —Debería ser obvio. Estoy cansado de ser el segundo. Deseo lo que él tiene…, tus tierras y todo lo demás. Quiero apartarlo de mi camino, y que tras él no quede nadie con derechos mayores que los míos hacia esa herencia.
    — ¿Por qué no lo haces tú mismo? Veneno, quizá… Se ha hecho antes.
    —No. Klovhiri tiene demasiados amigos, demasiados hombres leales de su clan, demasiada influencia con el Gran Señor. Tiene que ser una muerte “accidental”. Y nadie está en mejor posición que tú, mi dama, para hacerlo por mí.

    T’uupieh asintió vagamente con la cabeza. No podía haber elegido a nadie que tuviera más deseos de tener éxito que ella… Y nadie tampoco que estuviera en mejor posición para golpear. Todo lo que le había faltado hasta entonces había sido la oportunidad. Desde el momento en que había sido desposeída, a lo largo de los grises días de otoño y el interminable invierno —durante cerca de un tercio de su vida ya— había rondado los agrestes pantanos y marjales de sus posesiones. Había reunido a unos pocos fieles sirvientes, a unos pocos descontentos, a unos pocos degolladores, para saquear y matar a los partidarios de Klovhiri, arruinar sus redes para los fibios, saquear sus trampas y apoderarse de su caza. Y para sobrevivir, se había dedicado a robar a cualquier viajero que recorriera los caminos que cruzaban por sus tierras.

    Puesto que aún seguía perteneciendo a la nobleza, el Gran Señor había tolerado al principio y luego alentado secretamente su bandidaje. Muchos extranjeros ricos viajaban por las rutas que cruzaban sus posesiones, y a cambio de cierta comisión, El Gran Señor le permitía que los atacara impunemente. Era una compensación, lo sabía, que le era regalada porque había permitido que su favorito, Klovhiri, obtuviera sus tierras. Pero ella lo había utilizado para obtener todos los favores posibles, y tras un cierto tiempo el Gran Señor había empezado a encomendarle trabajos más discretos y remunerados: la eliminación de ciertos enemigos. Y así se había convertido también en una asesina, y descubierto que este apelativo no era muy diferente al de noble: ambos requerían temple, habilidad y una completa falta de escrúpulos. Y puesto que ella era T’uupieh, había triunfado admirablemente. Pero debido a su venganza, las recompensas habían sido pequeñas… Hasta ahora.

    —No me respondes —estaba diciendo Chwiul—. ¿Significa eso que te falla el coraje ante la idea de asesinar a tu propia familia, mientras que a mí no?

    Ella rio secamente.

    —Lo que estás diciendo prueba que tu juicio es dos veces peor que el mío… No, no me falla el temple. ¡De hecho, mi sangre arde con el deseo! Pero no entra en mis pensamientos el enterrar a Klovhiri bajo el cielo simplemente para que mis tierras pasen a su hermano. ¿Por qué debería hacerlo?
    —Porque obviamente no puedes hacerlo sola. Klovhiri no ha conseguido hacer que te mataran en todo el tiempo que has estado acosándolo, lo cual es prueba de tu habilidad. Pero lo que has logrado con ello es que él esté siempre en guardia… No podrás acercártele mientras se mantenga tan bien protegido. Necesitas la cooperación de alguien que posea su confianza…, alguien como yo. Puedo hacer que sea tuyo.
    — ¿Y cuál será mi recompensa si acepto? La venganza es dulce, pero no es suficiente.
    —Pagaré lo que pidas.
    —Mis propiedades —sonrió.
    —Ni siquiera tú eres tan ingenua…
    —No —tendió un ala hacia nada en el aire—. No soy tan ingenua. Conozco lo que valen…

    El recuerdo de un día de verano nublado en oro la aferró: subiendo, subiendo en las cálidas corrientes ascendentes sobre el espumeante lago, viendo el delicado color rojo rosado de las torres de la mansión reflejar su luz hasta lo lejos, por encima de la marea de los árboles agitados por el viento; el azafrán, el carmesí y el aguamarina de los estanques de amoníaco brillando con los metales disueltos, extendidos en la resplandeciente superficie de las fundentes tierras familiares. Las tierras que se extendían interminablemente, como el verano.

    —Sé lo que valen —siguió ella; su voz se endureció—. Y que Klovhiri es aún el preferido del Gran Señor. Tal como dices, Klovhiri tiene amigos muy poderosos, que se convertirán en amigos tuyos cuando él muera. Necesito más fuerza, más riqueza, antes de que pueda comprar la influencia suficiente como para conservar de nuevo lo que es mío. Las probabilidades no están a mi favor…, por ahora.
    —Estás tallada en hielo, T’uupieh. Me gusta eso.

    Chwiul se inclinó hacia adelante. Sus amorfos ojos rojos recorrieron el relajado cuerpo de ella, en el intento de adivinar qué había escondido tras los harapos, bajo la penumbrosa luminiscencia de la habitación. Sus ojos regresaron al rostro de la mujer; ella no mostró ni enojo ni satisfacción.

    —No me gusta ningún hombre que aprecie eso de mí.
    — ¿Ni siquiera si eso significara recuperar tus posesiones?
    — ¿Como compañera tuya? —su voz restalló como una rama helada partiéndose—. Mi señor, acabo de decidir matar a mi hermana por haber hecho exactamente eso. Muy pronto me mataría a mí misma.

    Él se encogió de hombros y se recostó en el diván.

    —Como quieras —con una mano hizo el gesto de abandonar el asunto—. Entonces, ¿cuál es tu precio por librarme de mi hermano… y de ti también?
    —Ah —asintió ella, que ahora comprendía mejor—. Deseas comprar mis servicios, y también comprar mi desaparición. Puede que esto último no sea tan simple. Pero…

    Pero haré de cuenta que acepto, por ahora, se dijo. Y tomó algunas bayas del bol que estaba sobre la mesa, observando la sedosa cortina de agua amoniacal teñida de esmeralda que cubría una pared. Caía desde las alturas de la torre a una pequeña piscina, con una música que haría ininteligible cualquier conversación para alguien que intentara escuchar desde fuera. Discreción y belleza… La almizcleña fragancia del diván de musgo la hizo retroceder bruscamente hasta su infancia, desconcertándola: el recuerdo de estar tendida en una suave cama, en una agradable noche de primavera.

    —Pero al igual que cambian las estaciones, el cambio hace que me mueva en nuevas direcciones. De regreso a la ciudad, quizá. Me gusta tu torre, Lord Chwiul. Combina discreción y belleza.
    —Gracias.
    —Entrégamela, y haré lo que me pides.

    Chwiul se envaró en su asiento, frunciendo el ceño.

    —Mi casa de la ciudad… —y recuperándose—: ¿Es todo lo que deseas?

    Ella extendió sus dedos y estudió el tejido vestigial entre ellos.

    —Me doy cuenta de que mis pretensiones son más bien modestas —cerró su mano—. Pero considerando la satisfacción que emanará de la forma como la habré conseguido, será suficiente. Y tú no la necesitarás ya, una vez logrado mi objetivo.
    —No… Supongo que no —se relajó un tanto—. Apenas sentiré su falta, una vez en poder de tus tierras.

    Ella fingió no haber oído.

    —Entonces, estamos de acuerdo. Ahora dime, ¿cuál es la llave del cerrojo de Klovhiri? ¿Cuál es tu plan para ponerlos, a él y a su familia, en mis manos?
    — ¿Sabes que tu hermana y los niños están de visita aquí, en mi casa, esta noche? ¿Y que Klovhiri regresará antes del amanecer?
    —Lo sé —asintió T’uupieh.

    Lo dijo con más indiferencia de la que en realidad sentía, observando que Chwiul se sentía conveniente aunque silenciosamente impresionado por su temple al acudir allí. Extrajo su daga de la funda al lado del ojo de ámbar del demonio, y pasó un dedo por la aserrada hoja de madera impregnada de piedra de agua.

    — ¿Deseas que corte sus gargantas mientras están durmiendo bajo tu techo? —consiguió dar a su voz el adecuado tono de incredulidad.
    — ¡No! —Chwiul frunció de nuevo el ceño—. ¿Qué clase de estúpido crees que…?—se interrumpió—. Con el nuevo día, regresarán a sus posesiones por el camino habitual. He prometido escoltarles, para garantizar su seguridad durante el viaje. Habrá también un guía, para conducirlos a través de los pantanos. Pero el guía cometerá un error…
    —…y yo estaré esperando.

    Los ojos de T’uupieh brillaron. Durante el invierno, los ricos utilizaban trineos para sus viajes largos; preferían ser arrastrados sobre el fango helado por membranosas velas o tirados por esclavos allá donde la superficie del suelo era irregular o accidentada. Pero cuando llegaba la primavera y la superficie del suelo empezaba a disolverse, traicioneros pozos y depresiones se abrían aquí y allá como flores para tragarse a los descuidados. Únicamente un guía experimentado podía leer en las superficies, diferenciar la firme piedra de agua de la cambiante y fundente agua amoniacal.

    —Bien —dijo con suavidad—. Sí, muy bien… Tu guía los hará caer convenientemente en algún lodoso agujero, y luego yo los atraparé como a fibios imbéciles.
    —Exacto. Pero yo quiero estar allí cuando lo hagas; quiero verlo. Me inventaré alguna excusa para abandonar el grupo y reunirme contigo en los pantanos. El guía cumplirá con su cometido tan sólo si oye mi señal.
    —Como quieras; has pagado bien por el privilegio. Pero ven solo. Mis seguidores no necesitan ayuda, ni interferencias —se incorporó en el diván, dejando que sus largos pies palmeados se apoyaran de nuevo sobre los sensuales escondrijos de la alfombra.
    —Y si piensas que soy un estúpido que va a ponerse entre tus manos por propia voluntad, considera esto: tú serás la más obvia sospechosa cuando Klovhiri sea asesinado. Yo seré el único testigo que pueda jurar ante el Gran Señor que tus esbirros no fueron los atacantes. Tenlo bien presente.

    Ella asintió.

    —Lo tendré.
    — ¿Cómo me reuniré contigo, entonces?
    —No lo harás. Mis mil ojos te encontrarán —volvió a guardar el ojo del demonio en su andrajosa bolsa.

    Chwiul pareció vagamente desconcertado.

    — ¿Tomará… eso… parte en el ataque?
    —Puede, o puede que no; como él quiera. Los demonios no se hallan ligados a la Rueda del Cambio como tú y yo. Pero seguro que te encontrarás con él cara a cara, aunque no tiene cara, si vienes —frotó la bolsa a su lado—. Sí…, no olvides que yo también tengo mis salvaguardias en este trato. Un demonio nunca olvida.

    Se puso finalmente en pie, mirando una vez más a su alrededor por toda la habitación.

    —Viviré confortablemente aquí —miró de nuevo a Chwiul—. Nos veremos de nuevo, cuando venga el nuevo día.
    —Cuando venga el nuevo día —él también se puso en pie, con sus enjoyadas alas brillando a la luz.
    —No necesitas escoltarme. Seré discreta —hizo una inclinación de cabeza, como a un igual, y se dirigió hacia el vestíbulo en penumbra—. Y te libraré definitivamente de tu guardia: no sabe distinguir a una dama de una mendiga.


    —La Rueda gira una vez más para mí, mi demonio. Mi vida en los pantanos terminará junto con la vida de Klovhiri. Me trasladaré a la ciudad, y seré de nuevo la dama de mis posesiones, cuando los peces se sienten en los árboles.

    El alienígena rostro de T’uupieh resplandeció con una maligna alegría mientras se daba la vuelta y se alejaba, en la gran pantalla situada encima de la gran terminal del ordenador. Shannon Wyler se echó hacia atrás en su sillón, terminó de tipear su traducción, y se quitó el casco con los auriculares. Luego se alisó el largo y rubio cabello peinado hacia atrás, en un gesto habitual que le ayudaba a reorientarse con su entorno. Cuando T’uupieh hablaba, nunca conseguía mantener la objetividad necesaria para ayudarle a recordar que seguía aún en la Tierra, y no realmente en Titán, orbitando Saturno, a unos mil quinientos millones de kilómetros de allí.

    T’uupieh, cuando pienso que te amo, tú decides cortarle el cuello a alguien…

    Asintió vagamente a los murmullos de felicitación de los miembros del equipo y técnicos, que literalmente sorbían cada una de sus palabras en busca de nueva información. Comenzaron a dispersarse tras él a medida que el ordenador producía copias de la transcripción. Era difícil creer que llevaba haciendo aquello desde hacía ya más de un año. Alzó la vista hacia los carteles de sus conciertos allá en la pared, con nostalgia pero sin pesar.

    Alguien estaba telefoneando a Marcus Reed; suspiró, resignado.

    — ¿Cuando loss pecess se ssienten en los árrboless? ¿Estás ssiendo sarrcásstico?

    Shannon miró por encima de su hombro a la voluminosa silueta de la doctora Garda Bach.

    —Hola, Garda. No la vi entrar.

    Ella alzó la vista de la traducción y le palmeó ligeramente el hombro con la bifurcada punta de su bastón.

    —Ya lo ssé, querrido muchacho. Tú nunca oyess a nadie cuando T’uupieh habla… ¿Perro qué quierres darr a entenderr con essto?
    —En Titán eso significa el verano…, cuando los trifibios se metamorfosean por tercera vez. Así que ella quiere decir unos cinco años a partir de ahora, según nuestro tiempo.
    — ¡Ah! Porr supuessto. Mi viejo cerrebro ya no ess lo que erra… —se pasó una mano por el cabello gris blanquecino; su negra capa remolineó melodramáticamente a su alrededor.

    Él sonrió, sabiendo que ella no creía en sus propias palabras.

    —Quizás aprender el titanés por encima de los otros cincuenta idiomas sea la brizna de paja que desloma al camello.
    —Ja, ja, quizá ssea por esso… —se dejó caer pesadamente en la silla más próxima, perdida ya de nuevo en la transcripción.

    Jamás habría pensado que la vieja mujer llegaría a caerle tan bien, pensó para sí mismo. Se había dado cuenta de su presencia cuando estudiaba lingüística en Berkeley: ella era la grande dame de los estudios de lingüística, desde los lejanos días en los que aún había idiomas no grabados aquí en la Tierra. Pero su habilidad en hacer que su nombre apareciera en letras de imprenta y su rostro en la televisión, como una experta en lo que todo el mundo “realmente quería decir”, lo convencieron de que su verdadero talento se hallaba en la publicidad. Cuando finalmente la conoció en persona, su opinión al respecto no cambió, pero se convenció para siempre de que ella era realmente una autoridad en lingüística cultural. Y eso, a su vez, lo convenció de que su acento era un fraude total. Pero pese a la extravagancia —o quizá, mejor, a causa de ella— descubrió que sus opiniones ahora arcaicas sobre lingüística estaban mucho más cerca de sus propios sentimientos respecto a la comunicación que los puntos de vista de cualquiera de sus pares.

    Garda suspiró.

    — ¡Notable, Sshannon! Erres ssimplemente notable… Tu perrcepción de todo un idioma alienígena me sorrprende. ¿Cómo noss lass habrríamoss arreglado ssi tú no hubierrass venido a nossotrross?
    —Se las habrían arreglado bien sin mí, supongo.

    Shannon saboreó el placer especial de ser admirado por alguien a quien se respeta. Bajó nuevamente la vista a la consola del ordenador, a las dos brillantes placas de plástico de treinta centímetros que resplandecían verdosas a un lado, y que juntas le proporcionaban la versatilidad de un virtuoso violinista y de un mecanógrafo con cien mil teclas… Su lazo de unión con T’uupieh, su voz: el nuevo sintetizador IBM, cuyas placas de control sensitivas al tacto podían ser manipuladas para recrear las imposibles complejidades del lenguaje de la alienígena. Un don de Dios al mundo de la lingüística…, excepto que requería la sensibilidad y la inspiración de un músico para utilizarlo en toda su amplitud.

    Alzó de nuevo la vista y miró a través de la ventana, al ahora familiar horizonte cubierto por la bruma de Coos Bay. Puesto que muy pocos lingüistas eran músicos, su resistencia al empleo del sintetizador había sido como un muro de ladrillos. La vieja guardia de la cada vez más envejecida Nueva Ola —que incluía a Su Padre el Profesor y Su Madre la Ingeniera de Comunicaciones— seguía aferrada a una estéril fe en la traducción matemática por ordenador. Seguían forcejeando con torpes programas aplastados por interminables listas de morfemas que supuestamente generarían algún día algún mensaje en algún idioma determinado. Pero incluso después de años de perfeccionamiento, las traducciones generadas por ordenador seguían siendo inútilmente burdas y chapuceras.

    Mientras estudiaba para graduarse no había habido nuevos lenguajes que buscar, y no había obtenido permiso para utilizar el sintetizador con el fin de explorar los antiguos. Y así —tras una discusión familiar de tono definitivo—, había abandonado la universidad. Había llevado su fe en el sintetizador al mundo de su segundo amor, la música; a un campo donde, esperaba, la auténtica comunicación aún poseyera un cierto valor. Ahora, a los veinticuatro años, Shann era el Hombre de la Música, el músico de músicos, y un héroe para una enorme generación de aficionados que iban envejeciendo y de otra nueva que había heredado su amor hacia la siempre cambiante música llamada rock. Y ninguno de sus padres le había hablado por propia voluntad durante años.

    —No ess falsa modesstia —le estaba regañando Garda—. ¿Qué hubiérramos podido hacerr sin ti? Tú missmo te hass quehado muchass vecess de loss métodos de tu madrre. Ssabes que no habrríamos obtenido ni una décima parrte de la inforrmación sobrre Titán que hemoss logrrado de T’uupieh si ella hubierra sseguido ussando essa maldita trraducción porr ogdenador.

    Shannon frunció ligeramente el ceño, ante la punzada de una secreta culpabilidad.

    —Mire, sé que he obtenido algunos avances, incluso la mayoría, pero nunca habría podido conseguirlo si mi madre no hubiera efectuado todos los análisis preliminares antes de que yo viniera aquí.

    Su madre había pertenecido al equipo de la misión, habiendo trabajado durante años en la NASA en los esoterismos de la comunicación por ordenador con satélites y sondas espaciales, y debido a su historial como lingüista, se la había puesto a la cabeza del reciente equipo de especialistas en comunicaciones gracias a Marcus Reed, el director del proyecto Titán. Ella había estado a cargo de los análisis fónicos iniciales: utilizando el ordenador para comprimir el nivel de la voz alienígena hasta uno audible a los seres humanos, luego desmenuzando los complejos sonidos a otros fonéticamente más simples y humanos; había identificado fonemas, separado morfemas, ajustado todo a un esquema gramatical, y asignado sonidos equivalentes a cada uno de ellos. Shannon la había observado en sus primeras entrevistas por televisión, con aspecto incómodo y nervioso, mientras Reed se pavoneaba entre los fascinados representantes de la prensa. Pero lo que la doctora Wyler, la Ingeniera de Comunicaciones, tenía que decir finalmente, lo mantuvo pegado al borde del asiento; incapaz de resistir, había tomado el siguiente avión a Coos Bay.

    —Bueno, no quería offenderrte —dijo Garda—. Tu madrre ess indudablemente una ingenierra de talento… Perro necesita un poco más de… flexibilidad.
    —Y a mí me lo dice —asintió tristemente él—. A ella le encantaría ver cómo el sintentizador se derrumba. Se ha mantenido apartada desde que yo llegue aquí. Al menos, Reed aprecia mi “valor”.

    Reed le había dado la bienvenida como un hijo perdido desde hacía tiempo cuando llegó por primera vez al Instituto. ¿No era acaso un buen lingüista, además de un músico inspirado? ¿No le quedaría algún tiempo libre entre contratos? ¿No le gustaría extender un poco su visita y echarle una mirada más a fondo al trabajo de su madre? Él había aceptado, modestamente, las tres cosas… Y luego las cámaras de televisión y los periodistas habían brotado como si hubieran estado al acecho, y comprendió claramente que no estaban allí para registrar la visita del “chico de la doctora Wyler”, sino de Shann, el Hombre de la Música.

    Pero había tenido su primera sesión con una voz procedente de otro mundo, y bastó una sola audición para convertirlo en adicto…, porque el habla de los alienígenas era música. Cada fonema estaba formado por dos o tres sonidos superpuestos, y cada morfema era un haz de fonemas que fluían juntos como el agua. Hablaban en acordes, y el resultado era un coro, campanillas de cristal tintineando, el estremecimiento de candelabros de cristal…

    Y así había ido quedándose más y más tiempo. Al principio sólo fue capaz de observar a su madre y a sus ayudantes, con agónica frustración. Los métodos de análisis por ordenador de su madre habían trabajado bien en la transfonemización inicial del habla de T’uupieh, y muy rápidamente habían aprendido tanto como para enviar de vuelta torpes respuestas, utilizando el aparato localizador de ecos de la sonda, para conseguir que el interés de T’uupieh no se desvaneciera. Pero teclear la entrada en una consola alfanumérica, y esperar que incluso el más sofisticado programa lo transforme en otro lenguaje, es algo que todavía no funcionaba ni siquiera con los lenguajes humanos conocidos. Y él creía —con un fervor casi religioso— que el sintetizador había sido diseñado precisamente para este milagro de comunicación, y que sólo él podría utilizarlo para captar directamente los matices y las sutilidades que una máquina traductora jamás podría proporcionar. Había intentado una aproximación con su madre para que le permitiera usarlo, pero ella le había cortado el paso lisa y llanamente:

    —Esto es un centro de investigación, no un estudio de grabación.

    Y así él había pasado por encima de ella hasta Reed, que se había mostrado encantado. Y cuando finalmente hizo sus manos moverse sobre las cálidas y débilmente vibrantes placas de luz, recreando tentativamente el habla de otro mundo, supo que había estado en lo cierto todo el tiempo. Dejó que sus contratos musicales se fueran al infierno sin siquiera lamentarlo —casi con alivio—, y penetró de nuevo en el campo al que siempre había pertenecido.


    Shannon observó la pantalla, en la que T’uupieh se había instalado apoyándose —con una confortable familiaridad— contra el costado curvo de la sonda, oscureciendo a medias la visión de la escena. Afortunadamente, tanto ella como sus seguidores trataban la sonda con un cuidado obsesivo, incluso cuando la trasladaban de un lugar a otro en sus constantes cambios de campamento. Se preguntó qué habría ocurrido si hubieran puesto en funcionamiento inadvertidamente el sistema automático de defensa, que había sido diseñado para protegerla de animales agresivos: emitía una descarga eléctrica que variaba de simplemente dolorosa hasta mortal. Y se preguntaba qué hubiera ocurrido si la sonda y sus “ojos” no hubieran encajado tan perfectamente en las creencias de T’uupieh acerca de los demonios. La idea de que quizá nunca hubiese llegado a conocerla, a oír su voz…

    Había transcurrido más de un año desde que él, y el resto del mundo, oyeran por primera vez la sensacional noticia de que existía vida inteligente en la luna mayor de Saturno. No tenía ningún recuerdo en absoluto de los primeros dos vuelos a Titán, allá por los años 79 y 81, aunque podía recordar claramente la nave orbital que en 1990 había emitido fugaces atisbos de la superficie a través del manto de opacas nubes doradas. Pero el puñado de minisondas que había dejado caer probó que Titán gozaba del mismo efecto de invernadero que hacía de Venus un hirviente infierno. Y aunque las temperaturas estivales nunca subían por encima de los doscientos Kelvin —setenta y cinco centígrados bajo cero— las pocas fotografías habían mostrado incuestionablemente que allí había vida. El descubrimiento de esa vida, después de tantas decepciones a lo largo del sistema solar, había sido suficiente como para iniciar otra misión, destinada a enviar de vuelta datos desde la misma superficie de Titán.

    Esa nueva sonda había descubierto una forma de vida con inteligencia humana, o mejor dicho, esa forma de vida había descubierto la sonda. Y el descubrimiento de T’uupieh había convertido el potencial fracaso de una misión en un éxito: la sonda había sido diseñada con una unidad central, inmóvil, de procesado de datos, y diez “ojos” o unidades subsidiarias, que debían dispersarse por la superficie de Titán para recopilar información. El lanzamiento de las sondas subsidiarias durante el aterrizaje había fallado, sin embargo, y todos los ojos habían caído en un radio de pocos kilómetros cuadrados alrededor del punto donde la propia sonda había aterrizado, una zona pantanosa y deshabitada. Pero la interesada fascinación de T’uupieh y su deseo de complacer a su “demonio” lo había solucionado todo.

    Shannon alzó la vista de nuevo a la plana pared pantalla, al increíble e inhumano rostro de T’uupieh…, un rostro que ahora le era tan familiar como el suyo propio ante un espejo. Permanecía sentada, aguardando con infinita paciencia una respuesta de su “demonio”: tendría que esperar más de una hora hasta que su transmisión le llegara a él a través del abismo que separaba sus mundos; y debería esperar casi el mismo tiempo mientras ellos discutían una respuesta y él creaba la nueva traducción. Ella pasaba ahora más tiempo con la sonda que con su propia gente. La soledad del mando…

    Sonrió. El casi plano perfil de su rostro blanco como la luna se giró ligeramente hacia él…, hacia las lentes de la cámara; su frágil boca sonrió suavemente, sin acabar de descubrir sus largos y afilados dientes. Ahora podía ver un ojo rojo sin pupila, y la rendija de la nariz en forma semicircular que medio lo rodeaba; su gélida respiración de cianuro brillaba con tonalidades blancoazuladas, iluminada por los fantasmales halos del fuego de San Telmo que remolineaba en torno a la sonda durante las interminables noches de ocho días terráqueos de duración de Titán. Podía ver esferas de luz colgando como linternas japonesas de las inclinadas ramas cargadas de hielo de un distante bosquecillo.

    Era increíble… o perfectamente lógico, según fuera el criterio del biólogo con el que se estuviera hablando, que la vida de Titán, basada en el nitrógeno y el amoníaco, fuera tan análoga a la de la Tierra, basada en el oxígeno y el agua. Pero T’uupieh no era humana, y la música de sus palabras le traía una y otra vez mensajes que eran una burla de todos los ideales que tratara de mantener respecto a ella y su relación. Durante el último año había asesinado directamente a once personas, y junto con sus secuaces Dios sabe a cuántas, con el propósito de robarles. La única razón de que cooperara con la sonda, había dicho, era que únicamente un demonio poseía una reputación más sanguinaria que la suya; únicamente un demonio podía ordenarle respeto. Y sin embargo, por lo poco que había sido capaz de mostrarles y decirles acerca del mundo en que vivía, ella no era ni mejor ni peor que cualquier otro…, sólo más competente. ¿Era prisionera de una época, una cultura, en la que la sangre era algo que debía ser derramado en vez de compartido? ¿O era algo biológicamente innato, que le permitía filosofar acerca de la brutalidad, y brutalizar la filosofía?

    Más allá de T’uupieh, alrededor del fuego de nitrógeno del campamento, algunos de sus secuaces habían comenzado a cantar unas melodías folklóricas alienígenas, que en su traducción no eran más que versos simples y repetitivos. Pero oídas en su forma pura, sin traducir, añadían complejidad sobre complejidad armónica: un discurso musical en un gran esquema melódico. Shannon adelantó una mano y tomó de nuevo el casco con los auriculares, olvidando todo lo demás. Había tenido un sueño, una vez, en que había sido capaz de cantar en acordes.

    Utilizando los largos períodos de demora entre comunicaciones, había conseguido, hacía unos pocos meses, grabar él mismo una serie de canciones alienígenas, utilizando el sintetizador. Fueron versiones simples y sin complicaciones, comparadas con las originales, debido a que incluso ahora su habilidad con el lenguaje no le permitía compararse ni de cerca con los cantantes, aunque no por eso dejaba de intentarlo. El cantar formaba parte de un rito religioso, le había dicho T’uupieh: “Pero ellos no cantan porque sean devotos; cantan porque les gusta cantar”. En una ocasión, privadamente, había interpretado para ella una de sus propias composiciones humanas en el sintetizador y se la había transmitido. Ella se quedó mirándolo —más bien, mirando directamente al ojo dorado de la sonda— en un silencio duro aunque tolerante. Nunca cantaba, aunque la había oído algunas veces armonizar suavemente. Se preguntaba qué opinaría si él le dijera que las canciones de sus secuaces le habían hecho ganar aquí en la Tierra su primer disco de platino. Nada, probablemente… Aunque conociéndola, si pudiera explicarle claramente todos los conceptos, quizás estaría completamente a favor de esa explotación.

    Él había aceptado ceder los derechos del disco a la NASA —y aunque eso había sido lo que había pensado hacer desde un principio, le molestó que Reed se lo pidiera—, con la condición de que su gesto no fuera divulgado. Pero de algún modo, en la siguiente conferencia de prensa, un periodista había sabido exactamente qué pregunta hacer, y Reed lo había dicho todo. Y su madre, cuando se le preguntó acerca del “sacrificio” de su hijo, había murmurado:

    —Saturno se está convirtiendo en un circo con tres anillos1 —comentó, y dejó a Shannon sin saber si echarse a reír o maldecir.

    Extrajo un arrugado paquete de cigarrillos del bolsillo de su caftán y encendió uno. Garda alzó la vista, husmeando, y sacudió la cabeza. Ella no fumaba, ni tenía ningún otro vicio —aunque él sospechaba que salía con hombres—, y le había dedicado un largo e inútil sermón que había terminado con un: “Bien, al menoss elloss no sson tabaco”. Él hizo un movimiento de cabeza en respuesta.

    — ¿Qué piensass sobrre lass últimas víctimass de T’uupieh? —Garda agitó la transcripción, haciendo que los pensamientos de él volvieran a la realidad—. ¿Matarrá a ssu prropia hermana?

    El exhaló lentamente el humo en torno a sus palabras.

    —«Sintonicen mañana el próximo excitante episodio de…». Creo que a Reed le gustará: eso es lo que pienso —señaló el periódico que había en el suelo junto a la silla—. ¿No ha observado que hemos pasado a ocupar la página tres?

    T’uupieh había alimentado la tolva de la sonda con algunos artefactos hechos de metal, algo que era conocido tan sólo de los “Antiguos”, dijo…, y la especulación científica acerca de la existencia de una cultura tecnológica anterior despertó durante un tiempo el interés hacia la sonda, dándole de nuevo el estatus de primera página. Pero las noticias de ese tipo no duraban siempre.

    —“Hay que mantener esa reputación arriba, chicos. Haced que las concesiones y donaciones no dejen de llegar” —dijo Shannon, imitando la voz de Reed.

    Garda soltó una risita.

    — ¿Estás irritado con Rreed o con T’uupieh?

    Él se encogió de hombros, sin animosidad.

    —Con ambos. No veo por qué ella no fuera a matar a su propia hermana…

    Se interrumpió cuando el apaciguado ruido de las numerosas personas que trabajaban en el proyecto en la gran habitación se intensificó y concentró repentinamente. Marcus Reed estaba haciendo una de sus entradas, resolviendo simultáneamente los problemas de todos los demás, como siempre. Shannon se maravillaba de la energía de Reed, aun cuando experimentaba algo parecido al disgusto por la forma en que la gastaba. Reed explotaba a todos y a todo con un cinismo encantador, en nombre del realce definitivo de la Ciencia…, y observarlo en pleno trabajo había vaciado gradualmente todo el respeto y buena voluntad que Shannon había traído consigo al proyecto. Sabía que la reacción de su madre hacia Reed era parecida a la suya propia, aunque nunca le había dicho nada al respecto; le sorprendía que hubiera aún algo en lo que ambos pudieran estar de acuerdo.

    —Doctor Reed…
    —Perdone, doctor Reed, pero…

    Su madre estaba ahora con Reed, mientras todos recorrían la habitación; se la veía con los labios apretados y resignada, su bata de laboratorio abotonada hasta arriba como si intentara evitar la contaminación. Reed parecía salir directamente de una revista de elegancia masculina, como siempre. Shannon bajó la vista hacia su propio caftán gris demasiado grande y sus tejanos, que habían hecho observar a Garda: “¿Estáss planeando entrrarr en un monassterrio?”.

    —Realmente nos gustaría…
    —El senador Foyle quiere que lo llame…
    —…Sí, de acuerdo; y dígale a Dinocci que puede seguir adelante y hacer que la sonda tome otra muestra. Sí, Max, ahora me hago cargo de eso… —Reed hizo un gesto hacia Shannon y Garda para que permanecieran en sus sitios cuando ellos giraron en sus asientos para mirarlo—. Bien, acabo de enterarme de las noticias acerca del último contrato de nuestra “Robin Hood”.

    Shannon sonrió lentamente. Él había sido el primero en llamar jocosamente Robin Hood a T’uupieh. Reed lo había cogido al vuelo y había bautizado para la prensa los pantanos de amoníaco como “el bosque de Sherwood”. Después de que la verdad acerca de sus sangrientas actividades comenzara a ser conocida, y empezara a parecer incluso como si estuviera colaborando con “el sheriff de Nottingham”, algún periodista había apuntado que se parecía más a Rima la mujer-Pájaro que a Robin Hood.

    Reed había dicho, riendo: “Bueno, después de todo, la única razón de que Robin Hood robara a los ricos era que los pobres ya no tenían nada de dinero”… lo cual, pensó Shannon, había representado el auténtico principio del fin de su tolerancia.

    —…Esto podría ser utilizado como una oportunidad de mostrarle gráficamente al mundo las duras realidades de la vida en Titán.
    —Ein moment —dijo Garda—. ¿Esstá ussted diciendo que prretende dejarr que el público vea essta atrrocidad, Marrcus?

    Hasta ese momento no habían dado a la publicidad ninguno de los relatos gráficos de los asesinatos; ni siquiera Reed había sido capaz de argumentar que aquello podía servir para cualquier auténtico propósito científico.

    —No, no lo está haciendo, Garda —Shannon levantó la vista cuando su madre empezó a hablar—. Porque todos estuvimos de acuerdo en que no daríamos a la publicidad ninguna grabación con fines sensacionalistas.
    —Carly, ya sabe que la prensa ha estado detrás de mí para que les entregara esas otras cintas, y que no lo he hecho, porque todos hemos votado en contra. Pero tengo la impresión de que esta situación es distinta…, una demostración de una condición sociocultural alienígena única. ¿Qué opina usted de eso, Shann?

    Shannon se encogió de hombros, irritado y sin saber qué responder.

    —No veo qué maldita cosa puede haber de único en ello; una masacre es una masacre, se filme donde se filme. Creo que la idea hiede.

    En una ocasión, en una fiesta, cuando aún estaba en la universidad, había visto una película en la cual una víctima desprevenida era asesinada a hachazos. El film, y lo que todos los films como aquel decían de la especie humana, le había revuelto siempre el estómago.

    —Ach… ¡Hay máss verrdad que poessía en esso! —dijo Garda.

    Reed frunció el ceño, y Shannon vio a su madre alzar las cejas.

    —Tengo una idea mejor —aplastó el cigarrillo en el cenicero que había debajo del panel—. ¿Por qué no me dejan hablar con ella de eso? —mientras lo decía se dio cuenta de cuánto había deseado intentarlo, y de lo mucho que podía representar el éxito para su fe en la comunicación, para la imagen que tenía del pueblo de T’uupieh, y quizás incluso de sí mismo.

    Esta vez ambos mostraron su sorpresa.

    — ¿Cómo? —preguntó Reed.
    —Bueno…, aún no lo sé. Simplemente déjenme hablar con ella, intentar comunicarme realmente con ella, descubrir cómo piensa y lo que siente… Sin toda esa porquería de técnica metiéndose en medio por un tiempo.

    La boca de su madre se apretó; vio la familiar arruga de preocupación formándose entre sus cejas.

    —Nuestro trabajo aquí es reunir esa “porquería” —le dijo ella—, no empezar a imponer valoraciones morales en el universo. Tenemos ya suficiente trabajo tal como están ahora las cosas.
    — ¿Qué hay de impossición en intentarr evitarr un assesinato? —una cierta luz brilló en los opacos ojos azules de Garda—. Esso tiene implicacioness rreales…, ssocialess. Piensa en ello, Marrcuss.

    Reed asintió, mirando pacientemente a los rostros atentos que lo rodeaban.

    —Sí, las tiene… Mucho interés humano —murmullos y asentimientos como respuesta—. De acuerdo, Shann. Quedan unos tres días antes de que amanezca de nuevo en el bosque de Sherwood. Puede disponer de ellos para trabajar con T’uupieh. La prensa deseará informes de nuestros progresos —miró su reloj y señaló con la cabeza hacia la puerta, mientras se volvía hacia ella.

    Shannon apartó la vista del rostro de su madre cuando ella pasó por su lado.

    —Buena suerte, Shann —le lanzó distraídamente Reed—. No cuento con reformar a Robin Hood, pero puede intentarlo de todos modos.

    Shannon se inclinó en su silla, frunciendo el ceño, y se volvió hacia el panel, diciendo por lo bajo:

    —Que en tu próxima reencarnación aparezcas como la taza de un inodoro.


    T’uupieh estaba confundida. Permanecía sentada sobre un montículo de resbaladiza piedra de agua al lado del demonio cautivo, aguardando una respuesta de él. En el tiempo que había pasado desde que lo encontrara en los pantanos, se había sorprendido una y otra vez de lo poco que se parecía su comportamiento al de todos los demás demonios de la ciencia popular que conocía. Y esta noche…

    Se había sacudido, sobresaltada, cuando su grotesco brazo provisto de garras cobró súbitamente vida y tanteó por entre las frías y plateadas hojas primaverales que brotaban del fundente suelo al pie de pequeño montículo. El demonio hacía muchas cosas incomprensibles —lo cual era lógico—, y exigía ofrendas de carne y vegetales, e incluso piedras…, y a veces hasta alguna parte del botín obtenido de los viajeros. Ella le entregaba de buen grado todas esas cosas, con la esperanza de ganar así su ayuda; incluso —aunque a regañadientes— le había dado los preciosos ornamentos de metal de los Antiguos que le había arrebatado a un gimoteante señor extranjero. El demonio la había elogiado efusivamente por aquello; todos los demonios acumulaban metal, y ella supuso que necesitaba metales para mantener su fuerza.

    Su caparazón en forma de domo brillaba ahora con el fuego mágico que siempre lo rodeaba por la noche; era una inmensa joya de metal del color de la sangre. Y sin embargo, ella siempre había oído decir que los demonios preferían la carne de hombres y mujeres. Pero cuando había intentado meterle un ala del señor extranjero en sus fauces, la escupió causándole varios rasguños sangrantes y le dijo a ella que lo dejara marchar. Sorprendida, ella obedeció y dejó que el idiota se fuera corriendo y aullando hasta perderse en los pantanos. Y luego, esa noche…

    —Vas a matar a tu hermana, T’uupieh —le había dicho—, y a dos niños inocentes. ¿Cómo te sientes al respecto?

    Ella había dicho lo primero que se le ocurrió: la verdad.

    — ¡El nuevo día tarda demasiado en llegar para mí! He esperado tanto tiempo, tanto tiempo para tomar mi venganza sobre Klovhiri… Mi hermana y sus retoños forman parte de su maldad; mejor matarlos antes de que se multipliquen —había extraído la daga y la había clavado en la musgosa y fundente tierra, como si los estuviera clavando en sus podridos corazones.

    El demonio había permanecido en silencio durante largo tiempo, como siempre. La tradición decía que los demonios eran inmortales, por lo que ella siempre había supuesto que no había razón alguna para que la respuesta fuera rápida; en algunas ocasiones, sin embargo, había deseado que se mostrara un poco más considerado hacia su propia condición de mortal. Luego, finalmente, había dicho, con su profunda voz llena de extrañas sombras:

    —Pero los niños no han hecho daño a nadie. Y Ahtseet es tu única hermana; ella y los niños son lo único que queda de tu sangre. Ella ha compartido tu vida. Dices que tú una vez… —el demonio hizo allí una pausa para rebuscar en su limitado vocabulario— la quisiste por eso. ¿Ya no significa nada lo que una vez significó algo para ti? ¿No queda nada de amor para frenar tu mano cuando la alces contra ella?
    — ¡Amor…! —había dicho ella, incrédula—. ¿Qué palabras son esas, oh Desalmado? Te estás burlando de mí —de pronto la ira había dejado sus dientes al descubierto—. El amor es un juguete, mi demonio, y yo dejé mis juguetes atrás. Y lo mismo ha hecho Ahtseet…, ya no es de los míos. ¡Traidora! ¡Traidora!

    La palabra había silbado como los moribundos leños del fuego del campamento, y ella se alejó disgustada del demonio, para escarbar en la capa aislante de cenizas sulfurosas y depositar sobre ella unas cuantas empapadas ramas más. Y’lirr, su segundo al mando, le había sonreído desde donde permanecía recostado sobre el suelo envuelto en su capa, diciéndole que debería dormir. Pero ella lo había ignorado y había vuelto a su guardia en la colina.

    Pese a que aquella noche era lo suficientemente fría como para recristalizar los miembros de los árboles safiül que se estaban descongelando lentamente, el equinoccio ya había pasado, y ahora la fina llovizna de polímero presagiaba los dorados días del próximo verano. T’uupieh se había envuelto más apretadamente en su capa y se había echado la capucha por encima de la cabeza, para evitar que la pegajosa humedad impregnara sus alas y membranas auditivas, y había recordado el último verano, su primer verano, que siempre recordaría… Ahtseet era una torpe y aleteante niña al comienzo de aquel primer verano, y T’uupieh la niña había pensado que su nueva hermana era tonta e inútil. Pero el verano fue transformando lentamente las tierras y llenando sus asombrados ojos con milagros, y su hermana se había transformado también, para convertirse en una compañera de aventuras juguetona y fácilmente gobernable. Juntas aprendieron a utilizar sus alas y aprovechar las cálidas corrientes ascendentes para explorar los límites y las libertades de su herencia.

    Y ahora, mientras la primavera avanzaba hacia el verano una vez más, T’uupieh se aferraba con furia a aquella visión, no deseando perderla, o recordar que aquel cálido e irreflexivo verano de su infancia nunca volvería, aunque las estaciones regresaran; porque la Rueda del Cambio seguía girando… y nunca volvía hacia atrás. No había regreso. Se había convertido en una adulta al final del verano, y ya no podría volver a remontarse con las ligeras alas de la libertad infantil. Como tampoco podría volver a hacerlo Ahtseet. La pequeña Ahtseet, siempre inmediatamente detrás de ella, como su sombra buena. ¡No! ¡No lo lamentaría! Se sentiría contenta…

    — ¿Has pensado alguna vez, T’uupieh —había dicho de pronto el demonio—, que está mal matar a alguien? Tú no deseas morir; nadie desea morir demasiado pronto. ¿Por qué deberían ellos? ¿Te has preguntado alguna vez cómo sería si tú pudieras cambiar el mundo por uno en el que tú…, donde tú trataras a todos los demás como siempre has deseado que te trataran a ti, y donde ellos te trataran de igual modo? Si alguien pudiera… vivir y dejar vivir… —su voz se había deslizado hacia imprecisos armónicos que T’uupieh no consiguió descifrar.

    Ella había escuchado, pero el demonio no dijo nada más, como si hubiera estado aguardando a que ella recapacitara sobre lo que ya había oído. Pero no había necesidad de pensar en lo que resultaba obvio.

    —Sólo los muertos “viven y dejan vivir”. Trato a todo el mundo como espero que me traten a mí; de lo contrario… ¡iría a reunirme muy pronto con los pacíficos muertos! La muerte es una parte de la vida. Morimos cuando el destino lo desea, y cuando el destino desea, matamos.

    »Tú eres inmortal; tienes el poder de hacer girar la Rueda, y haces girar al destino como deseas. Puedes jugar con inútiles fantasías, incluso convertirlas en realidad, y no sufrir jamás las consecuencias. Nosotros… no tenemos lugar para tales cosas en nuestras pequeñas vidas. No importa cuánto me esfuerce en ser como tú, al final moriré como todos los demás. No podemos cambiar nada; nuestras vidas están preordenadas. Así es como son las cosas entre los mortales.

    Y de nuevo T’uupieh se había sumido en el silencio, llena de inquietud ante aquellas extrañas divagaciones de la mente del demonio. Pero no dejaría que todo aquello influyera en sus nervios. El día acudiría muy pronto, no debía ponerse nerviosa; tenía que estar totalmente controlada cuando condujera su ataque sobre Klovhiri. Ninguna emoción debía interferir, y no importaba cuan grandes eran sus anhelos de sentir la azulada sangre de Klovhiri, y la de su hermana, y la de los niños resbalar por sus manos… Los retoños de Ahtseet nunca sentirían el cálido viento empujarlos hacia arriba en el cielo, ni se zambullirían, como lo había hecho ella, en las profundidades de sus estanques con pétalos arcoíris, ni verían sus torres reflejar la luz allá a lo lejos, entre los árboles. ¡Nunca! Nunca.

    Entonces había contenido bruscamente la respiración, mientras una especie de rabiosa girándola estallaba en la pared de retorcidos arbustos que había tras ella, dando volteretas por encima de su cabeza en dirección al claro que formaba el campamento. La había observado rodear el fuego —lanzando chispas, silbando furiosamente en el tranquilo aire— tres veces y media antes de hundirse sin dejar de dar vueltas en la oscuridad. Ningún durmiente despertó, sólo dos se removieron. Ella se había aferrado a una de las duras y angulares patas del demonio, agitada, sabiendo que aquellas vueltas en torno al fuego habían sido un portento… Pero ignoraba su significado. El ardiente silencio que aquella cosa dejara tras de sí la había oprimido como una losa: se había agitado inquieta, con sus alas tendidas.

    Y sin inmutarse en absoluto, el demonio había empezado a desgranar de nuevo sus extraños y tenebrosos pensamientos:

    —No todo lo que has oído sobre los demonios es cierto. Podemos sufrir las… —buscaba de nuevo las palabras—… las consecuencias de nuestros actos; entre nosotros también luchamos y sucumbimos. Somos viciosos, brutales y despiadados, pero no nos gusta ser así. Deseamos cambiar a algo mejor: ser más compasivos, perdonar más. Fracasamos más veces de las que vencemos, pero creemos que podemos cambiar. Y tú eres más parecida a nosotros de lo que supones. Puedes trazar una línea entre… confianza y traición, correcto e incorrecto, bueno y malo; puedes optar por no cruzar nunca esa línea.
    — ¿Cómo? —T’uupieh había girado su rostro para enfrentarse al ojo de ámbar grande como su propia cabeza, atreviéndose a interrumpir las palabras del demonio—. ¿Cómo puede una gota cambiar la magnitud de las mareas? ¡Es imposible! El mundo se funde y fluye, se eleva en bruma, regresa de nuevo al hielo, sólo para fundirse y fluir una vez más. Una rueda no tiene principio, y tampoco final; no empieza en ningún lugar. No hay “bueno” ni “malo”…, y ninguna línea entre ellos. Sólo hay aceptación. Si tú fueras un mortal, ¡diría que estás loco!

    Se había vuelto de nuevo, y sus garras trazaron leves surcos en la piedra recubierta con polímero mientras luchaba por mantener el autocontrol. Locura… ¿Era posible? ¿Podía su demonio haberse vuelto loco? ¿De qué otro modo podía explicar los pensamientos que él había puesto en su mente? Pensamientos insanos, extraños, suicidas…, pero que la atormentaban.

    ¿O era posible que existiera un método en su locura? Sabía que la traición era algo que yacía en el corazón de todo demonio. Podía simplemente estar mintiéndole cuando hablaba de confianza y perdón, sabiendo que ella debía estar preparada para mañana; confiando en hacerla dudar de sí misma, en conseguir que fracasara. Sí, eso era mucho más razonable. Pero, entonces… ¿por qué resultaba tan difícil creer que este demonio estaba intentando arruinar sus más acariciadas metas? Después de todo, ella lo mantenía prisionero; y aunque sus conjuros le impedían que la despedazara, quizás estaba intentando despedazar su mente, llevarla hasta la locura. ¿Por qué no debería odiarla, y deleitarse en su tortura, y esperar su destrucción?

    ¡Cómo podía ser tan desagradecido! Casi se había reído en voz alta ante su propio resentimiento, incluso mientras formulaba el pensamiento…, como si algún demonio hubiera conocido alguna vez la gratitud. Pero desde el día en que lo había atrapado con sus conjuros en los pantanos, le había ofrecido el mejor de los tratos. Lo había servido y transportado de un lado a otro, y había obligado a sus temerosos seguidores a que hicieran lo mismo. Le había ofrecido lo mejor de todo…, cualquier cosa que había deseado. Bajo sus órdenes había enviado rastreadores a buscar sus dispersos ojos, y él le había permitido, e incluso animado, a usar sus ojos como si fueran de ella, como observadores y protectores. Ella hasta le había enseñado a comprender su idioma —porque era tan ignorante como un bebé acerca del mundo de los mortales— cuando se dio cuenta de que él deseaba comunicarse. Había hecho todas aquellas cosas para ganarse su favor debido a que sabía que él había llegado a sus manos por una razón, y que si ella conseguía ganar su cooperación, no habría nadie que se atreviera a cruzarse en su camino.

    Había pasado todas sus horas libres haciéndole compañía, saciando su curiosidad —y la propia— mientras aumentaba sus enjoyadas fauces… hasta que gradualmente esas conversaciones con el demonio se convirtieron en una finalidad en sí mismas, un tesoro que valía incluso el sacrificio de metales preciosos. Ni siquiera la constante espera a que su lenta mente ponderara sus preguntas y respuestas la habían cansado nunca; había llegado a gozar compartiendo incluso el simple placer de sus silencios, y descansar a la cálida luz ambarina de su mirada.

    T’uupieh bajó la vista hacia el cinturón de fibra finamente tejido que pasaba a través de las estrechas hendiduras entre su costado y sus alas y mantenía sujeta su túnica. Tocó con sus dedos los pesados abalorios de intenso color ambarino que lo decoraban…, metal fundido y endurecido atrapado en pulida roca de agua gracias a las secretas artes de los forjadores de joyas, y que le recordaban siempre los mil ojos de su demonio. Su demonio…

    Apartó de nuevo la mirada para dirigirla hacia el fuego, hacia las formas envueltas en capas de sus seguidores. Desde que el demonio había venido a ella había notado cómo el espacio —tanto el físico como el emocional— que siempre la había separado como jefe de su grupo se iba ensanchando gradualmente. Seguía ostentando absolutamente el liderazgo, y quizá más firmemente ahora que había conseguido dominar al demonio, y su lazo de unión de peligro compartido y respeto mutuo jamás se había debilitado. Aunque había otras necesidades que su gente podía satisfacer mutuamente, pero no con ella.

    Los observó durmiendo como los muertos —como debería estar durmiendo ella ahora—, preparándose para mañana. Dormían esporádicamente, cuando podían, como hacían todos los plebeyos… Como lo hacía ahora ella también, en vez de hibernar la noche entera como la nobleza. Muchos de ellos dormían emparejados, hombre y mujer, aunque lo hacían con una plebeya y caótica falta de discriminación, siempre que la mujer sentía que le había llegado la estación. T’uupieh se preguntaba qué imaginarían al verla a ella sentada allí con el demonio, en plena noche. Sabía lo que pensaban, lo que ella animaba a todos a pensar: que había elegido al demonio como consorte, o que él la había elegido a ella. Y’lirr dormía siempre solo, observó. Confiaba en él y le gustaba más que cualquiera de los otros: era rápido y despiadado, y sabía que la adoraba. Pero era un plebeyo, y —lo más importante— no la desafiaba. En ningún lado, ni siquiera entre la nobleza, había hallado a nadie que le ofreciera la clase de compañerismo que anhelaba… Hasta ahora, hasta que el demonio había venido a ella. No, no podía creer que todas sus palabras fueran mentira.

    — ¡T’uupieh! —el demonio zumbó su nombre en la neblinosa oscuridad—. Quizá no puedas cambiar el esquema del destino, pero puedes cambiar tu mente. Ya has desafiado al destino saliéndote de la ley y desafiando a Klovhiri. Tu hermana fue la que aceptó —unas palabras ininteligibles—, simplemente dejó que la Rueda la tomara. ¿Puedes realmente matarla por eso? Debes comprender por qué lo hizo, cómo pudo hacerlo. No tienes que matarla por eso… No tienes que matar a ninguno de ellos. Tienes la fuerza, el valor de echar a un lado tu venganza y encontrar otro camino que te conduzca a tus fines. Puedes elegir ser clemente… Puedes elegir tu propio camino a través de la vida, aunque el destino último de toda vida sea el mismo.

    Ella se puso en pie con resentimiento, igualando la altura del demonio, y se envolvió apretadamente en la capa.

    —Aunque deseara cambiar de opinión, es demasiado tarde. La Rueda ya está en movimiento, y debo dormir si quiero estar dispuesta para ello —echó a andar hacia el fuego, se detuvo, miró hacia atrás—. No hay nada que yo pueda hacer ahora, mi demonio. No puedo cambiar el mañana. Sólo tú puedes hacer eso. Sólo tú.

    Lo oyó más tarde decir suavemente su nombre mientras ella permanecía tendida sin conseguir dormir en el frío suelo. Pero volvió la espalda a la voz y siguió allí tendida.

    Finalmente el sueño acudió.


    Shannon se dejó caer en el abrazo del acolchado sillón, frotándose la dolorida cabeza. Sus párpados eran como papel de lija, su cuerpo un peso muerto. Miró la gran pantalla, a T’uupieh vuelta obstinadamente de espaldas a él mientras dormía al lado del fuego de nitrógeno del campamento.

    —Está bien, eso es todo. Renuncio. Ni siquiera me escucha. Llame a Reed y dígale que abandono.
    — ¿Abandonass el intento de convencerr a T’uupieh? —preguntó Garda—. ¿Esstáss segurro? Ella puede volverr todavía. Pon un poco máss de énfasiss en… en loss aspectoss esspirritualess. Debemoss estarr segurros de que hemoss agotado todass lass possibilidadess… parra hacegle cambiarr su decissión.

    Para salvar su alma, pensó él amargamente. Garda había hecho sus primeras prácticas en un instituto dedicado a la traducción de la Biblia; él había descubierto en las últimas horas que aún guardaba en su interior un secreto deseo de hacer proselitismo. Pero… ¿qué alma?

    —Estamos malgastando nuestro tiempo. Hace seis horas que se alejó de mí. No va a volver…, y lo que quiero decir es que lo abandono todo. No deseo estar aquí cuando se produzca el asesinato. Ya he tenido bastante.
    —No lo dicess en serrio —dijo Garda—. Esstáss canssado, tú también necessitass desscansarr. Cuando T’uupieh despierrte, podrrás hablarr de nuevo con ella.

    Él sacudió la cabeza para echarse el pelo hacia atrás.

    —Olvídelo. Simplemente llame a Reed.

    Miró por la ventana al amanecer que separaba del cielo la silueta de las construcciones costeras envueltas en la niebla. Garda se encogió de hombros, desilusionada, y se dirigió hacia el teléfono.

    Shannon estudió nuevamente la consola del sintetizador, el teclado aún resplandeciente y aguardando, pidiéndole aún a sus pesadas y cansadas manos un intento más. Al menos cuando hiciera su última declaración no tendría que ser directamente a los ojos y oídos de un mundo que estaba aguardando; dudaba que ningún periodista fuera tan delicado como para estar aguardando todavía en la sala de observación de paredes de cristal a aquella hora. Sus preguntas habían sido interminables a primera hora de aquella noche, tanteando sus sentimientos, motivos, propósitos y planes, preguntando acerca de la moralidad de Robin Hood o de la falta de ella, y de la de él mismo, acerca de cientos de otras cosas que no eran asunto de nadie excepto de él.

    El mundo de la música había tratado de hacerle lo mismo en una ocasión, pero entonces pudo contar con amortiguadores —agentes, publicistas— para protegerlo. Ahora que había tanto en juego, no había tenido protección; únicamente Reed ante el micrófono convirtiendo elocuentemente la habitación en un espectáculo, con Shann el Hombre como atracción principal, hasta que empezó a sentirse atado a una estaca junto a un hormiguero y completamente cubierto de miel. Los periodistas lo miraban desde sus asientos como desde las alturas, criticando las respuestas de T’uupieh así como las suyas propias, llenando los lapsos de tiempo en los que necesitaba quietud para pensar, con irritantes interrupciones. El éxito de Reed había sido total en exprimir hasta la última gota de patetismo e interés humano de su esfuerzo por prevenir la venganza de T’uupieh contra los inocentes… Y con ello había conseguido que todo fracasara.

    No. Se envaró en su asiento intentando desentumecer su espalda. No, no podía echarle la culpa a Reed. En el momento en que lo que iba a decir era realmente importante, los periodistas ya lo habían echado a un lado. El fracaso era imputable a él, sólo a él: su habilidad no había sido suficiente, su mensaje no había resultado convincente… Era él quien no había sido capaz de ver a través de los ojos de T’uupieh con la claridad suficiente para que ella viera a través de los de él. Había tenido su oportunidad de comunicarse realmente, por una sola vez en su vida…, de comunicar algo importante. Y lo había estropeado.

    Una mano pasó por su lado para dejarle una taza de humeante café en el estante bajo la terminal.

    —Una cosa excelente de este ordenador —dijo una voz suave— es que está programado para hacer una buena taza de café.

    Sorprendido, se rio impensadamente y alzó la vista: su madre se veía ojerosa y cansada. Sostenía otra taza de café en su mano.

    —Gracias —tomó un sorbo y sintió el caliente líquido descender por su garganta hasta su vacío estómago. Sin levantar de nuevo la vista, dijo—: Bien, tienes lo que deseabas. Y también Reed. Ha conseguido el patetismo que quería, y tendrá sus asesinatos también.

    Ella movió la cabeza.

    —No es eso lo que yo deseaba. No quiero verte abandonar todo lo que has hecho aquí, simplemente porque no te gusta lo que Reed está haciendo con una parte de ello. No es para tanto. Tu trabajo significa demasiado para este proyecto, y significa demasiado para ti.

    Él levantó la vista.

    —Ja, esstá en lo cierto, Sshannon —recalcó Garda—. No puedess dejarrlo… Te necessitamoss demassiado ahorra. Y T’uupieh te necessita.

    De nuevo se rio involuntariamente.

    —Soy tan útil como un yo-yo de cemento. ¿Qué es lo que pretende, Garda? ¿Utilizar mis propias palabras moralizantes contra mí?
    —Te está diciendo lo que cualquier ciego podría haber visto esta noche, si no lo hubiera visto hasta ahora —la voz de su madre era extrañamente distante—: que este proyecto jamás habría conseguido tal grado de éxito sin ti. Que tenías razón acerca del sintetizador. Y que perderte significaría…

    Se interrumpió para volverse a observar la entrada de Reed por la puerta que estaba al extremo de la larga habitación. Venía solo esta vez, y contra lo acostumbrado en él, se veía desaliñado. Shannon supuso que habría estado durmiendo cuando le llegó la llamada telefónica, y se sintió inexplicablemente complacido por haberlo despertado.

    En cambio, Reed no lo estaba. Shannon observó el ceño fruncido, que podía significar preocupación o desagrado, o ambas cosas, y que fue deformando su rostro y creando ondas maléficas que avanzaban hacia ellos.

    — ¿Qué es lo que me ha dicho ella…, que pretende abandonar? ¿Sólo porque no puede cambiar una mente alienígena? —entró en el cubículo y miró hacia la terminal, para asegurarse de que todos los micrófonos estuvieran desconectados, supuso Shannon—. Usted sabía que era difícil, probablemente sin esperanzas. Tiene que aceptar que ella no desea ser reformada; aceptar que los valores de una cultura alienígena deben ser diferentes de los suyos.

    Shannon se recostó en el sillón. Sintió que un músculo en la parte interna de su codo empezaba a tironear de cansancio.

    —Puedo aceptar eso. Lo que no puedo aceptar es que usted desee convertirnos a todos en una pandilla de malditos alcahuetes. ¡Cristo, ni siquiera tiene usted una buena razón para ello! No vine aquí para ponerle la banda sonora a una asquerosa película. Si sigue usted adelante y le da a tragar al mundo esos asesinatos, abandono. No quiero dejar todo esto, pero no pienso quedarme para asistir a un carnaval pornocriminal.

    El ceño de Reed se frunció aún más, y miró hacia otro lado.

    —Y bien, ¿qué hay con ustedes dos? ¿Me están culpando también privadamente de complicidad en los asesinatos? Carly…
    —No, Marcus… Realmente no —ella sacudió la cabeza—. Pero todos sentimos que no debemos rebajar y debilitar nuestra investigación para convertirla en un espectáculo. Después de todo, la gente de Titán tiene tanto derecho a la intimidad y al respeto como cualquier cultura de la Tierra.
    —Ja, Marrcuss, crreo que todoss esstamos de acuerrdo al resspecto.
    — ¿Y cuánta intimidad tiene hoy en día alguien en la Tierra? Buen Dios… ¿Recordáis a los Tasaday? Y eso fue hace treinta años. No hay ni una sola cumbre montañosa o isla desierta que el omnipresente ojo de la cámara no haya transmitido para todo el mundo. Y respecto a lo que llaman las leyes de vigilancia pública del crimen…, nuestras propias vidas no son más que un gran espectáculo para mirones.

    Shannon sacudió la cabeza.

    —Eso no significa que debamos…

    Reed volvió hacia él unos fríos ojos:

    —Y yo ya estoy un poco cansado de su presuntuosa piedad, Wyler. ¿A qué cree que debe usted su éxito como músico, sino a la publicidad? —hizo un gesto hacia los carteles en las paredes—. Hay más ventas forzadas en la música que usted hace que en cualquier otro campo que pueda nombrar.
    —Tuve que aceptar algo de empuje publicitario. De lo contrario no habría podido llegar a la gente, no habría podido conseguir lo que realmente es importante para mí, comunicarme. Eso no significa que me guste.
    — ¿Y usted cree que yo disfruto con esto?
    —Entonces, ¿qué…?

    Reed vaciló.

    —Lo que ocurre es que soy bueno en esto, lo cual es lo que realmente importa. Porque usted puede no creerlo, pero sigo siendo un científico, y de lo que más me preocupo es de lograr que la investigación obtenga una buena tajada del pastel.

    »Dice usted que no tengo ninguna buena razón para hacer públicos de este modo nuestros descubrimientos. ¿No se da cuenta de que la NASA perdió todos los datos de nuestra sonda a Neptuno simplemente porque alguien en las alturas se cansó de esperar noticias y cortó nuestros fondos? El auténtico problema en estas largas misiones a los planetas exteriores no es la fiabilidad del instrumental, sino la constancia financiera. El público pagará millones por uno de sus conciertos, pero ni un centavo por algo que no comprenda.

    —No veo…
    —La gente quiere olvidar sus problemas, que la entretengan. ¿Y quién puede culparla por ello? De modo que para competir con las películas, y los deportes, y la gente como usted, sin mencionar otras diez mil valiosas causas gubernamentales y privadas, tenemos que ofrecerle al público lo que desea. Es mi responsabilidad dar eso, de modo que los “auténticos científicos” puedan sentarse en sus inmaculados y brillantes Institutos con medio millar de millones de dólares en valioso equipo a su alrededor, y hablar del “respeto a la investigación”.

    Reed hizo una pausa; Shannon mantuvo testarudamente su mirada.

    —Piense en ello. Y cuando pueda decirme que lo que ha hecho como músico es moralmente superior, o más valioso que lo que está haciendo ahora, podrá venir a mi oficina y decirme lo que significa ser realmente hipócrita. Pero piense en ello primero…, piénsenlo todos ustedes —dio media vuelta y salió del cubículo.

    Los otros, en silencio, lo observaron irse hasta que las dobles puertas, al otro extremo de la habitación, dejaron de moverse.

    Garda miró su bastón y luego su capa. Y observó, con aire sentencioso:

    —Bien… Crreo que ha consseguido un punto.

    Shannon se inclinó hacia delante, en un recorrido a lo largo de la compleja belleza de la terminal. Sentía que la combinación de pesadumbre y cafeína hacía a un lado su cansancio.

    —Sé que lo ha conseguido, pero no era ése el punto adonde yo quería llegar. No deseaba cambiar la mente de T’uupieh o abandonarlo todo, simplemente porque objetara vender el proyecto… Es la forma en que está siendo vendido, como una especie de espectáculo de perversión criminal, lo que no puedo soportar.

    Recordó que cuando era niño, los conciertos de rock habían conseguido una cierta notoriedad y eran tan respetables como una orquesta sinfónica, comparados con los espectáculos sensacionalistas de ahora, que los fueron eclipsando a medida que crecían: donde “expertos” se jugaban la vida por una bolsa de un millón de dólares, frente a una multitud que acudía a verles perder; donde masoquistas se ganaban la vida a través de la automutilación; donde se filmaban películas de cinema verité de carnicerías y muerte.

    —Quiero decir, ¿es eso lo que realmente quiere todo el mundo? —continuó—. ¿Hace sentirse bien a la gente el ver sangrar a otra persona? ¿O conseguirán alguna especie de superioridad moral contemplando la masacre, porque sucede en Titán en vez de aquí? —alzó la vista hacia la pantalla, hacia T’uupieh, que seguía tendida, durmiendo, inmóvil e indiferente—. Si hubiese podido cambiar la mente de T’uupieh, o cambiar lo que ocurre aquí, quizá me habría sentido bien respecto a algo. Al menos respecto a mí mismo. Pero… ¿a quién estoy engañando? —T’uupieh había tenido razón durante todo el tiempo, y ahora tenía que reconocerlo para sí: que no había ninguna forma de cambiar a ninguno de los dos—. T’uupieh es simplemente como los demás: cortaría antes tu mano que estrechártela…, y el hecho de que nosotros lo hagamos indirectamente no nos hace mejores. Y ninguno de nosotros lo será nunca.

    Las palabras de una vieja canción —más vieja que él— se insinuaron en su mente con brusca ironía, mientras empezó a desconectar la terminal:

    —“Las manos de un hombre nada pueden construir…”
    —Necessitass dorrmirr… Todoss nossotrross lo necessitamoss —dijo Garda, levantándose rígidamente de su silla.
    —“…excepto si una más una más cincuenta hacen un millón” —terminó suavemente la letra su madre.

    Shannon se volvió para mirarla, la vio mover la cabeza; ella se dio cuenta de que él la miraba, y levantó la vista.

    —Después de todo, si T’uupieh hubiera podido aceptar que lo que hacía era moralmente malo, ¿qué habría sido de ella? Ella lo sabía: la habría destruido; nosotros la habríamos destruido. Habría sido arrastrada y ahogada en la marea de la violencia… —su madre desvió la vista hacia Garda, luego la volvió hacia él—. T’uupieh es una realista, además de todo lo que también pueda ser.

    Él sintió que su boca se crispaba, con el resentimiento que sublima una emoción más profunda y dolorosa; oyó el gruñido de indignación de Garda.

    —Pero eso no significa que estés equivocado, o que hayas fracasado…
    —Te agradezco que digas eso —se puso de pie, hizo una seña a Garda, y se dirigió hacia la salida—. Vámonos.
    —Shannon.

    Se detuvo, mirando aún a otro lado.

    —No creo que hayas fracasado. Creo que has logrado llegar a T’uupieh. Lo último que ella dijo fue: “Sólo tú puedes cambiar el mañana”. Creo que está desafiando al demonio a seguir adelante, a hacer aquello que no tiene el poder de hacer por sí misma. Creo que te está pidiendo que le ayudes.

    Él se volvió lentamente.

    — ¿Realmente crees eso?
    —Sí, lo creo —ella inclinó la cabeza y soltó el pelo que el cuello de su suéter aprisionaba.

    Shann regresó a su asiento; sus manos rozaron las oscuras e inertes placas del panel.

    —Pero no sacaré nada hablando de nuevo con ella. De alguna forma, el demonio debe detener el ataque por su propia cuenta. Si pudiera utilizar la “voz” para advertirles… ¡Maldito sea el desfase de tiempo!

    Se sentía derrotado; cuando la voz llegara a ellos, el ataque se habría producido más de cuatro horas antes. ¿Cómo podía cambiar nada mañana si siempre iba con dos horas de retraso?

    —Sé cómo superar el problema del desfase de tiempo —dijo su madre.
    — ¿Cómo? —Garda se sentó de nuevo, mostrando entremezcladas emociones en su ancho y arrugado rostro—. No puede enviarr una adverrtencia porr delante del tiempo; nadie ssabe cuándo Klovhirri va a passarr. Podrría llegarr demassiado temprrano, o demassiado tarrde.

    Shannon se envaró en su asiento.

    —Mejor sería preguntarte: ¿por qué? ¿Por qué estás cambiando de opinión?
    —Nunca he cambiado de opinión —dijo suavemente su madre—. Nunca tampoco me gustó esto… Cuando era niña, acostumbraba a creer que nuestras acciones podían cambiar el mundo; quizá nunca he dejado de creerlo.
    —Perro a Marrcuss no le va a gusstarr que esstemoss trramando a ssuss esspaldass —Garda agitó su bastón—. ¿Y qué hay acerrca de que necessitemoss essa publicidad?

    Shannon la miró irritado.

    —Creí que estaba usted del lado de los ángeles, no del abogado del diablo.
    — ¡Lo esstoy! —Garda torció la boca—. Perro…
    —Entonces, ¿qué mala noticia ve en el anuncio de que la sonda ha efectuado un rescate de último minuto? Causará sensación, ¿no lo cree? —vio a su madre sonreír, por primera vez en meses.
    —Sensacional…, si T’uupieh no nos deja encallados en los pantanos por nuestra traición.

    Él se calmó un tanto.

    —Si realmente crees que desea nuestra ayuda, no. Y yo sé que la desea, lo siento. Pero ¿cómo podemos vencer el desfase del tiempo?
    —Yo soy la ingeniero, ¿recuerdas? Necesitaré un mensaje tuyo grabado, y un poco de tiempo para jugar con eso —señaló a la terminal del ordenador.

    El conectó la terminal y se apartó a un lado. Ella se sentó e inició un programa de documentación en la pantalla. El leyó: “Manual de operaciones a distancia”.

    —Déjame ver… Necesitaré realimentación a la llegada del grupo de Klovhiri…

    Él carraspeó.

    — ¿Querías decir lo que realmente dijiste, antes de que entrara Reed?

    Ella alzó la vista; él vio el atisbo de una respuesta en su rostro, que se desvaneció en otra sonrisa.

    —Garda, ¿te presenté alguna vez a mi hijo el lingüista?
    — ¿Y de donde ssacasste essa canción de Pete Sseegerr?
    —Y mi hijo el Músico… —la sonrisa regresó a él—. En mis tiempos escuché algunos discos —la sonrisa se metió hacia adentro, en busca de un recuerdo—. No creo que te haya dicho nunca que me enamoré de tu padre porque me recordaba a Elton John…


    T’uupieh permanecía de pie en silencio, mirando al inmóvil ojo del demonio. Un nuevo día estaba cambiando las nubes de bronce a oro; la luminosidad se filtraba por las entremezcladas cabelleras de los árboles, reflejándose en los translúcidos rostros verdes de los farallones y las chorreantes laderas, para lustrar el caparazón del demonio con su brillo. Terminó de arrancar las últimas briznas de carne de un hueso y se obligó a comérselas, apenas consciente de lo que hacía. Había enviado ya observadores en dirección a la ciudad, para vigilar a Chwiul y al grupo de Klovhiri… Detrás, el resto de su banda estaba preparado; en ese momento comprobaban armas y reflejos, y llenaban sus barrigas.

    Y el demonio aún no había hablado con ella. Había habido otras veces en las que él había optado por no hablar durante interminables horas, pero tras las locas divagaciones de la última noche, el pensamiento de que no volviera a hablarle nunca más la tenía obsesionada. Su preocupación crecía alimentando su cólera, que esa mañana estaba ya suficientemente encendida. Hasta que finalmente avanzó a grandes zancadas hacia él y lo golpeó con la mano abierta.

    — ¡Habíame, mala’ingga!

    Pero cuando dio el golpe, un dolor como el contacto de una ardiente llama trepó por los músculos de su brazo. Retrocedió lanzando una maldición de sorpresa y sacudiendo el brazo. El demonio nunca la había rechazado antes, nunca la había atacado de ninguna forma. Pero ella nunca se había atrevido a golpearlo antes, siempre lo había tratado con un calculado respeto… ¡Estúpida! Miró su mano, medio temerosa de verla cubierta de quemaduras que la convirtieran en una inválida para el ataque de hoy. Pero la piel parecía aún suave y sin ampollas, apenas algo más brillante, debido al doloroso impacto.

    — ¡T’uupieh! ¿Te encuentras bien?

    Se volvió para ver a Y’lirr, que se había acercado por detrás de ella con aspecto algo asustado y ceñudo.

    —Sí —asintió ella, controlando una réplica más cortante en vista de su preocupación—. No ha sido nada —él llevaba su arco de doble cuerda y su carcaj; ella adelantó su dolorida mano y se los cogió con toda naturalidad para echárselos al hombro—. Vamos, Y’lirr; debemos…
    —T’uupieh —esta vez era la voz sobrenatural del demonio la que había pronunciado su nombre—. T’uupieh, si crees en mi poder para cambiar el destino como yo quiero, entonces debes volver y escucharme de nuevo.

    Ella se volvió y notó cómo Y’lirr vacilaba tras ella.

    — ¡Creo de veras en todos tus poderes, mi demonio! —se frotó la mano.

    Las profundidades ambarinas de su ojo absorbieron la expresión de la mujer y leyeron su sinceridad. O al menos, eso esperó ella.

    —T’uupieh, sé que no pude conseguir que creyeras en lo que te decía. Pero deseo que… —sus palabras se entremezclaron ininteligiblemente—. En mí… Deseo que conozcas mi nombre. T’uupieh, mi nombre es…

    Oyó un aterrado grito de Y’lirr tras ella. Miró a su alrededor —pudo ver cómo él se tapaba los oídos— y hacia atrás, paralizada por la incredulidad.

    —…Shang’ang.

    La palabra la golpeó como la terrible descarga del demonio, pero esta vez el impacto fue solamente mental. Gritó agudamente, en una desesperada protesta, pero el nombre había pasado ya a su conocimiento… ¡Demasiado tarde!

    Transcurrido un largo momento; inspiró profundamente y agitó la cabeza. La incredulidad la mantenía aún inmóvil mientras dejaba que sus ojos vagaran por el cada vez más iluminado campamento, mientras escuchaba los sonidos del despertar del bosque y respiraba el olor acre y especioso de los brotes primaverales. Y entonces se echó a reír. Había oído a un demonio pronunciar su nombre, y aún seguía viva… Y no estaba ciega ni sorda ni loca. El demonio la había elegido a ella, se había unido a ella, ¡se había rendido finalmente a ella!

    Aturdida por la exultación, casi no se dio cuenta de que el demonio seguía hablándole. Interrumpió la canción triunfal que brotaba de ella y escuchó:

    —…así que te ordeno que me lleves contigo cuando emprendas hoy el camino. Debo ver lo que ocurre, observar el paso de Klovhiri.
    — ¡Sí! Sí, mi… Shang’ang. Se hará como tú quieres. Tus caprichos son mi deseo —se volvió y echó a correr colina abajo, se detuvo cuando encontró a Y’lirr aún tendido en el suelo, donde se había dejado caer cuando el demonio pronunció su nombre—. ¡Y’lirr!

    Lo sacudió con el pie. Aliviada, lo vio alzar la cabeza. Y observó su propia incredulidad reflejarse en el rostro de su lugarteniente, que levantaba la vista hacia ella.

    —Mi dama… ¿No nos ha…?
    —No, Y’lirr —dijo ella suavemente; y luego, con más energía—: ¡Por supuesto que no lo ha hecho! Ahora soy la auténtica Consorte del Demonio; nada me detendrá en mi camino… —lo empujó de nuevo con el pie, más duramente esta vez—. Levántate. ¿Qué es lo que tengo? ¿Un puñado de gimoteantes cobardes para arruinar la mañana de mi triunfo?

    Y’lirr saltó sobre sus pies y se sacudió las ropas.

    — ¡Eso nunca, T’uupieh! Estamos listos para cualquier orden… Listos para cumplir con tu venganza —su mano aferró la empuñadura de su cuchillo.
    — ¡Y mi demonio se nos unirá a ella! —el orgullo que sentía le hizo elevar la voz—. Ve a ayudar: que traigan un trineo hasta aquí, y que lo dispongan arriba. Y diles que lo muevan suavemente.

    El asintió, y por un momento, mientras miraba al demonio, ella vio temor y envidia en sus ojos.

    —Buenas noticias —dijo, y se alejó con su habitual brusquedad, sin volver la vista hacia ella.


    Oyó un pequeño clamor en el campamento y miró más allá de él, pensando que la noticia de lo del demonio ya se había difundido. Pero entonces vio a Lord Chwiul, que llegaba tal como había prometido, conducido al claro por la escolta de ella. Alzó ligeramente la cabeza, sorprendida… Acudía solo, por supuesto, pero venía conduciendo un bliell. Eran monturas raras y muy caras, puesto que eran el único animal que ella conocía capaz de cargar con tanto peso, resabiado y difícil de domar. Observó a la bestia azotando el aire, con los colmillos sobresaliendo de sus fláccidas y babeantes fauces, y sonrió levemente. Vio que su escolta se mantenía apartada de las gruesas, cortas y palmeadas patas, sujetando sus lanzas en posición de ataque. Se trataba de un animal anfibio: demasiado pesado para hacer uso de sus alas, pero ágil y rápido cuando nadaba. T’uupieh dirigió una rápida mirada a sus propios pies y manos palmeados, a sus membranosas alas que ahora apenas podían mantener su cuerpo elevado unos escasos segundos. Pensó, como había hecho tantas otras veces, qué extrañas vueltas del destino los habían formado, o transformado, a todos ellos.

    Vio a Y’lirr hablando con Chwiul, señalándola a ella; vio su insolente sonrisa y las huellas de aprensión que mostraba Chwiul al mirarla. Imaginó lo que Y’lirr habría dicho: “Sabe su nombre”.

    Chwiul cabalgó hacia donde estaba ella, controlando el rostro mientras soportaba el escrutinio del demonio. T’uupieh extendió una mano para palmear casualmente, suavemente su sensual costado, facetado como una joya. Sus ojos se apartaron brevemente de Chwiul, atraídos por algún instinto hacia el cielo directamente encima de ella, y por un brevísimo instante vio abrirse las nubes…

    Parpadeó para ver más claramente, y cuando volvió a mirar, ya no estaba. Nadie más, ni siquiera Chwiul, había visto el giboso disco de color dorado verdoso atravesado diagonalmente por una línea de plata y una franja de profunda negrura: la Rueda del Cambio. Mantuvo el rostro sin expresión, aunque su corazón latía alocadamente. La Rueda aparecía solamente cuando la vida de alguien estaba a punto de cambiar profundamente… Por lo general, este cambio era la muerte.

    La montura de Chwiul adelantó bruscamente la cabeza mientras su jinete la detenía frente a ella, que mantuvo su posición al lado del demonio. Pero algo de la azulada saliva del bliell goteó y manchó su capa mientras Chwiul tiraba de las riendas y echaba hacia atrás su enorme cabeza.

    — ¡Chwiul! —dejó escapar su cólera—. ¡Mantén el control de esa babeante asquerosidad, o haré que la maten! —su mano se posó con el puño cerrado en el pulido costado del demonio.

    La semisonrisa de Chwiul se desvaneció bruscamente, e hizo retroceder su montura, sin dejar de mirar nerviosamente el brillante ojo del demonio.

    T’uupieh inspiró profundamente y sonrió.

    —Así que no te has atrevido a venir solo a mi campamento, mi señor.

    Él se inclinó ligeramente desde su silla.

    —Simplemente dudaba si adentrarme solo en los pantanos, a pie, hasta que tus hombres me encontraran.
    —Entiendo —mantuvo la sonrisa—. Bien, entonces supongo que las cosas han ocurrido esta mañana como planeaste. ¿Están Klovhiri y su gente dirigiéndose hacia nuestra trampa?
    —Lo están. Y su guía está aguardando mi señal, para conducirlos hacia el cenagal que tú elijas.
    —Bien. Tengo en mente un lugar que está convenientemente rodeado de colinas… —admiró el autocontrol de Chwiul en presencia del demonio, aunque se daba cuenta de que no estaba tan tranquilo como pretendía parecer. Vio a algunos de los hombres dirigirse hacia ellos con un trineo para cargar al demonio para el viaje—. Mi demonio nos acompañará, por deseo propio. Una señal segura de nuestro éxito hoy. ¿No estás de acuerdo?

    Chwiul frunció el ceño como si deseara expresar sus dudas, pero no se atrevió a hacerlo con palabras.

    —Si te sirve lealmente, entonces sí, mi dama. Un gran honor y un buen presagio.
    —Me sirve con auténtica devoción —sonrió de nuevo, insinuante.

    Dio un paso atrás a la llegada del trineo, observó cómo era cargado el demonio, asegurándose de que su gente empleaba el necesario cuidado. La nueva reverencia con que lo trataban sus secuaces no pasó inadvertida ni para Chwiul ni para ella misma.

    Luego reunió a sus hombres, y partieron hacia su destino.

    Se abrieron camino por la humeante superficie de los pantanos y a través de los resbaladizos tentáculos azul pizarra de la frágil y fundente maleza. Se alegró de que avanzaran a menudo por aquel terreno, porque los brotes primaverales espinosos y el musgoso suelo obligaban a cambiar imprevisiblemente sus rutas de un día a otro. Deseó haber podido separar a Chwiul de su fea montura, pero dudaba que él hubiese cooperado, y temía que no fuera capaz de seguir el ritmo a pie. El demonio había sido firmemente atado a su trineo, y sus sudorosos acarreadores tiraban de él sin ninguna queja.

    Finalmente alcanzaron las alturas que dominaban el camino principal —aunque difícilmente podía dársele esa denominación ahora— que conducía hasta más allá de la hacienda de su familia. Hizo que se colocara al demonio de modo que pudiera observar el camino invadido por la vegetación en la dirección desde donde debería llegar Klovhiri, y envió a algunos de sus seguidores a esconder sus ojos más atrás en el camino. Luego se inmovilizó mirando hacia abajo, hacia el lugar donde el sendero parecía bifurcarse sin hacerlo realmente: la falsa bifurcación seguía las ondulantes bandas amarillas de la cara del risco por debajo de ella, hasta desembocar directamente en una depresión causada por el agua amoniacal que se filtraba a través de los compuestos sulfurosos de la roca porosa. Allí quedarían todos enfangados mientras ella y su banda los aplastaban como revoloteantes ngip —aplastó pensativamente a un ngip que se había posado descuidadamente en su mano—, a menos que su demonio… A menos que su demonio eligiera crear otro desenlace.

    — ¿Alguna señal? —Chwiul cabalgó hasta detenerse junto a ella. Pero ella se apartó ligeramente del poco firme borde del risco, observando al hombre con algo más que un interés casual.
    —Todavía no. Pero pronto…

    Había enviado secuaces para que se apostaran en la parte baja de la ladera al otro lado de la pista, pero ni siquiera el ojo de su demonio podía penetrar muy profundamente entre el follaje que bordeaba el camino. No había hablado desde la llegada de Chwiul, y no esperaba que revelara ahora sus secretos.

    — ¿Qué uniformes lleva tu escolta, y a cuántos de ellos deseas que matemos para crear el efecto adecuado? —descolgó su arco y empezó a probar la tensión de sus cuerdas.

    Chwiul se encogió de hombros.

    —Los muertos no hablan; mátalos a todos. Yo me ocuparé pronto de los hombres de Klovhiri. Mata también al guía; un hombre que puede ser comprado una vez puede ser comprado dos veces.
    —Ah… Alguien con tu perspicacia y discreción llegará muy lejos en el mundo, mi señor —asintió ella, sonriente.

    Colocó una flecha en el arco antes de volverse para observar de nuevo el camino, aún vacío. Miró nerviosamente a lo lejos, hacia los contornos plateados, verdes y azules de las distantes montañas cubiertas de niebla; a los huecos dedos de hielo, más altos que ella poco tiempo atrás, fundiéndose y decreciendo ahora a la orilla de un cercano lago, el lago donde ella había nadado el último verano…

    Un relumbre de movimiento, un ligero y extraño ruido atrajo de nuevo su mirada hacia el camino. La tensión endureció la armonía de sus movimientos mientras lanzaba la gorjeante llamada que haría que sus hombres ocuparan posiciones a lo largo del borde del farallón. Finalmente. Se inclinó con ansias hacia adelante para conseguir la primera visión de Klovhiri; descubrió al guía, y luego al trineo que arrastraba a su hermana y a los niños. Contó el número de la escolta, los vio a todos emerger en la parte del camino que su vista dominaba por completo. Pero Klovhiri… ¿Dónde estaba Klovhiri? Se volvió hacia Chwiul; su murmullo fue como un latigazo.

    — ¿Dónde está él? ¿Dónde está Klovhiri?

    La expresión de Chwiul estaba en algún lugar a medio camino entre la culpabilidad y la astucia.

    —Se retrasó. Se quedó atrás, dijo que tenía que resolver aún asuntos en la corte…
    — ¿Por qué no me lo dijiste?

    El tiró secamente de las riendas del bliell.

    — ¡Eso no cambia nada! Todavía podemos erradicar a su familia. Esto me dejará primero en la línea sucesoria, y Klovhiri siempre puede ser asesinado más tarde.
    —Pero es a Klovhiri a quien quiero… ¡para mí! —T’uupieh alzó su arco apuntando directamente al corazón del hombre.
    — ¡Si yo muero, sabrán quién es el culpable! —Chwiul agitó defensivamente un ala—. El Gran Señor se volverá contra ti; Klovhiri se encargará de ello. Véngate de tu hermana, y seguiré recompensándote bien… ¡si mantienes el trato, T’uupieh…!
    — ¡Esto no es lo que acordamos!

    Los sonidos del grupo acercándose le llegaban ahora claramente desde abajo; oyó las agudas notas de la risa de un niño. Sus secuaces permanecían agazapados, aguardando su señal, y vio a Chwiul prepararse para lanzar su propia señal al guía. Miró al demonio, a su ojo de ámbar clavado en los viajeros, abajo. Echó a andar hacia él. Aún podía cambiar por ella el destino. ¿O ya lo había hecho?

    — ¡Retroceded, retroceded! —estalló la voz del demonio por encima de ella, deslizándose hacia el silencioso bosque como una avalancha—. ¡Es una emboscada, una trampa! ¡Habéis sido traicionados!
    — ¡Traición!

    Apenas pudo escuchar la voz de Chwiul por encima del rugido; su vista giró a tiempo para ver al bliell lanzarse hacia adelante para interceptar su propio avance hacia el demonio. Chwiul enarboló su espada, y ella pudo ver la expresión de intensa furia en su rostro, sin distinguir si estaba dirigida hacia ella o hacia el demonio. Echó a correr hacia el trineo de éste mientras intentaba estirar su arco, pero el bliell cubrió el espacio entre ellos en dos grandes zancadas. Su cabeza se volvió hacia ella con las fauces abiertas. El pie de T’uupieh resbaló en el barro y cayó; las babeantes mandíbulas se cerraron inútilmente con un chasquido por encima de su cabeza. Pero una azotante pata la golpeó duramente y la envió resbalando sobre el barro hasta los pies del demonio.

    El demonio. Jadeó en busca del aire que no conseguía llenar sus pulmones, intentando invocar su nombre; vio con increíble claridad la belleza de su forma, y el ululante horror del bliell cargando hacia ellos para destruirlos. Lo vio saltar por los aires sobre ella, sobre el demonio; vio a Chwiul saltar, o ser derribado, flotar por los aires… Por último consiguió dominar su voz y gritar el nombre, una advertencia y una súplica:

    — ¡Shang’ang!

    Y mientras el bliell descendía nuevamente, un resplandor brotó del caparazón y envolvió al bliell con fuego. El ulular de la bestia rebasó la escala; T’uupieh cubrió sus oídos para protegerse del penetrante dolor de aquel grito. Pero no cubrió sus ojos: la descarga del demonio cesó con la misma rapidez de un relámpago, y el bliell se inclinó hacia atrás y cayó, rebotando ligeramente antes de aplastarse contra el suelo, muerto. T’uupieh se dejó caer hacia atrás contra las patas del demonio, agradecida por aquel apoyo mientras llenaba sus doloridos pulmones y miraba a lo lejos…

    …para ver a Chwiul, atrapado por las corrientes ascendentes del borde del risco, deslizándose, deslizándose… Y pudo ver las tres flechas que brotaban de su espalda, antes de que las corrientes se llevaran su cuerpo y desaparecieran hacia abajo, más allá del borde.

    Sonrió y cerró los ojos.

    — ¡T’uupieh! ¡T’uupieh!

    Parpadeó y los abrió de nuevo, resignadamente, mientras notaba cómo su gente se agrupaba a su alrededor. La mano de Y’lirr retrocedió en el intento de tocarle el rostro cuando ella abrió los ojos. T’uupieh le sonrió, a él, a todos ellos, pero no con la sonrisa que había tenido para Chwiul.

    —Y’lirr —y le tendió su mano, dejándose ayudar para levantarse.

    El dolor y las magulladuras la laceraban a cada pequeño movimiento, pero estaba segura, completamente, de que el único daño real era un pequeño rasguño que le ardía en su ala. Mantuvo el brazo de su lugarteniente cerca de su costado.

    —T’uupieh… Mi dama… ¿Qué ocurrió? El demonio…
    —El demonio me salvó la vida —los acalló con un gesto—. Y por sus propias razones, hizo fracasar el plan de Chwiul.

    La comprensión y las implicaciones empezaban a hacerse reales en su mente. Se volvió, y durante un largo momento miró al indescifrable ojo del demonio. Luego se apartó para dirigirse envaradamente hacia el borde del risco para mirar abajo.

    —Pero el contrato…
    — ¡Chwiul rompió el contrato! No me entregó a Klovhiri.

    Nadie protestó. Ella miró a través de la maleza, adivinando sin mucha dificultad los lugares donde Ahtseet y su grupo habían encontrado refugio abajo. Ahora podía oír el gimoteante llanto de un niño. El cuerpo de Chwiul yacía desmañadamente en la llanura, a plena vista de todos ellos, y creyó ver más flechas surgiendo de su cadáver. ¿Lo habrían asaetado también los guardias de Ahtseet, tomándole por un atacante? El pensamiento la complugo. Y una vocecilla en su interior se atrevía a susurrarle que la salvación de Ahtseet la complacía aún mucho más… Frunció repentinamente el ceño ante aquel pensamiento.

    Pero Ahtseet había escapado, y también Klovhiri… Y siendo así las cosas, ella podía aprovechar la ocasión para salvar lo que pudiera. Hizo una pausa para reunir sus aún dispersos pensamientos.

    — ¡Ahtseet! —su voz no era la voz del demonio, pero produjo ecos satisfactorios—. ¡Soy T’uupieh! ¡Contempla el cadáver del traidor que yace frente a ti…, el hermano de tu propio compañero, Chwiul! Alquiló asesinos para que te mataran en los pantanos… Coge a tu guía, haz que él te lo cuente todo. Dale las gracias a la advertencia de mi demonio; es por él que sigues viva.
    — ¿Por qué? —la voz de Ahtseet reverberó débilmente en el viento.

    T’uupieh rio amargamente.

    — ¿Por qué? Para mantener los caminos limpios de rufianes. ¡Para hacer que el Gran Señor ame más a su leal servidora, y la recompense aún mejor, mí querida hermana! Y para hacer que Klovhiri me odie. ¡Ojalá el saber que me debe vuestras vidas le devore las entrañas! Pasa libremente a través de mis tierras, Ahtseet; te lo permito…, por esta vez.

    T’uupieh retrocedió del borde del risco y se alejó cansinamente, sin preocuparse de si Ahtseet le creería o no. Su gente aguardaba inmóvil, reunida en silencio alrededor del cadáver del bliell.

    — ¿Y ahora qué? —preguntó Y’lirr por todos ellos, mirando al demonio.

    Y ella respondió. Pero lo hizo directamente al silencioso ojo de ámbar del demonio:

    —Parece que después de todo le dije la verdad a Chwiul, mi demonio. Le dije que después de hoy él no iba a necesitar su casa de la ciudad… Quizás el Gran Señor lo considere un trato justo. Quizá pueda arreglarse. La Rueda del Cambio nos arrastra a todos, pero no con la misma facilidad. ¿No es así, mi hermoso Shang’ang?

    T’uupieh palmeó afectuosamente el caparazón del demonio, calentado por el ya avanzado día, y se sentó en el suelo reblandecido en espera de la respuesta.


    1. En inglés, la palabra ring significa tanto “anillo” como pista o escenario. Así, lo que dice la madre de Shannon es que Saturno se estaba convirtiendo en un circo de tres pistas. (N. del Rev.)


    Fin.



    COMENTARIO

    Ojos de ámbar es una historia de Cenicienta… figuradamente, si no literalmente. Ben Bova me escribió para pedirme si le escribía una historia como base de su “número femenino” de junio de 1977 de la revista Analog, y el plazo máximo que me dio era de cerca de un mes. Me sentí encantada, pero al mismo tiempo preocupada, pues yo escribo muy lento, y no tenía ninguna historia almacenada en ningún rincón de mi cabeza por aquel entonces, que estuviera simplemente esperando a ser escrita. Tenía que sacar algo del sombrero…, o de mi caja de ideas, en este caso.

    Una caja de ideas es una herramienta tremendamente útil para un escritor. Descubrí que una caja para tarjetas de ocho por doce centímetros sirve perfectamente para mantener mi colección en orden. A menudo una sola idea no es suficiente para sostener el andamiaje de toda una historia, pero resulta útil coleccionar ideas y guardarlas juntas en algún lugar. En tiempos de necesidad uno puede recurrir a ellas y extenderlas ante sí, combinarlas y recombinarlas hasta que empiezan a crear resonancias interesantes que permiten construir una historia. Así es esencialmente como creé “Ojos de ámbar”.

    Empecé tomando la idea de una relación emocional íntima —pero no física— entre un ser humano y un alienígena, de un libro que había leído acerca de un indio y un lobo, y le añadí los detalles de un sueño que había tenido acerca de una mujer asesina en un escenario medieval. Tomé también la sugerencia de mi esposo Vernor, de situar la historia en Titán, una luna de Saturno, uno de los pocos cuerpos en el sistema solar que los científicos creen tiene el potencial suficiente como para desarrollar alguna forma de vida. Puesto que la música me inspira frecuentemente, le entretejí también elementos de una canción popular acerca de un “demonio amante” benigno. Mezclando todos esos elementos creé la trama básica de la historia. Una vez dispuesta la base, me senté, y escribí y escribí, a veces diez o doce horas al día. Mi índice básico de producción de palabras es bastante escuálido, aunque constante. Para escribir rápido debo hacerlo a lo largo de muchas horas, y el proceso de escribir es una especie de prolongada ensoñación, casi una meditación. Mi cuerpo empieza a crisparse cuando lo obligo a permanecer sentado sin moverse durante largos períodos, pero la disciplina de una fecha tope cercana me demostró que puedo elevar mi nivel básico de resistencia.

    Sin embargo, una vez escrita la historia, sentí una cierta alienación respecto a ella, quizá debido a que había sido “forzada” y no le había permitido desarrollarse a su propio ritmo natural. En el proceso de escribir una historia a mi velocidad normal, tengo más de una oportunidad para sentirme cómoda con su personalidad, cosa que con ésta no tuve. Cuando recibí una carta que me anunciaba que había sido nominada para un Hugo me quedé atónita. Y entonces comprendí que esta historia estaba destinada a convertirme en algo como ella. Me prometí que si realmente ganaba el Hugo, tendría que pedirle perdón a mi historia, como una malvada madrastra, por su falta de fe en ella… La madrastra lo hizo, y espero haberme hecho perdonar dándole su título a esta antología.

    Aunque Ojos de ámbar fue escrita básicamente como una aventura, uno de los temas subyacentes de la historia —y una de las razones por la que, espero, haya sido nominada para el Hugo— es la importancia de la comunicación: comunicarse con seres alienígenas —que pueden ser también simplemente otros seres humanos—, la idea de que detrás de una auténtica comunicación reside la comprensión, y que con la comprensión quizá podamos superar nuestros miedos. Cuestiona también el derecho de cualquier ser o sociedad a interferir con las estructuras de valor de otra cultura… ¿Podemos estar realmente seguros de que los valores que pretendemos imponer son superiores a los que ya poseen? ¿Tenemos derecho a hacer proselitismo? La vida está hecha de gradaciones de gris, más que de puros absolutos de blanco y negro, de verdad y error. No hay respuestas sencillas, ni para los personajes, ni para el escritor… ni para el lector.

    No grabar los cambios  
           Guardar 1 Guardar 2 Guardar 3
           Guardar 4 Guardar 5 Guardar 6
           Guardar 7 Guardar 8 Guardar 9
           Guardar en Básico
           --------------------------------------------
           Guardar por Categoría 1
           Guardar por Categoría 2
           Guardar por Categoría 3
           Guardar por Post
           --------------------------------------------
    Guardar en Lecturas, Leído y Personal 1 a 16
           LY LL P1 P2 P3 P4 P5
           P6 P7 P8 P9 P10 P11 P12
           P13 P14 P15 P16
           --------------------------------------------
           
     √

           
     √

           
     √

           
     √


            
     √

            
     √

            
     √

            
     √

            
     √

            
     √
         
  •          ---------------------------------------------
  •         
            
            
                    
  •          ---------------------------------------------
  •         

            

            

            
         
  •          ---------------------------------------------
  •         

            
         
  •          ---------------------------------------------
  •         

            
         
  •          ---------------------------------------------
  •         

            

            

            
         
  •          ---------------------------------------------
  •         

            
         
  •          ---------------------------------------------
  • Para cargar por Sub-Categoría, presiona
    "Guardar los Cambios" y luego en
    "Guardar y cargar x Sub-Categoría 1, 2 ó 3"
         
  •          ---------------------------------------------
  • ■ Marca Estilos para Carga Aleatoria-Ordenada

                     1 2 3 4 5 6 7
                     8 9 B O C1 C2 C3
    ■ Marca Estilos a Suprimir-Aleatoria-Ordenada

                     1 2 3 4 5 6 7
                     8 9 B O C1 C2 C3



                   
    Si deseas identificar el ESTILO a copiar y
    has seleccionado GUARDAR POR POST
    tipea un tema en el recuadro blanco; si no,
    selecciona a qué estilo quieres copiarlo
    (las opciones que se encuentran en GUARDAR
    LOS CAMBIOS) y presiona COPIAR.


                   
    El estilo se copiará al estilo 9
    del usuario ingresado.

         
  •          ---------------------------------------------
  •      
  •          ---------------------------------------------















  •          ● Aplicados:
    1 -
    2 -
    3 -
    4 -
    5 -
    6 -
    7 -
    8 -
    9 -
    Bás -

             ● Aplicados:

             ● Aplicados:

             ● Aplicados:
    LY -
    LL -
    P1 -
    P2 -
    P3 -
    P4 -
    P5 -
    P6

             ● Aplicados:
    P7 -
    P8 -
    P9 -
    P10 -
    P11 -
    P12 -
    P13

             ● Aplicados:
    P14 -
    P15 -
    P16






























              --ESTILOS A PROTEGER o DESPROTEGER--
           1 2 3 4 5 6 7 8 9
           Básico Categ 1 Categ 2 Categ 3
           Posts LY LL P1 P2
           P3 P4 P5 P6 P7
           P8 P9 P10 P11 P12
           P13 P14 P15 P16
           Proteger Todos        Desproteger Todos
           Proteger Notas



                           ---CAMBIO DE CLAVE---



                   
          Ingresa nombre del usuario a pasar
          los puntos, luego presiona COPIAR.

            
           ———

           ———
           ———
            - ESTILO 1
            - ESTILO 2
            - ESTILO 3
            - ESTILO 4
            - ESTILO 5
            - ESTILO 6
            - ESTILO 7
            - ESTILO 8
            - ESTILO 9
            - ESTILO BASICO
            - CATEGORIA 1
            - CATEGORIA 2
            - CATEGORIA 3
            - POR PUBLICACION

           ———



           ———



    --------------------MANUAL-------------------
    + -

    ----------------------------------------------------



  • PUNTO A GUARDAR




  • Tipea en el recuadro blanco alguna referencia, o, déjalo en blanco y da click en "Referencia"

      - ENTRE LINEAS - TODO EL TEXTO -
      1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - Normal
      - ENTRE ITEMS - ESTILO LISTA -
      1 - 2 - Normal
      - ENTRE CONVERSACIONES - CONVS.1 Y 2 -
      1 - 2 - Normal
      - ENTRE LINEAS - BLOCKQUOTE -
      1 - 2 - Normal


      - DERECHA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA - 1 - 2 - 3

      - BLUR NEGRO - 1 - 2 - 3
      - BLUR BLANCO - 1 - 2 - 3

      - BLUR INTERNO NEGRO - 1 - 2
      - BLUR INTERNO BLANCO - 1 - 2

      - Original - Quitar

      - DERECHA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2 - 3

      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar

      - DERECHA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2 - 3

      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar

      - DERECHA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2 - 3

      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar

      - DERECHA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2 - 3

      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar

      - DERECHA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2 - 3

      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar

      - DERECHA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2 - 3

      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar

      - DERECHA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2 - 3

      BLUR NEGRO - 1 - 2
      BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar

      - DERECHA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2 - 3

      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar

      - DERECHA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2 - 3

      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar



              TEXTO DEL BLOCKQUOTE
      - DERECHA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2 - 3

      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar

              FORMA DEL BLOCKQUOTE

      Primero debes darle color al fondo
      1 - 2 - 3 - 4 - 5 - Normal
      - DERECHA NEGRA - 1 - 2
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2
      - Quitar

      - DERECHA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2 - 3

      BLUR NEGRO - 1 - 2
      BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar
      - DERECHA - 1 - 2
      - IZQUIERDA - 1 - 2

      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar -

      - DERECHA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2 - 3

      BLUR NEGRO - 1 - 2
      BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar
      - DERECHA - 1 - 2
      - IZQUIERDA - 1 - 2

      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar -



      - DERECHA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2 - 3

      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar
      - DERECHA NEGRA - 1 - 2
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 -
      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar
      - DERECHA - 1 - 2
      - IZQUIERDA - 1 - 2

      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar
      - TITULO
      - DERECHA - 1 - 2
      - IZQUIERDA - 1 - 2

      - BLUR NEGRO - 1 - 2 - 3
      - BLUR BLANCO - 1 - 2 - 3
      - Quitar

      - TODO EL SIDEBAR
      - DERECHA - 1 - 2
      - IZQUIERDA - 1 - 2

      - BLUR NEGRO - 1 - 2 - 3
      - BLUR BLANCO - 1 - 2 - 3

      - BLUR INTERNO - NEGRO - 1 - 2
      - BLUR INTERNO - BLANCO - 1 - 2
      - Quitar

                 ● Cambiar en forma ordenada
     √

                 ● Cambiar en forma aleatoria
     √

     √

                 ● Eliminar Selección de imágenes

                 ● Desactivar Cambio automático
     √

      - DERECHA NEGRA - 1 - 2
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2

      - BLUR NEGRO - 1 - 2
      - BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar

      - DERECHA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - DERECHA BLANCA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA NEGRA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA BLANCA - 1 - 2 - 3

      BLUR NEGRO - 1 - 2
      BLUR BLANCO - 1 - 2

      - Quitar




      - DERECHA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA - 1 - 2 - 3

      - BLUR NEGRO - 1 - 2 - 3
      - BLUR BLANCO - 1 - 2 - 3

      - Quitar -





      - DERECHA - 1 - 2 - 3
      - IZQUIERDA - 1 - 2 - 3

      - BLUR NEGRO - 1 - 2 - 3
      - BLUR BLANCO - 1 - 2 - 3

      - BLUR INTERNO NEGRO - 1 - 2
      - BLUR INTERNO BLANCO - 1 - 2

      - Quitar - Original



                 - IMAGEN DEL POST


    Bloques a cambiar color
    Código Hex
    No copiar
    BODY MAIN MENU HEADER
    INFO
    PANEL y OTROS
    MINIATURAS
    SIDEBAR DOWNBAR SLIDE
    POST
    SIDEBAR
    POST
    BLOQUES
    X
    BODY
    Fondo
    MAIN
    Fondo
    HEADER
    Color con transparencia sobre el header
    MENU
    Fondo

    Texto indicador Sección

    Fondo indicador Sección
    INFO
    Fondo del texto

    Fondo del tema

    Texto

    Borde
    PANEL Y OTROS
    Fondo
    MINIATURAS
    Fondo general
    SIDEBAR
    Fondo Widget 1

    Fondo Widget 2

    Fondo Widget 3

    Fondo Widget 4

    Fondo Widget 5

    Fondo Widget 6

    Fondo Widget 7

    Fondo Widget 8

    Fondo Widget 9

    Fondo Widget 10

    Fondo los 10 Widgets
    DOWNBAR
    Fondo Widget 1

    Fondo Widget 2

    Fondo Widget 3

    Fondo los 3 Widgets
    SLIDE
    Fondo imagen 1

    Fondo imagen 2

    Fondo imagen 3

    Fondo imagen 4

    Fondo de las 4 imágenes
    POST
    Texto General

    Texto General Fondo

    Tema del post

    Tema del post fondo

    Tema del post Línea inferior

    Texto Categoría

    Texto Categoría Fondo

    Fecha de publicación

    Borde del post

    Punto Guardado
    SIDEBAR
    Fondo Widget 1

    Fondo Widget 2

    Fondo Widget 3

    Fondo Widget 4

    Fondo Widget 5

    Fondo Widget 6

    Fondo Widget 7

    Fondo los 7 Widgets
    POST
    Fondo

    Texto
    BLOQUES
    Libros

    Notas

    Imágenes

    Registro

    Los 4 Bloques
    BORRAR COLOR
    Restablecer o Borrar Color
    Dar color

    Banco de Colores
    Colores Guardados


    Opciones

    Carga Ordenada

    Carga Aleatoria

    Carga Ordenada Incluido Cabecera

    Carga Aleatoria Incluido Cabecera

    Cargar Estilo Slide

    No Cargar Estilo Slide

    Aplicar a todo el Blog
     √

    No Aplicar a todo el Blog
     √

    Tiempo a cambiar el color

    Desactivar Carga Ordenada o Aleatoria
    Eliminar Colores Guardados

    Sets predefinidos de Colores

    Set 1 - Tonos Grises, Oscuro
    Set 2 - Tonos Grises, Claro
    Set 3 - Colores Varios, Pasteles
    Set 4 - Colores Varios

    Sets personal de Colores

    Set personal 1:
    Guardar
    Usar
    Borrar

    Set personal 2:
    Guardar
    Usar
    Borrar

    Set personal 3:
    Guardar
    Usar
    Borrar

    Set personal 4:
    Guardar
    Usar
    Borrar
  • Tiempo (aprox.)

  • T 0 (1 seg)


    T 1 (2 seg)


    T 2 (3 seg)


    T 3 (s) (5 seg)


    T 4 (6 seg)


    T 5 (8 seg)


    T 6 (10 seg)


    T 7 (11 seg)


    T 8 13 seg)


    T 9 (15 seg)


    T 10 (20 seg)


    T 11 (30 seg)


    T 12 (40 seg)


    T 13 (50 seg)


    T 14 (60 seg)


    T 15 (90 seg)