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noviembre 12, 2016
HACE AÑOS Otto Klemperer, el gran director de orquesta alemán, en compañía de George Mendelssohn-Bartholdy, alto funcionario de Vox Productions, entró en una tienda de discos. Klemperer preguntó al joven dependiente:
—¿Tiene usted la Quinta sinfonía de Beethoven dirigida por Klemperer?
—No, señor —contestó el muchacho—. La tenemos dirigida por Ormandy y por Toscanini. ¿Por qué la quiere usted dirigida por Klemperer?
El músico, indignado, gritó:
—¡Porque yo soy Klemperer!
El joven empleado examinó fríamente al director, luego fijó la mirada en George y dijo:
—¡Ah! Y supongo que este otro señor es Beethoven, ¿eh?
—¡No! —exclamó entonces Klemperer— ¡Este señor es Mendelssohn!
—P.M.
¿CÓMO DICE?
HOY pasé largo rato reflexionando acerca de una noticia que leí en el diario de la mañana:
a. El nuevo ayuntamiento se construirá con materiales tomados del viejo. b. El antiguo edificio seguirá en uso mientras se termina el nuevo.
—Pierre-Jean Vaillard, en Le Hérisson, de Francia
EXTRACTO de una circular relativa a beneficios de jubilación del Servicio Civil Británico: "Si se encuentra usted ausente del trabajo, por enfermedad o lesiones, en la fecha en que suscribe el plan (o si se trata de un día festivo, entonces el día anterior), no tendrá derecho a compensación por defunción hasta que vuelva al trabajo".
—C.W.
UN DÍA Henry Luce, fundador y director de las revistas Time, Life y Fortune, invitó a almorzar al jefe de redacción de Life, John Shaw Billings, y a uno de los redactores. El último cuenta: "Yo le tenía miedo a Billings y éste, a su vez, a Luce". Preguntó el camarero si los señores deseaban algún aperitivo. Luce dijo que no. Billings y el redactor, aunque tenían mucha sed, tampoco pidieron nada. Ambos tenían gran apetito y en la carta se anunciaban muchos platos exquisitos. Luce pidió salchichas con frijoles; sus invitados hicieron otro tanto. El anfitrión, cortando una pequeña rebanada, se la acercó a la boca. Luego la puso de nuevo en el plato y comenzó a hablar de negocios. Los dos empleados tuvieron que suspender el almuerzo para poner atención y poder contestar. Así transcurrió toda la comida. Apenas lograron ingerir dos bocados cada uno. Al regresar a la oficina dieron las gracias a Luce por su hospitalidad, y salieron a paso vivo hacia la cafetería de la esquina.
—John Kobler, en Luce
Remedio para la tos. Entre las más extrañas razones para dejar el cigarrillo está la de una señora que lo hizo por su guacamayo domesticado. Al pajarraco le dio una tos tenaz. Lo examinó un veterinario y dictaminó que no padecía ni de neumonía ni de sitacosis, los dos padecimientos que temía la dueña. El diagnóstico fue que el ave estaba imitando la tos de su ama, fumadora empedernida.
—N.M.
Ser adulado es calentarse ante un hogar artificial.
—L.L.L.
LOS ESTUDIANTES de sicología de la Universidad de Baviera que interrogaron a sus condiscípulas sobre sus ambiciones, informaron que la escala de las aspiraciones femeninas sigue este orden: 1: Conseguir marido. 2: Tener una casa donde conservarlo. 3: Comprar un coche para huir de las pesadas tareas caseras. 4: Conseguirse un empleo para eludir las faenas domésticas.
—Iris Hartman, en NANA-WNS
ANUNCIOS CLASIFICADOS
DEL DIARIO Daily Review, de Hayward (California): "Hemos encontrado unos dientes postizos en el patio de estacionamiento de este diario. El dueño puede reclamarlos sonriendo a nuestra secretaria, que los devolverá con mucho gusto".
EN LA sección de anuncios económicos de un diario: "A quien robó el extinguidor de incendios de mi camioneta Ford 1970: DONDE VA A LLEGAR USTED POR EL CAMINO QUE LLEVA, TAL VEZ LO NECESITE".
ANUNCIO en un diario: "Debido a los descubrimientos científicos modernos, tenemos en venta un cochecito de niño, una báscula para nene y un corral de juego".
—H.C.
EN LA fiesta anual de la oficina, la esposa de un empleado había bebido más de la cuenta. De pronto se acercó a un individuo que estaba conversando con algunos invitados.
—Usted —dijo ella— es el papá, el mandamás del negocio.
—Es verdad —respondió él—, pero, ¿cómo lo adivinó?
—¡Bah! Lo reconocí fácilmente por las imitaciones que hace mi esposo de usted y que son el hazmerreír de mis hijos.
—Journal du Dimanche, de París
CARICATURAS
EL DEPENDIENTE a la parroquiana: "Los candelabros son el regalo de bodas ideal. La feliz pareja pensará en usted cada vez que haya interrupción de corriente eléctrica".
—Lichty
CIERTO médico, dando al paciente una receta: "Tome una de estas píldoras tan a menudo como las pueda comprar".
—L.H.
UN PADRE de familia que está viendo la televisión, a su esposa e hijos: "Sólo les pido un poco de paz y silencio durante las temporadas de toros, de fútbol, de béisbol, de baloncesto y de carreras de automóviles... ¿O es exigir demasiado?"
—B.B.
EN UNA disputa entre secretarias: "Mi jefe puede despedir al tuyo".
—T.Z.
UN VENDEDOR de artefactos eléctricos, al cliente que devuelve un televisor: "Sí, es cierto que está garantizado por 36 meses, pero por desgracia junio no es uno de ellos".
—B.T.
BOCADO ESPECIAL
UN RESTAURANTE de Brujas (Bélgica) ofrece una ganga a los que comen rápidamente. Su plato especial de pescado se vende en tres francos por minuto, sin tener en cuenta la cantidad que coma el cliente.
—B.B.
CERCANO a los muelles de Boston hay un restaurante que tiene entre sus especialidades un bistec de carne de ballena y ofrece este plato gratuitamente a quien demuestre que se llama Jonás.
—E.D.
Haga la prueba. De la periodista norteamericana Ann Landers: "¿Se da usted cuenta de que de cada cuatro de nosotros hay uno desequilibrado? Piense en tres de sus amigos más íntimos. Si todos parecen estar bien... queda usted".
—P.H.S.
EN UNA boda a que asistí hace poco, dos acomodadores esperaban a la entrada de la iglesia para conducir a los invitados a sus asientos. Cuando llegué, uno de ellos me susurró al oído: "¿Está usted a favor o en contra de la novia?"
—F.A.K.
SI INJERTAMOS un sauce corriente con una cebolla, obtendremos un sauce llorón.
—Perich, en Tele-Exprés
HUMORISMO MILITAR
DURANTE la crisis de combustible después de la segunda guerra mundial, una de mis oficinistas se quejó amargamente del frío.
—Yo hubiera pensado que su sangre joven le daría calor bastante —dije jovialmente.
—Imposible, señor —replicó ella tristemente—, a él lo llamaron para el servicio militar la semana pasada.
—W.H.M.
EN UN cerro de Kenia, el comandante de la compañía se echó las manos a la cabeza mientras sus hombres hacían una tentativa inútil de arrastrarse hasta la cima sin ser descubiertos.
—Patético —gimió a su ayudante—. Dígales que regresen y que prueben otra vez. Podrían aprender algo de esos dos leones que han estado acechándolos durante la media hora última.
—S.S.
JOHN SIEVERMAN, soldado estadounidense que gozaba de licencia de la guerra de Vietnam, escuchó en una calle de Sydney una conversación que aumentó su admiración por las chicas australianas. Dos jóvenes detuvieron a una atractiva muchacha y le preguntaron:
—¿Qué vas a hacer esta noche?
—Voy a casa —contestó con indiferencia la chica— a admirar los trofeos que he ganado en el karate.
—J.M.D.
UNA FRAGATA de la Armada Real inglesa estaba espiando barcos soviéticos en el Atlántico cuando uno de ellos señaló:
—Se están ustedes rezagando. Sugerimos que conecten las máquinas de lavar para obtener más velocidad.
La fragata replicó:
—Estamos navegando con las máquinas de lavar. Mantenemos los motores en reserva.
—J.R.B.
El primer amor se olvida al segundo.
—Sinlogismos de Sofocleto
SANTO REMEDIO. Dos señores que habían salido a dar una caminata se tropezaron con los trabajadores del municipio que hacían una fumigación contra los mosquitos. Al comentar uno de ellos el mal olor del insecticida, el otro explicó:
—Así funciona esto. En realidad no es que acabe con los insectos, sino que obliga a la gente a refugiarse en su casa, fuera del alcance de los mosquitos.
—G.D.
Residuo. Un maestro de escuela londinense informa que al pedir a sus alumnos que hicieran una composición de no más de 50 palabras sobre la experiencia, un muchaho de 15 años escribió:
"Experiencia es lo que nos queda después de haber olvidado el nombre".
—Canadian Press
NO DEBEMOS ponderar la elegancia de la casa de un inglés; aunque siempre podemos mostrarnos asombrados por su jardín. No hay que hacer referencias de mal gusto a su dinero, a su poder o a su influencia, ni admirarlo con la boca abierta. En Inglaterra, sea la comida exquisita u horrible, se come como si no se advirtiera la diferencia.
En ese país, la lisonja social es el arte de la alusión; como la de no decirle a la anfitriona que el plato de salmón fue un manjar digno de los dioses, sino, en vez de ello, preguntarle si acaso la receta es secreto de familia; como no comentar la belleza de la casa del anfitrión, sino consultarle si fue obra de Íñigo Jones. No debemos ponernos frente a un cuadro y decir: "Debió de costar una fortuna". Podemos, sin embargo, detenernos, asentir con la cabeza, examinarlo con cuidado y preguntar si es de la primera época de Rembrandt.
—George Mikes, en Punch, de Inglaterra
¡Qué tiempos...! Sermón del reverendo Richard Stevens, vicario de la iglesia de Cheshire (Inglaterra): "Nuestros antepasados carecieron de sal hasta el siglo XIII; se pasaron sin carbón hasta el XIV y no conocieron el pan con mantequilla hasta el XVI; el té y el jabón, hasta el XVII; la gasolina, los fósforos y la electricidad, hasta el siglo XIX; y estuvieron sin automóviles y sin alimentos enlatados o congelados hasta el XX. Y ahora díganme: ¿de qué nos quejamos?"
—P.S.N.
Medida prudente. Durante una reunión de los antiguos alumnos de la promoción de 1940 de una escuela preparatoria, uno de los presentes propuso cambiar su designación por la de "Promoción de 1956". La propuesta fue aprobada por unanimidad.
—H.C.
UN MARINERO de submarinos, bastante tímido con las mujeres, regresó a casa recién casado. Todos querían saber cómo había sucedido aquel matrimonio, a lo que él respondió: "No me di cuenta de que ella había cerrado la escotilla de escape".
—C.V.M.
La libertad vale cualquier sacrificio que se haga por ella.
—A.H.G.
ROBERT ARDREY, escritor y especialista en demografía, dijo en una conferencia sobre la planificación familiar, en Londres:
"Si hemos de preservar nuestras más caras instituciones democráticas (y, con todos sus defectos, no conocemos otras que las superen), entonces el control de la natalidad debe ser obligatorio."
"De la misma manera que a un hombre, pobre o rico, no puede concedérsele el privilegio de más de un voto; igual que a un hombre, sea cual sea su clase social, no puede permitírsele conducir su auto a 100 k.p.h. y pasarse una luz roja; así como a un hombre no se le puede mandar a la cárcel por un crimen por el cual otro hombre se encuentra en libertad, de esa manera no se le puede conceder a un ser humano el privilegio de agobiar a la sociedad con más hijos que los convenientés".
AGUDEZAS DE TURISTA. Buscando algún recuerdo en México, una turista encontró algo que siempre había deseado: tacitas de plata para café, labradas a mano. Mas el comerciante pidió por ellas un precio doble de lo que ella tenía pensado gastar. Exagerando un poco, la mujer replicó:
—Señor, éstas las puedo conseguir en mi tierra por la mitad de lo que usted me pide.
—Señora —respondió el vendedor—, supongo que no habrá venido usted hasta México sólo para contarme eso.
—C.H.
MÁQUINA MILAGROSA. El empleado de un tiovivo observó a una dama de edad madura, de aspecto cansado, montar en un caballito de madera. Al terminar la tanda, se le acercó con una sonrisa para decirle:
—Parece usted más joven.
—¿Más joven que quién? —le preguntó ella.
—Que cuando montó en el caballito.
La matrona rió y siguió montando. El tiovivo había producido su inimitable magia.
—E.J.F.
ACASO la cebolla contribuya a disolver los coágulos sanguíneos. Cuando un paciente dijo a un grupo de médicos ingleses que en Francia alimentan a los caballos que padecen trombosis en las patas, dándoles cebollas y ajos, los facultativos agregaron cebolla al régimen de algunos enfermos. Posteriormente tomaron pruebas de sangre y descubrieron que la fibrina, elemento esencial de la coagulación, bajaba en forma considerable en las personas que habían comido cebollas en el desayuno. Hoy están tratando de averiguar qué sustancia de este bulbo es la que causa el fenómeno.
—Lois Chevalier, en McCall's
ADIÓS, ADIÓS...
Palabras de despedida de un señor que ha salido a dejar a un amigo al aeropuerto: "¡Que Dios te acompañe... y tu equipaje también!"
UN SEÑOR que fue a despedir a su esposa a la estación ferroviaria compró un billete de andén.
—No has debido gastar un dólar sólo para decirme adiós —le reconvino su cara mitad.
—Es muy barato, en realidad —respondió el esposo.
—T.M.