¡DOCE AÑOS DE SIMPSONMANÍA!
Publicado en
diciembre 07, 2013
Amenaza amarilla- Bart se convirtió en el antihéroe de los años 90.
Un encuentro con los creadores de la serie de dibujos animados más famosa en la historia de la televisión.
Por Sanjiv Bhattacharya.
ES LA MAÑANA de un jueves y en una sala de juntas de los Estudios Fox de Los Ángeles se apretujan más de 30 personas para iniciar la producción de un nuevo episodio de Los Simpson. En un extremo de la mesa están los guionistas, mordisqueando sus lápices, y en el otro, los artistas que dan voz a los personajes. El resto del recinto está atestado de productores, directores y animadores, quienes revisan la última versión del guión y toman notas entre risitas y carcajadas.
—¡Hola todo el mundo! —saluda Mike Scully, productor ejecutivo dé la serie y capitán de la nave Springfield (la ciudad donde viven los Simpson)—. Les tengo buenas noticias: nos han propuesto para el Emmy por la mejor animación.
Todos aplauden, aun cuando los premios no son algo nuevo para ellos: han ganado más de 15 Emmy hasta la fecha.
Trabajan con tal desparpajo, que uno no se imagina cómo han logrado llevar tan lejos a estos personajes amarillos de cuatro dedos y ojos saltones. Homero y compañía acaban de cumplir 12 años de salir al aire. Los Simpson es una de las series televisivas más populares de la historia; se transmite en 66 países, y la revista Time la nombró el mejor programa de televisión del siglo XX.
Los Simpson sacaron a puntapiés de la pantalla a los dibujos animados de la era de Los Picapiedra, revivieron la sátira y le asestaron un fuerte golpe a la mojigatería.
"Creo saber cuándo nacieron Los Simpson", dice el creador de la serie, Matt Groening, afable hombre barbado, robusto y de una inteligencia feroz. "Fue alrededor de 1960, cuando tenía seis años y veía en la tele el programa de Daniel el travieso. Me emocionaba la idea de que se tratara de un niño tremendo, pero más bien era un poco ingenuo. Yo quería que fuera un verdadero bribón". Y así nació Bart.
EN 1987, cuando empezaba a abrirse camino como dibujante, Groening vendió el primer "corto" animado de Los Simpson a Fox Television. Los personajes se llaman como sus seres queridos, aunque asegura que es lo único que tienen en común. Su padre se llama Homer; su madre, Margaret, y sus hermanas, Lisa y Maggie. En cuanto a Bart, el nombre es anagrama de brat ("rapaz" en inglés). La serie se estrenó en diciembre de 1989.
El Springfield de Groening es todo un universo, "engalanado", por una montaña de neumáticos usados en perpetua combustión y una peligrosa central nucleoeléctrica. Ésta es propiedad del señor Burns, un enfermizo multimillonario de 104 años. El alcalde Diamante, hombre corrupto y mujeriego, tiene una vaga semejanza con John Kennedy, y el jefe de la policía es un zopenco que se pasa el día comiendo rosquillas. "Creo que ése es uno de los mensajes de la serie: señalar que las autoridades no siempre están pensando en el bien común", dice el creador sonriendo con malicia.
Obviamente, los protagonistas son los Simpson, familia muy unida y a la vez disfuncional en la que a Bart, pilluelo temerario que se la pasa haciendo diabluras, le pone contrapeso la dulce e inteligente Lisa, su hermana de ocho años. La madre, Marge, es la figura paciente y sensata de la casa, pero para muchos fanáticos de la serie la estrella es su marido, Homero, un simplón impulsivo y adorable que no piensa más que en cerveza y rosquillas. La vida gira en torno al televisor.
A fines de los años 80 predominaba en la televisión una hipocresía mal simulada; por eso fue tremendo el impacto de Los Simpson. Groening recuerda: "Llegamos en el momento oportuno: al final de un decenio en que abundaban las comedias complacientes con personajes de la clase media alta. Así que le dimos al público una dosis de crudeza y realismo". Los habitantes de Springfield beben, fuman y rompen todas las reglas tácitas de la televisión con actores de carne y hueso.
Pero la serie debe su permanencia a que los personajes no han cambiado, ni siquiera Homero, quien se ha permitido toda clase de fantasías, como conversar con su cerebro, explorar sus sueños, ir al infierno y otras extravagancias imposibles para un actor real. Groening y sus colegas tratan a los habitantes de Springfield como personas de verdad, no como títeres a los que se puede hacer volar en mil pedazos o arrojar a precipicios sólo porque son dibujos animados.
AL CABO DE 12 años la familia de Homero se mantiene íntegra. "Los Simpson nos enseñan que se puede amar a las personas que lo sacan a uno de quicio", dice Groening. Homero siempre acaba por seuir los consejos de Marge y en ningún momento se le ocurriría serle infiel; incluso va a la iglesia (en Springfield no abundan los ateos).
El perfeccionismo es palpable durante el proceso de producción. Además de 16 guionistas, se cuenta con una orquesta de 35 músicos y un compositor de tiempo completo. "Tenemos un par de comediantes, muchos escritores de chistes y humoristas, un ex bioquímico y un redactor publicitario", añade Scully.
Cada episodio dura 21 minutos y su trama discurre por varias líneas argumentales. El que van a producir hoy se desarrolla desde la perspectiva de tres personajes y retrocede en el tiempo dos veces. Todos abrimos el guión en la página uno, y las risas comienzan...
Cuando Homero alarga la mano para tomar un panecillo, Marge le corta el pulgar por accidente, de modo que salen disparados al hospital mientras Lisa se va a la escuela y Bart —¿cuándo no?— se enreda con un maleante que se dedica a la venta clandestina de fuegos de artificio. En una escena Homero trata de viajar a dedo sin el pulgar mutilado.
—Esto estuvo muy bien —dice Scully complacido mientras los demás empiezan a salir de la sala—. No hace falta reescribir nada.
En seguida se graban las voces; luego, con el guión y la pista sonora en la mano, un ejército de animadores se interna en un laberinto de lámparas y mesas y se enfrasca en la tarea de crear las escenas y dar vida a cada personaje de los Simpson. Todos los habitantes de Springfield tienen los ojos saltones y su expresión puede pasar de angelical a diabólica de un solo plumazo.
PESE A QUE el tiempo siempre apremia, las correcciones de un episodio pueden llegar a ser de 15 páginas. Si los guionistas consideran que un personaje no encaja bien con su voz, que está fallando la sincronía con los movimientos de la boca o simplemente que se puede mejorar un chiste, se desechan esas cuartillas y más de 180 artistas, entre dibujantes y retocadores, se ponen a corregir los detalles.
Por eso la serie es tan exitosa y no se pierden ni un capítulo sus millones de adeptos.
De vuelta en la sala de juntas donde se leen los guiones, Groening reflexiona sobre su creación: "Gran parte de la cultura popular me parece anodina y repetitiva. En el tiempo en que Los Simpson se estrenó, el mensaje de casi todos los programas cómicos de televisión era que nada es importante y que solamente los tontos se preocupan. Nosotros le ofrecimos al público una opción. Queremos que la gente cuestione y lea; que no tiene nada de malo ser listo, y que si uno lee más libros, puede comprender más chistes".
Los Simpson es un reflejo de nuestra lucha diaria por seguir adelante, de que sabemos que la vida no se trata sencillamente tomar el buen o el mal camino, pero que tampoco estamos seguros de cuál elegir. "¡Claro que hay contradicciones!", reconoce Groening. Por ejemplo, burlarse de los adictos a la televisión por medio de una serie de televisión, y criticar la codicia de las grandes empresas a través de la cadena Fox.
"Pero así es la vida", concluye.
Humberto Vélez, la voz de Homero Simpson
Vélez ha sido también director de doblaje de la serie, en la versión para América Latina, durante los últimos cuatro años. Realizó testudios de actuación, dirección de escena y construcción escenográfica en Dayton, Ohio, además de cursar la carrera de actor en la Ciudad de México.
No sólo esta sólida formación profesional, sino también su experiencia familiar, le permitieron al intérprete mexicano dar vida a Homero Simpson. "Mi padre fue un trabajador, como Homero", comenta con orgullo. "Laboraba en una fábrica cervecera. En buena medida eso me permitió entender y proyectar las características del personaje".
Marina Huerta, la voz de Bart Simpson
Durante unos siete años Marina dio a Bart Simpson el tono irreverente y pícaro que lo caracterizan. A cuatro años de su salida de la serie, los fanáticos aún no olvidan su interpretación y están pidiendo su regreso. Para esta experimentada actriz y locutora mexicana, uno de los retos de representar a Bart fue darle un matiz real y no de caricatura: "Más que la voz, lo difícil fue transmitir la actitud propia de un niño: su entusiasmo, sus dudas, sus temores..."
Patricia Acevedo, la voz de Lisa Simpson
Patricia se inició como actriz de doblaje hace 22 años. Hoy, a sus 40, recuerda divertida que desde muy pequeña supo cuál era su destino. "Mi padre era encargado del restaurante de unos estudios de doblaje. De niña, me metía a hurtadillas a las cabinas de grabación, y en un rincón, quieta y calladita, veía a los actores hacer su oficio. Entonces decidí que iba a ser uno de ellos". Con voz clara y fresca, Patricia explica por qué se identifica con su personaje en Los Simpson. "En cada familia existe una Lisa, y en la mía era yo. Yo era la niña inteligente que tenía buenas notas y pocos amigos".
ILUSTRACIONES: THE SIMPSONS TM Y © 2000 POR TWENTIETH CENTURY FOX FILM CORPORATION. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.
© 2000 POR SANJIV BHATTACHARYA. CONDENSADO DE OBSERVER LIFE (6-VIII-2000), DE LONDRES.