Publicado en
mayo 20, 2012
Para teñir las prendas de blanco, primero hay que decolorarlas con tóxicos irritantes como el clorlo, el peróxido de hidrógeno o el hidrosulfito sódico.En la producción textil se emplean sustancias químicas que pueden provocar enfermedades y que son nocivas para el planeta, pero también existen prendas "sanas".
Texto: Ingrid WenzlEn 2004, WWF/Adena detectó compuestos perfluorados en uniformes escolares de Gran Bretaña. El mismo año, Greenpeace denunció que los estampados de Disney contenían todo un cóctel de agentes químicos nocivos. En ambos casos, se trataba de productos dirigidos a los niños, algo realmente preocupante si se tiene en cuenta que, al encontrarse en pleno proceso de desarrollo, éstos son más sensibles a las sustancias tóxicas que los adultos.
Estos compuestos se usan en los acabados porque repelen las manchas y evitan las arrugas, por eso, además de en la ropa infantil, también se utilizan fungicias y bactericidas en las prendas deportivas, de ese modo no hace falta lavarlas tanto. El problema es que estos tóxicos pueden producir cáncer.La mayoría de las prendas de las que estamos hablando están fabricadas con algodón, una planta que necesita muchos nutrientes y que es muy propensa a ser atacada por insectos. Por esa razón, en las plantaciones se emplea gran cantidad de plaguicidas —según Ecologistas en Acción y otras ONG, un cuarto del consumo mundial—, además de fertilizantes artificiales y defoliantes. Un ejemplo triste del impacto ambiental que pueden tener estos monocultivos son las tierras que rodean el mar de Aral, convertidas en un desierto salado y contaminado.Otro problema más reciente supone el avance del algodón manipulado genéticamente, sobre todo en China, Estados Unidos y la India. En este último país, varios médicos han observado diferentes tipos de reacciones alérgicas entre las personas que se encuentran en contacto directo con las fibras, como por ejemplo los recolectores, almacenistas e hilanderos. Entre otros síntomas, sufrían picaduras y enrojecimiento de la piel, erupción cutánea e hinchazones de la cara, además de padecer constipado alérgico. La documentación de estos casos, no obstante, es escasa y todavía no se sabe a ciencia cierta qué efectos pueden tener las prendas de algodón Bt para sus portadores.El algodón, sin embargo, no es la única fibra que acumula tóxicos y perjudica en su producción el medio ambiente. La lana convencional se suele tratar con ectoparasiticidas y, para obtener seda industrial, se mata a los gusanos de seda arrojándolos en agua hirviendo para conservar intactos los capullos, mientras su planta forrajera, el avellano turco, se trata con hormonas para cue los capullos alcancen mayor tamaño. Las fibras sintéticas, por su parte, son derivados del petróleo, con todos los problemas ecológicos que su extracción implica.BLANQUEADORES Y TINTES
Para poder teñir las prendas de blanco o de colores claros, antes es necesario blanquearlas. Para ello, en el caso del algodón, se emplean oxidantes como el cloro o el peróxido de hidrógeno, mientras que para las poliamidas se utilizan tintes reductores con hidrosulfito sódico, un tóxico irritante que, seguramente, pronto será incluido en el listado de REACH que prepara la Unión Europea (Registro, Evolución y Autorización de Productos Químicos) como sustancia de alto riesgo. En cuanto a los colorantes, éstos dependen de los materiales y de las características que deben cumplir los colores. Así, se suele utilizar tintes reactivos para el algodón debido a su alta durabilidad y a su capacidad de reproducir sombras. El inconveniente es que son solubles en agua y, por ese motivo, difíciles de aislar en las aguas residuales. Pero también se usan colorantes directos y sulfurosos. A los primeros se les añade compuestos cuaternarios de amonio, que dañan la fauna acuática, mientras que en los segundos se emplean agentes dispersantes peligrosos, como el formaldehído.
La lana se trata, sobre todo, con colorantes premetalizados o, cuando se quiere conseguir tonos oscuros, con colorantes para mordientes con cromo VI, una sustancia sumamente tóxica para los humanos. El poliéster, por su parte, se tiñe sólo con colorantes dispersos -posibles causantes de dermatitis-, ya que los colorantes solubles en agua no se adhieren a este material. Y, para uniformes o prendas cuyos colores deben durar mucho -bien porque hay que lavarlos a menudo, bien porque van a estar muy expuestos al sol-, se suele elegir colorantes tina. A diferencia de los tintes reactivos, resultan fáciles de retirar de las aguas residuales, sín embargo, son caros y se necesita agentes dispersantes como el formaldehído para fijarlos.Otro problema para la salud es la presencia en los colores de metales pesados, como el cromo, el cobre, el níquel o el cobalto.Un estudio sobre tintes financiado por la Unión Europea reveló que 14 de los 281 productos de tintado analizados eran mutagénicos y de 16 más no se podía saber con seguridad. Por otra parre, aunque la UE prohibió ya en el año 2002 el uso de 22 colorantes con potencial para liberar aminas cancerígenas, según la organización Greenpeace todavía quedan en el mercado otros cien igual de peligrosos.
LA DANZA DE LOS TINTOREROS. Los trabajadores de la tenería de Al-Chauara, la más importante de de Fez (Marruecos), se introducen en las tinas o se desplazan ágilmente entre las pequeñas terrazas que las separan. La piel se macera en baños de tinte con pigmentos vegetales -índigo (azul), cochinilla (rojo), gualda o cártamo (amarillo)- mezclados con cáusticos para fijar el color.ESTAMPADOS CONTAMINANTES
Si el tintado da sólo un color, mediante la estampación se consigue aplicar varios colores a la vez. Ahora bien, como los pigmentos no tienen afinidad alguna con la tela, se necesita algún ayudante químico para fijarlos. Especialmente críticos para la salud humana y el medio ambiente son los estampados plastisol, muy utilizados en la ropa de la firma Disney. En el proceso, se aplica el color en forma de una pasta de PVC cubierta con un plastificante. Para ablandar el PVC, es necesario emplear diferentes sustancias que resultan nocivas, no sólo para los humanos, sino también para la fauna y la llora.
En un estudio encargado por Greenpeace, el instituto danés Eurofins analizó en 2004 18 prendas de diferentes países y encontró cantidades preocupantes de ftalatos, plomo, cadmio y compuestos organoestánnicos, además de alquilfenoles etoxilados (AFEs) y formaldehído. La presencia de aditivos químicos y la cantidad empleada, sin embargo, no era la misma en unas prendas y otras. Así, la camiseta de Minnie Mouse vendida en El Corte Inglés en España en ese año contenía 57.129 mg/kg de ftalatos y 122 mg/kg de AFEs. También en la camiseta Mickey Mouse belga, el babero Tigger eslovaco y el impermeable Winnie the Pooh alemán, Eurofins detectó cantidades considerables de ftalatos. El récord en la concentración de plomo se lo llevó, con unos 2.600 mg/ kg, la camiseta Princesa canadiense.Algunos estampados, en cambio, contenían muy pocas de estas sustancias, lo que llevó a Greenpeace a la conclusión de que la empresa podía evitar o sustituirlas sin mayores problemas cuando se veía en la obligación."Si se puede hacer en Dinamarca, ¿por qué no en España?", pregunta Sara del Río, portavoz de la campaña de tóxicos. A esa pregunta, Disney contestó en el año que se hizo el estudio, no obstante, que las sustancias eran legales y no vio necesidad alguna de cambiar de actitud. De hecho, no había ninguna legislación que prohibiera el uso de tales tóxicos hasta que entró en vigor el reglamento europeo REACH el junio pasado.La mayoría de los plaguicidas empleados en el cultivo de algodón desaparecen al lavar las prendas durante el proceso de la fabricación textil, de modo que queda muy poco en el producto final. En cambio, no sucede lo mismo con los colorantes, estampados y acabados. Estos últimos se utilizan para evitar arrugas después de mojar la prenda, para que no encoja y también como repelentes del agua. Además, por si el uso masivo de químicos en la producción de ropa no fuera suficiente, se aplican biocidas antes del transporte de la mercancía.
MODA SIN TÓXICOS: Dieciseis diseñadores españoles participaron en la campaña "Moda sin tóxicos" de Greenpeace para demostrar que es posible sustituir los tóxicos peligrosos de cualquier proceso industrial por alternativas más seguras. Confeccionaron ropa libre de plomo, níquel, cromo Vl, arilaminas. forrnaldehído y ftalatos, sustancias nocivas para la salud.CLASIFICACIÓN SEGÚN SU PELIGROSIDAD
Mientras que el formaldehído se considera cancerígeno, los compuestos fluorados de cadena corta también causan una gran preocupación entre los expertos por ser muy persistentes y, por tanto, de fácil propagación por el planeta.Todo ello ha llevado a la necesidad de limitar el uso de estas sustancias y en este momento se está elaborando un listado con las más utilizadas que debe estar acabado hacia mediados de 2009. Greenpeace prevé que, en esa lista, los ftalatos figurarán como "sustancias extremadamente preocupantes" y que también se catalogarán el trióxido de antimonio y los fluoro-carbonos como sustancias "muy peligrosas".
LAS ALTERNATIVAS
Independientemente de los intentos políticos poco o nada decididos a limitar el uso de sustancias peligrosas para la salud y el medio ambiente, hay algunas tiendas de ropa que ofrecen de forma voluntaria artículos fabricados sin tóxicos o con materiales ecológicos.
Paralelamente a la génesis de la directiva REACH, Greenpeace dirigió la campaña "Moda sin tóxicos", en la que participaron, junto con 16 diseñadores españoles, las firmas Mango y Camper. El objetivo era concienciar a los ciudadanos sobre el uso de agentes químicos nocivos en la ropa y demostrar que es posible producirla sin ellos. Por otro lado, en los últimos años ha crecido entre los ciudadanos europeos la demanda de ropa libre de tóxicos, de algodón ecológico, así como de la procedente del comercio justo.Existen diferentes asociaciones y empresas que promueven o venden prendas ecológicas o ropa certificada. La dificultad estriba en que la ley no protege los sellos de textiles naturales, sanos o ecológicos, de manera que cada uno responde a diferentes criterios. Así, el etiquetado Oko-tex 100 garantiza sólo que el producto final limita ciertas sustancias, como el formaldehído, el cobre, el cobalto o el cromo, pero no exige que los materiales procedan del cultivo ecológico, que se cumplan criterios ecológicos en su elaboración o que se respeten determinados estándares sociales. No obstante, se está elaborando en estos momentos un Oko-tex 1000 que sí considera el impacto medioambiental global de la producción de la prenda.En el Okotest alemán, los textiles certificados con los sellos de la Asociación Internacional de Textiles Naturales (IVN) sacaron bastante buena nota, sin embargo, ésta todavía no cuenta con socios en un país como España.Para empezar, por lo menos un 95% de las fibras usadas en los textiles que llevan este sello deben proceder de la agricultura orgánica. Además, los colorantes deben estar libres de metales pesados y, para los estampados, sólo se permiten métodos al agua o aceites naturales. También para el blanqueamiento se rigen por reglas muy estrictas. Por último, se tienen en cuenta los estándares sociales que protegen a los trabajadores tanto en el campo como en las fábricas.FIBRAS Y COLORES NATURALES
Muy pocas prendas certificadas como naturales y de producción ecológica han sido teñidas con colores naturales, cuando lo cierto es que existe una gran gama de colores de origen natural de alta calidad. Así se puede usar el índigo para obtener el azul; el rebola, para el rojo, y la cúrcuma o el azafrán, para el amarillo. También resucitan fibras naturales utilizadas por nuestros ancestros, como el cáñamo o la ortiga. "La ortiga es muy robusta, crece bien y se puede cultivar en estas latitudes", explica Heike Scheuer de la IVN. Por otra parte, como señala Albert Sales, coordinador de la campaña "Ropa Limpia" en España, poco a poco se van creando nuevas fibras, como el forro polar obtenido a partir de envases de plástico usados.
Por lo que respecta a nuestro país, el mercado de textiles ecológicos es todavía muy pequeño. Aparte de secciones concretas en grandes firmas como Mango, en general, se trata de productos artesanales o de pequeñas empresas especializadas. Los podemos encontrar en la ecoferia BioCultura, en algunas tiendas que venden productos ecológicos y de comercio justo y en las tiendas Kuyichi, especializadas en ropa que cumple ambos requisitos. La ropa de comercio justo se produce, además, bajo los mejores estándares laborales, algo de especial relevancia en los últimos años, dado que la industria textil europea, incluida la española, se ha desplazado a países como China, donde las condiciones de trabajo resultan extremadamente duras.Quien no tenga recursos para comprarse ropa sana puede reducir el contenido de químicos en la ropa convencional lavándola antes de ponérsela por primera vez. Otra buena opción, y ecológica, consiste en comprar ropa de segunda mano pues, al haber sido usada y lavada muchas veces, la presencia de tóxicos es mucho menor.
Algunas prendas de Disney contienen cantidades excesivas de sustancias nocivas.EFECTOS EN LA SALUD
Las compuestos químicos usados en la ropa pueden producir desde una pequeña alergia hasta un cáncer.
PLOMO: metal pesado que se usa en tintes, pigmentos y como estabilizador en PVC. Es tóxico para el sistema nervioso y los riñones.CADMIO: tóxico empleado en pigmentos y como estabilizador. La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) lo clasifica como cancerígeno humano.NIQUEL: se utiliza en tintes y procesos de tintado. Es un posible causante de alergias y se le considera un cancerígeno humano.CROMO VI: se usa en pigmentos, tintes, productos de caucho, en el curtido de piel y en cromados. Es muy tóxico y cancerígeno.ARILAMINAS: producto de degradación de los tintes azoicos, que contienen más de la mitad de los colorantes textiles. Muchas de ellas son cancerígenas.FTALATOS: La UE advierte de que dos de ellos -el DEHP y el DBP- pueden alterar los procesos reproductivos humanos.ALQUILFENOLES ETOXILADOS: se encuentran en algunos detergentes industriales. Pueden alterar el desarrollo sexual.PFC: se usan como impermeabilizantes y en acabados antimancha. Algunos son tóxicos.FORMALDEHIDO: se utiliza para evitar que las prendas encojan y para fijar colorantes y pigmentos. Según la IARC, probablemente causa cáncer.BIOCIDAS: El triclosán se incorpora como bactericida en algunas fibras, zapatos y ropa de deporte. También el BIT, el Kathon 893 y el IPBC son bactericidas o fungicidas eficientes. El triclosán será catalogado probablemente en REACH como persistente, bioacumulativo y tóxico.COMPUESTOS ORGANOESTÁNNICOS: Se usan mucho como estabilizadores en PVC. Son tóxicos para el sistema inmunológico.DOCENA SUCIA: Insecticidas, químicos industriales, dioxinas y furanos para cuya eliminación se firmó el Convenio de Estocolmo en 2001. Sin embargo, hoy en día se conocen unas 104.000 sustancias químicas de las que se ignora, en su mayoría, los efectos que pueden causar sobre la salud humana. El reglamento europeo Registro, Evaluación y Autorización de Sustancias Químicas (REACH), que entró en vigor el 1 de junio de 2007, tiene como objetivo aclarar sus efectos y prohibir su uso en caso de nocividad. Pero éste se aplica sólo a las 30.000 sustancias más usadas que superen una cantidad producida de una tonelada anual. Además, permite a los productores seguir usando sustancias catalogadas como "extremamente preocupantes", siempre y cuando sus fabricantes aseguren que están "controladas de forma adecuada" y existan "límites seguros".
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Hay una serie de grandes empresas que han decidido por cuenta propia reducir el uso de químicos en la fabricación textil y de calzado. Estas iniciativas responden, en general, a dos motivos principales: su propia convicción medioambiental y también la necesidad de dar respuesta a la creciente demanda de productos sanos y ecológicos.
MANGO: es la segunda empresa exportadora española en el sector textil. Participó en la campaña de Greenpeace "Moda sin tóxicos" en el año 2006 y se plantea como meta final eliminar por completo la presencia de sustancias nocivas para la salud y el medio ambiente en su producción. Para la temporada primavera-verano 2008 quiere reducir sus limites para plaguicidas, biocidas, colorantes azoicos y alérgicos, formaldehído, metales pesados y trióxido de antimonio a los niveles de Oeko-Tex.ZARA Y DECATHLON: cuentan con una pequeña colección de ropa de algodón orgánica.CAMPER también participó en la campaña "Moda sin tóxicos" y sigue con sus esfuerzos para una producción menos contaminante. Su modelo Camaleón lleva desde 2000 una etiqueta ecológica. Y es que la empresa mallorquina de calzado ha ido más allá que la mayoria en su intento por buscar alternativas H&M: restringe las sustanciasq uímicas perjudiciales en la producción de sus prendas. Además, a partir de esta primavera también ofrecerá en España una colección de ropa de algodón orgánico.C&A: responde a su concepto de una producción y venta más sostenible mediante un amplio surtido de camisetas, jerseys, vaqueros, ropa interior y ropa de bebe fabricados con algodón ecológico.MARKS & SPENCER: el mayor vendedor de ropa en Gran Bretaña, tiene prohibido el uso de hasta 56 sustancias químicas nocivas en la producción de su ropa y, para ello, realiza estrictos controles de calidad. No usa PVC en la ropa infantil y ofrece también un surtido de ropa de comercio justo.DE PRODUCTOS ARTESANOS: Existen establecimientos que ofrecen productos elaborados según métodos artesanales que datan incluso de la época medieval, como el curtido vegetal. En lugar de cromo, usan extractos vegetales procedentes de plantas como el quebracho o la mimosa y, para el proceso de engrasado. emplean aceite de oliva.Fuente:
REVISTA INTEGRAL - ABRIL 2008