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UNA ENZIMA humana natural, llamada activadora del tejido plasminógeno (ATP) es eficaz para disolver coágulos en las arterias de las víctimas de ataques cardiacos, según informaron unos investigadores en la última reunión anual de la Asociación Norteamericana de Cardiología. El doctor Burton Sobel, de la Universidad Washington, en Saint Louis, afirma que si se administra con suficiente oportunidad, esta enzima puede prevenir las lesiones cardiacas potencialmente mortales. En un estudio que duró nueve meses, unos médicos del Hospital General de Boston, de las Instituciones Médicas Johns Hopkins, en Baltimore y del Hospital Barnes, de Saint Louis, inyectaron la ATP en las venas de 49 pacientes, dentro del lapso de diez horas posteriores al ataque cardiaco. La sustancia disolvió los coágulos y restauró el flujo sanguíneo en 35 de ellos, de 30 a 45 minutos después de la inyección.
TODOS estamos regidos por una compleja serie de relojes internos que regulan miles de funciones biológicas y, en parte, inducen nuestros tiempos de exaltación, depresión, paciencia e irritabilidad, precisión y negligencia. Pero la comprensión de estos ritmos nos llegó mucho después de que las industrias estadunidenses establecieran turnos de trabajo rotatorios.
CON UNA delicada intervención de microcirugía, los médicos del Hospital Occidental de Saint Luke, reinvirtieron una esterilización voluntaria en una mujer de 28 años, y luego —por primera vez en el ser humano— trasplantaron con éxito un ovario y una trompa de Falopio a la estéril hermana gemela de esta mujer.
LAS PRUEBAS que se han hecho sobre un nuevo programa norteamericano de auto-curación sugieren la posibilidad de atenderse uno mismo, en casa, de males leves, y así contribuir a bajar la descomunal cuenta en Estados Unidos, por concepto de gastos médicos que en 1984 fue de unos 400,000 millones de dólares. En la Revista de la Asociación Médica Norteamericana, el doctor Donald Vickery, profesor adjunto de clínica médica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Georgetown, y sus colaboradores, nos informan que 1625 miembros de un organismo de conservación de la salud, llamado Asociación del Grupo de Salud de Rhode Island, en Providence, Rhode Island, participaron en ese programa, que duró un año. Algunos de sus integrantes, escogidos al azar, utilizaron libros y folletos de autocuración, de una bibliografía selecta, y en ciertos casos recurrieron a un número telefónico de urgencias de información médica. Paralelamente, recibieron en una sesión la asesoría de una enfermera para atender a su familia. Un grupo testigo de familias no recurrió a auxiliares educativos especiales. El resultado fue la disminución del 17 por ciento en visitas al consultorio por parte de las familias que se atendieron a sí mismas, y el correspondiente ahorro en gastos de atención médica.