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octubre 09, 2011
CONDENSADO DE "LE MONDE" (4-X-1989), © 1989 POR "LE MONDE", DE PARÍS, FRANCIAHace dos siglos comenzó la revolución del sistema métrico decimal..., y todavía sigue haciendo historia.
Por Jean Francois AugereauPOCA GENTE pondría en tela de juicio que la Plaza de la Bastilla es el símbolo de la Revolución Francesa. En cambio, en lo que respecta a la Place Vendóme —esa plaza señorial que alberga a las joyerías más lujosas del mun-do—, su relación con la lucha del pueblo francés resulta menos obvia. No obstante, en esa misma plaza, bordeada por algunas de las mansiones más opulentas de París, existen los vestigios de una revolución más silenciosa, pero tan profunda como la de 1789: se llama Sistema Métrico Decimal.
Inmediatamente a la izquierda de la puerta del Ministerio de Justicia, en la Place Vendóme número 13, hay una placa de mármol debajo de una ventana. Bajo la inscripción tallada "Métre", explica Mansieur Louis Marquet, presidente de la Sociedad Métrica de Francia, hay "una línea grabada entre dos puntos y dividida en decímetros; el decímetro del extremo derecho está dividido a su vez en centímetros". Esta placa de alrededor de 200 años de antigüedad es una de las pocas sobrevivientes de las 16 que instaló originalmente "en los sitios más frecuentados de París" la Oficina de Pesas y Medidas, organismo temporal creado en 1792 por la Convención Nacional.Estos escasos "monumentos menores", en los que "se pegaría o tallaría un metro", se harían, según la oficina, "lo suficientemente llamativos para atraer la curiosidad, y lo bastante sólidos para resistir a los elementos y a cualquier acto de vandalismo". Así fue posible que la gente se familiarizara con las nuevas unidades de medición, y comprobara que sus instrumentos de medidas estuvieran de conformidad con los de la Asamblea Nacional. Ya desde 1790, esta había resuelto poner fin al desorden y a la confusión existentes en Francia en materia de pesas y medidas.Ya estaba en marcha la revolución métrica. Al menos, en el papel. A instancias de la Academia de Ciencias, se había decidido definir el metro como "la diezmillonésima parte del cuadrante de un meridiano terrestre, medido entre el Polo Norte y el Ecuador". En julio de 1792 se comisionó a los astrónomos Pierre Mechain y Jean-Baptiste De-lambre para calcular lo más precisamente posible la longitud del metro recién definido, utilizando el arco que describe un meridiano entre Dunquerque y Barcelona.Pero su labor se demoró. "Por querer establecer pronto un conjunto uniforme de pesas y medidas que facilitaran la libre circulación de víveres y granos, la oficina dio a conocer el nuevo sistema métrico el 1 de agosto de 1793, fijando un metro provisional", explica Louis Marquet. Este metro se obtuvo de una medición del meridiano calculada 50 años antes, y en ella se basaron para hacer las 16 placas de mármol que se fijaron de febrero de 1796 a diciembre de 1797.El 22 de junio de 1799, Mechain y Delambre llevaron por fin su metro definitivo a los archivos del Estado. Pero aunque se habían tardado diez años en crear un sistema uniforme de medidas para el país, pasarían otros 40 antes de que la gente lo empleara. "Los regímenes políticos cambian, mas los hábitos de la gente siguen fuertemente arraigados", observa Marquet. Apenas a partir del 1 de enero de 1840 se volvió obligatorio el uso del sistema métrico decimal.Desde entonces, los debates girarían en torno del problema de afinar la definición del metro y de hallar un fenómeno universal que lo describiera. Delambre y Mechain habían dado al país un metro teóricamente inmutable. El único escollo fue que después se descubrió que ese buen metro —con cuyas especificaciones se fabricaron todos los metros durante más de 100 años— medía dos décimas de milímetro menos de lo debido.¡Eso era inaceptable! "El metro del archivo del Estado no se ajustaba a una norma metrológica muy precisa", explica Pierre Giacomo, director honorario de la Oficina Internacional de Pesas y Medidas. "Además, a los países de Europa no les agradaba mucho tener que acudir al Archivo Francés por su metro patrón". Por consiguiente, en 1867 se creó un organismo internacional para internacionalizar el sistema métrico y preparar un nuevo conjunto de unidades de medición que sirviera de patrón. Así nació el famoso metro patrón de platino —el prototipo internacional—, que se conserva en el Pabellón Breteuil, de Sévres, Francia.A fines del siglo XIX, los científicos empezaron a definir las unidades de medidas con gran precisión, usando el rayo de luz roja de una lámpara de cadmio. Ya en 1960, los avances logrados en los campos de la espectroscopia y de la física atómica permitieron fijar el nuevo metro patrón utilizando el rayo anaranjado que emite un átomo de criptón-86. La pureza espectral de este rayo de criptón permite tal precisión, que el margen de error equivale a menos de una diezmillonésima de milímetro.Gracias a este método, el metro fue "igual a 1,650,763.73 veces la longitud de onda de la radiación correspondiente a la transición entre los niveles 2p10 y 5d5 del átomo de criptón-86". ¡Quién podría imaginar algo más sencillo! Por esa misma época nació el láser, esa maravillosa fuente de luz monocromática. Los metrólogos no habrían de dejar pasar por alto tan precioso instrumento. No obstante, durante la XVII Conferencia General de Pesas y Medidas, celebrada en París en octubre de 1983, se resolvió finalmente que el metro debería definirse por medio de una constante fundamental de la física: la velocidad de la luz.Así pues, se resolvió —y en esta ocasión para largo rato, puesto que la velocidad de la luz no va a cambiar— que "el metro es igual a la distancia recorrida en el espacio por la luz en 1/299,792,458 de segundo". ¡Ah, finalmente terreno firme!¿Y la placa de mármol de la Place Vendóme? De acuerdo con la ceremonia de los Patrones Métricos, que se efectuó allí el 27 de septiembre de 1989, ese metro mide aproximadamente 1.0021 metros. ¡No está nada mal, para un anciano de cerca de 200 abriles!