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Resulta muy útil para tratar problemas de circulación venosa y hemorroides.
En los prados húmedos y en los ventisqueros y heleros de montaña, una vez que la nieve se ha retirado, es fácil descubrir las alquemilas y entre ellas el pie de león (Alchemilla vulgaris), que es común en el Pirineo, las montañas cantábricas y el Sistema Central. Se reconoce por sus gruesas hojas, redondeadas y dentadas, que dibujan nueve lóbulos poco profundos. Las flores son diminutas, carentes de corola, se reducen a cuatro sépalos amarillentos y se agrupan en inflorescencias globosas. Florece desde el mes de mayo y, con fines medicinales, se cosechan tanto las partes floridas como la raíz, esta última en menor medida.
Su capacidad astringente no es menos útil sobre heridas moderadamente sangrantes, úlceras, dermatitis, eritemas o enrojecimiento de la piel, conjuntivitis, inflamación de los párpados, orzuelos, llagas en la lengua y en el paladar, hemorragias nasales y hemorragias producidas por el afeitado con navaja o maquinilla.
El pie de león es un apoyo excelente para disminuir el sangrado en la menstruación y regular el ciclo menstrual.