PARAPSICOLOGÍA: ¿CIENCIA O SUPERCHERÍA?
Publicado en
julio 20, 2014
Correspondiente a la edición de Febrero de 1982
Por Jaime Costales.
Usted camina un día cualquiera por las atiborradas calles de esta ciudad, hacia la rutina laboral, desmenuzando en su cerebro preguntas de difícil contestación. Centenares de noticias dan cuenta de una situación mundial lamentable, porque la miseria se extiende incontenible en tanto los regímenes de todos los colores y latitudes, cometen desatinos brutales. Y, en pleno preludio de la probable debacle universal, encuentra a su paso a unos tipos extraños vestidos de túnica, rapados, con el rostro pintarrajeado, expendiendo libros del gurú respectivo, incienso, artículos exóticos, etc. Y al verlos tan anacrónicos, desenfocados del contexto frenético de la ciudad, ridículos, siente un ligero sarcasmo al pensar cómo es posible que proliferen tales grupos "místicos" en las circunstancias actuales.
Usted se encuentra disfrutando del más hondo sueño, desatendido de lo que sucede a su alrededor, inmerso en un silencio pesado y oscuro. Se despierta debido a unos pasos incesantes que recorren las escaleras de su casa. Aguarda y escucha a dónde se dirigen para determinar cuál de sus parientes merodea a horas tan inadecuadas: Pero sucede que los pasos se interrumpen y vuelven a continuar sin dirección precisa. Angustiado ante la idea de un robo, sale de su habitación con cautela, a revisar el domicilio. Y luego de unos minutos, comprueba incrédulo que ningún ser viviente ha estado caminando por allí. Sin embargo usted podría jurar que alguien le hizo una inusual visita. Maldiciendo sus probables ilusiones auditivas regresa a reconciliarse con las sábanas. Horas después le comunican telefónicamente que uno de sus familiares ha fallecido. Y le resulta cursi y hasta incómodo que a alguien tan racionalista y desprejuiciado como usted, le haya acontecido el extraño episodio de las pisadas sin procedencia.
Usted va acompañando, a regañadientes, a una tía abuela suya hasta el consultorio de la "médium" de moda, para que ésta aplique a su pariente, tratamiento contra alguna dolencia crónica. Al llegar, se asombra de la muchedumbre presente. Más aún, la diversidad de condiciones económicas y estratos sociales de aquella gente, es palpable; lo mismo acude el vendedor ambulante semiparalítico que el arribista burócrata hastiado de sus úlceras. El corrillo asegura que se han producido allí, varias veces, verdaderos "milagros" y "portentos"; usted, con sorna y aburrido hasta la médula, aguarda la hora del regreso en tanto que de un mercedes nuevecito, descienden emperifolladas damas a sumarse a las hileras de pacientes.
Y en un momento cualquiera, usted se dedica a relacionar todas estas cuestiones, buscando algún nexo explicativo, un mínimo argumento para comprenderlas. Le vienen a la memoria dimes y diretes que ha escuchado por aquí y por allá, que ha leído en Selecciones, en el Diario de la tarde o bien en una crónica de Revista; escenas de películas, series de T.V., horóscopos y predicciones; "poderes de la mente", "magia", "milagros", "lo desconocido". Y siente rabia de que en pleno 1982, haya quienes creen en "el mal de ojo" y en los "pases" curativos, cuando ya no están de moda los duendes de aquella sociedad feudal que agoniza en nuestras narices. Pero, a fin de cuentas, quisiera darse una explicación racional y objetiva de todo ese variado tipo de sucesos y fenómenos en el cual —parecería— meten mano "espíritus" y "demonios".
El caudal de fenómenos extraños es inmenso y se manifiesta en todos los pueblos y culturas del orbe; es más, a lo largo de la historia, los sueños de César, las curaciones efectuadas por líderes religiosos, las facultades físicas sorprendentes de los yoguis, son una simple y reducida muestra de ello.
Recién en el siglo XIX la ciencia occidental se interesó con énfasis, en tan vasta y ambigua fenomenología, ensayando metodologías e hipótesis para volverla discernible a la razón y propicia al examen de laboratorio. Ha de entenderse sin dificultad que, a más de la complejidad de la temática, ha sido proverbial el rechazo que ciencia y cientistas han deparado al mencionado sector de sucesos "misteriosos". Como quiera que superstición es antinomia de ciencia, el reparo es justificable. Pero no por ello han faltado grandes iniciativas, aisladas es cierto, que a partir de las primeras décadas del presente siglo, impulsaron una serie de investigaciones que permitieron consolidar una nueva rama del conocimiento científico, cual es la PARAPSICOLOGIA.
Si bien la misma tiene reconocimiento universal en tanto ciencia, desde 1953 (Congreso de Utrecht, Holanda), aún persisten considerables sectores de personas —y lo peor, de científicos— que, no percatados de tal situación ni de los posteriores avances de la Parapsicología, la niegan de plano o la confunden con las supercherías de los mercachifles de lo "oculto", coadyuvando a mantener confusión general y haciendo contrapeso al avance lógico del conocimiento científico.
Mas, en tanto la ignorancia nunca ha sido freno suficiente para el desarrollo de la razón, y por el contrario, eficaz impulso de quienes pretenden superar la primera, sucedió que la Parapsicología fue tomando cuerpo. Es así como en países tan disímiles como Japón, la URSS, E.E.U.U., Alemania, Brasil, México, por citar unos cuantos, se han configurado centros de investigación parapsicológica, sobre todo en el seno de connotadas instituciones universitarias. Mediante un inmenso esfuerzo analítico y experimental, se ha llegado a conclusiones de supremo interés, tales como la afirmación de que todos aquellos fenómenos "extraños" y aparentemente "mágicos", obra de supuestos "espíritus" y seres "sobrenaturales", son en realidad efecto de facultades humanas, inherentes a la generalidad de nuestra especie, aunque manifiestas en contadas como particulares circunstancias y personas.
Si algún aporte medular ha de reconocerse a la Parapsicología, es precisamente haber retornado al ámbito de lo humano y de lo natural, lo que tradicionalmente aparecía como supra-humano. En la actualidad, debido a su desarrollo peculiar ha sido designada con el nombre de PSICOTRONICA, ciencia encargada del estudio de las interacciones dadas entre materia, energía y conciencia. Psicotrónica es teoría de ciertas inusuales interacciones a distancia, entre los distintos seres de la naturaleza, relaciones debidas a una forma energética cuya constitución aún no ha sido precisada, pese a las diversas hipótesis que se plantean al respecto.
Hay, pues, un cúmulo de relaciones entre lo animado y lo inanimado, las cuales se dan a modo de sucesos sorprendentes. Aunque el campo de estudio psicotrónico es inmenso, se ha logrado formular una tipología fundamental de fenómenos que, sin agotar la totalidad de los mismos, cuenta con demostración experimental suficiente y hasta excesivamente establecida. Son ellos:
TELEPATIA: Percepción de situaciones y contenidos intelectuales y afectivos de una persona, por otra, sin mediación física conocida e independientemente de la distancia.
CLARIVIDENCIA: Percepción de objetos, sucesos o situaciones por una persona, sin que exista mediación física conocida entre ellos y la persona, y en forma independiente de la distancia.
PRECOGNICION: Percepción de hechos y situaciones del futuro, captada por una persona, sin mediación ni información conocida alguna entre los primeros y la persona. Debe descartarse toda posibilidad de deducción, fraude, azar o provocación de tales hechos. Y la precisión de la correspondencia entre el material precognitivo percibido y los sucesos futuros; requiere ser total e irrebatible. Solo en tales condiciones se puede hablar de verdadera precognición.
TELECINESIA: Acción a distancia (movimiento, interferencia, impulso, o coartación de desarrollo) sobre sistemas biológicos o físicos, sin que exista mediación conocida, y con independencia de la distancia.
Las facultades humanas y de la naturaleza descubiertas por la Parapsicología, nos permite entender el universo como otra realidad unitaria, interactuante gracias a una energía general que posibilita dicha ligazón. Mediante la Psicotrónica tenemos ante nosotros una nueva concepción de lo natural, libre de atavismos oscurantistas. Dicha interacción universal de los seres mediante leyes especiales que la rigen, nos permite sepultar superstición, dogma y mercantilismo de lo "mágico", para entender que la propia realidad humana y universal es la fuente de todos los "milagros".