EL ACEITE DE OLIVA ES ANTICANCERÍGENO
Publicado en
julio 20, 2014
Unos compuestos presentes sólo en la variedad virgen extra inhiben un gen que favorece el cáncer de mama.
Por Manuel Núñez y Claurdina Navarro.
La aparición de estudios que descubren nuevas propiedades saludables del aceite de oliva es frecuente, pero uno de los últimos, realizado en España, ha sorprendido incluso a los más fanáticos abogados del elixir mediterráneo. Los compuestos fenólicos presentes en el aceite de oliva virgen extra –obtenido por presión en frío, sin recurrir al calor ni a sustancias químicas disolventes– "eliminan drásticamente" la sobre-expresión del gen cancerígeno HER2, implicado en el desarrollo de cáncer de mama. Es la principal conclusión de la investigación dirigida por Javier Menéndez, del Instituto Catalán de Oncología, y Antonio Segura-Carretero, de la Universidad de Granada.
Los científicos españoles separaron el aceite en fracciones con diferentes proporciones de compuestos fenólicos y comprobaron los efectos de cada una sobre células cancerígenas cultivadas en el laboratorio. Las muestras que contenían más cantidad de los compuestos fenólicos denominados lignanos y secoiridoides fueron capaces de inhibir la acción del gen HER2, que promueve la multiplicación de las células enfermas. Menéndez y Segura-Carretero han manifestado que los resultados confirman el interés del aceite de oliva como ingrediente básico de una dieta sana, pero que su investigación por el momento se ha limitado a los efectos en laboratorio y en concentraciones de principios activos que no se alcanzan a través de la alimentación normal.
MEJOR CONSUMIRLO CRUDO
Por otra parte, el aceite de oliva virgen extra contiene además abundante vitamina E, un nutriente con propiedades antioxidantes y, por tanto, anticancerígeno también. Tanto los compuestos fenólicos como la vitamina E no se encuentran en los aceites refinados, puesto que son destruidos por el calor y los productos químicos empleados en su producción. Sólo del aceite virgen extra, consumido crudo en ensalada, por ejemplo, cabe esperar los máximos efectos beneficiosos. La dosis recomendada de aceite de oliva es de una a dos cucharadas diarias.
La fórmula magistral del aceite de oliva se completa con abundancia de ácidos grasos monoinsaturados que bajan el colesterol malo, LDL, y suben el bueno HDL. En cambio, las grasas saturadas, presentes en los productos cárnicos y lácteos, suben el colesterol y favorecen las enfermedades cardiovasculares. Por su parte, el aceite de girasol –al que muchas personas recurren porque es más barato que el de oliva– es rico en ácidos grasos poliinsaturados, que al ser expuestos a altas temperaturas pueden transformarse en sustancias tóxicas.
El aceite de oliva favorece finalmente el tránsito digestivo y la asimilación de otros nutrientes, como el calcio, el hierro, el fósforo, el magnesio o el zinc.
Fuente:
REVISTA INTEGRAL - FEBRERO 2009