AMOR Y TRABAJO: ¿DÓNDE ESTÁ EL EQUILIBRIO?
Publicado en
julio 20, 2014
Si bien en la vida no todo es color de rosa, el equilibrio en el diario acontecer es lo que nos da la estabilidad necesaria para lograr nuestro mejor desempeño en el aspecto familiar, laboral y afectivo.
Por María Rosa Espinel de Massu. Fotos: Stockxchng.
Alcanzar metas satisfactorias en unos aspectos mientras que en otros se es un total fracaso, jamás permitirán no sólo sentirse bien con su propia existencia sino que no se podrá "saborear" dicho éxito a cabalidad.
En efecto, un profesional destacado con una vida matrimonial a la deriva, con hijos desadaptados, o una mujer que se sabe hermosa, que está preparada profesionalmente para abrirse campo en la vida y cuya pareja la disminuye y la oprime, no son seres bien encaminados ni van a dar lo mejor de sí ante ninguna circunstancia.
Solo el orden, medianamente obtenido en todos los aspectos de la vida cotidiana, forjará seres satisfechos consigo mismos, capaces de proyectar objetividad y seguridad a quienes los rodean. Y digo "medianamente" pues es imposible tener un cien sobre cien en cada faceta del diario vivir... pero "tratar" es siempre parte de ello.
No nos equivoquemos pues, al elegir la carrera, el trabajo, la actividad inadecuada, es el inicio del camino. Esto se hace desde temprana edad, auscultando capacidades, probabilidades y aptitudes. Por ejemplo, querer ser geólogo en un sitio en donde no podrá practicar su profesión es sólo alimentar utopías y estas no conducen a ningún lado.
Aferrarse a vivir en un estatus económico poco real. No hay nada que desoriente más a una persona que vivir en un medio al cual no puede acceder por carecer del dinero suficiente. Los problemas se presentarán muy pronto y el agobio causado por no tener como cubrir ciertos gastos se convertirá en asfixia segura. Un dicho muy acertado es que "hay que arroparse hasta donde alcance la sábana".
Centrar sentimientos equivocados en la persona equivocada: Se dice que sobre el corazón no se manda; sin embargo, está comprobado que ese "fulminante flechazo" no lo es tal. Si al conocer a una persona nos damos cuenta de que no puede ser, por las más variadas razones, pues no hay que dar pasos que después cuesten mucho retroceder. No debemos tratar de "alcanzar lo inalcanzable"... esas grandes diferencias, por ejemplo de edad, de educación, de estado civil, etc. son pues... eso: diferencias!, y es mejor no dejar tomar cuerpo a algo que no va a prosperar.
Aparentar lo que no somos... presentar de nosotros mismos una mascarada; tarde o temprano, quienes nos rodean nos conocerán en toda nuestra esencia, y si bien pudimos ser aceptados, amados, comprendidos en nuestra propia naturaleza, seremos rechazados al ser comprobada la falsedad o el engaño.
Al buscar avanzar destruyendo límites, cruzando fronteras que no nos corresponden. Si no somos amantes del deporte, pues no insistamos en tratar todos y cada uno de ellos para ver en cual "encajamos"; si no sabemos ser subordinados ante un jefe, ante un superior, pues tratemos de tener un negocio propio, algo que lejos de causarnos un problema de autoridad nos destaque en liderazgo.
Menospreciar a quienes tenemos a nuestro lado... no necesariamente son menos capaces, menos inteligentes, menos simpáticos... no sobrevaloremos nuestras cualidades... pues tal vez sólo nosotros las vemos.
Al pensar que la verdad es absolutamente nuestra. Aceptemos diferencias de opinión, criterios distintos que aporten en nuestro beneficio y si los rechazamos, que sea en forma discreta... podemos estar errados.
¡A PONER ORDEN!
Tengamos claro que para que todo funcione bien en nuestras vidas, debe haber estabilidad emocional, profesional, afectiva, personal, familiar, espiritual... El orden existe... y no es por puro gusto, tiene una razón de ser; ese orden debe reinar en nuestro eje, nuestro centro que es la familia, la pareja, los hijos... en el mundo laboral en que nos desenvolvemos, con los superiores y subordinados, con quienes dependen de nosotros y de los que dependemos tantas veces; ese orden debe estar presente en cada rutina y en cada innovación, en cada meta que se busca y en cada logro que se obtiene...No podemos esforzarnos por conseguirlo "a medias", no podemos conformarnos si lo obtenemos en tan sólo "algunos" aspectos de nuestra vida: tiene que ser una lucha constante para copar cada actividad, cada etapa de nuestra existencia... pero para obtener ese objetivo, la lucha tiene que ser placentera, optimista, entregada. No en vano significa no sólo éxito o felicidad... va incluida nuestra total supervivencia.
Fuente:
Revista HOGAR, Junio 2007