NOTICIAS DEL MUNDO DE LA MUJER
Publicado en
marzo 16, 2014
MODAS Y MODOS
HASTA hace cinco años, la señora Van Davis Odell tenía fama de ser una de las pocas mujeres que en Nueva York ocupaban una destacada posición en el mundo de la publicidad de los Estados Unidos. Fue entonces cuando sobrevino el desastre. Un aneurisma cerebral le ocasionó la parálisis del lado izquierdo. Este brusco final de su carrera, sin embargo, habría de señalar para ella el principio de otra. En el curso de 1963, la señora Odell se convirtió en diseñadora y animadora de la línea de ropa interior para mujeres inválidas conocida con el nombre de FashionAble.
Amargas horas de esfuerzos para lograr su rehabilitación sucedieron al ataque que había sufrido. La atractiva señora Odell ya se vale por sí misma de manera notable, ayudándose con un bastón. Pero, como ella dice, "siempre ocurre alguna cosa, siempre llega ese momento crítico en que uno se propone luchar contra su mal. A mí me tocó cuando ya no pude ponerme ni quitarme el sostén o la faja por mí misma".
Cierto día leyó que había millones de mujeres inválidas en el mundo. "Fue entonces cuando dejé de lamentar mi estado", dice."Varios millones de personas, sean cuales fueren sus condiciones, constituyen un gran mercado".
En colaboración con los dibujantes de una empresa de ropa interior femenina, la señora Odell diseñó un sostén que, en vez de ganchos y broches, lleva un cierre Velcro; una faja que una mujer puede ponerse fácilmente con ayuda de cuatro cremalleras, y un fondo provisto de una cremallera en la parte delantera. Entre los productos de la línea Fashion-Able se cuentan los pañuelos de vistosos colores ("Una mujer inválida no puede complicarse la vida poniéndose joyas, le basta con echarse por encima una de estas cosas"); una bolsa inventada por la señora Odell, que va prendida a un bastón en forma de T. Todos estos artículos se venden por correo, lo que facilita que las incapacitadas puedan conseguirlos.
"Si yo no puedo ayudar a las mujeres inválidas a ponerse la ropa interior", dice hoy la señora Odell, "no sé quién vaya a hacerlo".
— F. D.
NOTA AL PIE
DURANTE largos decenios, las mujeres que calzan zapatos de tacones altos, han tenido que soportar el tormento de unos dedos apretujados, de unos músculos adoloridos, así como el riesgo de quedar atrapadas en una rejilla del alcantarillado, además de las censuras de los podiatras. Casi todo el mundo reconoce que los tacones constituyen una peligrosa muestra de vanidad.
Pero según cuatro fisiólogos de la Universidad de Springfield, en Massachusetts, casi todo el mundo estaba equivocado. Durante un trabajo de investigación de cuatro meses, aquellos científicos estuvieron observando la forma de andar y de correr de 25 chicas calzadas con zapatos de tacón alto, a la vez que examinaban los ángulos de sus pies y de sus pantorrillas con un aparato medidor de ángulos llamado goniómetro. Los investigadores han llegado a la conclusión de que son infundadas las sospechas de los podiatras de que esos tacones ocasionan flexiones en las rodillas y que éstas producen desórdenes en la región lumbar. En cuanto a los pies, los fisiólogos comprobaron que cuando las jóvenes llevaban tacones altos, la altura de sus arcos aumentaba hasta un diez por ciento.
Dichos fisiólogos, cuyo trabajo fue subvencionado en parte por el ejército norteamericano, tratan de determinar si el uso de los tacones altos sirve para corregir el pie plano en los varones. Uno de los investigadores declaró: "Empezaremos por probar con los vaqueros. Son hombres que acostumbran calzar botas de tacón alto".
— Newsweek
PUNTOS Y PUNTADAS
HOY más que nunca, las mujeres siguen comprando almohadillas para costura y encarando los problemas que les plantean alforzadores, rellenos, hilvanes, pespuntes, ribetes, tiras bordadas y puntos de cruz. Por decirlo más claramente: en la actualidad, es mayor que antes el número de mujeres que cosen en casa.
Los fabricantes de telas, patrones, hilos, cintas, agujas y máquinas para coser informan que nunca habían vendido tanto como ahora. En este fenómeno ha tenido sin duda algo que ver el deseo de las amas de casa de ahorrar dinero. También puede ser un medio para que las señoras se mantengan ocupadas al mismo tiempo que intentan dejar de fumar.
"Se observa en torno nuestro una tensión nerviosa general", comenta un sociólogo. "Supongo que para la mujer el sentarse a la máquina de coser y hacer alguna prenda, es un calmante".
— S. W.