USTED ES MÁS LISTO DE LO QUE CREE
Publicado en
octubre 02, 2009
En todos nosotros hay fuerzas creadoras y de imaginación que no aprovechamos debidamente. Por eso ofrecemos aquí cinco consejos para descubrir y hacer saltar nuestra "chispa del genio".
Por Dudley Lynch.
La policía estaba desconcertada. Una banda de ladrones robaba una y otra vez con velocidad increíble en las tiendas de ropa, limpiando los percheros como pirañas hambrientas para desaparecer antes de que los vigilantes pudieran responder a los sistemas de alarma. ¿Habría alguna forma de detenerlos o, por lo menos, de hacerlos tardar más? De pronto, a un oficial se le ocurrió una idea. "Cuelguen las perchas en forma alternada", aconsejó a los comerciantes de la población. "Pongan una con el gancho hacia la pared y la otra hacia el pasillo, y así sucesivamente a lo largo de todo el perchero". Cuando se produjo el siguiente robo, la policía tuvo tiempo de acudir a la alarma y atrapar a los ladrones, que descolgaban las prendas una a una.
Una iglesia estaba ya tan vieja que no se podía postergar la pintura del exterior, por lo que el párroco reunió entre sus feligreses media docena de voluntarios para el trabajo. Pero no lograba que pusieran manos a la obra, hasta que tuvo una idea diabólica. Dividió el edificio en seis sectores y pintó en cada uno el nombre de un voluntario con letras de un metro de altura. Casi inmediatamente se presentaron todos ellos para pintar el sector que habían prometido y evitarse la vergüenza pública.
No hace mucho trataba de arrancar el automóvil de mi mujer empujándolo con el mío, cuando se trabaron las defensas. Intenté separarlas con ayuda de un amigo forzudo. Nada. Luego probé con un gato y tampoco dio resultado. Mi mujer propuso que subiéramos mi automóvil a la acera en marcha atrás y dejáramos el de ella, más pequeño, al nivel de la calle. ¡Eureka! Los autos se separaron en el acto.
Todos hemos conocido gente así, con una indudable habilidad para resolver problemas, y nos hemos preguntado ¿por qué? No parecen genios, y sin embargo, en cierto sentido, piensan de manera distinta que el resto de nosotros.Desde hace 15 o 20 años los sicólogos sociales han empezado a estudiar en serio esta facultad del pensamiento creador. Basándose en pruebas concretas, los especialistas sostienen ahora que es mucho más común de lo que antes se suponía. Es más, la mayoría de ellos piensa que en cada uno de nosotros alienta una chispa de genio en espera de ser descubierta. He aquí cinco consejos, de especialistas en varios campos, para liberar el potencial creador del individuo.
RESUCITAR LA CURIOSIDAD INFANTIL
Un conocido mío trató durante una hora de rescatar la ranita de su hijo del fondo de un pozo estrecho en el jardín. Usó primero un palo; luego, una cuerda con un lazo en la punta; más tarde, una lata abierta sostenida por un cordel. Todo fue en vano y por fin abandonó el empeño. Minutos más tarde apareció su hijo de cinco años en la puerta de la casa con la rana. Al niño se le había ocurrido llenar el pozo con agua de la manguera hasta que el animal subiera flotando a la superficie.
En el fértil reino de su imaginación, los niños siempre encuentran soluciones creadoras. A diferencia de los adultos, los pequeños tienen vía abierta hacia el reducto de la facultad de crear: el hemisferio derecho del cerebro. Pero cuando comienzan la escuela, el "cerebro izquierdo", asiento de la lógica, se convierte en víctima de los miedos, reglamentaciones, obligaciones y preocupaciones de los adultos y, al poco tiempo, la imaginación se bate en retirada. Lo que diferencia a la persona creadora de las demás, es que se las ha arreglado para no perder la curiosidad infantil y estar siempre atenta a las posibilidades de creación. Para encender de nuevo nuestra curiosidad, debemos comenzar por ampliar nuestros horizontes, especialmente en la lectura. Ray Bradbury, el prolífico autor de ficción científica, alimenta su cerebro con todo lo que cae al alcance de sus manos: ensayos, poesía, obras de teatro, litografías, música. "Uno debe absorber información todos los días", asegura. "Cuando yo era niño, me metía en la sección de libros para adultos de la biblioteca. Ahora, para asegurarme de que estoy bien informado, voy muchas veces a la sección de niños".
HACER LA PREGUNTA APROPIADA
Un grupo juvenil había planeado desde hacía meses un fin de semana para padres e hijos en los bosques, donde pensaban sacar moldes de yeso de huellas de animales. Cuando por fin llegó el día, llovía a cántaros y no pudieron salir. Pero a un ingenioso guía se le ocurrió usar el yeso para sacar moldes de la mano de cada padre con la de su hijo. "Fue una de las cosas más divertidas que hayamos hecho", recuerda uno del grupo. "Nos salvó el fin de semana". Nunca se le hubiera ocurrido esa idea al guía si se hubiese limitado a la pregunta natural en tal situación: "¿Cómo hacer moldes de yeso bajo la lluvia?" No era posible, por supuesto. La pregunta "apropiada" al caso fue: "¿Cómo podemos divertirnos con el yeso que tenemos aquí?"
El Dr. Frederic Flach, siquiatra de Nueva York y autoridad en el estudio de la imaginación creadora, dice que plantear el problema en otra forma diferente puede ser el primer paso para su solución. "En vez de preguntarnos, por ejemplo, ¿Debo dejar mi trabajo?" comenta el Dr. Flach, "podríamos decirnos: ¿Hasta qué punto el trabajo que desempeño responde a mis intereses fundamentales?". Angelo Biondi, director de la Fundación para la Educación Creadora, de Búfalo (Nueva York), recomienda las preguntas que comienzan: "¿De qué manera puedo yo...?" Hace poco aconsejó a un hombre de negocios amigo suyo que pensaba despedir a un empleado poco productivo. Le propuso que mejor se preguntara "¿De qué manera puedo lograr que este empleado rinda más?" Eso lo llevó a averiguar por qué aquel hombre tenía dificultades en la oficina, y pronto supo que pasaba por dificultades en su matrimonio y eso lo trastornaba en el trabajo. Un consejero familiar salvó el matrimonio... y el empleo de aquella persona.
JUNTAR IDEAS
Muy a menudo la chispa creadora salta cuando se juntan dos o más ideas que ya teníamos.
La empresa SES Asociados, de Cambridge (Massachusetts), especialistas en el análisis y solución de problemas, recibió de un fabricante de productos alimenticios la petición de alguna idea para mejorar el envase de las papas fritas.
SES relacionó dos: hojuelas de papa fritas y hojas de árbol mojadas. ¿Por qué las, hojas? Porque los creadores de la firma se preguntaron: "¿Cuál es la mejor forma de empacar que existe?" Alguien dijo que meter hojas mojadas en un saco. "Es muy difícil meter en una bolsa una palada de hojas secas", explicó, "porque uno está embolsando aire, lo mismo que ocurre a los empacadores de papas fritas. En cambio, se echan fácilmente y muchas más en el saco si están mojadas". La idea pareció buena a los consultores de la empresa y trataron de embolsar húmedas las papas fritas. Pero no dio resultado, porque se partían al secarse dentro del envase. Ello condujo a la fabricación de hojuelas más gruesas, que, por estar mojadas se podían apretar unas contra otras para que no se crisparan y rompieran. Hoy millones de norteamericanos conocen bien las papas fritas enlatadas.
William Gordon, presidente de SES, señala que la creación de ideas no se alcanza "si no se está dispuesto a Correr el riesgo de fracasar". En otras palabras, hasta las ocurrencias más descabelladas se han de tomar en consideración, puesto que toda idea verdaderamente original puede parecer un poco absurda al principio.
CONSULTAR CON LA ALMOHADA
Cuando nos enfrentemos con un problema insoluble, tratemos de alejarlo completamente del pensamiento consciente; dejémoslo en incubación. En el momento menos esperado puede surgir la solución.
El año 1865 el químico alemán Friedrich Kekule se quedó dormido cavilando sobre cuál sería la estructura de la molécula de benceno. Soñó con miles de átomos que bailaban ante sus ojos; algunos formaban figuras y se retorcían como serpientes. De pronto, una de las serpientes se mordió la cola. Y Kekule se despertó instantáneamente con la idea de la estructura del benceno en cadena cerrada. Fue un brillante descubrimiento científico.
Otros han dado también con sus mejores ideas cuando su mente marchaba "al mínimo de revoluciones".
Se dice de Mozart, por ejemplo, que componía su música cuando viajaba, paseaba o dormitaba. Dennis Gabor, premio Nobel de física, cuenta que concibió sus ideas más brillantes mientras se afeitaba, como había ocurrido antes a Einstein. Y está el caso de Susie, niña de siete años que no sabía cómo meter otra vez la cinta de sujetarse los pantalones del pijama, que se le había salido. Desechó de la mente el problema, y poco después, cuando sacaba un cubito de hielo del refrigerador, se le ocurrió la solución: mojar la cinta, congelarla en forma de círculo y meterla por el pasacinta del pijama. La idea resultó.
PRACTICAR
Como en el paso ligero o en el aprendizaje de un idioma, en el uso de técnicas de invención original puede uno sentirse muy torpe mientras no se vencen los viejos hábitos. Ayúdese con alguno de estos ejercicios, por ejemplo: escriba oraciones de tres palabras que empiecen por la misma letra del alfabeto ("acaso aciertes así", "baja barriendo bien", "Celia creyó caerse"). Invente una definición nueva e ingeniosa para estas u otras palabras: majadero, político, perito, toronja, revolución, esperanza, paciencia, codicia. Haga una lista de cinco alimentos azules o de 15 formas de usar una pluma. O intente imaginar sus sentimientos si fuera usted, por ejemplo, una grapadora, o un Volkswagen, o un pez. Después escriba sus pensamientos.
SOBRE TODO, CULTIVE "LA PASIÓN DE VIVIR"
Pablo Picasso se maravillaba de todo: "Miro las moscas, las flores, las hojas y los árboles que me rodean. Dejo mi espíritu a la deriva, como una lancha abandonada a la corriente, pues tarde o temprano queda prendido de algo"
Si estamos atentos a lo que nos rodea, la mente y la imaginación se mueven forzosamente por nuevos y misteriosos caminos. "Cuanto mayor sea la isla del conocimiento", dijo el fallecido clérigo norteamericano Ralph Sockman, "más extensa será la costa de misterios que la rodea". Y detrás de esa costa, empujándola hacia el horizonte, está nuestra capacidad de creación.