UN INVICTO EJÉRCITO DE BARRO
Publicado en
octubre 28, 2009
Guerreros parcialmente desenterrados. En alguna ocasión estuvieron pintados, y con el paso de los años se han tornado rojizos por la tierra.
Los arqueólogos chinos están desenterrando unos 7.500 guerreros de tamaño natural, hechos a mano y destinados a proteger al Primer Emperador de Qin después de su muerte.
Por Maxwell Hearn.
CIERTO MITO griego nos habla de Jasón y sus Argonautas enfrentados a guerreros que salían de los dientes de un dragón plantados en el suelo. Ahora les ha pasado a los chinos. Un hallazgo casual en 1974 cerca de Xi'an (Sian), antigua capital, ha llevado a la excavación arqueológica reciente más importante de China: surge de la tierra un ejército hecho de cerámica y enterrado hace más de 2.000 años.
Unos 7.500 soldados y caballos de tamaño natural, brillantemente pintados, con carros auténticos y armas de bronce, fueron esculpidos en arcilla y creados como guardia imperial con el fin de servir a su señor durante su vida en el más allá. La totalidad del ejército se enterró entonces en bóvedas subterráneas especialmente construidas, al este del inmenso mausoleo del primer unificador de China, el Primer Emperador de Qin (se pronuncia "Chin").
La unificación de China por el gobernante de Qin en el año 221 A. C. tuvo un gran impacto que aún resuena en la República Popular China. El autoproclamado Primer Emperador abolió el feudalismo y fundó el primer imperio verdadero. Al construir, la Gran Muralla de 2.400 kilómetros, conectó las numerosas fortificaciones aisladas, previamente erigidas por reyes feudales para hacer frente a incursiones nómadas, y agrupó en un solo imperio a los varios estados en que el país se había dividido hasta entonces. Promulgó un código de leyes uniforme y estandarizó la moneda, pesos y medidas; incluso la lengua escrita. Aunque la dinastía acabaría a los cuatro años, con su muerte, acaecida en el año (parte dañada) A. C, la unificación estableció las bases del orden imperial chino durante los 2.000 años siguientes. A los 38 años, el Primer Emperador gobernaba el mundo civilizado, como él lo conocía. Pero su visión se amplió con miras a un imperio universal. El gran historiador antiguo de China, Sima Qian, escribió que el gobernante de Qin algunas veces incluso intentó ejercer el poder sobre el mundo no humano. En cierta ocasión en que una tormenta frustró sus esfuerzos por visitar el monte sagrado de Xiang, se vengó de la montaña ordenando a unos 3.000 presidiarios que talaran todos sus árboles y la pintaran de rojo: el color de los criminales convictos.
Basándose en la deteriorada pintura original, el artista Nigel Holmes describió así la forma en que las figuras fueron coloreadas al colocarlas en el Foso 2. Fila superior: cuadrigas de guerreros y caballos; en las filas siguientes: lanceros, arqueros e infantería.
Las iras del Emperador contra la naturaleza reflejan una anomalía de su carácter. Sin temer nada en la vida, desarrolló un miedo creciente a la muerte. Escuchó a los ocultistas. Envió una expedición a buscar las islas de los inmortales y el elixir de la vida eterna. Absorto en su propio engrandecimiento, inició asimismo un amplio programa de construcción que incluía las unidades de un palacio residencial y de su propio mausoleo.
Dos años antes de morir ordenó la construcción de una inmensa residencia imperial, y varios cientos de miles de labriegos fueron obligados a trabajar en ella. Aun no se terminaba cuando falleció.
De ese enorme palacio sólo existen los cimientos del salón principal. Pero en el trazado del mausoleo del Emperador podemos apreciar su visión de cierto orden mundial eterno. Según lo anotado por Sima Qian, la cámara mortuoria del Emperador reproducía en sus mínimos detalles el universo que esperaba gobernar:
"Los labriegos cavaron tres galerías subterráneas y las sellaron con bronce para construir la cámara mortuoria. Los artesanos instalaron ballestas que se disparaban automáticamente contra cualquier intruso. Hicieron fluir mecánicamente los acueductos del imperio, los ríos Yangtsé y Amarillo, y el océano. En la parte superior de esta construcción se pintaron las constelaciones celestes, y en la inferior la geografía de la Tierra. Las lámparas se llenaron con aceite de ballena para que su luz durase una eternidad. Finalmente, se plantaron árboles y hierba (sobre el túmulo) para que pareciese una montaña".
Aparecieron esporádicamente entre 1932 y 1970 pruebas de que la extensión que rodea el túmulo del Emperador podría ocultar una población entera de figuras de cerámica. Durante este mismo lapso desenterraron en el interior o cerca de la pared exterior del conjunto arquitectónico, cinco figuras arrodilladas. En 1974 unos granjeros que cavaban pozos cerca del mausoleo descubrieron parte de una amplia bóveda subterránea, cuyo interior estaba cubierto por un ejército de guerreros y caballos de arcilla.
Las excavaciones subsiguientes en esta área de la bóveda, designada como Foso 1, muestran que se extiende 210 metros de este a oeste y 60 de norte a sur, en series de 11 zanjas o corredores paralelos, y que contiene unas 6.000 figuras de cerámica. Ahora, completamente cerrado bajo una vasta estructura con forma de hangar, el Foso 1 se está trasformando en un museo sobre el terreno.
Cabalgadura y jinete en posición de firmes. La brida del caballo es de bronce y las riendas están cubiertas de abalorios.
Por la ubicación de los diversos tipos de figuras, es evidente que esta construcción fue diseñada para acomodar una formación militar específica. La parte este del foso contiene una unidad de vanguardia formada por arqueros y ballesteros sin coraza, cuyas armas de largo alcance habrían sido lo primero que utilizaran en cualquier enfrentamiento militar. Tras ellos y mirando al frente, hay dos hileras de arqueros: la primera, lista para repeler un ataque por sorpresa y la segunda, para ayudar en un asalto.
Entre estas unidades se alza el corazón del ejército: 36 filas de infantería, acomodadas en nueve columnas. Tres de estas columnas forman un escuadrón de 32 lanceros sin armadura que encabeza el cuerpo principal de las tropas. A las otras seis las dirigen escuadrones de cuadrigas, precedidas por 12 soldados de infantería. Cada carro, tirado por cuatro caballos de cerámica de tamaño natural, es conducido por un auriga, con un guerrero que cabalga como centinela. La retaguardia de la formación está protegida por tres filas de infantes con coraza.
Se calcula que la excavación completa y la restauración del Foso 1 llevará de tres a cinco años. Una segunda construcción subterránea con guerreros (Foso 2) fue descubierta en mayo de 1976, ubicada a unos 20 metros al norte del extremo este del Foso 1; se estima que tiene un poco más de 1.400 guerreros y caballos. Un foso menor (el 3), situado al norte del extremo oeste del Foso 1, solamente contiene 68 figuras. Al parecer representa cierta unidad de mando selecta. Un cuarto foso, vacío, sugiere que el trabajo de las figuras que componían el ejército fue abandonado antes de su terminación.
A pesar del inmenso número de figuras de este ejército de cerámica, los guerreros y caballos no se hicieron en serie. Cada uno fue trabajado con rollos de arcilla gris, el torso hueco sostenido por sólidas piernas como pilares. La superficie era acabada con una capa de arcilla más fina. Los brazos y cabezas de los guerreros, las colas y crines de los caballos, eran labrados por separado y después unidos con tiras de arcilla. Las orejas, bigotes, y elementos de las armaduras se elaboraban mientras la arcilla estaba blanda. El montaje completo se cocía a alta temperatura, después se pintaba brillantemente y se equipaba cada figura. El color original se ha conservado lo suficiente como para permitir a los arqueólogos una reconstrucción tentativa.
Los guerreros están formados para pasar la revista imperial. La mayoría está en posición de firmes; otros están de rodillas o parecen dar largas zancadas; guían una cuadriga, conducen un caballo o se preparan para el combate cuerpo a cuerpo. En general, los soldados que están de pie tienen una altura que va desde 1,75 metros hasta más de 1,83. Los aurigas son aun más altos. El comandante se destaca con sus 1,96 metros de altura, debido tal vez a su rango.
Sin embargo, este espectáculo debió haber sido espléndido; la calidad humana individual en los rostros de los guerreros resulta muy personal. Los detalles anatómicos son sorprendentemente naturales. Los ojos fueron esculpidos para dar la sensación de globos oculares apretados contra el párpado que descansa sobre ellos; las orejas toman la forma del cartílago superior y del lóbulo. Los estilos de peinados muestran distintas maneras de hacer trenzas y moños altos.
A pesar de este realismo, la mayoría de las caras se ajustan a tipos idealizados, con amplias y tersas frentes, cejas oblicuas sobre ojos profundos, pómulos prominentes y nariz ancha. Haciendo variaciones sobre peinados y barbas, este tipo facial básico parece ilimitadamente individualizado. El comandante de la vanguardia lleva un peinado y barbas complicados; su ceño da testimonio de las preocupaciones del liderazgo.
Las figuras de Qin son las esculturas de gran tamaño más antiguas conocidas en China, y aportan material para un nuevo capítulo en el estudio de las artes esculturales chinas. También son ilustraciones gráficas de antiguos cuerpos y tácticas militares. Dan información precisa sobre formaciones campales, vestiduras y armamento. En cuanto al Primer Emperador, como él lo ansiaba, su ejército lo inmortalizó.
CONDENSADO DE "SMITHSONIAN" (NOVIEMBRE DE 1979). © 1979 POR LA INSTITUCIÓN SMITHSONIANA. DE WASHINGTON. D.C.