QUE NO LO HAGA FALLAR LA PRESIÓN
Publicado en
octubre 11, 2009
Cuando el éxito es lo más importante, asegúrese de que no lo haga fallar la presión.
Por Bruce Schoenfeld v David Zinczenko.
EN LOS ÚLTIMOS SEGUNDOS de un partido de torneo de baloncesto, durante la última temporada, Donyell Marshall se acercó a la línea de tiro libre; necesitaba encestar en sólo una de dos oportunidades para que su equipo tuviera la victoria virtualmente asegurada.
En las prácticas, Marshall suele acertar los tiros libres uno tras otro. Pero esta noche, con el marcador empatado y ante una muchedumbre de espectadores, respiró profundamente, hizo rebotar la pelota varias veces, miró fijamente el aro... y falló, dos veces. Su equipo perdió luego el partido en tiempo extra.
Marshall había fallado a causa de la presión.
Desde luego que esto no sólo les pasa a los atletas. Casi todos los que hemos subido a un podio conocemos los horribles síntomas del fenómeno de falla bajo presión: boca pastosa, dolor de estómago, opresión en el pecho. Y tampoco es preciso que la situación sea pública; puede ocurrimos cuando pedimos un aumento de sueldo o cuando invitamos por primera vez a una chica a salir.
Fallamos bajo presión cada vez que hacemos frente a una tarea o a una decisión importante, y permitimos, durante el proceso, que esta nos abrume en un sentido físico, explica John Duncan, jefe de aplicación clínica en un centro de estudios aeróbicos. Cuando afrontamos una situación amenazante o embarazosa, el cerebro envía una poderosa señal de advertencia a las glándulas suprarrenales. Se abre entonces el grifo de la adrenalina, y la oleada que resulta activa el organismo.
La frecuencia cardiaca aumenta rápidamente, dice Duncan. "La producción de saliva baja. Los vasos sanguíneos se contraen, y se reduce el flujo de sangre al estómago. Mientras tanto, la respiración puede acelerarse y volverse menos profunda". Si Marshall estaba experimentando todo esto, es un milagro que haya podido caminar, y mucho más que haya lanzado dos tiros libres.
Para algunos, como las estrellas del deporte, se trata de un riesgo profesional. "Lo que me asombra es que mucha gente de éxito tiene los mismos temores y angustias que sus congéneres", dice Bryant Gumbel, animador de un programa de noticias por televisión. "La diferencia radica en que han encontrado su propio método para superarlos".
He aquí lo que Gumbel y otras figuras públicas recomiendan para no sucumbir al terror cuando se tiene que actuar bajo presión:
Prepárese bien. Gumbel afirma que jamás se pone nervioso cuando está al aire. Su secreto consiste en prepararse muy bien. Lo importante no es la información que asimila, sino el acto mismo de prepararse y el saber que ha dedicado tiempo a ello.
Podemos recurrir a un truco psicológico para convencernos de que tenemos confianza en nosotros mismos, pero en cierto nivel sabremos que no es más que un truco, señala Gumbel. "Lo único auténtico es la confianza en uno mismo que surge de la preparación".
Duerma bien la noche anterior. La noche antes de que Jim Adamson, presidente de Burger King, propusiera a la junta directiva una importante y polémica restructuración de la compañía, resistió el impulso de desvelarse trabajando. Optó por dormir bien, como lo habría hecho un atleta. Estudió durante media hora antes de la reunión, y se sentía muy bien preparado cuando entró en la sala. "Pienso que mantener mi organismo en buenas condiciones es tan importante como todo lo demás", dice. "Si me siento bien, mi desempeño es mejor".
Aliméntese adecuadamente. Rosanne Cash, cantante ganadora de un Premio Grammy, recuerda haber hecho dos presentaciones en una noche en un club nocturno de Nueva York. Antes de la segunda empezó a sentir náuseas. A duras penas terminó su actuación, y entonces se percató de que había olvidado comer durante el día. "Me bajó la concentración de azúcar en la sangre", explica. "Muchos problemas psicológicos tienen causas físicas".
Vaya por partes. "En mi tipo de trabajo", afirma Gumbel, "cualquiera se sentiría agobiado si contemplara cada día como un programa de dos horas. En vez de ello, yo lo veo como cuatro programas de media hora, cada uno con un principio, una mitad y un final. Enfocar el asunto de este modo impide que uno se sienta abrumado".
No complique las cosas. Jason Elam es el pateador de goles de campo de los Broncos de Denver. Quizá pise el campo sólo algunas veces por partido, pero cuando lo hace, todas las miradas se posan en él.
Para olvidarse de la multitud que está pendiente de su actuación, Elam se concentra en un solo aspecto de sus patadas. "Salgo a la cancha pensando: Hazlo con suavidad o Manten la cabeza baja", dice. "Eso impide que me preocupe de todo lo demás. Si me permito pensar que esta patada va a decidir el partido, es seguro que fallaré".
Respire profundamente. La cantante Rosanne Cash solía enfermarse antes de cada actuación. "Una de las cosas más importantes que hay que recordar es que la única diferencia entre el temor y la expectación es la respiración", dice. "Cuando salgo al escenario, me imagino respirando hasta la planta de los pies. Eso me ayuda a sentir menos presión".
Sea acometedor. Si se sorprende usted en una actitud de desaliento o de vacilación, empiece a pensar en forma resuelta. Oblíguese a recobrar el ánimo con una actitud acometedora, aconseja el psicólogo Jim Loehr. Salga y canalice su energía en lo que él llama una "pelea positiva" para hacer frente a los retos que tiene ante usted.
Utilice el humorismo para salir del paso. Jerry Della Femina, destacado ejecutivo de publicidad, recuerda una presentación que hizo ante un grupo de clientes. Para impresionarlos, les dijo que en fecha reciente había ganado algunos importantes premios de publicidad. Aún no acababa de decir esto cuando se dio cuenta de que sus esfuerzos por promoverse no estaban teniendo buena acogida. "Así que terminé la oración y luego agregué: 'lo que no es más que otro ejemplo de las tonterías que uno puede hacer en la vida', y esto les encantó". La lección es que nadie se mete en problemas cuando sabe reírse de sí mismo.
No pierda la perspectiva. A veces se pierde en la vida. Cuando eso sucede y estamos a punto de venirnos abajo envueltos en llamas, Bryant Gumbel aconseja que nos imaginemos la peor de las situaciones. "Por lo general, se trata de algo que podemos aceptar", señala.
Al parecer, Donyell Marshall ha aprendido a vivir en lo que él consideraba la peor de las situaciones. El año pasado, fue el cuarto jugador escogido en el reclutamiento universitario de la Asociación Nacional de Baloncesto, lo que debe de haberle servido para que se sacara la espina de los tiros libres que falló en la última temporada. Esa es la mejor lección de todas: demos o no en el blanco, quedan muchos otros tiros por delante.
CONDENSADO DE "MEN'S HEALTH" (SEPTIEMBRE DE 1994), © 1994 POR RODALE PRESS, INC., DE EMMAUS, PENSILVANIA.