Publicado en
octubre 25, 2009
Este pequeño territorio durante siglos atrasado y soñoliento, está a punto de conquistar la prosperidad económica.
Por Dan Coggin.
EN SU LANGUIDA manera meridional, Macao, puesto de avanzada portugués en Asia, progresa mucho. El turismo y el comercio han alcanzado niveles máximos. Se llevan a la práctica programas de desarrollo por valor de 100 millones de dólares, suma importante para esta colonia que sólo ocupa 15,5 kilómetros cuadrados en la península de Macao, incluyendo a Taipa y Coloane, islas unidas por puentes a la tierra firme. Gente con experiencia que ha visto subir y caer gobiernos propensos a dejar todo para mañana, descubre en el actual una conciencia naciente de la importancia de hacer las cosas hoy.
Esto basta para indicar un gran cambio en aquel puerto con aire de museo que se ha ido marchitando poco a poco en sus 420 años de existencia, convirtiéndose en un apartado rincón barroco a la orilla del fangoso delta del río de la Perla o de Cantón. Entre 1557 y 1685 Macao estuvo en su apogeo, pues había monopolizado el comercio de China, pero en 1715, cuando la East India Company se estableció en la orilla del río, más cerca de Cantón, aquel quedó en segundo plano. Vio cómo Gran Bretaña empezaba a dominar el tráfico de opio procedente del mercado chino, y en 1842, año en que Hong Kong echó raíces 65 kilómetros al este, del otro lado del estuario, su decadencia se aceleró. Macao llegó a ser un antro de vicio y contrabando. Su aspecto empobrecido ha mejorado desde que comenzó a beneficiarse con la prosperidad de Hong Kong, después de la Segunda Guerra Mundial.
Sacudidos de un largo sopor, los principales comerciantes, cuyos intereses se inclinaban hacia China (el 97 por ciento de los 300.000 habitantes de Macao son chinos), comenzaron a construir una base industrial allí donde únicamente había prosperado la fabricación de petardos. Con inyecciones pecuniarias de Hong Kong, cuyo desarrollo textil había sido restringido poco antes por las cuotas de exportación, aparecieron en Macao en primer término fábricas textiles, pero además otras de productos alimenticios, bebidas, tabaco y cerámica. Decenas de miles de turistas, atraídos por el juego y por un pueblo que combina de manera encantadora antiguas características chinas y portuguesas, fueron a Macao, adonde llevaron importantes beneficios monetarios.
Esta prosperidad fue bruscamente interrumpida por los golpes simultáneos de la depresión económica y la revolución portuguesa de 1974, que intensificó la incertidumbre política de la colonia. Además, cuando Hong Kong legalizó el comercio en oro a principios del mismo año, se derrumbó otro de los pilares de la economía de Macao: su lucrativo tráfico en oro, legal e ilegal.
Según los entendidos, al inclinarse el gobierno de Portugal hacia la izquierda, las facciones a favor de Moscú pretendieron deshacerse de este resto colonial, y al parecer se hicieron por lo menos dos propuestas a China sobre este asunto. Tanto el coronel García Leandro, gobernador del territorio hasta noviembre de 1978, como Lisboa, rechazaron la validez de estas declaraciones y agregaron que virtualmente toda la población de Macao deseaba continuar bajo los portugueses. Por lo visto China prefirió que siguiera el statu quo, posición reforzada por aliados occidentales, interesados en que la situación se perturbase lo menos posible. Sin embargo, el nuevo Estatuto Orgánico, puesto en efecto en 1976, afirma la "autonomía administrativa, económica, financiera y legislativa" de Macao. El territorio tendría todo menos independencia y dejaría de ser una carga para la economía portuguesa.
Las preocupaciones económicas ocasionadas por esta nueva condición fueron aliviadas por la reafirmación del estado legal del territorio. Al parecer Pekín se dio cuenta de que no le convendría anexarse a Macao, ya que perdería unos 70 millones de dólares anuales en ventas, ahorros y otras ganancias procedentes de ese territorio (Macao compra la mayor parte de sus productos alimenticios, agua, materia prima textil y otras cosas a China, y paga con divisas de Hong Kong). Por pequeño que sea, da a Pekín otra fuente de inversiones extranjeras y de ganancias bancarias procedentes de la financiación comercial.
Otra ventaja para China es que Macao facilita sus exportaciones, tanto las de tipo clandestino como las que crean nuevas relaciones comerciales.
También es importante que, desde su punto de vista, considera a Macao "seguro". Los simpatizantes de Formosa ya no existen, o guardan silencio. Los comerciantes están solidariamente a favor de China. El gobernador Leandro conferenciaba regularmente con el emisario extraoficial de Pekín, Ho Yin, delegado a los dos últimos Congresos Nacionales del Pueblo de la República Popular China y director del bien relacionado Banco Tai Fung de Macao. Actúa en representación del verdadero jefe chino Ho Ching-ping, director de la Nam Kwong Trading Co., que se ocupa del comercio local chino.
HO YIN es director de un consorcio dedicado a recuperar tierra en Coloane para la construcción de un puerto de embarque de contenedores que se terminará en 1979. También está asociado con Stanley Ho*, patrón de los sindicatos de juego de una colosal empresa de 150 millones de dólares de Hong Kong que consiste en un club de golf y salones de juegos de azar, cuya primera parte se completará para 1981 en la misma isla. Stanley Ho y otros hombres de negocios mantienen también relaciones comerciales con China. Desde los ceniceros hasta los ascensores de los hoteles rascacielos Lisboa y Sintra, del sindicato del juego de Ho, fueron hechos con materiales chinos. Por su parte, la Nam Kwong Trading Co., de China, ha seguido recuperando sin vacilar 9000 metros cuadrados de la costa interior de la península y ha construido cuatro nuevos edificios para almacenes. A fines de 1975, cuando la depresión económica empezó a ceder, Macao adquirió nuevo empuje. Sus empresas de juego (cuatro casinos, carreras de galgos y partidos de jai alai) y sus maravillas turísticas atrajeron un enorme número de visitantes: unos 2,8 millones en 1977. La frase "Macao le espera desde hace 400 años" empezó a aparecer en carteles de publicidad por todo el mundo. Mientras tanto las exportaciones alcanzaron en 1977 1221 millones de patacas, marcando por segunda vez un superávit para el territorio.
A fin de contribuir a sufragar el costo de nuevos caminos, agua y electricidad para Taipa y Coloane, la administración decidió aumentar los impuestos a las entradas procedentes del juego. Tras una encarnizada negociación que duró cinco meses sobre la revisión de su concesión, Stanley Ho firmó un nuevo contrato por diez años que aumentó los impuestos anuales del sindicato a una suma tres veces mayor, o sea 30 millones de dólares de Hong Kong. Si se agregan a esta suma los ingresos producidos por el canódromo y el frontón de jai alai, la suma recibida por el gobierno de empresas de juego llega a 45 millones de patacas por año, es decir, la mayor obtenida por impuestos de cualquier índole. El gobierno dio asimismo su visto bueno para llevar a la práctica el enorme proyecto turístico de Coloane, así como el de una pista de carreras de trotones en Taipa, que costará 65 millones de dólares de Hong Kong y estará lista para funcionar a principios de 1979.
Hasta ahora, este gran desarrollo económico ha dejado bastante de lado al ciudadano corriente. La administración duplicó con creces las sumas dedicadas a salud pública, bienestar social, vivienda y educación en 1977, pero aún estos servicios están por debajo del nivel aceptable. Casi una cuarta parte de la población sigue sin escuelas, y sólo un 11 por ciento acaba la segunda enseñanza. Macao carece de instituciones docentes superiores y técnicas. Como hay pocos empleos fuera de los oficios manuales, los jóvenes ambiciosos abandonan cada año el territorio para seguir estudios o trabajar en oficinas de Hong Kong y el extranjero. Muchos jamás regresan.
Influido durante mucho tiempo por la tradicional tendencia a dejar las iniciativas para mañana, el gobierno actual de Macao está haciendo un enérgico esfuerzo para salir adelante. El primer objetivo es acabar con la corrupción oficial y la ineficiencia burocrática. Además de adiestrar a los empleados locales enviándolos a estudiar al exterior, recurre a especialistas expatriados para llenar los puestos (tiene sólo seis arquitectos y menos de 30 médicos). Las tendencias socialistas de algunos funcionarios portugueses no han sido obstáculo para los negocios. "Macao necesita el capitalismo", afirma el ex gobernador Leandro, cuya primera preocupación fue atraer más inversiones.
La vida política y económica de Macao se basa en una estructura de trípode sostenida por los intereses portugueses locales, los de China y los de Hong Kong, que no sorprende sean los menos poderosos. Los intereses locales portugueses y las decisiones finales reciben la firme protección del gobernador. Los grupos de Ho Yin (China) y de Stanley Ho (Hong Kong), por separado y en combinación acaparan la mayoría de los programas nuevos. Con tan variados intereses en juego, Macao ha tenido la fortuna de no degenerar en una lucha de fuerzas opuestas. Las diferentes partes han llegado a un arreglo práctico, sin que los intereses del hombre común se hayan olvidado completamente en el reparto.
En torno a las mesas de juego del Hotel Lisboa se oye a menudo la frase cantonesa "fat-la", que significa "ya viene la suerte". Y en efecto, la economía de Macao parece haber mejorado, y reina en el territorio una indiscutible atmósfera de confianza.
Stanley Ho
STANLEY HO, EL HOMBRE TRAS EL IMPERIO DEL JUEGO
Si la fortuna económica de Macao descansa en la vuelta de un naipe (y hasta cierto punto aún es así, no obstante el creciente comercio) el elegante Stanley Ho es más que el tallador. Es "la banca".
A los 57 años, Ho dirige este imperio basado en el turismo: casinos, hoteles lujosos y rápido transporte acuático entre esta zona enclavada en territorio extranjero y Hong Kong, que ha financiado su expansión a otros cinco países asiáticos y tres occidentales. Sus intereses incluyen una inversión de 30 millones de dólares en el nuevo hipódromo Farahabad, inaugurado el 22 de junio de 1978 en Teherán, participación en un complejo de juego de pelota y de bolos en Yakarta, y en casinos de Karachi y Hobart, en Tasmania. También dirige el casino flotante de Manila, propiedad del gobierno.
La situación de Ho, cuyos impuestos a las ganancias procedentes del juego representan casi una cuarta parte del presupuesto del gobierno de Macao, es muy diferente hoy a la de 1941, cuando, joven de 19 años, desembarcó de un junco en el territorio con 10 dólares de Hong Kong. Había nacido en una rica familia de Hong Kong (tiene sangre china, escocesa y holandesa), pero su padre, dedicado al comercio, se declaró en quiebra cuando Stanley tenía 13 años. Mientras Ho seguía estudios, trabajaba para alimentar a su familia y, una vez caída Hong Kong, aceptó la oferta de empleo de un japonés en un negocio de permutas japonés-portugués establecido en la neutral Macao.
Cuando la guerra dejó de favorecer a Japón, Ho se estableció como comerciante independiente; en 1946 ganó su primer millón traficando con combustibles, productos químicos, metales y otras mercancías e inició el primer servicio de trasbordador de pasajeros entre Hong Kong y Macao. En 1964 su compañía de trasbordadores llevó el primer hidrofoil a Asia.
Su gran oportunidad se le presentó en 1962; ese año obtuvo de la familia Fu, dueña de una de las principales casas de negocios de Hong Kong, la licencia oficial para juegos de azar, concedida un siglo atrás. Entonces Ho llevó los juegos internacionales, los adelantos perfeccionados en Monte Carlo y Las Vegas, y edificó grandes hoteles con casinos que funcionaban 24 horas por día. Pronto Macao se trasformó en una meca para los jugadores.
Piensa jubilarse dentro de tres años, o sea a los 60 de edad. "Todavía me agrada el estímulo de los negocios", dice, "pero me he dedicado a ellos desde que tenía 19". Este proyecto parece de dudosa ejecución, pues Ho trota todas las mañanas, y los días hábiles trabaja 14 horas, superando a casi todos sus competidores. Pocos se sorprenderán si continúa en el negocio más de cuatro años.
CONDENSADO DE "INSIGHT" (SEPTIEMBRE DE 1977). © 1977 POR PACIFIC MAGAZINES LTD. 257 GLOUCESTER ROAD. HONG KONG.