LA CONFIANZA EN EL DESARROLLO NACIONAL
Publicado en
octubre 16, 2009
Molino de Yuca operado con pedal.
Este nuevo concepto no solamente llena las necesidades de la gente en forma más sencilla y menos costosa, sino que también le infunde mayor confianza en sí misma.
Por Boyce Rensberger.
• Un calentador solar barato, hecho de tubos fluorescentes quemados, capaz de pasterizar el agua y permitir a las familias pobres de los trópicos disponer de una buena provisión de líquido potable.
• Un silo para almacenar grano herméticamente cerrado, que los campesinos pobres pueden construir con materiales de su localidad y les permite salvar el 20 o el 40 por ciento de grano que generalmente destruyen las plagas.
• Una pequeña turbina movida por el agua de los arroyos, que genera un kilovatio de electricidad para una familia campesina. Cuesta 150 dólares y funciona hasta cinco años sin reparaciones.
ESTOS TRES ejemplos son creaciones de una nueva y extraordinaria generación de inventores, científicos e ingenieros de países en vías de desarrollo que preconizan la filosofía de la "tecnología apropiada" (TA), un esfuerzo práctico para producir artefactos y procesos sencillos y de bajo costo.
Muchos de estos países han tenido malas experiencias en las últimas décadas en su intento de saltar a una economía industrial mediante la importación de fábricas de acero y grandes plantas manufactureras. Ese camino llevó frecuentemente al caos social, con escasez de técnicos preparados y una emigración del medio rural hacia el urbano que perjudicó la producción de alimentos y aumentó el desempleo. El resultado fue una dependencia mayor del mundo industrializado en lugar de la independencia que buscaban. Muchos líderes creen ahora que una alternativa más sabia es fomentar tecnologías más sencillas y de menor escala, diseñadas para las necesidades nacionales y de vasta aplicación. Este esfuerzo no sólo satisface las necesidades básicas de un país, sino que también fundamenta un orgullo ante el éxito y la confianza en el propio esfuerzo, que con tanta frecuencia destruyen los técnicos y tecnologías importados.
Tal vez uno de los mejores ejemplos de esta tendencia lo ofrece Las Gaviotas, centro de investigación y desarrollo de TA establecido en los Llanos (Colombia), región deshabitada en gran parte. Lo concibió hace unos diez años Paolo Lugari Castrillón, sociólogo de 32 años, que hoy es el director general del centro.
Las Gaviotas, que atiende actualmente todas las necesidades, de 100.000 habitantes, ha diseñado y probado varios dispositivos nuevos, incluyendo un molino de yuca movido por pedales que hace en un día el trabajo de dos meses, lo cual permite a los llaneros cultivar la feculenta raíz; un molino barato de viento que bombea el agua para regar y beber, aun cuando el viento apenas alcance ocho kilómetros por hora; dos tipos de bombas de agua de bajo costo, una de mano y otra eléctrica.
Centros de tecnología análogos comienzan a surgir, en otras partes. En la India, por ejemplo, investigadores nativos desarrollan dispositivos de pequeña escala para convertir los desperdicios biológicos de toda clase en combustible gaseoso para cocina y calefacción. En Lesotho, al sur de África, los especialistas perfeccionan técnicas y materiales de construcción de bajo costo. En Filipinas los fabricantes producen maquinaria diseñada de acuerdo al lugar y adaptada para el agricultor que tiene más tierra de la que puede labrar a mano, pero que no puede o no tiene con que utilizar maquinaria agrícola de tamaño convencional.
Algunas de las nuevas tecnologías son de mayor escala. En dos nuevos laboratorios en Perú y en Bolivia, por ejemplo, los científicos latinoamericanos han desarrollado un método de refinamiento del cobre que resulta más barato y más sencillo que los procedimientos conocidos. Sirve para manejar minerales de bajo contenido cuprífero, antes demasiado costosos de refinar.
Si bien las tecnologías pasan siempre de unas regiones a otras, el proceso puede ser muy lento si no se cuenta con medios activos de comunicación. Afortunadamente el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)* ayuda a los centros tecnológicos de los países en desarrollo a ponerse en contacto unos con otros. Y así, a fines de 1978, se reunieron en Buenos Aires (Argentina) delegados de todo el mundo en una muy importante conferencia de las Naciones Unidas sobre "La cooperación técnica entre los países en desarrollo".
"Las naciones en desarrollo tienen que romper una barrera sicológica", declaró en esa conferencia Shridath Ramphal, secretario general de la Mancomunidad Británica y antiguo ministro del Gobierno de Guyana. "Durante mucho tiempo nos han hecho un lavado cerebral para que creamos que la mejor educación, la mejor tecnología, los mejores servicios, los mejores intelectos, lo mejor de todo lo que uno pueda pensar, viene del llamado mundo desarrollado: todo lo rural es malo. Todo lo urbano es mejor. Todo lo extranjero es lo mejor". Estos prejuicios estrangulan el proceso de desarrollo que sigue confundiéndose con la occidentalización.
Ramphal sostuvo que el desarrollo permanente es un proceso más complejo que la simple adopción de sistemas occidentales. "La clave", expresó, "está en el crecimiento de un sentido de confianza en el esfuerzo propio, en una sociedad que puede resolver sus propios problemas e inventar sus propias soluciones confiando principalmente en su propia capacidad".
*En África, América Latina, los Estados Arabes, Asia y el Pacífico, las oficinas- locales del representante. residente del PNUD suministran información adicional sobre este punto.
CONDENSADO DE "THE NEW YORK TIMES" (10-IV-1979). © 1979 POR THE NEW YORK TIMES CO. DE NUEVA YORK (NUEVA YORK)