Publicado en
octubre 14, 2009
LA VOZ DE LA EXPERIENCIA
Kay James, secretaria de Salud y Recursos Humanos del gobierno del estado de Virginia, tiene una gran habilidad para poner en evidencia a quienes afirman que no es posible ser una mujer de clase media, conservadora e instruida, y aun así ser auténticamente negra. Una vez, durante un debate sobre el aborto, una mujer del público, indignada, la acusó de ser tan burguesa que no imaginaba siquiera cómo vivían los negros estadounidenses.
—Si usted supiera lo que sufren estas mujeres —le dijo—, se daría cuenta de que el aborto es la única solución.
Kay James le planteó entonces a la mujer el caso de una madre negra y pobre que vivía de la asistencia pública. Tenía cuatro hijos y un marido alcohólico que nunca se aparecía por la casa. Cuando menos lo esperaba, esta mujer se dio cuenta de que otro bebé venía en camino.
—¿Qué le aconsejaría? —preguntó la señora James.
—Que abortara —respondió la mujer—. La calidad de vida de ese niño sería muy mala.
—Mi pregunta tenía una intención oculta. La mujer que acabo de describirle era mi madre. Yo fui la quinta de seis hijos que nacieron en la pobreza. ¡Y, por si le interesa, la calidad de vida es bastante alta.
—Focus on the Family
REALIZADOR DE SUEÑOS
Steve Ross, que logró la fusión de Time, Inc. y Warner Communications, fue un hombre que se forjó a sí mismo y que amasó una fortuna de millones de dólares. A Ross le gustaba relatar una anécdota que fue decisiva en su vida.
Cuando era adolescente, su padre moribundo lo mandó llamar para darle este consejo: "Hay personas que trabajan todo el día, las hay que sueñan todo el día, y hay quienes pasan una hora soñando antes de ponerse a trabajar para realizar esos sueños".
"Sé de estos últimos", le dijo su padre, "porque en esa categoría casi no hay competencia".
—Roger Cohen, en el Times de Nueva York
EL HOMBRE DE LA BOLSA
Una piedra en el camino, un frenazo violento y un brazo extendido para evitar que un niño se golpeara contra el tablero del auto dieron lugar a una idea en la primavera de 1952. De camino a casa después de este incidente, John Hetrick se preguntó: ¿por qué no idear algún objeto que surja de pronto para impedir que el ocupante del vehículo se golpee contra su interior en caso de accidente? Al año siguiente, Hetrick, técnico en ingeniería industrial, obtuvo la patente de su "Cojín de Seguridad para Vehículos Automotores"... es decir, la primera bolsa de aire.
Pero el inventor no ha obtenido ni un centavo de su invento. La patente caducó en 1970, antes de que la compañía General Motors instalara bolsas de aire en algunos de sus modelos de 1974.
Con todo, Hetrick se siente recompensado. Desde mediados de los años ochenta, fecha en que empezó a extenderse su uso, las bolsas de aire han salvado hasta a 4000 personas de la muerte o de lesiones graves. "Y eso", dice Hetrick, "hace que haya valido la pena".
—John Poppy, en Health
LA NECESIDAD DE SER INGENIOSO
El animador de televisión Hugh Downs relata cómo lidió su padre, Milton, con algunas de las "incomodidades de ser pobre" durante los años de la Gran Depresión. En cierta oportunidad, toda la familia Downs estaba ya en el auto, lista para ir a la iglesia, cuando llegó otro coche a la casa. Dándose cuenta de que el visitante era un cobrador, Milton le indicó a su familia que no saliera del auto. Caminó entonces hasta la puerta de entrada, al mismo tiempo que la otra persona.
—¿Habrá alguien en casa? —preguntó Milton.
—Parece que no hay nadie —contestó el desconocido.
Charlaron amigablemente mientras llamaban a la puerta, hasta que llegaron a la conclusión de que no había nadie. Luego, se marcharon.
—Tomado de un discurso
NACIDO PARA ACTUAR
Para el actor irlandés Liam Neeson, la actuación no es sólo una profesión, sino una obsesión. Si no tuviera la posibilidad de actuar, asegura la estrella de la laureada película La lista de Schindler, "me marchitaría y moriría".
Hijo del guardián y de la cocinera de una escuela, Neeson se crió en el seno de una familia católica muy unida, de County Antrim, Irlanda del Norte. Llegó a ser actor en forma "gradual", pero ya de niño experimentó la magia de la actuación en la celebración de la misa. "El inconfundible olor a incienso y velas, y esos ropajes especiales... Todo ello resultaba muy estimulante", explica. "La actuación es tan vieja como el hombre mismo. Cuando es buena, nos pone en comunicación con algún espíritu".
El lugar donde se actúe tiene poca importancia para Neeson. "Algunos de mis mejores recuerdos", dice, "son de cuando actuaba en los pequeños y helados auditorios de las parroquias, en el centro de Irlanda, con un público de 40 personas".
—Barbara Kantrowitz, en Newsweek