EL MEJOR RECURSO CONTRA EL CÁNCER
Publicado en
octubre 12, 2009
Detectar a tiempo esta enfermedad le puede salvar la vida.
Por Patricia Skalka.
UNA BOCHORNOSA MAÑANA de agosto, el abogado Victor Mullica llegó al Centro Strang para la Prevención del Cáncer, en la Ciudad de Nueva York, para someterse a un reconocimiento médico. Como se sentía bien y no tenía antecedentes familiares de cáncer, hasta ese día no había creído necesario robarle tiempo a su trabajo para hacerse examinar.
Como parte del reconocimiento se le practicó una prueba de sangre fecal oculta, técnica de diagnóstico (en aquel entonces bastante nueva) para descubrir la presencia de sangre en las heces, en cantidades que pasan inadvertidas a simple vista. El resultado fue positivo. Después, en el otoño del mismo año, un cirujano le extirpó del colon un tumor maligno del tamaño de una naranja. Hoy, al cabo de 18 años, Mullica sigue a salvo de una enfermedad que causa decenas de miles de muertes cada año.
El doctor Daniel Nixon, ex vicepresidente de la Sociedad Estadounidense de Lucha contra el Cáncer (SELC), afirma: "La detección temprana es el mejor medio de que dispone la medicina para combatir el cáncer".
La necesidad de un diagnóstico oportuno nunca ha sido tan grande. Este año, el cáncer en sus múltiples formas cobrará cientos de miles de vidas. Sin embargo, muchas personas ignoran todavía la importancia de descubrir la enfermedad en etapas incipientes. Por ejemplo, en 1993 unos investigadores médicos entrevistaron a 1142 mujeres acerca de la mamografía, y averiguaron que, de aquellas que tenían 50 años de edad o más (el grupo de mayor riesgo de contraer cáncer mamario), sólo 34 por ciento se sometían anualmente a esta prueba, y 24 por ciento no lo habían hecho nunca. El Instituto Nacional de Cancerología (INC) de Estados Unidos calcula que el índice de mortalidad por cáncer mamario se abatiría al menos en 30 por ciento si todas las mujeres se sometieran a las pruebas de diagnóstico apropiadas.
A continuación se explican cinco de las formas de cáncer más mortíferas de nuestros días, así como la importancia de detectarlas a tiempo:
A continuación se explican cinco de las formas de cáncer más mortíferas de nuestros días, así como la importancia de detectarlas a tiempo:
CÁNCER DE COLÓN
LA ENFERMEDAD que padecía Víctor Mullica es la segunda causa de muerte por cáncer en Estados Unidos; la primera es el cáncer pulmonar. Lo trágico del asunto, señala el doctor Sidney Winawer, del Centro de Cancerología Memorial SloanKettering, en la Ciudad de Nueva York, es que el cáncer de colon, cuando se descubre a tiempo, es uno de los más fáciles de curar: la proporción de enfermos que sanan es de 92 por ciento.
En los años setenta unos investigadores descubrieron que la enfermedad es precedida por una proliferación anormal de células en la mucosa del colon, lo cual conduce a la formación de pólipos adenomatosos, tumores benignos que pueden volverse malignos. Para demostrar la relación que existe entre estos pólipos y el cáncer de colon, el doctor Winawer llevó a cabo un estudio en el cual participaron más de 9000 personas. La incidencia de cáncer de colon se redujo en cerca de 90 por ciento entre los sujetos del estudio a quienes se les extirparon los pólipos adenomatosos.
Hoy en día, los expertos recomiendan que todas las personas mayores de 50 años se sometan anualmente a una prueba de sangre fecal oculta a fin de detectar pólipos o cáncer de colon.
La sigmoidoscopia, procedimiento más complicado para detectar el cáncer de colon en etapas incipientes, consiste en inspeccionar el tercio inferior de este órgano con un tubo flexible que trasmite luz y que se inserta por el recto. Un estudio realizado en fecha reciente reveló que la prueba ha reducido hasta en 60 por ciento el número de muertes por esta forma de cáncer. La SELC aconseja a todas las personas mayores de 50 años que se sometan a una sigmoidoscopia cada tres, cuatro o cinco años. Casi 80 por ciento de quienes forman este grupo de edad nunca se han sometido a la prueba.
CÁNCER OVARICO
JANICE FlELDS no sospechaba que un día iba a sacar provecho de sus donativos anuales al programa de diagnóstico de cáncer ovárico del centro médico de cierta universidad. Pero una vecina suya le propuso que, además de donar dinero, ambas se hicieran examinar.
Janice, entonces de 49 años, se sometió a un procedimiento llamado sonografía trasvaginal (STV), que dura cinco minutos y no causa dolor. Los médicos le examinaron los ovarios con una delgada sonda que emite y capta ondas ultrasónicas, en busca de algún abultamiento que pudiera indicar cáncer.
Los resultados del primer sondeo fueron negativos. Sin embargo, una STV efectuada 16 meses después (en 1990) reveló un tumor de tres centímetros en el ovario derecho, demasiado pequeño para ser detectado por medio de una palpación pélvica ordinaria. Era maligno. Janice se sometió a la extirpación quirúrgica del tumor y a una histerectomía. El cáncer fue descubierto antes de que se extendiera.
En general, el cáncer ovárico no produce síntomas al principio. Cuando al fin se manifiesta (con distensión abdominal, indigestión, dolor, baja de peso y fatiga), casi siempre se ha extendido ya a la parte superior del abdomen. Más de 60 por ciento de las enfermas mueren en el trascurso de cinco años. Pero un diagnóstico oportuno podría elevar a 80 por ciento el índice de curación, observa el doctor John van Nageli. Aunque todavía se discute si las pruebas de diagnóstico de cáncer ovárico son útiles, Van Nageli se cuenta entre los médicos que emplean la STV para descubrir anomalías sutiles de los ovarios.
Otra prueba de diagnóstico consiste simplemente en un análisis de sangre para averiguar si existen grandes concentraciones de cierta proteína llamada CA-125. La prueba, ideada por el doctor Robert Bast y sus colaboradores, se usaba en un principio para vigilar la evolución de las enfermas de cáncer ovárico. Pero, al igual que la STV, puede revelar el padecimiento antes de que este sea detectable por los métodos habituales. Sin embargo, tratándose de mujeres jóvenes, existe el inconveniente de que el embarazo y la endometriosis también provocan grandes concentraciones sanguíneas de CA-125. Por esta y otras razones, la prueba resulta más eficaz en mujeres mayores de 50 años.
Los investigadores están buscando la manera de hacer más exactas estas pruebas. Tanto la determinación de CA-125 como la STV están incluidas en un estudio que se lleva a cabo actualmente sobre el diagnóstico de cáncer.
El cáncer ovárico afecta generalmente a mujeres posmenopáusicas mayores de 50 años. Para las mayores de 40 años, la prueba de diagnóstico que suele recomendarse es la palpación pélvica anual. Como el riesgo de contraer cáncer ovárico es mayor si se tienen antecedentes familiares de la enfermedad, el doctor Bast y otros expertos aconsejan a las mujeres que se encuentran en este caso que consulten a un oncólogo y se sometan a un programa especial de pruebas, entre las que podrían incluirse la determinación de CA-125 y la STV.
CÁNCER DE PRÓSTATA
FREDERICK JACKSON acudió a exámenes médicos anuales por espacio de 23 años, y en todas las ocasiones los resultados fueron excelentes. En 1991 su esposa, Bobbi, ex enfermera, oyó hablar de una nueva prueba sanguínea para detectar concentraciones elevadas de antígeno prostático (AP), la cual estaba indicada para los hombres con antecedentes familiares de cáncer de próstata. "Tienes que someterte a esta prueba", le dijo.
Tras varias semanas de insistencia, Bobbi lo convenció de que acudiera al examen. La concentración sanguínea de AP de Jackson resultó ser anormal. Luego una biopsia reveló que padecía cáncer de próstata, y el enfermo se sometió a cirugía. Hoy, activo y saludable, comenta: "Le debo la vida a la prueba del AP".
En los casos en que el padecimiento se diagnostica y se trata a tiempo, cuando aún no rebasa los límites de la próstata, el índice de supervivencia por espacio de cinco años es de 92 por ciento.
A fines de los años setenta, los investigadores de un instituto de cancerología descubrieron que la próstata segrega una proteína a la que llamaron antígeno prostático. Como las células de un tumor maligno de la próstata segregan más AP que las células sanas, las concentraciones sanguíneas elevadas de AP pueden ser señal de la enfermedad.
Al igual que otras pruebas de diagnóstico, la determinación de AP está lejos de ser infalible, y algunos expertos aún ponen en duda su utilidad. La hipertrofia prostática benigna y las infecciones de la próstata también pueden incrementar la concentración sanguínea de AP. Por otra parte, muchos enfermos de cáncer de próstata presentan concentraciones normales de la proteína.
Aun así, en dos importantes estudios los investigadores llegaron a la conclusión de que la determinación de AP es una útil herramienta de diagnóstico. En uno de los estudios se descubrió cáncer de próstata en 22 por ciento de los hombres con concentraciones ligeramente altas de AP y en 67 por ciento de aquellos con concentraciones altas. El otro estudio reveló que la determinación de AP incrementa marcadamente la proporción de casos en que la enfermedad se detecta cuando aún es curable.
La SELC ha recomendado que todos los hombres mayores de 50 años se hagan practicar una determinación de AP cada año. El doctor Robert Huben sugiere que los hombres que corren mayor riesgo de contraer el padecimiento empiecen a someterse a determinaciones anuales desde los 40 años de edad. Los factores de riesgo son los antecedentes familiares de la enfermedad y la raza: por causas que aún se desconocen, los negros tienen dos veces más probabilidades de contraer cáncer de próstata que los blancos. Además, a todos los hombres mayores de 50 años y a los mayores de 40 pertenecientes a un grupo de alto riesgo se les recomienda someterse a un examen rectal cada año.
CÁNCER DE CUELLO UTERINO
CADA AÑO se diagnostican millares de nuevos casos de este padecimiento y se producen muchas muertes entre las enfermas, si bien desde los años cuarenta se ha observado un marcado descenso en el índice de mortalidad. Los expertos lo atribuyen al frotis de Papanicolaou, una de las pruebas de diagnóstico de cáncer más difundidas.
No obstante, al decir de muchos expertos, en 10 o 20 por ciento de los casos esta prueba no revela anomalías del cuello uterino, algunas de las cuales pueden conducir al cáncer. Por consiguiente, los investigadores están buscando la manera de mejorar las pruebas de diagnóstico de la enfermedad.
Hoy en día, si en un frotis de Papanicolaou se detectan anomalías cervicales, el médico dispone de una prueba adicional, llamada colposcopia, para saber si es necesario tomar medidas terapéuticas. La prueba consiste en explorar el cuello uterino con un instrumento especial llamado colposcopio, con el cual también se puede tomar una muestra de tejido en caso necesario.
Por ahora, el frotis de Papanicolaou sigue siendo la prueba de diagnóstico ordinaria para el cáncer de cuello uterino. Pero existen otras pruebas que, combinadas con él, podrían incrementar su confiabilidad.
CANCER MAMARIO
HACE 20 AÑOS, la mamografía y los exámenes médicos sólo revelaban 40 por ciento de los casos de cáncer mamario entre las mujeres de 40 a 49 años de edad, y 60 por ciento entre las de 50 a 59 años. Hoy en día, informa el doctor Stephen Feig, la mamografía detecta 90 por ciento de los casos, sin importar la edad. La SELC recomienda que todas las mujeres mayores de 40 años se sometan a estudios mamográficos con regularidad. Tratándose de mujeres pertenecientes al grupo de riesgo medio, el INC considera eficaz la prueba a partir de los 50 años de edad.
Actualmente se experimenta con la mamografía digital, técnica que puede aumentar la visibilidad de los tumores mejorando electrónicamente las imágenes mamográficas con ayuda de una computadora.
Por desgracia, ni la mamografía ni la palpación son eficaces en todos los casos. En noviembre de 1990 Carolyn Peadon, a la sazón de 45 años, se encontraba de excursión y se notó una secreción en el seno derecho.
Se hizo practicar una mamografía que no reveló nada. En la palpación, el médico no sintió bulto alguno. Finalmente, Carolyn se sometió a un sondeo experimental por resonancia magnética. La imagen obtenida mostraba claramente un tumor de 2.5 centímetros, el cual resultó ser maligno. La enferma tuvo que someterse a una mastectomía radical modificada.
Aunque hace mucho que el sondeo por resonancia magnética se considera el mejor instrumento para diagnosticar cáncer de cerebro y de médula espinal, no se había visto que fuera eficaz en la detección del cáncer mamario. El doctor Steven Harms, del Centro Médico de la Universidad Baylor, estaba convencido de que sí lo era, si se empleaba de manera adecuada. Con ayuda de una antena especial, Harms utiliza cierta combinación de ondas de radio para aumentar la definición de la imagen obtenida por resonancia magnética. Hoy en día, muchas instituciones médicas importantes están estudiando este método.
Como el sondeo por resonancia magnética es mucho más caro que la mamografía tradicional, su empleo no se ha generalizado, explica el doctor Alex Aisen. Pero podría usarse como prueba secundaria en mujeres cuyas mamografías muestren anomalías.
NUEVO ALCANCE DEL DIAGNÓSTICO
AUNQUE LAS pruebas de diagnóstico con que contamos en la actualidad son más eficaces que nunca, los investigadores ya están contemplando una nueva generación de técnicas basadas en la genética. En los cinco últimos años se han descubierto anomalías genéticas que tienen relación con los cánceres mamario, ovárico, pulmonar, óseo, prostático y vesical. La leucemia infantil, el cáncer colorrectal no poliposo hereditario y el retinoblastoma (cáncer ocular que se presenta en niños pequeños) también se deben a genes defectuosos.
Pero mientras los investigadores dedican su atención a la búsqueda de nuevas armas para combatir el cáncer, el público debe cumplir con su parte, sometiéndose a las pruebas de diagnóstico apropiadas (sangre fecal oculta, sigmoidoscopia, palpación pélvica, examen rectal digital, frotis de Papanicolaou y mamografía) a la edad y con la frecuencia recomendadas. Por el momento, la necesidad de someterse a tiempo a estos exámenes quizá sea tan grande como la de idear pruebas cada vez más exactas.