CUANDO LOS SEXOLOGOS SE EQUIVOCAN
Publicado en
octubre 25, 2009
En los últimos diez años se han desprestigiado muchos mitos inveterados acerca del amor físico. Pero demasiado a menudo, dice en este artículo un respetado investigador, las antiguas ilusiones han quedado sustituidas por otras nuevas, casi igualmente necias, que merecen una mirada crítica si queremos comprender mejor nuestra vida sexual.
Por Wardell Pomeroy (ha escrito ya seis libros de sexología y es coautor del llamado Informe Kinsey, que se basó en 18.500 entrevistas personales y se publicó con los títulos Conducta sexual del varón (1948) y Conducta sexual de la mujer (1953). Actualmente es decano del Instituto de Estudios Avanzados de la Sexualidad Humana, con sede en San Francisco, y pertenece al claustro de profesores de la Facultad de Medicina de la Universidad de California).
Mito: Los problemas sexuales se curan fácilmente
Antes la opinión general era que las personas afligidas por estos problemas debían resignarse a ellos o someterse a un prolongado tratamiento de sicoanálisis. Hoy el mito prevaleciente es que pueden curarse mediante unos cuantos trucos mecánicos. Por ejemplo, se da instrucción a hombres y mujeres para que superen sus ansiedades relativas al clímax con unos ejercicios de contactos físicos destinados a facilitar el proceso sexual al considerarlo como un medio y no como un fin. En un número limitado de personas estos trucos pueden bastar para resolver el problema, pero la mayoría requiere un lento y gradual aprendizaje, dirigido por un terapeuta especializado, que ayude a vencer ansiedades e inhibiciones. Lo mismo se puede decir de la mayoría de los restantes problemas sexuales.
Mito: La liberación femenina ha aumentado los problemas sexuales del hombre
El concepto de que la mujer era un ser básicamente pasivo en este aspecto ha sido sustituido por la imagen de una mujer con apetitos y expectativas virtualmente ilimitados. Este cambio de imagen, dicen algunos, ha acarreado muchas dificultades más a los hombres.
¿Es esto verdad? En realidad nadie lo sabe. Aunque se ha especulado que la impotencia y la eyaculación prematura son síntomas en aumento, no hay datos que lo comprueben. En casos individuales, por cierto, la ansiedad inducida en algunos hombres por compañeras demasiado exigentes puede traer consigo inhibiciones o trastornos. Pero esto no es nada nuevo. Y por lo general en estos casos la mujer no está verdaderamente liberada hasta el punto de sentirse tranquila y segura de su propia sexualidad.
Mito: La masturbación es más satisfactoria que el coito
Antes el mito era considerar a la masturbación como un acto perjudicial para la salud. Ahora ese punto de vista ha cambiado. Masters y Johnson comprobaron, basándose en medidas objetivas de las reacciones fisiológicas, que el propio estímulo produce una reacción más intensa que el coito. Sin embargo, la relación entre dos personas entregadas al acto sexual genera, por razones afectivas obvias una satisfacción mucho más profunda.
Mito: Para la mujer todos los orgasmos deben ser de intensidad estremecedora
Hoy muchas mujeres esperan demasiado de su actividad sexual, incluso más de un orgasmo en el mismo acto, por lo cual uno de los métodos que empleamos en el tratamiento de los problemas sexuales es procurar inculcar una actitud más realista en ellas. Por ejemplo, si pregunto a una de las que nunca han experimentado un orgasmo cómo lo imagina y me responde que espera explosiones de estrellas y campanas que suenan, le aclaro que la sensación no es tan arrebatadora. Cuando se espera menos, es más fácil alcanzar el clímax que se desea.
Mito: La técnica es lo más importante
En el pasado, el acto sexual pasaba por ser una expresión del amor romántico. Actualmente, muchas personas tienen la impresión de que la verdadera clave del placer sexual está en el perfeccionamiento de la técnica y en la variedad de los actos. Opino que esto es en esencia un nuevo, mito. La técnica ayuda indudablemente, pero es la calidad de la relación mutua lo que califica la verdadera actividad sexual.
Otra convicción que se inculcaba antes en la mayoría de la gente era que las relaciones carnales son una solemne expresión de amor y devoción. Hoy la idea popularizada es que se efectúan por el puro placer. Acepto que debemos disfrutar más con el amor físico, pero puede haber en él momentos serios, o tranquilos, o de serena meditación. Para muchos representa un vínculo profundo y una demostración de intimidad. En realidad las relaciones sexuales pueden abarcar una gran amplitud de sentimientos, aun para las mismas personas en distintos momentos, desde la exuberancia y la entrega hasta el intercambio de pensamientos graves o sombríos.
Mito: La actividad sexual es buena para la salud
Este es un nuevo mito que sustituye al antiguo, según el cual el acto carnal es debilitante. Yo invertiría los términos y diría que la salud es buena para la actividad sexual. Es probable que en ciertos casos una persona pueda aliviar la tensión mediante tal actividad y calmar así sus trastornos sicosomáticos, pero más exacto que atribuir al amor físico virtudes curativas sería decir que la persona puede sentirse .mejor aunque su salud no sea buena.
Mito: Las personas de edad tienen tanto interés por la vida sexual como cuando eran jóvenes
El concepto aceptado en otros tiempos era que la gente de edad perdía por completo su interés por el amor físico (creencia relacionada con lo difícil que siempre ha sido para los hijos imaginar que sus padres sigan teniendo estas relaciones). Ahora algunos sostienen lo contrario.
La verdad está en un término medio. Las personas de edad que gozan de buena salud y cuyo compañero o compañera, sigue despertando atracción e interés, sé mantienen sexualmente activas. Su actividad es menos frecuente que antes y sus reacciones son más lentas, pero su necesidad de momentos íntimos con expresión sexual perdura.
© 1977 POR WARDELL B. POMEROY. CONDENSADO DE MCCALL'S (OCTUBRE DE 1977). 230 PARK AVE. NUEVA YORK (NUEVA YORK) 10017.