Publicado en
mayo 13, 2009
Nunca había entendido porqué las necesidades sexuales de los hombres y las mujeres son tan diferentes entre si.
Nunca había entendido todas esas idioteces de que las mujeres son de Venus y los hombres de Marte.
Y nunca había entendido porqué los hombres piensan con la cabeza y las mujeres con el corazón.
Pero...
Una noche, mi esposa y yo nos fuimos a la cama. Y bueno, empezamos a acariciarnos, el inevitable agarre de este y esto otro, etc. La cuestión era que yo estaba listo y en ese momento, me dice:
―¡Ahora no tengo ganas mi amor, y tan sólo quiero que me abraces!
Me lo dice con una cara muy cínica
Pensé: ¡QUUUUÉEEEEEEEEE!
Entonces me dijo las palabras mágicas de toda mujer:
―No sabes conectarte con mis necesidades emocionales como mujer
¡NO JOOOOODAAAAASSS!
Al final, el asunto era que esa noche no iba a haber pelea. Guardé los aceites afrodisíacos, apagué las velas, quité el CD de Alejandro Sanz (casi siempre funciona), apagué el equipo de sonido y guardé el champang. Me di una ducha con agua fría a ver si podía calmar a la "bestia" y me puse a ver "Discovery", a todo volumen para no dejar dormir a la hija de mi suegra. Después de un rato me quedé dormido.
Al día siguiente fuimos de compras al Corte Inglés. Me fui ver relojes mientras ella se probaba tres modelitos carísimos. Como mujer que no podía decidirse por uno u otro, le dije que se llevara los tres. Entonces me dijo que necesitaba unos zapatos que le hicieran juego. A $300 el par, le contesté que me parecía bien. Luego fuimos a la sección de ropa sport, de donde salimos con una chaqueta con plumas y una Bolsa Luis Vuiton.
¡ESTABA TAN EMOCIONADA!
Yo creo que pensaba que me había vuelto loco, pero de todas maneras las traía. Pienso que me estaba poniendo a prueba cuando me pidió una faldita muy corta, dijo que para jugar al tenis. Si no sabe ni correr, mucho menos jugar tenis.
Entró en "shock" cuando le dije “cómpra todo lo que quieras”. Ella estaba casi excitada sexualmente después de todo esto; entonces dijo la palabra mágica de toda mujer:
―¡Ven papito lindo, mi "gordo hermoso" (y otras pendejadas que dicen las mujeres), vamos a la caja a pagar!
Fue aquí cuando, de repente faltando solo una persona para pagar le dije:
―¡No mi amor! Creo que ahora no tengo ganas de comprar todo esto...
De verdad (ojala le hubieran visto la cara), se quedó pálida cuando le dije:
―Tan solo quiero que me abraces.
Empezó a poner cara de que se iba a desmayar, se le paralizó la parte izquierda del cuerpo, le dio un tic nervioso en el ojo derecho y le dije:
―No sabes conectarte con mis necesidades financieras como hombre.