Publicado en
mayo 13, 2009
El marido está cómodamente viendo la televisión. De pronto, su mujer entra a la casa y le pregunta:
―¡Querido! ¿Puedes revisar mi coche? Está descompuesto a una calle de aquí.
Él la miró y respondió:
―¿Arreglar el coche? ¡Acaso estás viendo el logotipo de CHEVROLET en mi frente!
La esposa le dice:
―Entonces, ¿Puedes arreglar la puerta del refrigerador? No está cerrando bien
Y el respondió refunfuñando:
―¿Arreglar la puerta del refrigerador? ¡Acaso estás viendo el logotipo de LG en mi frente!
¡Está bien! ―respondió ella.
―¿Puedes al menos cambiar la bombilla eléctrica que está afuera? Hace semanas que no funciona
Y el marido le dice:
―¿Cambiar la bombilla eléctrica? ¡Acaso estás viendo el logotipo de PHILIPS en mi frente!
Ella lo miró con decepción y tristeza. Pero el marido enojado le dijo:
―Ya me fastidiaste la tarde con tus problemas. Mejor me voy al Bar. ¡Allá estaré mejor!
Y se fue al bar y bebió hasta la noche.
Pero después le entró el remordimiento y decidió regresar a casa a ayudar a su esposa.
Cuando llegó, vió el coche arreglado y en la cochera. También la famosa bombilla eléctrica estaba funcionando. Fue a la cocina y notó que la puerta del refrigerador también había sido reparada.
―¡Querida, todo está funcionando bien! ¿Cómo le hiciste? ―Preguntó intrigado.
―¡Pues mira! Cuando te fuiste al bar me senté afuera de la casa y me puse a llorar. Entonces un joven muy simpático me preguntó que me pasaba y yo le conté. Se ofreció a ayudarme en todo. Pero como pago por sus servicios, me dio a escoger entre: irme a la cama con él, o…, hacerle una hamburguesa.
El marido preguntó despreocupado:
―¡Entonces! ¿Qué tipo de hamburguesa hiciste para él, mi amor?
―¿Hamburguesa? ¡Acaso estás viendo en mi frente el logotipo de McDonald’s!