EL CEMENTERIO DE GREYFRIARS Y EL POLTERGEIST DE GEORGE MACKENZIE
Publicado en
octubre 30, 2022
EDIMBURGO.
No hay cementerio sin iglesia y el de Greyfriars no es una excepción, puesto que pertenece a la Iglesia de Greyfriars, que toma su nombre (grey=gris + friar=monje) de los franciscanos que gestionaron el lugar hasta que la Reforma Protestante acabó con las órdenes monásticas en 1559.
Debido a la masificación de enterramientos en el templo principal de St Giles, en 1561 se decidió que Greyfriars Kirk era el lugar ideal para continuar enterrando a los ciudadanos de Edimburgo.
Pronto Greyfriars Kirk se vería envuelta en la llamada revuelta de los Covenanters. En sus terrenos se firmaría el Pacto o Covenant en 1638 destinado a proteger el presbiterianismo de las novedades religiosas que el rey Carlos I deseaba imponer. Sin embargo, cuando los rebeldes fueron derrotados en 1679, una zona anexa (hoy conocida como Convenanter’s Prison) al Cementerio de Greyfriars se convertiría en su terrible prisión.
Y es en este punto donde comienza la historia de George MazKenzie...
George MacKenzie de Rosehaugh nació en la ciudad de Dundee hacia 1636 de unos padres descendientes de familias nobles. Se educó en los mejores colegios y en universidades como las de Aberdeen, St Andrews y Bourges (Francia). En 1659 entró en el Colegio de Abogados de Edimburgo y pronto fue nombrado sir, miembro del Parlamento y Lord Advocate, lo que le facilitó formar parte del consejo privado del Rey.
Eso sí, su ascenso implicó la tortura y ejecución de muchos de aquellos Covenanters que habían sido encerrados en 1679, en aquel terreno adyacente al Cementerio de Greyfriars. Tampoco es que tuviera mucha elección. Como Lord Advocate, correspondía a George MacKenzie perseguir a los rebeldes covenanters. Lo que sí fue su elección fue la terrible forma en que los prisioneros fueron tratados.
Las crónicas de la época recogen los testimonios de algunos de estos desdichados que, tras ser torturados y condenados a la horca, se referían al siniestro abogado llenos rabia y con maldiciones de sangre. Es bastante probable, sin embargo, que el epíteto de "Bluidy" (Bloody) MacKenzie sea algo más moderno.
Tras el episodio Covenanter y el destronamiento de James II, George MacKenzie se retiró de la vida pública y se marchó a Inglaterra hasta su muerte en Westminster en 1691. Fue sepultado en el conocido como «Mausoleo Negro» en el mismo Cementerio de Greyfriars.
George MacKenzie era un hijo de su época y de su clase social. El nivel de violencia que había en Escocia en el siglo XVII no es fácilmente entendible si intentamos encajarlo en nuestros estándares morales del siglo XXI. Hay que juzgar cada época según su propia vara de medir.
Por otra parte, George MacKenzie era un hombre extraordinariamente culto y no debía ser poco inteligente porque tras su paso por los juicios de brujería de 1661 sus conclusiones fueron que había muchas menos brujas de las que se pensaba y que la mayor parte de sus confesiones eran completamente falsas e inducidas por el miedo y el dolor.
Pocos saben que él es el autor de la primera novela escocesa (Aretina, 1660) y del primer libro de texto sobre derecho penal escocés (Laws and Customs of Scotland in Matters Criminal, 1678). Además, fundo la Advocates Library (biblioteca de la Facultad de Derecho) de Edimburgo en 1682.
En esta publicación legal, George MacKenzie avalaba el uso de la tortura en casos de delitos graves. Sin embargo, en su trato hacia los prisioneros Covenanters y, en general, en su modo de contemplar la justicia, George MacKenzie era un defensor a ultranza de la tortura para delitos graves. ¿Y qué había más grave en esa época que la traición al Rey cometida por los Covenanters?
¿Era entonces Bloody MacKenzie el monstruo sediento de sangre que nos pintan hoy en día? Solo se sabe que era bastante sádico y extraordinariamente rígido en su visión de la justicia de la época.
Ha corrido ríos de tinta sobre los fenómenos paranormales en el Cementerio de Greyfriars de Edimburgo. Pero, ¿cómo empezó toda esta historia?
Hay tradiciones locales muy antiguas alrededor de la figura y de la tumba de Bluidy o Bloody MacKenzie, como la cantinela que recitaban los escolares de la vecina George Heriot School mientras se retaban unos a otros a llamar a la puerta de la tumba de George MacKenzie: "Bluidy Mackenzie, come oot if ye daur, lift the sneck and draw the bar" (Bloody MacKenzie, sal si te atreves, levanta el pestillo y saca la barra).
Pero la traca grande de lo paranormal comenzaría durante una noche oscura y tormentosa de 1998, cuando un vagabundo irrumpió por la fuerza en el Mausoleo Negro donde reposan los restos del infame abogado.
Buscando un lugar donde refugiarse, el vagabundo llegó al nivel inferior donde se halla, entre otros, el féretro de George MacKenzie. Al tratar de abrirlo (quizá llevado por la idea de que dentro habría algo de valor) el suelo cedió bajo sus pies y cayó a una fosa común rebosante de restos humanos. Poco le importaron entonces el frío, la lluvia o su avaricia: huyó del lugar a toda prisa sin mirar atrás ante el asombro de un vecino que pasaba por allí y que avisó a la policía.
Los supuestos fenómenos paranormales del Cementerio de Greyfriars comenzaron justo al día siguiente: una mujer declaró que, al asomarse al Mausoleo Negro, una bocanada de aire helado la empujó hacia atrás violentamente; otra fue hallada en estado de confusión en el lugar, presentando además contusiones inexplicables en el cuello.
Desde aquella infausta noche de 1998, los testimonios sobre fenómenos poltergeist en el Cementerio de Greyfriars se han sucedido sin descanso, particularmente en las proximidades de la tumba de George MacKenzie y en la antigua Prisión Covenanter (que el ayuntamiento hubo de clausurar, aunque posiblemente las causas fueron mucho más prosaicas de lo que podemos imaginar).
¡Hablamos de más quinientas personas que afirman haber sido empujadas, arañadas, golpeadas y hasta mordidas! O que cuentan haber sentido un cansancio extremo y desvanecimientos. El poltergeist se llegó a extender incluso a las casas que dan pared con pared con el camposanto provocando, según sus habitantes, toda clase de situaciones inexplicables.
Colin Grant, ministro espiritualista, sin duda opinaba que el poltergeist del Cementerio de Greyfriars era totalmente real. Invitado en 1999 por la prensa local a investigar estos extraños sucesos, Grant afirmó que el Cementerio de Greyfriars y, más concretamente, la Prisión Covenanter, estaba poseída por multitud de almas en pena y de entidades demoníacas y que su poder como exorcista no era ni de lejos suficiente para sanar el lugar.
Temiendo por su vida, Colin Grant abandonó el proyecto y, cuando falleció pocos meses más tarde, muchos atribuyeron su muerte al poltergeist de George MacKenzie.
Por otra parte, en 2003, dos adolescentes fueron juzgados por irrumpir en el Mausoleo Negro y robar una de las calaveras. El ayuntamiento nunca llegó a aclarar si la que profanaron fue la calavera del mismísimo George MacKenzie, puesto que en el nivel inferior hay varios cuerpos enterrados. Muchos temieron entonces que el poltergeist se volviera aún más virulento.
Lo cierto que es que en la actualidad siguen apareciendo testimonios acerca de fenómenos paranormales en Greyfriars.
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