Publicado en
abril 28, 2022
Ya no es exclusividad del protocolo. Los jóvenes de hoy encuentran en esta costumbre "de antes", una linda manera de enamorar a la mujer de sus sueños.
"Hermanos míos, hay algo en mi espíritu que quiero compartir con ustedes: creo que besar las manos es extraño a nuestros valores, un acto que toda alma libre rechaza". Cuando en septiembre pasado el nuevo rey de la ultraconservadora Arabia Saudita, les pidió a sus súbditos que no le rindieran ese homenaje tradicionalmente ofrecido al soberano, Abdalá ben Abdel Azis, dio una prueba de audacia. ¿Declaración sincera? ¿Gesto político? ¡Quién sabe! En todo caso, una decisión arriesgada que, en algunos lugares, desde los países del Golfo hasta Maghreb pudiera tomarse como una provocación y un intento de hacer desaparecer ese antiquísimo símbolo de sometimiento. Después de este gesto del rey Abdalá, todas las miradas están puestas en Mohammed VI, el joven rey de Marruecos, que si bien jamás se ha negado a que sus súbditos le besen la mano, también acepta de buena gana que se la estrechen.
El besamanos al rey ha decaído en todas las cortes de Europa. En cuanto a la reverencia, se practica a cuentagotas. Los franceses la reservan para los reyes y reinas extranjeros, los pretendientes al trono, los jefes de las grandes casas, como el conde de París y, por supuesto, la reina Isabel II... "No olvidemos que su prestigio es extraordinario", dice un conocedor muy profundo de asuntos protocolares.
Practicada en el Reino Unido, España, Bélgica, Luxemburgo, Liechtenstein, Dinamarca, Suecia y Noruega, la reverencia es una costumbre rarísima en Francia, tanto, que lo que se aplica en estos casos es el protocolo del país que recibe. Así que, cuando el presidente francés invita a un soberano reinante, no hay reverencia, salvo si ambos se encuentran en territorio de la embajada del país. Sin embargo, cuando visita a la reina de Inglaterra, la esposa del presidente francés, se inclina ante ella.
EL BESAMANOS:
¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo?
Jamás en público y siempre a una mujer casada o divorciada. ¿Cómo? Con ligereza y firmeza, delicadeza y elegancia, después de haberse quitado el sombrero, y sin jamás —¡jamás!—posar sus labios sobre la mano de la dama. El besamanos mundano, heredero directo del que en otros tiempos le estuvo reservado al soberano, es un gran arte, y no solamente en el caso de los caballeros. Las señoras deben tender con gracia, una mano ligeramente blanda —algunas ofrecen la suya como si fueran a dar una bofetada—, levantarla apenas, sin que el brazo esté pegado al cuerpo, abandonarla unos segundos, y corresponder al gesto del hombre con una sonrisa discreta. Los que están acostumbrados saben, de entrada, si se trata de alguien mundano o un novato, y en general, se sienten incómodos con quienes no conocen las buenas maneras. "He visto a señores (incluso bien educados) besar la mano en entierros; y en Montecarlo los he visto extender esta cortesía en las carreras de autos, y en el American Hospital cuando una paciente importante entraba en la sala de espera de un médico", se escandaliza la baronesa Nadine de Rothschild.
¿Qué es un besamanos bien logrado?
"Decididamente, prefiero un mal besamanos que un apretón de manos negligente, por ejemplo, el que ocurre cuando un hombre tiende la mano (por cierto, es a la mujer a quien le corresponde hacerlo) y conserva la otra en el bolsillo", dice Nadine. "El besamanos es un arte que muy pocos dominan. ¿Las reglas esenciales? La dama tiende la mano y es el hombre quien se inclina al tomarla y debe rozarla con la punta de su barbilla, sin tocarla y menos besarla. El señor debe mantenerse con las piernas muy unidas, e inclinarse no demasiado profundamente. Prohibidos los cigarrillos y las manos húmedas. La dama debe estar preferentemente con un vestido. El besamanos está mal visto en ciertos lugares públicos, como un restaurante o una reunión política, pero es adecuado en una fiesta en el jardín o en un salón".
¿Cree que es un gesto protocolar o seductor?
"No hay mujer que se resista a un besamanos"<2comi>, afirma Nadine. "Es el primer acercamiento que puede conducir a un beso 'más elaborado'. El besamanos puede ser el primer paso hacia el cuarto. Y en ese juego, la mujer es quien toma la iniciativa, porque tiene la opción de tender la mano o no. Cuando el hombre se incorpora fija la mirada en los ojos de ella que pueden permanecer fríos o adquirir un brillo prometedor".
¿Su primer y último besamanos?
"El primero... no fue de mi marido. Me imagino que ocurriría cuando empecé a recibir como baronesa. Sin embargo, el primero que presencié fue en el estudio del pintor Jean Gabriel Domergue, donde yo posaba. Tenía entonces 17 años. Un día vino una marquesa que quería que le hicieran un retrato y Domergue, hombre tremendamente mundano y encantador, le besó la mano. Yo encontré ese gesto muy elegante. El último fue hace poco en el Castillo de Artigny, por el premio René-Coty de la mejor nariz... ¡Debo haber recibido 200 besamanos!".
EL BESAMANOS, ¿es un juego de villanos?
La nueva generación de solteros se ha dado cuenta de la eficacia de este homenaje en desuso y lo ha utilizado exitosamente para fines de seducción. Se aprende mucho de un hombre y sus intenciones por la manera como te besa la mano.
EL TORPE
Te toma la mano y la utiliza para atraerte peligrosamente hacia él. Estrujándola, se la lleva a la boca durante un interminable minuto. Recupera tu mano a toda velocidad.
EL MILITAR
Se inclina exageradamente, casi en ángulo recto (lo que te permite verificar que aún no se le ha caído el pelo) sin tocar la mano.
EL MUNDANO
Está tan habituado a la ceremonia, que no tienes tiempo de darte cuenta de lo que está pasando a tu alrededor.
EL DONJUAN
Seguro de su encanto, domina el arte de la distancia y la aproximación. Su besamanos es perfecto: ni demasiado largo, ni demasiado corto; ni demasiado ligero, ni demasiado insistente. Peligro... muestra demasiado dominio de la situación.
EL INSOLENTE
Provocador y deliberadamente irrespetuoso. Aparenta que te va a besar la mano, pero te vuelve subrepticiamente la mano con la palma hacia arriba para depositar en ella un beso prohibido. ¿Aceptable? Unicamente si ese hombre te gusta.
EL ENAMORADO
¿El más bello de los besamanos? El inesperado y espontáneo, del hombre que no tiene necesidad de seducirte, del hombre que te ama intensamente y a quien tú amas.
Nota: si alguna vez desaparecen los besamanos, será porque no quedan jovencitas ni hombres caballerosos. Porque hoy es prácticamente imposible salir de una primera cita sin ser "premiada" con un besamanos.
EL BESAMANOS SEGUN...
• Jacques de Crussol, duque de Uzés
"Hoy las personas se besan aunque no se conozcan. Con el besamanos al menos se evitan los abrazos", dice el Duque. Y añade: "Mi hijo, que tiene 10 años, besa la mano de las mujeres casadas".
• Terry de Gunzburg, conocedora de la materia
"Es un gesto muy raro, una bonita forma de tomarle la mano a una mujer. Pero hay que saber hacerlo. Un besamanos bien hecho clasifica al hombre. Para mí es tan anacrónico como sublimemente femenino, todo lo contrario de un violento apretón de manos y más delicado que el beso. Encuentro a mi marido sexy como nunca cuando le besa la mano a una mujer".
• Gonzague Saint-Bris, escritor
"El besamanos parte del amor comedido para llegar al erotismo más tórrido. Es a la vez de estilo medieval, Renacimiento II (1970-2002) y siglo XXI. Es una mezcla de desafío, respeto y deseo. Lo practico con delicia y le estoy agradecido a la historia de que todavía exista".
• Inés de la Fressange, directora de Roger Vivier
"Yo lo asocio con una infancia anterior a 1968. Recuerdo el que mi hermano debía hacerles a las damas cuando éramos niños, en medio de un campo de nieve, mientras yo trataba de hacer una reverencia con botas de esquí puestas. De gesto en desuso, el besamanos se ha vuelto humorístico, poético y original. Los besamanos son un poco surrealistas, pero acaban seduciendo... Así que, a buen entendedor pocas palabras".
LA REVERENCIA
En materia de reverencias, un ejercicio exclusivamente reservado a las damas, hay sutilezas desconocidas para el común de los mortales. ¿Debe Carolina de Hannover, por rango, hacerle una reverencia a la reina Isabel II de Inglaterra?... Sí, porque Isabel II es una soberana reinante, consagrada y coronada en Westminster, mientras que los reyes de Hannover perdieron el trono en 1918.
Ese saludo tan ceremonioso, extremadamente gracioso cuando lo realizan Victoria de Suecia o Carolina de Hannover, necesita un poco de práctica. Con el busto derecho, la mano extendida y los ojos clavados en la personalidad que te es presentada, trata de bajar rápidamente la rodilla sin posarla en el piso, mientras conservas la sonrisa. Es un saludo ultrapeligroso para las que no lo aprendieron de niñas.
Nadine de Rothschild recuerda haber pasado una tarde junto a Jacques Chazot, enseñando a jóvenes de excelentes familias que asistían esa noche al baile de debutantes. "Eran jóvenes que tenían el hábito de los jeans y se les hacía muy complicado hacer una reverencia vestidas con traje largo y con tacones", dice la Baronesa.
LA CLAVE DE LA REVERENCIA
Tres preguntas al experto Dominique Legros, historiador y conferencista del castillo de Versalles y especialista en historia del vestuario en las cortes de Francia.
¿En qué época apareció la reverencia? "Esta costumbre viene de mediados del siglo XV, o sea, los años finales de la Edad Media, cuando en la corte de los duques de Borgoña, el padre de Carlos el Temerario, favoreció el refinamiento y lanzó la idea de un protocolo, que fue codificado en el siglo XVI por Enrique III y reformado bajo Luis XIV. Con la revolución apareció una nueva sociedad en la corte de Napoleón I, que se erigió en autoridad absoluta sobre la materia. Luis XVIII y Carlos X (ambos hermanos del decapitado Luis XVI), continuaron con esa ceremonia, que perduraría hasta el fin del reinado de Napoleón III".
¿Cuándo y a quién se le hacía la reverencia? "En Versalles los hombres no inclinaban la cabeza y las mujeres no hacían la reverencia cuando el rey pasaba, cosa que siempre asombró a los extranjeros, entre ellos a Leopoldo Mozart, que pasó por la corte en febrero de 1764, con su hijo Wolfgang Amadeus, el genial compositor, que entonces tenía ocho años. En cambio, cuando las damas pasan delante del rey o la reina, sí hacen la reverencia, y cuando se entra en la habitación del soberano, santuario de la monarquía, hay que inclinarse ante la cama real. Igual que al paso de la carroza del rey".
¿Qué hay sobre la presentación oficial? "Este ejercicio les concierne a las personas que, una vez comprobada su nobleza, son presentadas al rey, la reina y todos los miembros de la familia real, en el gabinete del Consejo. En estos casos, el rey se encuentra de pie, rodeado por los grandes señores del reino. El cortesano o la dama presentada, hace tres grandes reverencias entrando o saliendo sin jamás darle la espalda al soberano. Si se trata de una duquesa, o de la esposa de un duque, o de una princesa, el rey aparentará rozar la mejilla de la dama, privilegio insigne. Enseguida la dama le es presentada a la reina en el salón de los nobles. Allí también tienen lugar tres grandes reverencias. La dama se inclina profundamente con la mano derecha sin guante, luego finge llevarse a los labios el dobladillo de la falda de la reina; en ese momento la reina retira discretamente la falda. Un hombre gentil que le es presentado a la reina, ejecuta tres grandes reverencias, con el sombrero en la mano derecha y la mano izquierda en la espada".
—Myléne Sultan © Point de Vue y Adélaide de Clermont-Tonnerre
Fuente:
Revista Vanidades, Ecuador, enero 17 del 2006