Publicado en
diciembre 27, 2021
Observaciones, consejos y cuidados para los pequeños y no tan pequeños del hogar.
Por Clara Baum.
HASTA LOS 2 AÑOS: HALAR Y EMPUJAR
Si usted es buena observadora de niños, se habrá preguntado por qué esa especial fascinación que tienen los más pequeños con juguetes que impliquen halar o empujar, con desdén de otros quizás más llamativos. La razón es bien simple: El niño acaba de comenzar a caminar y ha descubierto una simple ley, la de causa-efecto: si halo o empujo esto, se mueve. En realidad, el niño está jugando con este descubrimiento. Alimente ese gusto comprándole los juguetes correspondientes, pero recuerde estas medidas de seguridad:
• Si son juguetes de halar, procure que las cuerdas no sean muy largas (a lo sumo 12 pulgadas), para que al niño no se le enreden los pies y se caiga.
• Al extremo de la cuerda no debe haber cuentas ni nudos que puedan formar un lazo y ahogar al niño.
• Las rueditas y otras piezas deben estar bien pegadas al juguete, para que el niño no pueda meter allí los dedos.
• Deje que juegue siempre en un área despejada de obstáculos.
SI SE MUERDEN LAS UÑAS
Si un niño contrae el feo hábito de morderse las uñas, eso quiere decir, principalmente, que ese niño tiene algún problema que le ocasiona ansiedad. O sea que cuando un niño cae en el hábito de morderse las uñas, son inútiles los "remedios caseros" tales como untarles acíbar en la punta de los dedos. Tampoco son efectivas las amenazas, puesto que ni remedios ni amenazas están yendo a la raíz verdadera del problema.
Es necesario descubrir qué ocasiona ese estado de ansiedad y no reprimirlo, puede ser la llegada de un hermanito, una nueva maestra, haber descubierto que las personas pueden irse lejos, algunas para no regresar... Averigüe lo que perturba al niño, y al combatirlo, desaparecerá ese feo hábito.
ATENCIÓN DEFECTUOSA
El desorden conocido como déficit de atención (ADD por sus siglas en inglés) afecta al 5% de los niños en edad escolar.
Sepa reconocer los síntomas:
• Juguetea con las manos o los pies.
• Le cuesta trabajo estarse sentado.
• Cualquier estímulo externo lo distrae con mucha facilidad.
• Tiene dificultades para esperar su turno en los juegos en grupo.
• Responde antes de que se haya completado la pregunta.
• Le resulta difícil seguir instrucciones.
• Salta de una actividad incompleta a otra, que quizás tampoco finaliza.
• Tiene dificultad en jugar calladamente, a menudo habla mucho.
• Con frecuencia interrumpe a los otros que están hablando.
• Pierde con facilidad objetos que necesita para completar sus tareas.
• Emprende actividades que son peligrosas, sin calcular los riesgos.
Sepa cómo ayudarlo:
• Evite aglomeraciones de objetos o de gente alrededor del niño.
• Simplifique las tareas que el niño deba realizar, dividiéndola en pequeñas acciones sucesivas.
• Reconozca las situaciones en las cuales el niño se siente desorientado y proporciónele una alternativa rápida.
• Trate de anticiparse a cualquier conflicto con hermanos, al ver que este niño recibe mayor atención. Hágale sentir a cada uno cuánto usted lo quiere y cuán especial en su vida es él o ella.
• Acentúe los aspectos positivos en lo que el niño realiza, y elógielo.
• Mantenga normas simples en la casa, que no consuman tiempo en ejecutarse.
• Sepa divertirse con el niño. No refleje siempre su preocupación.
MODALES: NO ESTÁN DE MÁS
Aunque no lo crean, los "modernismos" no están reñidos con las buenas costumbres, y de la misma manera, la sencillez no está reñida con los modales. Las cosas agradables de la vida nunca pasan de moda. Y una de las cosas más agradables que puedan verse en el mundo, es un niño bien educado, cortés y considerado. Ese niño se gana todas las voluntades, y las personas sólo tienen hacia él gestos de agrado y pensamientos positivos. Pero, para que su hijo sea bien educado, usted no tiene que "dictarle" un curso de urbanidad. Sencillamente, predique con el ejemplo, y hágale repetir las acciones o las frases, hasta que se vuelvan automáticas, que es la forma segura de conseguir que no van a olvidársele en un momento dado. Por ejemplo, algo tan sencillo como "con permiso", para pasar por delante de una persona. "Muchas gracias", cuando se le alcanza un objeto, cuando se hace un favor, cuando se le regala algo. Por supuesto que no pueden entrar y salir de los lugares como si fueran potreros, atropelladamente y sin dar los buenos días o las buenas tardes.
Ningún niño, que se sepa, ha perdido un brazo por abrir la puerta para dar paso a una señora anciana. Ningún niño se ha muerto de cansancio por ceder su asiento a una señora y permanecer unos minutos de pie en lo que le buscan otro asiento, y así sucesivamente. Estos buenos modales deben inculcarse en forma sencilla, pero sostenida, hasta lograr que formen una segunda naturaleza, y que el niño los practique sin afectación.
ORDEN DE NACIMIENTO
El orden en que nacen los niños puede afectar su forma de ser, no por ningún misterio especial, sino debido a las distintas formas en que los adultos reciben su llegada y las distintas expectaciones que los adultos acumulan alrededor de cada nacimiento.
LOS PRIMOGENITOS. Son concienzudos, leales, tienen objetivos claros, siguen normas sin resentirlas, y suelen ser perfeccionistas. Esto se debe al gran deseo de complacer a sus padres que los anima. Hay que evitar que por esta razón tomen sobre sí más responsabilidades que las que les corresponden.
LOS HIJOS INTERMEDIOS. Son flexibles, diplomáticos, y excelentes mediadores, y puesto que reciben menos atención por parte de sus padres, que ya estrenaron otros hijos, se desenvuelven mayormente entre otros muchachos de sus edades y por tanto están mejor socializados. El peligro podría ser que percibieran esa falta de atención como desamor y acudieran al recurso desesperado de actitudes extremas, para llamar la atención.
LOS MAS PEQUEÑOS. Son afectuosos, adorables, encantadores, porque, cuando ellos nacen los padres generalmente son personas más relajadas y maduras, El problema que pueden presentar es la inseguridad, al pensar que nunca podrán "dar la talla" de sus hermanos mayores. Ayúdelos, dándoles alguna responsabilidad.
BACTERIAS
El lugar donde preparamos nuestras comidas, la cocina, suele ser precisamente el lugar de la casa más infectado de bacterias. Siga estas normas para aliviar la situación en lo posible:
• Manipule y cocine las aves, las carnes y los huevos, como si estuvieran contaminados (de hecho muchos contienen salmonello).
• Tenga una tabla de cortar para uso exclusivo de las carnes rojas. Cuando haya terminado de usarla, limpie no sólo la superficie sino los bordes, con bastante agua y jabón.
• Enjuague abundantemente todos los productos comestibles, incluyendo los que vengan muy bien empaquetados.
• Para alimentar a niños pequeños, trate de concentrarse siempre en comidas cocinadas o productos que puedan pelarse.
• Si debe contestar el teléfono o tocar a un niño, lávese las manos,
• Para limpiar los mostradores o para secarse las manos, use siempre toallas de papel. Los paños de cocina son criaderos de bacterias.
• Nunca bañe al pequeñín en el fregadero de la cocina. Puede haber contaminación fecal posterior de los alimentos,
NIÑOS SEGUROS HOGAR FELIZ
• Cuando hay niños pequeños en la casa, coloque, en la parte superior de la escalera que va al segundo piso, puertecitas que no tengan separaciones de más de 6 cm (2 1/2") de ancho, así como terminales, arriba y abajo de la puertecita, que no tengan puntas afiladas.
• Nunca deje a sus niños solos en un auto estacionado en un área pública.
• Antes de salir del estacionamiento de su casa, asegúrese de que no haya ningún niño detrás.
• Las puertas de los baños deben estar cerradas cuando nadie los está usando, y los inodoros deben tener puestos cierres especiales para que los niños no puedan subir las tapas.
• Asegúrese de que, si tiene escaleras en su casa, no deje en sus escalones objetos abandonados, que esté bien iluminada y que el pasamanos esté firme.
• Nunca deje cubos llenos de agua por la casa, ni aunque contengan poco líquido; tampoco deje la bañera llena con residuos de agua.
• Todas las piscinas caseras deben tener poca profundidad para los niños. También deben tener puertecillas que se cierren por sí solas.
• Recuerde que los niños pueden apropiarse de los más pequeños y aparentemente inofensivos objetos y ponérselos en la boca; impida que se ahoguen, poniendo fuera de su alcance botones, monedas, tornillos, juguetitos, canicas, bolsas plásticas o balones desinflados.
EL BEBÉ Y SU AMBIENTE
El ambiente que rodea al bebé debe comenzar a serle familiar desde que nace. Empiecen por hablar y cantar suavemente al recién nacido, preferentemente en notas altas, porque sus oídos todavía no están bastante desarrollados y esas notas altas (no fuertes) son las que mejor oye. También le interesa lo que ve a su alrededor cada vez que abre los ojos. Así que una pequeña sonaja o maruga que se mueve y suena, es un juguete ideal para los comienzos. Siempre y cuando, claro, no contenga, como algunos muñecos, peligrosos botones, lazos o cuerdas.
Presenta a tu mascota el nuevo miembro de la familia. Un ratito cada día. Observa todas las reacciones del animal. Si son agresivas, consulta al veterinario.
LO QUE DEBE SABER
Ya los niños que llegan al kindergarten no van a dedicarse solamente a escuchar cuentos y colorear dibujos. Se les enseñarán algunas cosas para las cuales, por supuesto, necesitarán disponer de cierta base dada en el hogar.
LENGUAJE
• Reconocer y nombrar las letras.
• Identificar palabras comunes y agruparlas en categorías básicas como colores, formas, comidas.
• Escuchar un cuento e identificar personajes y eventos.
• Hablar en oraciones completas y expresarse ante un grupo.
MATEMATICAS Y CIENCIAS
• Contar hasta 30.
• Sumar y restar (por debajo de 10) usando objetos.
• Nombrar los días de la semana.
• Agrupar objetos por forma, tamaño, color y peso.
• Identificar las partes principales de animales y plantas, como raíces, tallos, hojas, alas, patas.
ESTUDIOS SOCIALES
• Reconocer los símbolos nacionales: bandera, escudo.
• Saber cómo se señalan en un mapa tierras, mares, caminos.
• Ordenar sucesos en el tiempo con ayuda de un calendario.
• Entender por qué se celebran algunas fiestas, como los días de independencia (según el país), las Navidades, etc.
¿HACE TRAMPAS?
Alrededor de los cinco años, el niño ha comenzado a desarrollar un hábito que tiene preocupados a sus padres: cuando juega con sus amiguitos, hace trampas. ¿Irá a ser un delincuente en el futuro? Nada de eso, responden los sicólogos. Lo que sucede es que a esa edad los niños comienzan a compararse con sus amiguitos y detestan perder en cualquier juego. Así que, para compensar su falta de habilidad o su mala suerte, sencillamente hacen caso omiso de las reglas del juego. Con el paso del tiempo, el niño aprenderá por sí mismo que nadie quiere jugar con un tramposo, y abandonará esas prácticas. Mientras tanto, los padres pueden ayudarlo así:
1) Cuando vean que el niño hace trampas, llámenlo a un lado (jamás frente a los otros niños) y explíquenle que lo que hace interesante un juego son las reglas y la forma honesta de jugarlo. Además, ¿cómo se sentiría él si otro hiciera lo mismo?
2) Si cierto juego resulta difícil, jueguen con el niño, para que practique. Déjenle ganar alguna vez, no siempre. Si le permiten violar alguna regla, explíquenle que los amiguitos esperan que él la cumpla y juegue normalmente.
3) Alaben a los niños que juegan limpio, donde él pueda escucharlo. Esto suele dar un resultado maravilloso.
LO QUE BUSCA EL DOCTOR
Parte del estrés que ocasiona en el niño (¡y en sus padres!) es la visita al médico. La misma se desvanece cuando todos saben qué es lo que va a suceder en la consulta y cuál es el significado de las acciones del pediatra.
Casi siempre el miedo es "miedo a lo desconocido". Si tu hijo sabe lo que va a suceder en la consulta, no se resistirá tanto a ir al médico.
• Cuando el doctor aplica una lucecita al ojo del niño, y la mueve, está comprobando que la pupila está rectráctil y que los ojos del pequeño se mueven correctamente, sin desviaciones ni estrabismo, en todas direcciones.
• Cuando mira con un aparatito al fondo de los oídos está comprobando que no hay líquido en el tímpano, ni señales de infección en el oído medio.
• Cuando examina con el mismo aparato el interior de la nariz, está buscando síntomas de infección o de alergias.
• Cuando palpa los lados y la parte frontal del cuello del niño, está averiguando si no hay nódulos linfáticos inflamados (por alguna infección) o si la tiroides no presenta un crecimiento anormal.
• Cuando el médico ordena al niño abrir bien la boca y le baja la lengua con un depresor, está observando la garganta y las amígdalas para ver si tienen alguna inflamación, o alteración de color.
• Cuando oprime el estetoscopio contra el pecho del niño, está chequeando el ritmo del corazón. Si lo oprime contra el estómago y el vientre, busca masas anormales o bien órganos que estén crecidos excesivamente.
• Cuando examina los genitales está descartando posibles problemas en los testículos del niño o adhesiones labiales en la niña.
• Cuando golpea las rodillas y los codos, está cerciorándose de que funcionan los reflejos (o sea, que el cerebro envía mensajes correctamente a través de la espina dorsal).
Explíqueles estos pasos a sus hijos para que pierdan el temor cuando vayan al médico.
LA COMPUTADORA Y SUS OJOS
La miopía en los niños aumenta a ritmo epidémico y muchos la atribuyen a las computadoras y los juguetes que se sostienen en la palma de la mano. Este síndrome, llamado "visión de computadora", ocurre como resultado de mirar sostenidamente, durante horas las imágenes en la pantalla.
"Nuestro sistema visual no fue diseñado para este tipo de trabajo tan cercano, así que estamos poniendo sobre los ojos un enorme estrés", han dicho los oftalmólogos. Y aconsejan a los padres que observen si los niños fruncen el entrecejo para mirar objetos distantes o si se frotan los ojos, y que los lleven a examinarse la vista con un optometrista de niños al menos una vez al año. Para mayor seguridad cerciórense de que la pantalla dista al menos 5 cm (2") del niño y traten de que haga una pausa cada 10 ó 15 minutos, para que la vista se reajuste.
EL AULA IDEAL
La motivación en los niños es muy importante, pero también lo es que dispongan de una atmósfera adecuada.
En una encuesta realizada entre 1.000 maestros para determinar cuáles son los requisitos de un aula perfecta, estas fueron las condiciones en las que más insistieron ellos:
• Luz natural. Ventanas y claraboyas que la dejen penetrar, porque los ojos trabajan con menor esfuerzo con luz natural.
• Alfombras bien mullidas para que absorban los ruidos y aminoren cualquier eco. Una superficie blanda también alienta las actividades "en el suelo", como la hora del cuento.
• Las mesas redondas son más atractivas para párvulos hasta segundo grado. Ofrecen más espacio por niño que las rectangulares o los pupitres.
• Colores variados en las paredes y alfombras. Los tonos pastel son relajantes y conducen a trabajar tranquilamente, en silencio. Los tonos brillantes estimulan la creatividad.
• Una tabla en la pared para poder desplegar dibujos y proyectos, que no sea menor de 5 metros (16 pies de largo).
LOS ERRORES MÁS COMUNES DE LOS PADRES
Todos cometemos errores con nuestros hijos, pero podemos evitarlos.
1) Dar propinas, sobornos, "mordidas". Esta "técnica" es contraproducente, porque el niño enseguida aprende que si no se está quieto, no recoge sus juguetes, no ayuda a poner la mesa... van a ofrecerle dinero para que lo haga. Y eso es conceder al niño un poder enorme: darle un instrumento para manipular a sus padres. Los regalos deben utilizarse para estimular el buen comportamiento del niño; no ofrecer cosas a cambio de que abandone una conducta equivocada.
2) Criticar la conducta del niño. Si se hace moderadamente y con un espíritu constructivo, el niño puede mejorar su comportamiento. Por desgracia, muchos padres exageran y llegan a encontrar mal todo lo que hace el niño. De momento, esto puede originar el efecto contrario al que se persigue y el niño deja de atender cuando los padres hablan, o se sitúa en una posición de rebeldía. A largo plazo, las críticas de los padres pueden tener consecuencias terribles para la personalidad del niño, convencerlo de que no hace nada bien y de que no sirve para nada.
3) Gritar al pequeño. Si el niño está en una situación de peligro, es lógico que los padres le griten. Pero hay padres que gritan a todas horas y por cualquier motivo. Una primera consecuencia de esta falta de control de los mayores es que luego se sienten culpables. En vez de dejarse arrastrar por la furia, deben analizar qué es lo que los saca de sus casillas y cuándo se producen estos "episodios". Si es cuando llegan del trabajo o si tienen hambre, deben ponerse en guardia cuando estén en esa situación. Si sienten que están a punto de "explotar", salgan a caminar.
4) Sermonear (que no es lo mismo que aconsejar) es una lógica consecuencia de estar preocupados por el bienestar de los hijos: que sean saludables, que les vaya bien... Pero podemos ahorrarnos el trabajo: sermonear no surte ningún efecto positivo.
Fuente:
Revista Vanidades, Ecuador: abril 06 de 1999 / noviembre 13 del 2001 / septiembre 17 del 2002 / febrero 18 del 2003