VALORAR PARA TENER UN JUSTO SENTIDO DE LA VIDA
Publicado en
marzo 12, 2021
La riqueza se ve con aires de superioridad y de prestigio, y no en función del bien común, como medio de inversión, de producción, de desarrollo.
La religión se ve con aires de moralidad, de humanidad externa, y no como base fundamental de la vida, como sentido de nuestros actos, como un modo interno de ser y de proyectarnos a los demás.
La educación, los estudios, los conocimientos se ven como el modo más adecuado de enriquecerse, de vivir en mejores condiciones y no como un medio apasionante de desarrollo intelectual, de ayuda al medio en que se vive, de cooperación a los problemas del mundo.
El tiempo se mide por gustos y satisfacciones, y no por la habilidad de distribuirlo y planear en él la superación diaria de las dificultades, los adelantos reales del ser humano.
La vida social se mira como rivalidad de unos con otros, como una lucha entre sus miembros, como una ostentación y no como una cooperación necesaria, una protección común, un intercambio amistoso, sincero, lleno de consuelo y de cariño.
No se mira la vida como un don preciado, como un huerto florecido, sino como un fruto de luchas y fatigas, porque se vive falseando el pensamiento, simulando posturas, en desajuste con los principios y las verdades que no congenian con nuestros actos reales, con la posición ideológica que decimos tener. Así experimentamos la sensación de correr un camino sin sentido y estar en una corriente sin cauce, en un abismo sin luz.
Porque los valores no pueden suplantarse y el interior del hombre se desploma cuando no encuentra la verdad, el amor y la justicia.
Y tú, debes saber valorar y estar consciente de las fallas de nuestras formas de convivencia, porque si se te han dado todas las oportunidades, es porque te has hecho depositario de una esperanza, de una promesa, de una renovación.
—Zenaida Bacardí de Argamasilla
Fuente:
Revista Vanidades, Ecuador, agosto 06 del 2002