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febrero 14, 2018
NUESTRA GRANJA porcina estaba pasando por un mal año. Se acercaba la Navidad, y yo temía que nuestros hijos adolescentes no fueran a pasar una festividad tan animada como otros años.
Cierto día en que me hallaba haciendo la limpieza del cuarto de los trebejos, me puse a revisar el contenido de las cajas. Entonces se me ocurrió que sería divertido hacer eso mismo, pero todos juntos y en la mañana de Navidad. Por tanto, "Santa Claus" ", con todo cariño, metió en las medias de los muchachos fotos de las vacaciones de verano, libros de cuentos ya desencuadernados, juguetes rayados, tarjetas coloreadas que habían escrito en la primaria con las palabras: ""A papá y mamá, con cariño" ", unas gafas de niño, boletas de calificaciones viejas y animales de felpa todos maltratados.
Cada uno de estos objetos nos trajo recuerdos de Navidades pasadas y nos hizo reír. Aquel 25 de diciembre fue para la familia uno de los más felices.
—J.P.
MI PRIMO DOUG está casado con una mujer a la que le preocupa la protección del ambiente. Un día en que se hallaba desempacando algunos comestibles en su diminuta cocina, Doug sintió fastidio porque casi no había espacio en la alacena. Sacó un paquete de platos de poliestireno de un armario y le gritó a su mujer:
—¿Vas a usar estas cosas alguna vez?
—No —le contestó ella—: no son biodegradables.
—Bueno —exclamó Doug—, ¡entonces tíralos!
—D.H.
MI CASA está situada en la ruta de un "triatlón". Todos los años, mis padres invitan a sus amigos a sentarse en el porche a ver pasar a los atletas y darles ánimos. El año pasado, mi padre se conmovió al ver entre los corredores a un hombre de edad. Cuando el tipo aquel iba pasando, mi padre le gritó:
—¡Admiro su coraje!
Mirando a papá, que se hallaba cómodamente sentado en el porche, el corredor replicó:
—¡Y yo admiro su sabiduría!
—J.A.H.
LA HIJA ADOLESCENTE de un antiguo colega mío comenzó a salir con muchachos más o menos por la misma época en que obtuvo su licencia para conducir. Su madre comentaba que no sabía cuál de las dos situaciones la inquietaba más.
La mujer pudo dilucidar su duda un sábado por la noche, cuando su hija regresó de la casa de su novio, adonde este la había invitado a nadar. La chica había ido en automóvil, y ahora volvía a su casa bañada en lágrimas y sin hacerle caso al joven que la seguía con insistencia.
—Lo siento —dijo él—. Nunca había hecho algo semejante, y no sucederá otra vez.
—¿Qué fue lo que hizo? —exclamó mi amiga.
—¡Ay, mamá! —se lamentó su hija—, mientras yo tenía la puerta del coche abierta, él salió en reversa del garaje y me destrozó la portezuela.
Su madre lanzó un suspiro de alivio, y exclamó:
—¡Gracias a Dios!
—C.G.
ACABABA YO de mudarme de un apartamento a una casa situada en el mismo pueblo. Un día, utilicé en la tienda de comestibles el último de mis cheques personalizados que llevaban mi domicilio anterior. La cajera examinó el documento y me preguntó si todos los datos eran correctos. Le aseguré que así era, y ella hizo ademán de guardar el cheque en la caja; pero entonces volvió a inquirir si toda la información era verídica.
—¿Por qué me lo pregunta? —le dije, intrigado.
—Porque mi marido y yo nos cambiamos ayer a este domicilio, y no recuerdo haberlo visto a usted a la hora del desayuno.
—T.H.
NUESTRO PASTOR estaba comentando el pasaje bíblico que dice: "Panal de miel son las palabras amables; dulzura para el alma y medicina para el cuerpo", y en algún momento agregó: "Se pueden atrapar más moscas con miel que con vinagre".
Mi esposa se inclinó hacia mí, apoyó su cabeza en mi hombro y me susurró al oído: "Me encanta ver cómo se marcan tus músculos cuando sacas la basura".
—T.K.
UNA TARDE, mi suegro pasó a verme con unos duraznos que acababa de cortar de los árboles de su jardín. Me pidió que le preparara un pastel de durazno. Le contesté que con todo gusto lo haría, y al día siguiente le llevé el producto terminado.
Sabiendo que mi suegro es un hombre parco en alabanzas, me henchí de orgullo al oírlo comentar que el pastel estaba muy sabroso. Pero entonces añadió: "Me parece que recogí los duraznos en el momento preciso".
—V.F.
ILUSTRACIÓN: EVA LOBATÓN