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diciembre 11, 2017
UNA DE las anécdotas que más he compartido a través de los años es la del capitán L. H. McNelly. El capitán McNelly era uno de los más eficaces oficiales de la Policía Montada de Texas, no obstante que era un hombre delgado como tablilla de cama, y pesaba apenas unos 60 kilos, es decir, justo lo contrario del típico policía montado. Sin embargo, el capitán McNelly continuamente decía a sus hombres que "el valor es un hombre que sigue adelante". Y como el autor Walter Webb lo explica: "Uno puede entorpecer a un hombre así, mas no puede derrotarlo... el hombre que sigue adelante logrará llegar a la meta o le hará posible llegar a quien viene detrás de él".
En los desafiantes y azarosos tiempos de nuestro siglo, los hombres libres de todas partes bien podrían orientarse provechosamente con este lema. No tenemos seguridad de que en los años que vivimos alcancemos y cumplamos con las metas de nuestra sociedad, o con los ideales que sustentan nuestro sistema social. Sí podemos, sin embargo, con dedicación y compromiso, ser la clase de gente que "sigue adelante".
—Lyndon Johnson, en la introducción a The Texas Rangers de Walter Prescott Webb (University Texas Press)
HE DICHO que amo más a los animales salvajes que a los domesticados. Obsérvese a los atareados patos en un estanque: su ajetreo no tiene un propósito específico. En cambio, sígase con la vista a los patos salvajes por los cielos... ¡Cuán conscientes de su objetivo se ven! Esto es así a tal punto que nosotros, quienes los vemos desde el suelo y no tenemos modo de conocer su objetivo, sí podemos percibirlo y reconocerlo.
—Irak Dinesen, citado por Thorkild Bjórnvig en The Pact (Louisiana State University Pliss)
EN LA vida se ve uno a veces ante la disyuntiva de complacer a Dios o complacer al prójimo. A la larga conviene más lo primero, pues Dios tiene mejor memoria.
—Harry Kemelman, en Saturday the Rabbi Went Hungry (Crown)
LA NOTA periodística es algo frágil. Es como un globo de aire caliente. Requiere de agregarle constantemente más aire caliente en forma de nuevas revelaciones, nuevos hechos, nuevas conjeturas. Sin esto, el aire se enfría, la gran bola se arruga, gime, cae a tierra y desaparece.
—John MacDonald, en The Dreadful Lemion Sky (Lippincott)
LA TELEVISIÓN no es el fin del libro. El libro ofrece grandes ventajas: intimidad, fuerza, accesibilidad; su capacidad para penetrar en las tiranías, y ser ocultado bajo los colchones.
—Daniel Boorstin, citado por John McPeek en el Tribune (San Diego, Estados Unidos)