ABC DEL DINERO, PARA NIÑOS
Publicado en
noviembre 24, 2017
He aquí siete formas de ayudar a sus hijos a dominar los aspectos financieros de la vida.
Por Marie Hodge.
CADA AÑO, los niños gastan miles de millones de dólares, tanto de sus estipendios personales como del producto de su trabajo, e influyen en el gasto que sus padres hacen por miles de millones más. Al igual que los adultos, los pequeños tienen problemas para ahorrar, presupuestar, gastar y dilapidar el dinero.
Por desgracia, es raro que en las escuelas se les enseñe el ABC del dinero, y en casa, sólo un mínimo porcentaje de padres de familia trata el asunto con sus hijos. Por ello, millones de chicos de nuestro tiempo quedan en desventaja.
"Demasiadas personas llegan a la edad adulta sín conocimientos básicos sobre las finanzas personales", declara Lois O'Connor, asesora financiera de la firma inversionista estadunidense Shearson Lehman Hutton. En consecuencia, los adultos aprenden a administrar su dinero por el método de ensayo y error.
Quienes aprenden a manejar el dinero desde su infancia, tienen una gran ventaja, porque se acostumbran a tener disciplina, buenos hábitos de trabajo y respeto por sí mismos, lo cual es de importancia equiparable al uso apropiado del dinero. He aquí siete formas en que usted puede ayudar a sus hijos a dominar la administración del dinero:
1. Comience asignándoles un estipendio fijo. El estipendio para gastos personales constituye una herramienta esencial para enseñar a los menores a atenerse a un presupuesto, ahorrar y tomar decisiones. Los niños recuerdan y aprenden a partir de los errores, especialmente cuando es el dinero de ellos el que se pierde o se despilfarra.
¿A cuánto debe ascender ese estipendio? Los expertos opinan que no existe una cifra "correcta" en este sentido. Para determinar el estipendio apropiado para sus hijos, elabore un presupuesto semanal. Considere gastos de recreación tales como ir al cine y comprar bocadillos o golosinas. Incluya también gastos cotidianos, como el almuerzo, transportación y útiles escolares. "Si se responsabiliza al niño de estas cuentas", afirma Josephine Swanson, especialista en economía del consumidor de la Extensión Cooperativa de la Universidad de Cornell, en Ithaca, Nueva York, "el menor aprenderá a distribuir bien los gastos necesarios".
Por último, agregue algo más para posibilitar el ahorro. De ser posible, mantenga equiparable el estipendio de su hijo al de los amigos de él o de ella. Un niño cuyo poder de compra cae por debajo del de sus compañeros, puede sentirse marginado; un pequeño "magnate", en cambio, quizá se sienta tentado a presumir o a "comprar" amistades.
Podrá ser difícil, pero evite sacar de apuros a sus hijos cuando cometan un error en el gasto de su estipendio. Cuando Brooke Stephens tenía diez años y vivía en Jacksonville, Florida, su madre le daba cinco dólares a la semana, 1.75 de los cuales estaban destinados a pagar el viaje en autobús y el almuerzo. "Si pierdes el dinero", le advirtió su madre, "tendrás que venir a pie a casa".
Un día la niña se gastó todo su estipendio semanal en la confitería; luego telefoneó a casa pidiendo que la recogieran. "Mamá me obligó a volver a casa a pie", recuerda Brooke, quien actualmente trabaja como especialista en planeación financiera en Brooklyn, Nueva York. "Al principio me enfurecí, pero después comprendí que ella trataba de enseñarme una importante lección", concluye Brooke.
Los expertos aconsejan que el estipendio no se vincule directamente con los quehaceres cotidianos del niño. Los pequeños deben ayudar en casa, no porque se les pague a cambio de ello, sino porque deben compartir responsabilidades, como integrantes de una familia. Sin embargo, puede usted recompensar a su hijo por llevar a cabo tareas domésticas adicionales. Así se estimulará su iniciativa.
2. Deje que sus hijos trabajen por horas. Mark Schug, profesor de pedagogía de la Universidad de Wisconsin, en Milwaukee, afirma que el trabajo retribuido suele fomentar la confianza de los niños en sí mismos. A medida que crecen y sus opciones de empleo aumentan, los pequeños advierten que, literalmente, sus aportaciones a la sociedad son cada día más valiosas.
Los empleos para adolescentes se hallan más a menudo en restaurantes de autoservicio, supermercados, centros deportivos y recreativos, galerías comerciales y gasolineras. Los menores con vocación por los negocios pueden explorar sus propias posibilidades de ganar dinero. En Hillsdale, Wisconsin, Tanya Humphrey, de 13 años, creó un pequeño negocio comprando y vendiendo caballos. Meses después, echando mano de sus ahorros, su hermana Tammy, de 16 años, abrió una tienda de arreos, sillas, bridas, y otros accesorios para caballos. A Tammy se le ocurrió la idea al comprobar que la tienda de estos artículos más cercana distaba 50 kilómetros de su pueblo.
Con todo, no permita que los niños exageren la nota. El exceso de trabajo podría interferir con las tareas escolares y con importantes actividades familiares y sociales. Un buen criterio al respecto consiste en limitar el trabajo retribuido de 10 a 15 horas por semana durante la temporada de clases.
3. Enseñe a ahorrar a sus hijos. Esto, desde luego, es más fácil decirlo que hacerlo, pues los niños de hoy son notoriamente propensos a obtener placer inmediato. Así pues, hay que convencerlos con buenas razones de que ahorren.
Podría usted empezar limitando el número de objetos especiales que les da a sus hijos, tales como bicicletas lujosas y ropa cara. Explíqueles que si desean algo de mayor valor en el futuro, tendrán que renunciar a objetos de menor valor en el presente. Tenga en cuenta, no obstante, que para un niño de ocho o nueve años ahorrar para el "futuro" puede significar ahorrar para comprar algo el próximo mes, y no el año venidero.
Los ahorros a largo plazo para compras de mayor monto, como una bicicleta o un aparato estereofónico, están a mejor resguardo en una cuenta de ahorros. Con el tiempo, el hábito del ahorro hará que los niños aprecien mejor lo que les ha costado trabajo adquirir.
4. Enséñeles a gastar con sensatez. Linda Barbanel, psicoterapeuta neoyorquina, llevó a su hijo Eric, de seis años, a tres tiendas con el objeto de encontrar el mejor precio de un aparato de radio que deseaba comprarle al papá del muchacho. Como recompensa por su colaboración, Eric se ganó la diferencia entre el mayor y el menor precio que encontraron: 10 dólares. Ese dinero era una prueba palpable de la ventaja de buscar gangas.
5. Prepárelos para llevar los gastos de una casa. Muchos adolescentes viven en una perspectiva financiera irreal. Como dependen de su familia, casi no tienen gastos de manutención. Esta "riqueza prematura", como la llama Jerald Bachman, psicólogo social de la Universidad de Michigan, es la causa de que los jóvenes sufran un trauma cuando tienen que pagar por sí mismos el alquiler de casa, servicios, comida, vestido y transporte.
Quienes no aprenden en su infancia lo que significa administrar los gastos de una casa, en su etapa adulta tendrán que desaprender los malos hábitos financieros que han adquirido. Para ayudarlos a prepararse para el futuro, responsabilice a los adolescentes mayores de sus propias cuentas telefónicas y gastos de automóvil, así como de una parte del gasto familiar. Conforme su hijo vaya madurando, muéstrele el presupuesto familiar y entérelo del destino de cada uno de sus renglones. Así lo ayudará a comprender qué se requiere para sostener un hogar.
6. Explíqueles el empleo correcto del crédito. Asegúrese de que sus hijos entiendan que pedir prestado, en cualquier forma, cuesta dinero. No se trata de una forma de aumentar los ingresos, ni de un sustituto de la planeación y el ahorro. Antes bien, el crédito debe servir para afrontar las contingencias, aprovechar verdaderas gangas, o adquirir artículos de valor duradero.
Usted puede dar a sus hijos la oportunidad de ejercitarse en formas sencillas de crédito, si les presta dinero para alguna adquisición importante, una bicicleta o una computadora, por ejemplo, y les permite que le paguen en plazos.
Cuando Chris Leaf, adolescente de 16 años, de Minneapolis, necesitaba 750 dólares para comprarse una lancha, sus padres le otorgaron el préstamo, y le hicieron firmar un contrato formal, en el que se fijaban los intereses y multas por moratoria. Cuando el joven se atrasó un día en el pago del abono mensual, su madre le impuso la multa correspondiente. Chris protestó, pero ella le explicó: "En este momento no soy tu madre, sino tu banquero". Chris, por tanto, pagó la multa.
7. Predique con el ejemplo. Los niños, aun aquellos en edad preescolar, aprenden por observación. Si en una familia las facturas pendientes de pago son motivo frecuente de discusiones, o si el ahorro se descuida para hacer compras con el único fin de impresionar a los vecinos, sus hijos probablemente adquirirán los mismos hábitos. Asimismo, aprenderán de usted la mayor o menor importancia de hacer donativos a obras de caridad.
Eche una ojeada a sus actitudes sobre el dinero. ¿Acaso, por ejemplo, lo utiliza usted como sustituto del amor? Algunos padres hacen regalos a sus hijos para compensarlos por su ausencia y falta de atención. Enseñan así algo negativo. Los regalos, como sustituto del amor, pueden sembrar en ellos las semillas del materialismo egoísta.
Una caricia, una sonrisa, un beso o el tiempo que se pasa juntos son vivencias que el dinero no puede comprar. Entre todas, quizá esta sea la mejor lección sobre el dinero que podamos dar a nuestros hijos.