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noviembre 24, 2017
LINDA Ronstadt ha sido cantante de diversos géneros musicales. No es de extrañarse, pues, que los cínicos del medio artístico la hayan ridiculizado cuando lanzó al mercado sus Canciones de mi padre, colección de interpretaciones de música tradicional mexicana. Ellos consideraron esto como un aspecto más del eclecticismo de la cantante. En realidad, Ronstadt estaba volviendo a sus orígenes.
La familia de su padre, rancheros de Sonora, se trasladó a Arizona a principios de siglo. Su padre siempre entonaba la música tradicional de México, por lo que Linda creció rodeada de canciones rancheras, corridos y huapangos. Ella describe este álbum como "un tributo a la memoria".
"Yo solía tener miedo al público, especialmente con el rock-and-roll, pero jamás al interpretar esta música. Me siento como si estuviera en el patio de mi casa. Decidí disfrutar del canto, y jamás he titubeado en hacerlo", concluye la artista.
—Richard Harrington, en el Post de Washington
EN ALGUNA parte de las montañas Rocosas, propiedad de 325 hectáreas de Harrison Ford, estrella de cine estadunidense, los alces y los ciervos vagabundean libres; las águilas vuelan en círculos, los salmones nadan raudos por los riachuelos. El paraje es tan solitario, que el actor tuvo que abrir un camino e instalar la electricidad. Con la esperanza de que el lugar siga en estado silvestre a perpetuidad, concedió derechos especiales de usufructo a un grupo de conservación de la naturaleza. "Tengo más vocación de guardián que de propietario", dice. "Deseo que mis hijos sepan que esto es lo que yo aprecio, y no un gran montón de dinero".
Ford se levanta temprano, repara las cercas, revisa los daños causados por los castores, y hace una lista de tareas por cumplir. Asimismo, dedica tiempo a la meditación. "Miro el riachuelo con peces dentro, y esto desencadena en mí una serie de pensamientos", nos cuenta. "Los peces están allí porque el agua es limpia. El agua está limpia porque alguien cuidó de que las acequias no se desbordaran hacia el arroyo. O quizá los peces están allí porque alguien cavó hondo un hoyo bajo un árbol para que ellos pudieran habitarlo". Su amor por la naturaleza es evidente. Allí, Ford, a sus 46 años, es auténticamente feliz.
—Steve Oney, en Premiere
FOTO: GEORGE ANGELINI