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septiembre 13, 2017
REFLEXIONES. Debe reconocerse que con el paso de los años se ha exagerado la importancia de nuestro mundo y de la vida; como dice Santa Teresa de Ávila: no es sino una noche en una posada de segunda. Pero cuando concluye nuestra estancia en ese lugar y las puertas giratorias nos lanzan a la calle, echamos una mirada retrospectiva al viejo albergue y sentimos un abrumador cariño por él.
Así, como el preso que anhela su libertad, como el escolar cuando se acerca el fin de clases, como el ave migratoria a punto de volar hacia el sur, como el paciente internado que escudriña ansioso el rostro del médico para saber cuándo lo darán de alta, anhelo yo irme de aquí; liberarme de esta carne en que he habitado tan prolongado lapso; oír girar la llave en la cerradura del tiempo, para que se abran de par en par las puertas de la eternidad; desprender de mi fatigada mente sus interminables acertijos, y de mi cansado ego, sus tediosas insistencias: tal es la perspectiva ante la muerte.
—Malcolm Muggeridge
OBEDIENTE. En una ceremonia nupcial colectiva, un novio se había colocado al lado de una novia que no era la suya. Por la barandilla del altar, se le acercó el sacerdote, y le susurró al oído: "Usted debe estar al otro lado".
Tras verlo con incredulidad, el joven pasó elegantemente por encima de la barandilla.
—E.T.
QUIEN dice que no tiene nada que hacer, generalmente lo hace a la perfección.
—P.P.
No heredamos nuestras expresiones: son la huella de los años.
—D.C.F.
Toda experiencia es un arco sobre el cual hay que construir.
—H.A.
¿POR QUÉ? Nos encarábamos al problema de qué hacer con seis activos perritos. Mi marido recorrió en automóvil toda la ciudad, tratando de regalarlos, pero no tuvo éxito.
Después aprovechamos la oferta de un programa de radio de la población, para anunciar, sin costo para nosotros, que teníamos seis perritos que deseábamos dar, pero nadie nos llamó.
Como último recurso, nuevamente los anunciamos por radio. En esta ocasión pedimos veinte dólares por cada uno. Los vendimos todos, en el término de dos horas. Obtuvimos una ganancia de 120 dólares por algo que la gente no había querido ni regalado.
—A.V.
La felicidad es una forma de ser valiente.
—H.J.
FRACCIÓN. Rótulo en la oficina de cierto empresario: "Lo que estoy a punto de decir representa la cuatro mil millonésima parte de la opinión mundial".
—J.W.
DE AGUA DULCE/ Una mañana, en que soplaba fuerte el viento, un joven colega mío llevó al lago su bote de fabricación casera. Zozobró y se volcó, y lo hizo con tanta frecuencia que el joven se hallaba en el agua casi todo el día.
Tras un largo y arduo forcejeo, regresó al Club. Un veterano que lo había estado observando desde el portal, le preguntó comedidamente: "Dime, muchacho: ¿siempre llevas contigo la lancha cuando vas a nadar?"
—P.G.B.
CUANDO le preguntaron para qué necesitaba tres pares de anteojos, el hombre aquel contestó: "Uno para cuando lea, otro para cuando no lea, y el tercero para buscar los otros dos".
—C.H.H.
UN MUCHACHO, después de comprar varios pinceles y un lienzo en la tienda para artistas, anunció al empleado: "Necesito suficiente pintura para hacer dos montañas, cinco árboles y un lago pequeño".
—J.U.
EN EL restaurante, una dama comentaba a su amiga: "Si voy a tener sentimientos de culpabilidad por haber comido postre, que sea por algo más que un helado".
—F.F.
—SI LE presto a usted el dinero —decía el banquero—, ¿qué garantía tendré de que me lo devolverá?
—¿No le basta la palabra de honor de un caballero?
—Muy bien. Vuelva usted por la tarde con ese caballero y recibirá el préstamo.
—N.S.
DIECISÉIS años es la peor edad, porque en ella se anhela lo que no se puede obtener.
—C.C.
PARA COMPLEMENTAR mi beca de estudios, pasé unas vacaciones trabajando en una panadería de la ciudad. Mi labor consistía en poner porciones de bizcocho delante de una antigua empleada, que las cubría con jalea.
Transcurrieron tres semanas sin que la embadurnadora soltara una sola palabra para romper el monótono silencio. Por fin, el lunes de la cuarta semana, me preguntó de improviso:
—¿Qué haces tú, niña?
—Estudio derecho y política en la universidad —expliqué. Hubo otro largo mutis, hasta que ella comentó:
—¡Vaya! Eso debe ser muy aburrido, ¿verdad?
—N.F.
RECETA. Las cosas no siempre salen como uno lo desea. Aprende a aceptar con calma las pequeñas molestias, cultiva el don del silencio y aplaca tus iras con una dosis de trabajo duro para no incomodar con tus quejas a los que te rodean.
—S.W O.
HABLANDO DE PLATA. ¿QUÉ TIENEN en común la moneda zloty polaca y el gulden (o florín) holandés? Ambas palabras significan "dorado". El nombre del metal en que se acuñan las monedas tiene que ver con el nombre de ciertas divisas. Rupia, palabra urdu, significa "plata labrada".
El peso es otro factor. La lira italiana se deriva del latín libra, mientras que peso y peseta también indican gravedad.
Influye asimismo la decoración de la moneda. Los portugueses y los chilenos llaman a la suya "escudo"; el cruzeiro de Brasil representa una cruz. La moneda antigua francesa llevaba estampado Francorum Rex (Rey de los francos) de donde se apocopó a "franco".
Los japoneses, por su parte, pusieron a su medio de cambio un nombre basado en la forma: yen significa "redondo" en japonés.
—J.B..
A BUEN ENTENDEDOR... A MENUDO, cuando horneaba, nuestra vecina hacía un pastel extra y se lo obsequiaba a dos hermanos solteros y ya entrados en años que vivían juntos. Una mañana, poco después de haberles obsequiado con una tarta de manzana, el hermano mayor llamó a la puerta posterior de la vecina. En una mano tenía el molde del pastel bien lavado, y en la otra una bolsa de papel que también le entregó mientras le agradecía muy efusivamente sus atenciones. Nuestra vecina, muy sorprendida, abrió la bolsa y en su interior encontró un molde de hornear nuevo, bastante más grande que el que ella usaba.
—W.L.
BENDITO sea el hombre que, por no tener nada que decir, se abstiene de demostrarlo con palabras.
—G.E.
EL PENSADOR. Un viejo amigo de la familia, ahora próspero hombre de negocios, no siempre tuvo una situación tan envidiable. Cuando inició su negocio, pasaba largas y duras horas en la carretera conduciendo un automóvil viejo y ruinoso.
—Juan —solía bromear entonces mi marido—, ¿cómo puedes manejar este coche tantas horas, si ni siquiera tiene radio?
Su amigo sonreía:
—No necesito radio. Me paso el tiempo pensando.
Años después el esfuerzo de Juan fructificó, y él pudo por fin comprarse un automóvil nuevo y caro, provisto de todos los accesorios lujosos imaginables, como por ejemplo, un radio estereofónico de amplitud modulada y frecuencia modulada con las bocinas en la parte de atrás.
—Yo creía que no necesitabas radio —recalcó mi esposo—. Decías que pasabas el tiempo pensando.
Juan volvió a sonreír con picardía:
—Ahora ya sabes en qué pensaba.
—J.A.T.
¿CÓMO DICE?
"EL ARQUITECTO informó que el programa va retrasado; para saber hasta dónde llega el retraso, debemos esperar a que lo concluya".
—O.D.T.
"EL MINISTRO de Industria y Comercio consideró que el alza de precios es una halagüeña persistencia de la tendencia a la baja".
—D.P.
CUANDO se le preguntó cuánto tardaría el próximo autobús, el afligido inspector de cierta empresa respondió: "Sólo garantizamos la entrega en el mismo día".
—P.T.D.T.L.
PARA MEDITAR
NUESTRO mundo no se mide por la distancia que hay de un horizonte a otro, sino por la extensión de nuestro entendimiento.
—J.L.B.
ESTOY convencido de que hay una relación directa entre el ejercicio benévolo de la responsabilidad paterna y el contento y la felicidad de una nación.
—L. H.
TODO AQUEL, que está seriamente comprometido en el cultivo de la ciencia llega a convencerse de que en las leyes del Universo está manifiesto un espíritu, infinitamente superior al del hombre, y ante el cual nosotros, con nuestros modestos poderes, debemos sentirnos humildes.
—Albert Einstein
¿CÓMO ES posible que la humanidad admita un consejo si ni siquiera llega a admitir una advertencia?
—Jonathan Swift
EL HOMBRE sabe llorar desde que nace, pero para aprender a reír necesita tiempo.
—M.A.
LA VIDA no sólo debe acontecernos. Podemos elegir. A cada instante elegimos qué dirección tomar: hacia la luz o hacia las tinieblas.
—K.K.
DEFINICIÓN. El esclavo trabaja porque lo obligan; el artista, porque le deleita; el necio hace trabajo innecesario precisamente porque es necio. Cada uno de nosotros tiene algo de esclavo, algo de artista y algo de necio. Sabio es quien trata de ser las tres cosas en la debida proporción, y logra no tener demasiado de ninguna.
—A.Mc.P.
DESPUÉS de leer un libro sobre la evolución, el cuidador del zoológico miró al mono y pensó: ¿Soy acaso el guardián de mi hermano?
—J.M.B.
LOS TIEMPOS CAMBIAN Una anciana se quejaba al frutero sobre el precio exorbitante de las guayabas:
—En mis tiempos —decía— comprábamos una caja grande de guayabas por muy poco.
—Tiene usted razón, señora —repuso el otro—; pero recuerde que en aquellos días las guayabas producían apendicitis. Hoy, en cambio, nos dan mucha vitamina C.
—A.C.S.
DONDE MENOS SE ESPERA, SALTA LA LIEBRE. Al hablar de la televisión comercial, un productor comentaba hace poco: "¿Cómo puede uno montar un documental o un drama incisivo, que haga meditar, cuando cada quince minutos interrumpen el curso de la acción doce conejos bailarines que se ponen a alabar un papel higiénico?"
—L.C.
¿HA OÍDO hablar del abogado de las regiones árticas que preguntó al acusado en dónde se encontraba la noche del 3 de octubre al 16 de diciembre?
—E.B.
Los trabajos y los días. A nadie debe compadecerse porque trabaje arduamente; la naturaleza ha ideado un premio especial para quien trabaja con tesón: le da una apetencia adicional de laboriosidad, "que le granjea satisfacciones en busca de las cuales el ocioso va de fiesta en fiesta, en vano, durante las veinticuatro horas.
—Winston Churchill
ASIDUIDAD. La feligresía escuchaba al ministro con toda atención relatar la siguiente anécdota:
"El otro día me detuve en un café y me senté al mostrador junto a un señor que leía el periódico. Al observar mi vestimenta me preguntó dónde quedaba mi iglesia, y le indiqué que era el templo metodista de la esquina."
"—¡Ah! —me dijo—, a ese voy yo también."
"—¡Qué raro! —le respondí—. Llevo cinco años predicando allí, y no recuerdo haberlo visto a usted jamás."
"—Oiga, reverendo; no le he dicho que sea yo un fanático..."
—Y.D.W.
MI PADRE, el juez Charles Henry Truax, era gastrónomo de proporciones heroicas. Sus banquetes eran obras maestras de exquisitos platos y espléndido servicio. Aunque demasiado pequeña para ser invitada, solía esconderme tras los cortinones para ver a sus ilustres huéspedes desfilar al comedor. De esa manera estuve presente cuando mi padre cometió uno de sus rarísimos errores sociales. Estaba trinchando un ganso grande cuando, de improviso, el ave dio un resbalón lateral y salió volando para caer en el amplio regazo de la señora de P. Henry Dugro. Escuché la exclamación de espanto, seguida de un atónito silencio, mientras los comensales esperaban ver cómo se disculparía el juez por aquella monumental falta.
¿Se disculpó mi padre? No, señor. Se incorporó con el majestuoso gesto ceñudo que solía usar en la sala de audiencias, y dijo: "Señora, le agradecería que me devolviera ese ganso".
—Carol Truax
EL SECRETO del poder estriba en comprender que hay otros más cobardes que nosotros mismos.
—L.B.
RECUERDO QUE... La guerra se produce dentro del hombre. Se engendra sólo en una persona y nunca puede ser comunicada. Esa es la tragedia... y quizá la bendición. Un millar de heridas espantosas sólo forman realmente una; un millón de vidas martirizadas dejan el vacío en torno a la mesa de cualquier familia; por eso es que, en el fondo, la gente deja que las guerras sucedan, y es la razón de que las naciones las sobrevivan y sigan adelante.
—Eric Sevareid
El arte de actuar consiste en evitar que el público tosa.
—S.R.R.
LO QUE generalmente pedimos a Dios en nuestras oraciones no es que se haga su voluntad, sino que Él apruebe la nuestra.
—H.B.G.
LA SAPIENCIA es una balsa que flota sobre el océano de la ignorancia.
—Proverbio Islandés
EL ALMACÉN de la sabiduría está abarrotado de aforismos.
—Proverbio Persa
QUIEN compra cuando no puede, vende cuando no quiere.
—Proverbio Portugués
SORPRENDIDA. Cuando celebrábamos el centenario de la abuela de mi esposa, entre los telegramas de felicitación llegó el de una amiga suya de 94 años de edad. Al oírlo leer, la abuela exclamó: "¡Cáspita! ¿Aún vive esa mujer?"
—B.L.