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marzo 06, 2017
LA MADRE amorosa enseña a su hijo a caminar. Se sitúa lejos de él, tanto que le sería imposible sostenerlo. Le extiende los brazos. Su cara lo atrae como una recompensa, un incentivo. El niño se esfuerza constantemente por llegar al refugio de su regazo, sin sospechar que al manifestarle su necesidad de ella le está demostrando que puede valerse por sí mismo.
—Sóren Kierkegaard
YO SOY limpio y metódico; tú, un poco entremetido; él, un fastidioso.
Mi perro es sociable y amistoso; el tuyo, un estorbo público; el de ellos tendrá que vérselas con mi abogado.
Yo no pretendo matarme trabajando; tú eres algo flojo; él es un parásito.
Yo tuve un altercado con la Superintendencia de Contribuciones; tú hiciste algunas deducciones dudosas; a él lo arrestaron los agentes federales.
—G. B. White
LOS HOMBRES que han dejado monumentos como único recuerdo de su existencia, han desaparecido con el tiempo; en cambio, los que dejaron ideas han sobrevivido. Una sociedad sin ideas no tiene historia.
—Max Dimont, en Jews, God and History
HE APRENDIDO mucho de los perros. Hace años solía dar diariamente, y a la fuerza, a mi cachorro de pastor alemán una cucharada de aceite de hígado de bacalao. Un día se escapó de mis brazos y derramó el brebaje; luego se puso a lamer la cuchara. Le gustaba el aceite, pero no el modo en que se lo daba.
A menudo he aplicado este criterio en la enseñanza. El estudiante tal vez quiere lo que tiene el profesor; sólo falta que se le dé de la manera adecuada.
—Emily Ann Smith, ex profesora en el Colegio Berea, de Kentucky
CUANDO, en 1849, despidieron a Nathaniel Hawthorne del puesto que desempeñaba en la aduana, volvió a casa desesperado. Su esposa escuchó sus lamentos, puso pluma y tinta sobre la mesa, encendió la lumbre y, echándole los brazos sobre sus anchos hombros, dijo: "Ahora podrás escribir tu novela". Y la literatura norteamericana se enriqueció con The Scarlet Letter. ("La letra escarlata").
—James Humes, en Speaker's Treasury of Anecdotes About the Famous
LA MUERTE es la separación final de todo aquello por lo que hemos trabajado, de todo lo que hemos edificado, de cuanto nos es cercano y querido. ¡Lástima que la muerte sea lo último que hagamos, pues nos podría enseñar muchísimo acerca de la vida!
—Robert Herhold, en Learning to Die, Learning to Live
LA POLÍTICA sin principios,
el placer sin conciencia,
la riqueza sin trabajo,
la sabiduría sin carácter,
los negocios sin moral,
la ciencia sin humanidad,
la adoración sin sacrificio.
—Mohandas Gandhi, a propósito de las cosas que nos destruirán
LLEGAMOS a la vida con los puños cerrados, listos para la agresividad y la adquisición, pero al irnos los abrimos, pues ya no hay nada en la Tierra que necesitemos o que el alma pueda llevar consigo.
—Fulton Sheen, obispo norteamericano
EN SU libro sobre la Guerra Civil española, Homage to Catalonia ("Homenaje a Cataluña"), George Orwell refiere que los soldados de bandos opuestos se lanzaban a gritos arengas políticas a través de los yermos valles, de trinchera a trinchera. Y el gritón más desmoralizador, en vez de andar con peroratas revolucionarias, simplemente informaba a los fascistas cuánto mejor alimentados estaban ellos. "Pan tostado con mantequilla", retumbaba su voz por el solitario valle. "Estamos sentados aquí comiendo pan tostado con mantequilla; riquísimas rebanadas de pan tostado con mantequilla".
Era mentira, naturalmente, pero aprovechaba una antigua verdad: la vulnerabilidad de todas las altas posturas filosóficas y políticas ante la simple tentación de los sentidos.
—Meg Greenfield, en Newsweek
EL DRAMA del circo es de dominio; dominio sobre nuestros más primitivos temores —el temor a las alturas, a las fieras, a ser considerados demasiado pequeños en un mundo amenazante—, dominio sobre la palidez y mediocridad de nuestra vida diaria.
Es quizá el más puro drama de que puede gozar el lego: el circo nos convence de que podemos superar nuestras limitaciones naturales y dominar el terrible salvajismo del mundo, y de que el único requisito para levantarnos y llegar adonde hemos soñado es la fuerza y el empeño.
—Carll Tucker, jefe de redacción del Saturday Review
LA DISCULPA preserva la amistad, salva del odio, y jamás es señal de debilidad; sólo cuesta el orgullo de quien la da; ahorra más de lo que cuesta y es un elemento indispensable en todos los hogares.
—Anónimo
ALEJANDRO Magno, al ver que Diógenes observaba atentamente un montón de huesos humanos, le preguntó qué buscaba, y el filósofo respondió: "Algo que no puedo encontrar: la diferencia entre los huesos de tu padre y los de sus esclavos".
—Plutarco