EL PLACER DE CUIDAR LAS COSAS
Publicado en
enero 27, 2017
Por August Heckscher.
"NO REQUIERE mantenimiento"... Tal es la ventaja que, según los anuncios, poseen muchos productos modernos. El no tener que repararlos, ajustarlos, repintarlos, cuidarlos, en fin, se considera una gran virtud. Pero yo no estoy tan seguro de que lo sea.
El año pasado vendí una vieja lancha de madera, que estimaba grandemente, para comprarme una nueva, hecha de fibra de vidrio. Mis amigos me felicitaron por haber tomado una decisión tan sabia; pero comencé a tener mis dudas cuando llegó la primavera.
Cuando esa antigua embarcación salía del refugio donde pasaba el invierno, brillantemente pulida y con su viejo casco de madera resplandeciente de pintura fresca, a su vista me sentía transportado de felicidad. Este placer no se repitió cuando tomé posesión de mi fierecilla de fibra de vidrio, cuyo aspecto se mantenía inalterable, con una sonrisa rígida y estática.
Lo cierto es que yo disfruto de veras el derroche inherente al mantenimiento de las cosas. Es sin duda más grato que comprar algo nuevo o que poseer algún objeto inmune al desgaste o el deterioro.
Nosotros mismos cambiamos a medida que pasan los años. Los objetos que nos rodean deberían cambiar también, con elegancia, como nos gustaría hacerlo a nosotros, con las huellas de la vejez suavizadas y las naturales flaquezas discretamente atenuadas. Las cosas que no cambian nos incomodan con su presencia inmutable, hasta que de pronto dejan de funcionar y se vuelven inservibles.
Reconozcamos el placer de cuidar de las cosas y descubriremos que de él se derivan numerosas recompensas accesorias. No se ha celebrado lo suficiente a quienes se ocupan de hacer arreglos o reparaciones, por ejemplo. Tienden a ser gente mayor y maravillosamente expresiva. Cuando me dirijo a alguna de ellas con una fuente astillada o un reloj en mal estado, sé que voy a verme frente a frente con un ser humano comprensivo, que sabrá cuál es el problema. Y que mientras ejecute su trabajo emitirá opiniones muy sensatas acerca de la situación del mundo.
Bien está hacer y reconstruir esto o aquello, pero nada supera al poder conservar el objeto original, avejentado más no abandonado.
CONDENSADO DEL "TIMES" DE NUEVA YORK (5-V-1977). © 1977 POR THE NEW YORK TIMES CO.. 229 W. 43 ST., NUEVA YORK (NUEVA YORK) 10036