NOTABLES ADELANTOS CONTRA LA ARTRITIS REUMATOIDE
Publicado en
octubre 28, 2016
Dolorosa y deformante, la artritis reumatoide atormenta e incapacita a millones de personas de todas las edades. Pero hoy, por fin, con nuevos medicamentos y perfeccionadas técnicas quirúrgicas, se están consiguiendo grandes avances en el tratamiento de esta enfermedad.
Por Stanley Englebardt.
TRES CASOS típicos: un lactante de 40 días de nacido con los dedos de las manos tan hinchados y retorcidos que parecen raíces de un árbol añoso. Un fornido obrero de la industria de la construcción, de 30 años de edad, que llora como un niño cada mañana al hacer dolorosos esfuerzos para ponerse los calcetines y los zapatos. Un ama de casa de 45 años condenada a la silla de ruedas porque las articulaciones de las piernas no la sostienen en pie.
Estas tres personas sufren una de las enfermedades más universalmente difundidas y más incapacitantes: artritis reumatoide, padecimiento que suele comenzar paulatinamente, como sensación de fatiga acompañada de rigidez y dolores musculares. Luego, a veces en forma repentina, se localiza en una o en varias de las grandes articulaciones como dolor muy intenso, inflamación y enrojecimiento. Los trastornos son progresivos y pueden afectar los pulmones, la piel, los vasos sanguíneos, los músculos, el bazo, el corazón y los ojos (esto último sobre todo en pacientes jóvenes). Aunque puede atacar en cualquier edad (el presidente Georges Pompidou, de Francia, padeció un acceso después de cumplidos los 60 años) la artritis reumatoide es más frecuente en adultos de 21 a 45 años y en los preadolescentes. Por fortuna, en más del 50 por ciento de los casos hay remisión total de los síntomas durante la niñez. Un régimen sencillo que consiste en mucho reposo, ejercicios moderados practicados regularmente, termoterapia para dar alivio a las articulaciones adoloridas, y medicación de aspirina, ayuda a evitar la invalidez. Este régimen puede favorecer la remisión, pero la enfermedad remite a veces espontáneamente. Al llegar a los 16 años el 70 por ciento de los niños se han curado, y no presentan efectos residuales.
Las causas de la artritis reumatoide siguen siendo un misterio a pesar de las intensivas investigaciones médicas para descubrirlas. Hasta hace relativamente poco el tratamiento se limitaba esencialmente al empleo de unos cuantos medicamentos de eficacia demostrada a través de los años para paliar el dolor y reducir la inflamación. Si cedía la enfermedad durante ese tratamiento, era más bien por suerte que por acierto científico.
Pero la situación está cambiando. "Aunque no tenemos una varita mágica para acabar con la artritis", advierte el reumatólogo Dr. Bernard Rogoff, de la Facultad de Medicina de Cornell, "ningún caso se considera hoy incurable. Si se diagnostica oportunamente y se trata con un fármaco o con una combinación de medicamentos específicos, se pueden reducir al mínimo la mayoría de los efectos que con más frecuencia incapacitan al paciente. Aun en los casos en que no se puede dominar la enfermedad, existen ahora varios productos nuevos en los que se tienen fundadas esperanzas de eficacia en enfermos avanzados. Además, recientemente se han perfeccionado técnicas quirúrgicas que a menudo corrigen las deformidades y en muchos casos eliminan el dolor".
Consideremos el caso de Donna Compton, enfermera de odontología. A la edad de 21 años comenzó a padecer dolores en todo el cuerpo y rigidez muscular, generalmente por las mañanas. Al principio creyó que se trataba de algún germen gripal pertinaz, pero después vio que las articulaciones de las manos se le hinchaban, se le ponían adoloridas y calientes al tacto; Donna comprendió que debía consultar al médico de cabecera.
El facultativo prescribió un tratamiento medicamentoso; inicialmente le recetó grandes dosis de aspirina cuidadosamente calculadas; después de un tiempo recurrió a fármacos de mayor potencia anti-inflamatoria, pero ni aun así logró la curación total. Antes de seis años la joven se vio obligada a dejar su empleo, porque tenía los dedos tan deformados que no podía asir los instrumentos de odontología.
El médico que atendía a Donna apuntó la posibilidad de que la muchacha mejorara con un injerto articular. La joven llamó inmediatamente por teléfono al Dr. Alfred Swanson, cirujano ortopedista, y concertó una consulta. "Sustituir con injertos de silicona las articulaciones de los dedos de las manos o de los pies afectadas por artritis, no es un procedimiento nuevo", le explicó el Dr. Swanson, inventor de los injertos de plástico. "Hay actualmente más de 300 traumatólogos en 200 hospitales de todo el mundo que practican este tipo de operaciones. En 12.000 casos consignados, menos de la mitad del uno por ciento han presentado complicaciones clínicas".
Esperanzada por primera vez en muchos años, Donna decidió someterse al tratamiento. Y así, una lluviosa mañana de abril de 1972 tuve la oportunidad de presenciar cómo el Dr. Swanson le hizo los injertos en los dedos.
Antes de la operación, el cirujano estudió las radiografías de las articulaciones de los dedos y con una pluma de punta de fieltro marcó cuidadosamente las líneas de cada incisión. Luego procedió a operar; el brazo de la paciente anestesiada estaba extendido en una mesita quirúrgica; el médico hizo los cortes siguiendo las líneas previamente marcadas. Operaba con rapidez y limpieza, y disecaba hasta localizar y proteger con separadores los elementos anatómicos más importantes, tales como vasos sanguíneos, ligamentos y músculos. Quedaron entonces claramente visibles cuatro nudillos cubiertos por envolturas de un tejido de color blanco lechoso.
"En una articulación normal", me explicó el Dr. Swanson, "los extremos articulares de los huesos son compactos, sin deformidades, y están cubiertos por un fino revestimiento de tejido traslúcido: la membrana sinovial. En las víctimas de artritis reumatoide, en cambio, dicha membrana crece anárquicamente, envuelve los ligamentos e invade los extremos óseos, que se pican y se desintegran.
Tras extirpar los extremos de los huesos afectados por la enfermedad, el Dr. Swanson procedió a colocar bisagras de plástico hechas de un material flexible y biológicamente neutro que se conoce con el nombre de silastic. Luego colocó quirúrgicamente en su lugar los ligamentos del dedo medio de la mano derecha de Donna, tan desplazado de su posición normal por el crecimiento excesivo del tejido sinovial que le resultaba imposible flexionarlo si no se ayudaba cruzando el índice sobre el medio. Cinco días después Donna Compton empezó a mover los dedos de la mano con movimientos que no había podido hacer desde varios años atrás.
Para los pacientes cuyas articulaciones coxofemorales están afectadas por artritis reumatoide o por osteoartrosis, hay ahora una operación espectacular que consiste en sustituir completamente la articulación de la cadera. Se extrae la articulación dañada y se sustituye la cabeza del fémur con una esfera de acero inoxidable, o de vitalio, que encaja en una cavidad glenoidea hecha artificialmente de un plástico especial. Hoy andan millares de artríticos con estas prótesis.
Otro procedimiento quirúrgico que alivia a miles de víctimas de la artritis reumatoide es la extirpación del tejido sinovial inflamado antes de que invada los elementos óseos y ligamentosos de una articulación. Cierto cirujano que ha hecho varios cientos de sinovectomías en rodillas artríticas, comenta que la mayoría de sus pacientes sienten alivio del dolor unos cuantos días después de la operación y pueden andar sin molestias al cabo de una semana.
Junto con el progreso de los tratamientos quirúrgicos están los avances de la quimioterapia, es decir, el tratamiento de la enfermedad con potentes fármacos nuevos. Encabezan la lista los llamados inmunosupresores. Dos de estos agentes son la ciclofosfamida y la azatiaprina, hoy en fase de experimentación. La mayoría de los investigadores piensan que la inflamación articular de la artritis reumatoide se debe a una especie de "guerra" entre las proteínas que producen los tejidos y los anticuerpos que protegen al organismo. Cuál sea la causa de este mecanismo inmunológico, es tema de enconados debates médicos: algunos opinan que interviene un agente infeccioso, mientras otros sostienen que se trata de una reacción de autoinmunidad o de tipo alérgico. Cualquiera que sea el caso, los inmunosupresores son eficaces porque atenúan la intensidad de la batalla. Y, con eso, reducen la inflamación.
Los resultados, no obstante, se deben valorar cuidadosamente a la luz de los hechos conocidos acerca de la artritis reumatoide. Un fármaco que es un portento de eficacia en un enfermo, resulta un fracaso rotundo en otro. Y algo aun más importante: casi todos los medicamentos que se están probando o utilizando actualmente en el tratamiento de esta enfermedad. encierran el peligro potencial de causar efectos secundarios considerables. Como dice, con razón, un reumatólogo que ha tratado pacientes artríticos durante 20 años: "Si queremos lograr el alivio, es ineludible sopesar los riesgos y los posibles beneficios. Muchas veces ello significa resignarse a ciertos efectos secundarios, para que el paciente pase aunque sólo sea unas cuantas semanas sin dolor".
¿Qué debe hacer una persona que súbitamente se sienta aquejada de fatiga, rigidez muscular, hinchazón dolorosa de las articulaciones o indisposición general? He aquí algunos consejos:
1. No se diagnostique usted mismo. Los síntomas de la artritis reumatoide son comunes a muchas enfermedades, algunas de ellas graves y otras leves. Consulte con su médico o averigüe en alguna sociedad médica u hospital el nombre y la dirección de un especialista que pueda diagnosticar la causa de las molestias.
2. No se recete usted solo. Tan malos como la enfermedad son los remedios caseros y las recomendaciones de amigos bien intencionados. Hasta la aspirina en dosis excesivas puede originar graves reacciones secundarias.
3. Huya de las curas "milagrosas", y especialmente de los tratamientos con masaje. No existe un medicamento único capaz de aliviar a todos los enfermos de artritis reumatoide, y no se espera encontrar una cura radical en el futuro inmediato. En cuanto al masaje y los ejercicios especiales, conviene advertir que pueden agravar ciertas formas de artritismo. Hay que contar con la aprobación del médico antes de intentar cualquier programa de gimnasia curativa.
4. Procure reposar más y evite la tensión síquica. Los reumatólogos han observado que muchos ataques o exacerbaciones del padecimiento siguen a los abusos de una clase o de otra.
5. No haga caso de las dietas de moda. No existe ninguna dieta especial para la artritis reumatoide.
6. Recuerde que un tratamiento oportuno acaso evite la invalidez al paciente. El Dr. Rogoff concluye: "Hay hospitales y clínicas que cuentan con programas prácticos para aliviar el dolor en todas las formas clínicas de esta enfermedad. Se puede tratar al enfermo como el caso lo requiera, y el futuro se presenta alentador, considerando que se exploran tantas posibilidades".