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septiembre 15, 2016
DURANTE un reciente disturbio en la Universidad de Nuevo México (Estados Unidos) se vio a una mujer fornida que arrastraba por el cabello a un joven melenudo hacia un automóvil que esperaba cerca de allí. Al acudir en auxilio del joven varios de los que con él tomaban parte en la manifestación, se oyó en medio de la barahúnda la voz del muchacho que suplicaba: "¡Dejadla en paz, compañeros! ¡Es mi madre!"
—H.R.S.
UN GRUPO de estudiantes de la Universidad Estatal de la Florida, grupo que lucha contra la contaminación del medio ambiente, colocó un aviso en una edición especial del diario estudiantil, que decía: "Pon también algo de tu parte para proteger el ambiente: compra tu cerveza en barriles en lugar de latas".
MI PADRE, que tiene 41 años de edad, regresó a la universidad después de haber pasado 18 en el mundo de los negocios. Un día halló en el parabrisas de su automóvil una boleta de infracción que le había dejado allí la policía universitaria. Informó a su profesor, pero este le dijo que no le diera importancia, pues sólo se trataba de una advertencia. "¡Que no le dé importancia!" exclamó mi padre. "¡Pero si aquí dice que a las tres faltas darán parte a mi madre!"
—T.V.
MI HIJO, que vive con dos condiscípulos suyos en un apartamento cercano a su universidad, me llamó por teléfono para preguntarme cuánto tiempo debía poner en el horno un asado de carne.
—¿Cuánto pesa? —le pregunté.
—No sé exactamente —respondió—, pero es un poco más pequeño que un balón de fútbol.
—N.K.
UNA JOVEN pareja amiga nuestra debió adaptarse nuevamente al medio, cuando él, después de trabajar varios años, volvió a la universidad a tomar un curso superior. Con sus dos hijos, marido y mujer ocuparon un apartamento en un edificio de delgadas paredes, que servía de alojamiento a los estudiantes casados.
"Lo más difícil de todo", contaba el marido, "era mantener privadas nuestras discusiones y desavenencias. Resolvimos el problema echando a andar la lavadora cuando disputábamos".
Luego, sonriendo avergonzado, agregaba: "Después de un tiempo descubrimos que las cosas por que discutíamos no valían el esfuerzo de buscar más ropa que lavar".
—P.M.