¿CARBOHIDRATOS MILAGROSOS?
Publicado en
septiembre 28, 2015
La harinas y los dulces están totalmente prohibidas en un régimen bajo en carbohidratos.
Ahora ya no se cuentan calorías, sino la cantidad de hidratos de carbono que se consumen por comida. Es la tendencia de moda, y aunque permite perder peso rápidamente, puede ser un arma de doble filo.
Por Elisa Sicouret. Foto: Reuters E imago.
Así como en los '80 y '90 hubo el "boom" de las comidas "low-fat" (bajas en grasas), ahora la revolución la traen los alimentos "low-carb" o bajos en carbohidratos, que permiten perder peso muy rápidamente. Antes las mujeres contaban con calculadora en mano cuántas calorías consumían al día; hoy, tiran números para determinar la cantidad de hidratos de carbono que contiene cada bocado que llevan a su boca. Lo curioso es que la fiebre por los productos "low-carb" no solo ha contagiado al sexo femenino sino también a los hombres, y es un fenómeno que, al menos en los Estados Unidos, ya se volvió una obsesión. Compañías como McDonald's y Burger King presentan en sus menús opciones de comidas bajas en carbohidratos, y Coca-Cola y Pepsi acaban de lanzar al mercado dos gaseosas con las mismas características: C-2 y Pepsi Edge.
El concepto, en realidad, no tiene mucho de novedoso. El médico estadounidense Robert Atkins ya lo pregonó en 1972, cuando publicó su famoso "best-seller" "La Dieta Revolucionaria del Doctor Atkins", en donde aseguraba que un régimen que excluyera radicalmente los hidratos de carbono, con énfasis en las proteínas y las grasas, podía hacer bajar de peso con mucha facilidad. Sus colegas lo tildaron de loco, pero hoy en día, en la carrera frenética por disminuir los índices de obesidad y sobrepeso —que solo en los Estados Unidos afectan al 65% de la población adulta—, a nivel mundial se están realizando estudios sobre los beneficios que podría presentar la reducción de carbohidratos en el menú diario.
La C-2, de Coca-Cola, contiene un 50% menos de azúcar y carbohidratos que su versión normal.
¿QUE SON?
Ismael Sánchez, médico general y cirujano plástico guayaquileño, explica que los hidratos de carbono son azúcares muy necesarios para el cuerpo humano, porque proveen de energía a los músculos. "Se metabolizan en el hígado, principalmente, y pasan al sistema circulatorio en forma de una enzima u hormona que se llama glucabon, que es la que le da la fuerza al músculo para moverse", detalla. Al acumularse, los carbohidratos se someten a mecanismos bioquímicos que los convierten posteriomente en grasa.
Los alimentos que contienen más hidratos de carbono son todos los azúcares (incluidos los de las frutas y los lácteos) y todas las leguminosas, como el mote, habas, fréjol, lenteja; así como el pan, el arroz, papas y pastas, refiere la nutricionista guayaquileña, doctora Reina de Rubio. La experta, si bien se inclina por las dietas bajas en carbohidratos, no comparte la teoría Atkins de hacer prevalecer las grasas. "Cuando una alimentación se limita a un solo grupo de alimentos, el organismo deja de recibir ciertos nutrientes y, en el caso de la dieta Atkins, el cuerpo queda desprovisto de muchas vitaminas y minerales".
Aunque tanto ella como Ismael Sánchez coinciden en que la mejor dieta que se puede hacer es comer los alimentos que normalmente se ingieren a diario, pero reduciendo las porciones a la mitad, sí considera que un plan bajo en carbohidratos puede contribuir a perder peso significativamente, siempre y cuando se lo realice con control de un profesional. "De esta manera se puede incorporar al régimen toda clase de alimentos en cantidades moderadas", expresa.
El médico indica que a nivel general, una persona debe consumir entre 1.600 y 2.000 calorías al día; de ese porcentaje, los carbohidratos representan la tercera parte, y el resto, la proteína y los lípidos (grasas).
PARA LOS DIABETICOS
Muchas investigaciones comprueban la efectividad de las comidas "descarbonizadas" para adelgazar. Expertos de la Universidad de Duke (Carolina del Norte) comprobaron que de un grupo de 120 personas, quienes siguieron un plan bajo en carbohidratos perdieron un promedio de 12 kilos en seis meses, mientras que los que llevaron una dieta baja en grasas rebajaron solo 5 en el mismo lapso. La prestigiosa publicación "Anales de Medicina Interna" afirma que a partir de un estudio con 132 pacientes obesos, se pudo determinar que este tipo de dietas facilita la pérdida de peso y mejora los niveles de triglicéridos y de colesterol bueno (HDL), aunque no ayudó a reducir los niveles de colesterol malo (LDL). También permitió a los diabéticos a mejorar el control de azúcar en la sangre.
Ismael Sánchez señala que esto se da porque "con una dieta baja en carbohidratos no se forman los triglicéridos, que son tres tipos de azúcares o glicoles que, al metabolizarse, se transforman en grasa. Evidentemente, al no ingerir estos azúcares, no se forma la grasa, y puede ser una opción para los diabéticos. Sin embargo, si ellos erradican totalmente los hidratos de carbono en su alimentación, les puede venir un 'shock' hipoglucémico (baja de azúcar)".
Por lo general, un plan alimenticio de este tipo puede provocar estragos como jaquecas y estreñimiento, indica el galeno, y llevado al extremo "hasta tendría repercusiones gravísimas. Si no se ingieren carbohidratos, pienso que en 15 días se pondría al hígado a la carrera y se lo dañaría terriblemente". El no la recomienda a niños menores de 15 años y adultos mayores de 55, así como a quienes tienen enfermedades crónicas.
Reina de Rubio sostiene que si se sigue el régimen con la guía de un especialista, los resultados pueden ser óptimos. "Es una dieta que no promete milagros, ni soluciones a corto plazo, pero sí un beneficio que puede mantenerse siempre que se cambie por completo el estilo de vida y de alimentación".
Fuente:
Revista HOGAR, Julio 2004