¡MATRIMONIO A TODA COSTA!
Publicado en
agosto 27, 2015
El ser humano nació para vivir en pareja, no sólo por el hecho natural de procrearse, sino para complementarse.
Por María R. Espinel de Massú.
Aunque la situación ha variado de muchos años atrás a nuestros tiempos, aún la mentalidad de una jovencita adolescente basa, por lo general, sus ansiadas metas en el hecho de contraer matrimonio. Así, desde la época escolar y luego al iniciar un campo profesional o laboral, va emparejando al éxito académico, la búsqueda, a veces en forma inconsciente de ese "príncipe azul" que puede estar a la vuelta de la esquina, y el modelo del traje de novia se fija en la mente y el deseo como algo invariable.
TRABAJO SELECTIVO
Una chica que está pendiente, si ese simple coloquio con un muchacho pueda desembocar en romance hace que se pierda ese natural encanto de quien nada presiona. Hoy en día es alarmante la asiduidad con que las mujeres a veces "acosan" a un presunto enamorado para guiarlo a la declaración; esa "dificultad" del flirteo, en el que la palabra "conquista" entusiasmaba al varón, está desapareciendo por completo, y con ello ese maravilloso periodo en la vida de un hombre y una mujer.
La igualdad de sexos tan preconizada actualmente, hace que se allane el camino y podamos hablar con precisión que ya no es el muchacho quien escoge sino que es sencillamente "escogido". Todo el resto de la relación, se basa en ese principio, y hasta el momento de hablar de matrimonio ha dejado ya de ser iniciativa masculina.
Es ese apuro de caminar al altar, que marca el tremendo índice de matrimonios jóvenes que fracasan; las bases no son sólidas pues el periodo de integrarse entre ellos, lo canjean por los preparativos precoces a una boda que no siempre es el resultado de una reflexión por parte de ambos.
LOS PADRES
A veces se diría que ellos son los más apurados en querer casar a los hijos, y hablo en plural porque ahí se da el caso que los hijos varones reciben el mismo tratamiento: Hay padres que dicen que incluso soportan mejor a una hija soltera que un hijo "solterón".
Muchos matrimonios que podrían haberse dilatado en realizarse, se han llevado a cabo por la presión —sin mala intención por supuesto— de padres o familiares que ven que "pasa mucho tiempo" y no se concreta la unión.
Incluso, el tiempo previo a la boda, está tan imbuida de las acciones externas que se deja de lado esa verdadera preparación, no solo entre los novios, sino de éstos con sus padres, que deberían emplear más tiempo en compenetrarse con esos hijos próximos a dejar el nido.
El deseo de casarse hace que se disminuya o se elimine, cuando es el caso, ese carácter selectivo. Hay matrimonios que se realizan sabiendo de antemano que la relación tiene poco futuro feliz, por situaciones que se hayan dado durante el noviazgo. Ahí es donde se esgrime "si me va mal, me divorcio".
EL MATRIMONIO COMO META
Muchas mujeres, al contestar qué es el matrimonio, señalan solo la parte externa, los azares y los tules, lo nuevo y satisfactorio... Convertirse en mujeres insatisfechas es el triste final de esas novelitas rosa que se tejieron para sí. Pero cuando el matrimonio es el resultado de un afecto fuerte, de una decisión de caminar juntos por la vida, afrontando y enfrentando y no solo disfrutando, es que tiene sus mejores posibilidades de cumplir su cometido.
Quienes buscan metas, deben vislumbrar una carrera, un negocio, planificación de forma de vida, etc., pero el matrimonio no es algo en lo que "se trabaja para conseguirlo", ni es algo que "se estudia para conquistarlo"... El matrimonio es algo que se presenta porque los protagonistas son idóneos para llevarlo a cabo, que se debe llevar a efecto porque hay dos personas que piensan, sienten y quieren obrar en consecuencia, traer hijos al mundo y darles a ellos la continuidad que tiene como modelo y figura a quienes decidieron procrearlos.
Hay un dicho que reza así: "Matrimonio y mortaja, del cielo baja"... Con esto se quiere decir que el destino de una persona está escrito entre quienes se casan, pero en ocasiones, ese destino, se impulsa de manera inadecuada.
La mujer actual tiene su propia valía, proyectarse como tal es lo más importante... El papel de esposa y madre, importantísimo, por cierto, no son los únicos que se pueden ostentar para sentirse "completas".
Solo un deseo genuino de compartir, de dividir ese "yo" para convertirse en parte de ese conjunto perfecto llamado "pareja" es el fundamento para el matrimonio, cualquier otro motivo que encierre desde una mezquina vanidad, de un deseo figurativo o un simple "porque así debe ser" es absurdo.
Fuente:
Revista HOGAR, Julio 1998