Publicado en
julio 24, 2015
Muchos de los problemas que surgen en una relación nacen de los conflictos que las mujeres tienen consigo. Detectarlos a tiempo puede evitar fracasos matrimoniales.
Mire un poco en su pasado y recuerde su noviazgo o primeros años de matrimonio. ¿Qué cambios nota? Si a primera vista se da cuenta de que en esa época su vestuario, maquillaje y peinado eran perfectos, tenía muchos ánimos y lucía relajada y ahora la situación es totalmente contraria, entonces usted tiene un gran problema. Al parecer, las obligaciones laborales, el hogar, los hijos y demás cosas le están restando "su" tiempo. Aunque no lo crea, el cuidado de sí misma y su nivel de tolerancia hacia su esposo van de la mano.
LA PRIMERA EN LA LISTA
Hay un ejemplo bastante práctico para entender la importancia de hacerse cargo de una para poder luego entregarse a los demás. Imagine que está viajando en un avión y, de repente, la cabina se despresuriza. Las máscaras de oxígeno caen y usted debe ponerse una para no desmayarse. Si está viajando con un niño, él también la necesitará. ¿A quién le pone primero la máscara? Si atiende al niño primero y usted se desmaya, es poco probable que él la ayude. Por lo tanto, es indispensable que primero se haga cargo de usted para que pueda ayudar al pequeño.
Cuando una mujer no tolera los hábitos molestosos de su esposo, la mayoría de las veces la razón está en la falta de cuidado para con ella misma porque cuando se rebasan los propios límites es muy dificil darse a los demás. Esta entrega exige a toda mujer ser comprensiva y compasiva. Unos cambios en la rutina, dejar de ser "la súper" (súper esposa, súper mamá, súper ama de casa, súper amiga, súper trabajadora, etc.) y un poco de tiempo a solas mejora y fortalece cualquier relación de pareja porque usted se sentirá bien en todos los aspectos.
• Unos cuantos placeres si: Hacerse cargo de una misma significa no trabajar hasta el agotamiento, pero también hallar el tiempo necesario para cosas sencillas y pequeñas que son muy gratificantes. Una caminata, un baño de agua caliente, una siesta, ver su programa favorito, cualquier cosa que le permita sentirse bien y no explotar ante el más mínimo problema. Algo que nunca deja de haber en un matrimonio.
• Tiempo para divertirse: Para saber si se está prestando suficiente atención debe hacer cosas divertidas y cosas que la hagan sentirse satisfecha y orgullosa después de hacerlas. Las primeras son leer un libro, almorzar con las amigas; y las segundas, ir al gimnasio, hacerse un cambio de look, regalar la ropa que ya no usa a quien la necesite. Haga una lista de 10 puntos para cada categoría para que le sea más fácil realizarlas y trate de hacer diariamente al menos tres. Recuerde que si no cuida de usted y se siente mal, usted no será una compañía agradable para su esposo.
• No envidie a su pareja porque él si se cuida: Siempre es más fácil señalar con un dedo acusador a la persona que se está divirtiendo, mientras uno se siente mal. ¿Le parece mal salir una noche con sus amigas a cenar o al cine? ¿Qué es lo peor que puede pasar? Pues que su esposo y sus hijos pidan una pizza para comer y se diviertan jugando y viendo televisión. Recuerde que no es egoísta y desconsiderado sentirse bien y divertirse.
• Usted no es la única responsable de la familia: Nunca pida permiso para hacer algo, solo anuncie sus planes: "Esta noche voy a salir con unas amigas". Si tienen hijos, deje que su esposo decida si él los va a cuidar o buscará ayuda. No le pregunte si él los puede atender, deje que él se haga cargo. No asuma que los niños son solo responsabilidad suya, recuerde que las obligaciones son compartidas.
Fuente: "La esposa entregada" de Laura Doyle. Editorial Norma.
Fuente:
Revista HOGAR, Julio 2004