EL HOMBRE QUE VE A TRAVÉS DE LA CORTINA DE BAMBÚ
Publicado en
mayo 07, 2015
¿Qué sucederá en el futuro en la enigmática China? Un sacerdote húngaro, dotado de un sutil instinto de interpretación, se ha granjeado la admiración general por su habilidad para armar aquel rompecabezas.
Por Robert Elegant (Jefe de la oficina del Times de Los Ángeles en Hong Kong, y hoy también uno de los principales Observadores de China. Ha escrito varios valiosos libros que tratan temas chinos).
EN LO alto de una de esas conejeras que son los edificios de viviendas de Kowloon (el territorio británico del continente asiático, situado directamente al norte de la isla de Hong Kong), hay un cuartucho desamueblado, si exceptuamos una mesa de trabajo, un receptor de radio de gran potencia y un magnetófono. Allí un hombre, a quien llamaremos Ma, alarga una delgada mano tensa, sintoniza con gran precisión la onda corta del radiorreceptor y pone en marcha la cinta magnetofónica. Una estación no identificada acaba de proclamarse la "Voz del Ejército de Liberación" en China comunista. Durante cinco minutos unas roncas, groseras voces masculinas exhortan a las tropas rojas a levantarse contra el presidente Mao Tsetung y "su pequeña camarilla de felones, que están traicionando al comunismo y al pueblo chino".
De ser genuina, esa emisión constituye una noticia de enorme importancia. Pero Ma tiene sus dudas. Ya en otras dos ocasiones anteriores ha oído estaciones emisoras que se declaraban la "Voz del Ejército de Liberación", y ambas veces resultaron estar situadas fuera de China. No obstante, Ma deja que el carrete de la cinta magnetofónica continúe girando. A la mañana siguiente la entregará en Hong Kong a su patrono, uno de los observadores profesionales de China.
ROMPECABEZAS
Entre los Observadores de China, establecidos en Hong Kong, figuran académicos, empleados gubernamentales y periodistas, con un total de varios centenares. Son especialistas que tratan de encontrar algún sentido a los tumultuosos acontecimientos de un país que se ha venido desgarrando interiormente en el curso de los tres últimos años. Escuchan las emisiones de las provincias chinas así como las de Radio Pekín, leen publicaciones oficiales y oficiosas, entrevistan a hombres de negocios, diplomáticos y fugitivos de China, y examinan cartas particulares recibidas del continente.
Su principal misión consiste en desentrañar la verdadera significación de una terminología comunista deliberadamente sibilina, distinguir entre el material auténtico y el destinado a despistar. Por ejemplo, después de mucho estudio atento y de comparar cintas de otras emisiones anteriores, se consideró que la "Voz del Ejército de Liberación" que Ma había oído era, una vez más, la voz de alguien que fuera de China trataba de enconar el caos existente en ese país. Pero Ma todavía continúa escuchando, y aun grabando hasta 60 emisiones a la semana para su patrono, el padre Louis La Dany, jesuita húngaro que está reconocido como el decano de los Observadores de China. Estos no podrían permitirse el perder una genuina voz de "liberación" que llegara a dejarse oír. Por tanto, la rutinaria tarea prosigue, y así se reúnen piezas esenciales para armar el vasto rompecabezas de la China roja.
CLARIVIDENCIA ESPECTACULAR
El historial de la hermandad de los Observadores de China es en general magnífico, aunque ha cometido algunos errores serios que se han compensado por bastantes muestras de sensacional clarividencia. Pero en Hong Kong nadie cuenta con una experiencia tan larga y especializada como el padre La Dany, ni se ha mostrado tan reiteradamente acertado como él en el análisis de los caleidoscópicos cambios ocurridos en China. Ya por la primavera de 1966 el padre La Dany presintió toda la furia de la gran revolución cultural proletaria, meses antes de que le fuera revelada al mundo en agosto siguiente. Desde los primeros momentos señaló quiénes serían la principal víctima y el principal beneficiario de la consiguiente depuración. La víctima fue Liu Shao-Chi, presidente de la República Popular China, desde muy antiguo brazo derecho de Mao Tsetung... y hoy expulsado del partido comunista; beneficiario fue el ministro de Defensa y ex mariscal de campo Lin Piao, que desde entonces se ha elevado casi a la misma altura que Mao.
Estas tendencias, ahora tan claras, aparecían oscuras (aun más, eran un formidable enigma) hace tres años. Pero el padre La Dany había advertido determinados detalles que habían escapado a casi todos los demás. Pese a que nominalmente el presidente Liu tenía a su cargo directo la primera fase de la depuración, las víctimas de los más violentos ataques públicos fueron todos colaboradores o protegidos suyos. (El más prominente: Peng Chen, alcalde de Pekín.) Además, La Dany señaló que al propio partido comunista se le venía atacando violentamente y Liu era al mismo tiempo el organizador de la maquinaria del partido y el jefe nominal de sus operaciones diarias.
Durante varios años el erudito sacerdote había venido recopilando pacientemente información acerca de la ascensión de Lin Piao, que es, a los 61 años, significativamente, más joven que sus iguales en la jerarquía comunista. Ya en 1959 a Lin se le había puesto al frente de una depuración del Ejército Popular de Liberación. Ahora el Ejército estaba introduciendo a sus jefes en los puestos clave de muchos organismos importantes del Estado y el partido, y su periódico encabezaba los ataques enderezados contra una burocracia bien afianzada. La Dany llegó a la conclusión que Lin Piao, el hombre que dominaba al Ejército, era el comandante táctico del asalto total lanzado por Mao contra las estructuras normales y establecidas del poder.
INMERSION TOTAL
Son observaciones tan sagaces como estas, ambas confirmadas más tarde con toda especie de detalles, las que han valido a La Dany su reputación. Los especialistas de todo el mundo pagan la equivalencia de 60 dólares anuales por la suscripción a su semanario de siete páginas China News Analysis (Análisis de las Noticias de China), en sus ediciones en inglés o español. La Dany escribe el semanario en inglés, y entrega su original definitivo a uno de sus ocho auxiliares sólo para pulir gramática y estilo. (El padre la Dany habla mandarín, el "idioma nacional" de China, casi impecablemente, y además puede leer el chino clásico, un lenguaje extraordinariamente difícil, casi cifrado. ¿Qué otros idiomas conoce bien? "Pues, además naturalmente del húngaro, conozco el alemán, el francés, el latín, y algo de italiano y español".)
El R.P. Louis La Dany, de la Compañía de Jesús, es un hombre complejo y de gran talento. Estuvo a punto de ser concertista de violín o abogado, después de arduos estudios en ambas carreras en Budapest. Cuando se le admitió en el noviciado jesuita, pensaba trabajar como misionero entre los musulmanes. Pero, en vez de eso, lo enviaron, a los 26 años de edad, a estudiar el chino en Pekín.
Hoy La Dany tiene los hombros arqueados, con ese característico encorvamiento del erudito, y la cabeza echada adelante como la de una sociable tortuga. Sus ojos azules, que tras los gruesos lentes aparecen ribeteados por dos círculos rojos como consecuencia de la constante lectura de documentos chinos, tienen una expresión benévola y chispean con un asomo de travieso buen humor. Una mata de blancos cabellos corona su frente, ancha y fruncida. El plan de labores que La Dany se ha impuesto lo tiene sujeto a su mesa de trabajo de 12 a 14 horas diarias. Ha abandonado casi por completo la instrucción de conversos religiosos, labor que antes le ocupaba mucho tiempo, y dice misa en la minúscula capilla contigua a su oficina.
El padre La Dany está empapado de todo cuanto se refiere a China: hombre profundamente informado acerca de la historia de aquel país, de gran sensibilidad para la sicología china y erudito tanto en marxismo-leninismo como en maoísmo; es dueño de un cultivado instinto para discernir, en medio de la aparente confusión, las corrientes ocultas. Mas, aun así, reconoce francamente que nadie puede saber todo cuanto acontece en un país tan vasto, inescrutable y, en estos momentos, tan confundido como la China comunista.* Los mismos hombres que dicen gobernar a China confiesan frecuentemente que ni ellos mismos están completamente seguros de lo que allí sucede.
El contingente de los Observadores de China en Hong Kong está decepcionado por tener vedada la entrada a China misma. Solamente se admite allí como corresponsales (y generalmente por tiempo limitado) a los que son francos simpatizantes del comunismo o a quienes saben poco acerca del país. Pero hasta los diplomáticos y los pocos periodistas destacados en Pekín muchas veces se ven privados de asistir a los actos públicos de los rojos, y están obligados a depender para obtener información de la radio, la televisión y la prensa, controladas todas por el partido... y de tal información se dispone igualmente en Hong Kong. Los diplomáticos comentan en muchas ocasiones: "Ustedes, en Hong Kong, llevan ventaja, a pesar de que nosotros percibimos de cerca sonidos y olores. Ustedes pueden informarse en muchas más fuentes, mucho más completa y abiertamente".
Las redes norteamericanas de televisión, usando un complejo equipo montado en camiones en la montaña más alta de Kowloon, empezaron recientemente a fotografiar las breves transmisiones de la estación de televisión oficial de Cantón, situada a 145 kilómetros de distancia de allí. A La Dany no le entusiasma este complicado sistema de observación, pues los programas se componen todos de tópicos oficiales, y muchos de ellos se pueden ver poco después en los teatros izquierdistas de Hong Kong, o hasta en la televisión de esta misma ciudad. Juzga que las emisiones de radio de estaciones más pequeñas, diseminadas por toda China, son menos desnaturalizadas, más reveladoras. El Servicio de Difusión Provincial de La Dany (que, con sus más de media docena de estaciones de escucha, es la más extensa de las cadenas privadas de Hong Kong, y para la cual trabaja Ma) capta todo cuanto emane de China, desde Urumchi, en la remota Sinkiang, hasta Lhasa, en el Tíbet.
RECORTAR Y ORGANIZAR
Desde luego, lo que importa realmente es poder ordenar, dar forma coherente a retazos de información aparentemente sin relación entre sí. La Dany sobresale en ese arte, con un talento basado no sólo en su rigurosa preparación intelectual en derecho y en la orden de los jesuitas, sino también en su total absorción en la vida de la China durante nueve críticos años. Después de su llegada a Pekín en 1940, dedicó 12 horas diarias durante dos años a estudiar la lengua china. Más tarde fue enviado a la gran Universidad Jesuita de Zikawei, en las afueras de Shangai. Esta ciudad estaba ocupada por los japoneses, pero a La Dany, oficialmente ciudadano de un país aliado del Eje, se le permitió moverse allí libremente.
El padre La Dany se muestra nostálgico al hablar de sus tiempos de Shangai, inmediatamente después de la guerra, y cuenta: "Era el centro de China, el corazón de la cultura y el pensamiento. Muchos de los grandes talentos de China, cualesquiera que fuesen sus ideas políticas, estaban reunidos allí". Se entregó cada vez más al estudio de la historia del derecho chino, y de esto nació en él una preocupación determinada por el comunismo. Conoció directamente el movimiento clandestino comunista, fue parroquiano de las librerías comunistas y presenció demostraciones estudiantiles organizadas por los rojos.
Cuando los comunistas se adueñaron de toda China en 1949, La Dany, privado de todo material comunista en Cantón, ciudad ocupada por los nacionalistas, se marchó a la Universidad de Hong Kong. "Vi allí periódicos y libros comunistas puestos libremente en venta", dice, "inmediatamente comencé a recortarlos y organizarlos, aunque entonces no sabía aún exactamente por qué ni para qué".
En aquella época empezó también a escribir informes mensuales para un boletín misionero que trataba de los acontecimientos de China, informes basados en sus propias lecturas y sus conversaciones con sacerdotes expulsados por los comunistas. El China News Analysis vio la luz, casi como consecuencia natural, en 1953. (Francis C. P. Hsü, seglar empleado entonces por el Servicio Británico de Información, y actual obispo de Hong Kong, fue quien originalmente se lo propuso.)
A medida que la empresa prosperaba, se establecieron oficinas en un apartamento de Hong Kong. Un chino rico, amigo de La Dany, le dio mil dólares, y otro amigo, un inglés, ayudó a conseguir suscripciones en el extranjero. La Dany se siente orgulloso de haber fundado el China News Analysis sin ninguna otra ayuda, ni siquiera de los jesuitas. Está igualmente satisfecho de seguir sosteniéndose hoy, en parte gracias a que les vende a otros especialistas, a muy buenos precios, el texto chino de las emisiones provinciales rojas. Pero hay veces que lamenta la falta de equipo esencial, suspirando: "Necesito un receptor especialmente sensible, que costaría cerca de mil dólares. Pero no logro hallar el dinero".
CONSTANTE CONTACTO
La opinión de La Dany acerca de la China de hoy no es simple. "Es casi seguro que estamos asistiendo al fin de una dinastía", dice. "Están presentes todos los indicios de ello, incluso la ingerencia de las mujeres en el gobierno, lo que en China es siempre señal de peligro. En este caso es la esposa de Mao Tsetung, Chiang Ching. El fin de una dinastía parece ir invariablemente acompañado de varios decenios de perturbaciones, pero es difícil precisar la fecha de origen del actual desorden. Podría ser 1911, cuando fue derrocado el imperio manchú. O podría ser la rebelión de Taiping, que inició el derrumbamiento de los manchúes hace más de 100 años".
En cuanto al futuro, el padre La Dany manifiesta: "Podemos predecir con seguridad que el presente desorden continuará durante varios años, acaso diez o más. Los chinos siempre necesitan hacer cristalizar algún nuevo ismo antes de poder normalizarse. Hasta ahora es difícil vislumbrar la aparición de ningún nuevo y definido sistema de pensamiento político. Pero con el tiempo, cuando surja ese nuevo sistema, podremos esperar que China adopte una actitud diferente hacia el resto del mundo... menos sospechosa y más abierta".
El padre Louis La Dany resume así la situación: "Debemos mantener el contacto con China. Por eso considero mis estudios en China como parte integral de mi vocación religiosa. Lo que ahora me gustaría sería fundar una publicación trimestral seria que examinara los problemas fundamentales de la civilización china : precomunista, comunista y poscomunista".
*Una de las pruebas de los Observadores de China para determinar si una emisión de radio, un documento o una noticia procede realmente de China se llama "la piedra de toque de La Dany". Este dice: "Si entendemos todas las palabras, lo más probable es que el material no sea legítimo. En China están ocurriendo muchas cosas de las que simplemente no sabemos nada".