Publicado en
mayo 08, 2015
BIL BAIRD, de la mundialmente célebre pareja de marionetistas (su esposa, Cora, murió en 1967), relata la siguiente anécdota:
"En el negocio de los títeres hay una máxima que dice que cuando la función es buena, el público no ve las cuerdas. En casa, cuando a alguno se le suben los humos a la cabeza o se toma a sí mismo con demasiada seriedad, le decimos: Se te están viendo las cuerdas!"
—Kathryn Murray, en Family Laugh Lines
EL FINADO Mies van der Rohe, uno de los fundadores de la arquitectura moderna, era hombre extraordinariamente disciplinado, y sus estudiantes debían comenzar por aprender los fundamentos del arte: les enseñaba a construir con madera, luego con piedra, ladrillo y, finalmente, acero y hormigón, antes que pudieran iniciarse siquiera en problemas de diseño.
Cierta vez en que una discípula puso sobre el tapete la cuestión de la propia expresión, van der Rohe le dio un lápiz y le pidió que escribiese su nombre. Una vez que la muchacha hubo hecho esto, le dijo:
"Ya se ha expresado usted. Ahora, por favor, sigamos adelante con el trabajo".
—A.W.
UNO DE los acontecimientos más interesantes de Dublín el verano pasado iba a ser una novena continua celebrada en un templo del centro de la ciudad, que dirigiría el obispo Fulton Sheen (célebre por sus prédicas en la televisión norteamericana). Al preguntársele si pronunciaría tres sermones diferentes cada día, el obispo, que tiene 74 años de edad, contestó: "No, no. La prédica será la misma cada vez, pero con ademanes diferentes".
—Times, de Nueva York
JACK VALENTI, que fue ayudante del presidente norteamericano Lyndon Johnson y pasó luego a ocupar la presidencia de la Motion Picture Association of America (Asociación de Productores de Películas de los Estados Unidos), dice que muchos le preguntan qué diferencia hay entre ser funcionario de la Casa Blanca y destacado personaje del cine. Valenti explica: "En mi puesto anterior me codeaba con gente importante, como el senador Mansfield. Hoy me trato con personas como Raquel Welch, y he notado la diferencia".
—L.A.
EL ESTIBADOR-FILÓSOFO Eric Hoffer, que pasó la juventud como trabajador migratorio, cuenta cómo llegó a ser escritor :
"Tenía yo poca instrucción, pero desde niño había adquirido el hábito de la lectura. A fines de 1936 iba camino de Nevada City (Estado de California), donde me dedicaría a la minería, y tuve la corazonada de que me vería aislado por una ventisca. Pensé que tendría que llevar conmigo material de lectura suficiente para mucho tiempo. Me fui, pues, a una librería de segunda mano, en San Francisco, a buscar cualquier libro grueso. Poco me importaba el tema: historia, teología, matemáticas, agricultura; cualquier cosa, con tal que el volumen fuera grueso, de letra pequeña y sin láminas.
Me encontré un volumen de unas mil páginas en tipo muy menudo: Los Ensayos, de Michel de Monttaigne. Sabía ya lo que eran ensayos, pero ignoraba en absoluto quién fuese Montaigne.
Tal como había temido, me encontré aislado forzosamente por la nieve. Leí aquella obra hasta sabérmela casi de memoria. Al volver al valle de San Joaquín, en California, no podía abrir la boca sin citar a Montaigne, y a mis compañeros les gustaba. Llegó al punto de que siempre que se sucitaba una disputa sobre cualquier cosa: mujeres, dinero, alimentación, la muerte, solían preguntarme:
—¿Qué dice Montaigne de eso?
Estoy seguro de que, aún ahora, hay muchos trabajadores migratorios en el valle de San Joaquin que siguen citando a Montaigne."
—L.S.
EL COMPOSITOR y poeta Frank Loesser, autor de la letra y música de muchas canciones populares, solía decir que las canciones le venían a la cabeza en forma espontánea. "Claro está", explicaba, "que uno ha de tener la cabeza acondicionada para recibirlas. Hay cabezas acondicionadas para captar resfriados; la mía lo está para absorber continuamente canciones".
—Time
PREGUNTARON a la actriz Pearl Bailey qué pensaba del desnudismo en el teatro, y ella escribió:
No creo que la desnudez esté justificada cuando se la echan a uno a la cara desde las tablas y alardeando de ella. Aquí la tienes, te guste o no, parecen decirnos. Es algo fingido.
Si se pretende mostrar la belleza femenina, ¿ no se puede hacer mejor con cierta mirada que una mujer le lance a un hombre? Yo misma lo he hecho así. Si los ojos son espejo del alma, ¿ qué objeto hay en mostrarnos las posaderas?
—Times, de Nueva York
EN UNA entrevista por la televisión le preguntaron al dramaturgo inglés Noel Coward:
—En el fondo, ¿ no es verdad que es usted un hombre de granito?
—En absoluto —repuso Coward—. Soy helado de chocolate con crema batida, y con sólo un poquito de vodka en el fondo.
—T.O.