EL TERRUÑO DE SHAKESPEARE
Publicado en
marzo 03, 2015
La casita de Anne Hathaway, uno de los edificios más famosos de Inglaterra. Fue aquí donde William cortejó a Anne, con quien se casó cuando él tenía 18 años y ella 26. Hasta 1892, fecha en que fue vendida a los síndicos de la casa natal de Shakespeare, la vivienda fue propiedad de los descendientes de la familia Hathaway. La mayor parte de los muebles que actualmente guarda pertenecieron a la familia.
Por Geoffrey Lucy.
LOS CRISTALES de las ventanas muestran varias firmas de personajes de épocas pasadas: sir Walter Scott, Thomas Carlyle, Isaac Watts, Henry Irving. Quienes entran actualmente en la habitación donde nació William Shakespeare, no pueden menos de andar despacio sobre el crujiente entarimado de roble, como enmudecidos.por la evocadora sencillez del aposento. Al salir, se detienen ante el libro de visitantes y anotan su nombre: Karin y Erik Torstensson, de Lidkoping (Suecia)... Kasturi Siddiqi, de Bombay (India)... Marian Meadows, de Elgin (Estados Unidos)... Yoshie Hashimoto, de Kita Ku (Japón); sus firmas se sumarán a las de otros muchos excursionistas anteriores, contenidas en 77 volúmenes enormes.
Stratford-upon-Avon ha sido un santuario durante más de tres siglos. Apenas 18 años después de la muerte del literato, ocurrida en 1616, un viajero mencionó, entre las cosas "dignas de ser observadas", "un monumento admirable al famoso poeta inglés, William Shakespeare, que nació aquí". Al principio los peregrinos que acudían en coche o a caballo, sumaban unas cuantas docenas al año. Después vino el tren, luego el automóvil y el autobús, y el número de turistas fue aumentando hasta llegar a 110.000 en el decenio de 1930 a 1939. Hoy, medio millón de personas visitan anualmente el aposento, y quizá otros tantos recorren la localidad.
Real Teatro Shakespeariano, terminado en 1932 con donativos procedentes principalmente de ultramar.
FOTO: KENNETH SCOWEN
Es una amena ciudad mercantil del condado de Warwick, con unos 21.000 habitantes. De no ser por Shakespeare, no atraería más turistas que las otras viejas poblaciones del interior de Inglaterra. En contraste con la cercana aldea de Evesham, que cuenta con cuatro o cinco fondas, Stratford-upon-Avon tiene 24 hoteles, con un total aproximado de 1000 habitaciones. Las casas de huéspedes, posadas y campamentos pueden acoger a otros 7000 individuos. Con todo, la población se llena hasta el límite de abril a octubre y, durante el verano, visitantes de última hora asedian el Centro de Información (instalado en una casa que en otro tiempo fue propiedad de Judith, la hija menor del escritor) en busca de alojamiento en las aldeas vecinas.
Aunque Shakespeare resultó ser un verdadero negocio (ha colocado a la pequeña Stratford entre las cinco principales atracciones turísticas del país), la ciudad no lo mete por los ojos al visitante. Alguno que otro comercio ostenta un nombre alusivo al contexto shakespeariano: Salón de Té Hathaway, Hotel Shakespeare, una tienda de artículos para el hogar llamada As Y ou Like It ("Como gustéis"); pero la mayoría de los comerciantes prefieren nombres comunes y corrientes, como Café La Herradura y Hotel del Cisne Blanco. Hay pocas placas y estatuas conmemorativas; y los escaparates apenas si exhiben una figura del bardo o de Falstaff.
Lugar de nacimiento de Shakespeare, posteriormente taberna y luego carnicería. Fue subastada en 1847 como "reliquia en verdad conmovedora". Una talla en Hall's Croft, casa de una de las hijas del escritor, Susanna, y de su esposo, el Dr. John Hall. Está inspirada en la estatua de la abadía de Westminster.
CORTESIA DEL SHAKESPEARE BIRTHPLACE TRUS.
No siempre fue así. En otro tiempo, algunos ciudadanos astutos traficaban en objetos supuestamente relacionados con la vida del dramaturgo. Un relojero, Thomas Sharp, se ingenió una próspera empresa, gracias a una morera que se aseguraba había plantado Shakespeare en su jardín de New Place tras haberse retirado, rico y famoso, a su lugar natal. Cuando un excéntrico propietario del siglo XVIII derribó el árbol (después demolió también la casa), Sharp compró parte de la madera y durante los 43 años siguientes manufacturó y vendió desmesuradas cantidades de cajitas para mondadientes, tacos para la pipa, copas de mesa y estuches; suficientes, aseguraron algunos escépticos, para agotar todo un bosque de moreras.
El milagroso taller de Sharp provocó tal escándalo, que en su lecho de muerte se sintió impelido a declarar ante el alcalde de Stratford y bajo juramento, que todos los "curiosos juguetes y artículos de utilidad" que vendió, los había hecho con madera del árbol de Shakespeare. Quizá haya sido una morera gigantesca.
Una talla en Hall's Croft, casa de una de las hijas del escritor, Susanna, y de su esposo, el Dr. John Hall. Está inspirada en la estatua de la abadía de Westminster.
CORTESIA DEL SHAKESPEARE BIRTHPLACE TRUS.
Durante muchos decenios, se mostraba a los visitantes de la casita de Anne Hathaway toda clase de reliquias "auténticas", como el banco de roble en el que ella y el poeta solían mantener tiernos coloquios antes de casarse. En la actualidad, la situación está mejor administrada. Las cinco casas que se relacionan con Shakespeare son propiedad de un fideicomiso que cuenta con 30 guías adiestrados; no se afirma la legitimidad de nada sin prueba documental. Los muebles de la casa en que el dramaturgo vio la luz son "como los que su familia podría muy bien haber tenido". La imaginación del visitante puebla el escenario a su gusto. En el aposento en que nació, con su sencilla cama de madera y su cuna tallada, es fácil representarse al pequeño William "que da vagidos y babea en brazos de la nodriza".
Y luego, al "escolar lloricón, que, como un caracol, se arrastra de mala gana a la escuela".* Nada extraño, pues la "Gran Escuela", el salón donde casi sin duda William aprendió (como afirmó en un poema Ben Jonson, su amigo y admirador) el "poco latín y menos griego" que sabía, debe de haber sido un lugar muy frío en las mañanas de invierno. Esta aula se halla en uso todavía, y una antigua placa de bronce señala el lugar donde William quizá se sentaba. La firma "Wm. Shakespeare 1575", en el vidrio de una ventana contigua, fue garrapateada más recientemente por algún escolar aburrido.
Stratford-upon-Avon honra la memoria del más ilustre de sus hijos el día de San Jorge (23 de abril), considerado tradicionalmente como el de su nacimiento en 1564. El dramaturgo murió 52 años después, en igual fecha. El macero, seguido del alcalde, encabeza un desfile en el que participan embajadores y distinguidos peregrinos del teatro y la literatura del mundo entero. Banderas de muchas naciones ondean en las calles cubiertas de flores.
Tal vez fue en la Casa Consistorial, hoy biblioteca de la escuela, donde nació su amor por el teatro. En 1568, año en que su padre llegó a ser alguacil de Stratford (cargo equivalente al de alcalde en la actualidad), varias compañías de cómicos vagabundos hicieron representaciones en ese lugar. Podemos imaginarnos a William, a los cuatro años de edad, montado sobre los hombros de su progenitor para presenciar por vez primera una comedia, y vivamente emocionado por el color, el bullicio y la poesía que animaban el tablado.
En Chapel Lane, junto al río Avon, se levanta un teatro, prueba viviente de la atracción universal de Shakespeare; ¿quién, sino él, podría lograr que en casi todas las representaciones se ocupen los 1520 asientos del teatro de una pequeña ciudad provinciana? El Real Teatro Shakespeariano, decididamente moderno, se inauguró en 1932 para reemplazar al edificio de estilo gótico, construido en la época de la reina Victoria, que se incendió en 1926. El dinero para erigirlo llegó de todas partes del mundo, como del mundo entero proceden también los espectadores. Quienes no entienden el inglés isabelino se ayudan de cualquiera de las traducciones que ofrece en 70 idiomas el Centro Shakespeare, situado junto a la casa natal del dramaturgo.
La procesión, que parte de la casa natal del poeta, se detiene ante la Escuela Rey Eduardo VI, a la que probablemente asistió. Los alumnos la guían al interior de la iglesia, donde Shakespeare está enterrado. Esta tradición se originó el 23 de abril de1893, cuando los muchachos hicieron una corona de laurel, marcharon a la iglesia y la depositaron sobre la tumba del dramaturgo.
Muchos han intentado demostrar que Shakespeare no escribió ni una sola línea de las obras de teatro que llevan su nombre, convencidos por esnobismo de que obras tan geniales sólo pudo haberlas creado un aristócrata. En el transcurso de los años, algunos eruditos ingeniosos han creído encontrar en las comedias cifras ocultas que, se supone, revelan que el verdadero autor fue sir Francis Bacon. También se atribuyen a menudo a su colega Christopher Marlowe, a lord Derby y a lord Oxford.
La controversia surge de cuando en cuando entre los extravagantes aficionados a la indagación literaria, pero Stratford-upon-Avon no representa un espectáculo insustancial, destinado a hundirse en la oscuridad de una pequeña ciudad mercantil. El resto del mundo sigue creyendo que fue el rústico William, nacido en abril de 1564 en la calle Henley, quien encontró oradores en los árboles, libros en los arroyos y sermones en las piedras, y quien enriqueció la lengua inglesa con la música más dulce que jamás se haya escrito.
Entregan ramilletes al vicario de la iglesia de la Santísima Trinidad. En la parte superior se ve un monumento al poeta.
*Esta frase, como la inmediatamente anterior que entrecomillamos, corresponden al acto II de "Como gustéis". —N. de la R.