MATRIMONIOS INSATISFECHOS: ¿ALGO ES MEJOR QUE NADA?
Publicado en
febrero 01, 2015
Muchas personas admiten que tienen un matrimonio estable... pero que dista mucho de poseer ese estado de felicidad del que se tuvo expectativas.
Por María Rosa Espinel de Massú.
Si bien, las campanitas de cristal y las nubes rosadas son una utopía, las ilusiones de una pareja, sobre constituir un hogar bien avenido, planes a futuro, hijos, metas, etc., son una realidad muy posible de lograr y alcanzar. Pero para que eso suceda debe haber no solo permanencia entre los cónyuges, sino que también deben sentir la felicidad de estar unidos.
Con esto no decimos que el camino es de rosas y que no hay escollos; los hay, y muchos, pero construir el panorama que les proporcione felicidad sí existe, desechando totalmente aquel absurdo principio de que "el matrimonio es la tumba del amor" o de que la verdadera felicidad no existe.
¿FELICIDAD A MEDIAS?
Esa sí que no existe. O se tiene o no... hablando en cuanto a relación entre marido y mujer por supuesto.
Así, un matrimonio muy unido, puede tener un hijo con problema de droga, por ejemplo, o que uno de los dos esté enfermo, vicisitudes que la vida nos pone a diario, y sin embargo tener felicidad de pareja: lucharán juntos y afrontarán todo entre los dos, incluso fortaleciendo su relación de pareja. Queda bien en claro, que una cosa es la unión como marido y mujer y la felicidad que esto reporta y otra muy distinta son los problemas externos que puedan rodear a los esposos. Algo muy diferente es cuando entre marido y mujer existen desavenencias, celos, infidelidades, malos tratos, falta de comunicación, etc. Cuando algo así sucede entonces sí estamos hablando de infelicidad matrimonial.
VERDADERO SENTIDO DEL MATRIMONIO
Dos personas se casan, entre otras razones, para compartir la vida... eso lo abarca todo, no sólo un pedazo de ella.
En eso consiste la verdadera felicidad conyugal.
El saberse comprender el uno al otro en sus distintos estados de ánimo, el atender a un marido, el interesarse por una esposa, va más allá de las meras costumbres domésticas.. es aprender a "adivinar" lo que puede dañar o agradar a su cónyuge y de hecho evitarlo o promoverlo, según sea el caso. A medida que pasan los años, la tendencia errada de "hacer cada cual lo que le guste, por separado", lejos de llenar sus vidas va inconscientemente separándolos, hasta convertir a dos personas en verdaderos extraños bajo un mismo techo, en una misma cama.
CONCLUSIONES
Jamás los pedazos de algo pueden completar un todo. Conformarse con "estar casados" no es el fin del matrimonio. Arreglarse "para no pelear", tampoco. La idea de paz no es contradictoria con la felicidad conyugal, siempre y cuando cumpla su verdadero significado. Cuando "paz" tan sólo significa "estar híbrido", pierde su objetivo.
El matrimonio es más que eso, el matrimonio abarca más que una porción de nuestro tiempo, no puede ser condicionado ni fraccionado... y a todo eso, lleva ese conformismo de tener "un poco de esposo" o "algo de esposa". El matrimonio es total, puede y debe proporcionar felicidad, esa que al fluir día a día es capaz de cubrir cualquier oleaje de la vida, por turbulento que éste sea.
Fuente:
Revista HOGAR, Octubre 1999