LA BELLEZA: ¿TIENE LÍMITES?
Publicado en
enero 24, 2015
Mas allá de la vanidad por conseguir la perfección corporal, existe la posibilidad de desarrollar una preocupante obsesión patológica.
"Como seres humanos, es parte de nuestra naturaleza sentirnos atractivos. Sin embargo, en la actualidad, mujeres y hombres buscan la belleza de diferentes maneras, y algunas de estas llegan a ser extremas. Lo negativo se da cuando se dejan de lado las formas naturales para lucir mejor y, en un elevado porcentaje, se buscan medios invasivos, llegando a perjudicar la salud. Cuando se fija la atención absoluta en los defectos físicos y se obsesiona por mejorarlos, es probable que la persona sufra de un trastorno mental llamado dismórfico corporal. Este desorden distorsiona la imagen que se tiene de uno mismo, generando una preocupación excesiva y anormal por la apariencia", menciona Andrea Salmon de González, psicóloga clínica, y asegura que muchas veces este desorden, también denominado dismorfofobia, se confunde con simple vanidad, ya que existe una delgada línea que separa la sana preocupación del trastorno mental.
UNA DEMANDA QUE MANDA
Para suplir esta masiva oferta por alcanzar la dupla: perfección y belleza, existen un sinnúmero de tratamientos estéti cos y de cirugías plásticas que ayudan a lograrlo. Estas prácticas resultan crónicas y nocivas, cuando la persona se vuelve adicta a ellas. "Una cirugía plástica debe ser considerada como un procedimiento quirúrgico de importancia, que merece responsabilidad, honestidad y ética profesional, tanto por parte del paciente como del cirujano. Desde el principio, la persona decidida a realizársela debe saber que una operación demanda considerables riesgos anestésicos, quirúrgicos y otras complicaciones. Por esta razón, si la cirugía se convierte en vicio, es mandatorio que el paciente consulte a un sicólogo a fin de que sea este quien descubra el verdadero trastorno emocional que presenta", afirma la cirujana plástica Priscilla Alcócer Cordero.
Ella recalca que en una cirugía se pueden realizar varios procedimientos, pero no es recomendable hacerlos todos en una misma intervención, ya que demasiadas horas en el quirófano acrecientan los riesgos quirúrgicos-anestésicos y podrían producirse complicaciones considerables durante o después de la operación.
De igual manera, Puchi de Lebed, reconocida esteticista de nuestro medio, opina que los tratamientos estéticos ayudan a que la mujer se sienta atractiva, eliminando alguna condición antiestética que moleste. "Es importante cuidar nuestra salud. Las técnicas estéticas son aliadas para lograr una silueta armónica, pero debemos ser realistas y no excedernos, pues la perfección no existe. A veces malgastamos tiempo y dinero en sesiones continuas y extremas, fomentando una adicción. Si vivimos rindiendo culto al cuerpo, significa que estamos obsesionados y nunca estaremos satisfechos con nuestra apariencia".
LA FUERZA DE LA ADICCION
La sicóloga Andrea Salmon enfatiza que la televisión, el internet y la publicidad se encargan de esta falsa manipulación de lo que significa 'ser bella'. "Los medios de comunicación proyectan la imagen de personas físicamente bellas y las presentan como prototipos de quienes son felices y gozan de una alegría inmensa. Develan la belleza como condición para obtener salud, prestigio, admiración y aceptación dentro de los diferentes ambientes sociales".
Para la especialista, la inconformidad puede convertirse en una obsesión, que afecta la vida en todos los sentidos, e inclusive genera ansiedad, angustia, y depresión. "Existe el peligro de volverse adicto al bisturí, puesto que si se busca algún defecto físico, seguramente se lo hallará. Es ahí cuando nos damos cuenta de que aunque el cuerpo se vea cada vez más hermoso, la sensación de inseguridad permanece intacta... En ocasiones, las personas intentan ocultarse a través de una esmerada apariencia, llegando incluso a transformarse. Por eso, es pertinente desarrollar la inteligencia emocional, para sentirnos conformes con lo que somos".
La esteticista Lebed sostiene que la imagen ideal solo existe en la mente. "Es imprescindible cuidarse, pero también hay que aceptar el paso del tiempo, pues la belleza va mucho más allá de las medidas perfectas".
De igual forma, la doctora Alcócer señala que la estética no lo es todo. "El ser humano es un conjunto de cuerpo, espíritu y mente, y debemos enfocarlo en esas tres dimensiones, y sin empobrecerlo, valorando solo uno de sus aspectos".
¡MUY INTERESANTE!
La cirugía de mayor demanda es el aumento de mamas y el tratamiento más apetecido es la mesoterapia intradérmica para combatir arrugas.
La consecuencia más grave de una mala práctica médica dentro de una intervención quirúrgica puede ser la morbimortalidad del paciente. En cuanto a las secuelas, luego de un procedimiento estético están las quemaduras, los abultamientos o excesos de rellenos permanentes, el uso de sustancias que no son biocompatibles y causan deformaciones, y la mala colocación del botox que deja la cara sin expresión.
El lapso entre un tratamiento estético y otro está condicionado por la recuperación. Por ejemplo, las infiltracioñes de arrugas o mesoterapia se deben realizar cada 3 meses y la aplicación de botox solo 2 ó 3 veces por año. En lo que respecta a las cirugías, debe pasar, como mínimo, un mes entre una y otra.
Asesoría: Andrea Salmon de González, sicóloga
clínica; Telf.: 099431804. Priscilla Alcócer
Cordero, cirujano plástica; Telf.: 098862023. Puchi
de Lebed, esteticista; Telf.: 2107032. (Guayaquil)
Fuente:
Revista HOGAR, Julio 2012