HACER EL AMOR ES ALGO MÁS QUE PLACER
Publicado en
noviembre 24, 2014
Hacer el amor no sólo se trata del hecho físico fortuito, momentáneo y ligero. Es la expresión más profunda de un gran cariño, que nos debe deparar esa felicidad o plenitudfisica y psíquica, porque está acompañado por un sentimiento de verdad.
Por Alba Luz Mora.
El amor es ese sentimiento, de amistad afectiva y atracción física, que produce en quien lo experimenta un bienestar especial y una sensación de plenitud inconfundible. Sin embargo, este amor tiene gradaciones que depende del estilo de las personas, de su mayor o menor voluntad para involucrarse en él y de las proyecciones que suponga. Hay personas cerebrales, que todo lo miden y calculan, y dejan de lado el aspecto sentimental y miran únicamente el beneficio material o temporal que pueda significarles una relación amorosa. Aquí caen los casos en que una mujer enamorada se deja llevar por la eclosión afectiva y accede a la relación integral sin advertir cómo es la actitud de su contraparte que, de repente, sin explicación alguna, desaparece de su vida dejándole una sensación de frustración y autocensura interior muy incómodas.
LA BANALIDAD AFECTIVA
El amor está desfigurado cuando por el simple afán de "divertirse" y de saborear unos momentos agradables, hombres y mujeres inician el juego amoroso sin responsabilidad alguna, dejándose llevar por la atracción momentánea y la simpatía, sin tomar en cuenta sus sentimientos. Son los llamados flirteos o affaires pasajeros, que sólo perduran lo que lo permite la novelería y la superficialidad, y que por lo general finalizan sin dejar nada positivo o una sensación de frivolidad. La atracción sexual que se genera entre dos personas no siempre supone simpatía y entendimiento a otros niveles. Es nada más que el mecanismo instintivo donde sus actores, ya sosegadas de la súbita atracción iniciada, no comulgan con ningún otro vínculo que favorezca un amor estable.
LO INTELECTUAL Y ESPIRITUAL
Entre dos seres puede desarrollarse una gran empatía en lo intelectual y espiritual. Se piensa igual, se sienten emociones parecidas, se coinciden en conceptos y aptitudes, se detecta la misma gradación en el ámbito de las vivencias espirituales. Hay afinidad mental. Pero en cambio no siempre estas experiencias van acompañadas del atractivo físico. Hay como un abismo en esos aspectos. Y sus protagonistas son una especie de amantes castrados que responden a la persuasión de la palabra y de la inteligencia, pero que se ignoran en el plano de las sensaciones y la demostración fisica del afecto. Aquí entran los amores platónicos, que causan risa a los demás. Las amistades insustituibles y que no generan el clima sensorial adecuado para que se exprese físicamente el amor.
AMOR Y LA RELACION LEAL
Unicamente aquellos casos en que la simpatía y la atracción se complementan hacen surgir el verdadero amor y vuelven algo natural y concluyente la relación sexual. Porque ya no se trata solamente de una banalidad o capricho momentáneo o de gran amistad. Se trata de la perfecta complementación de dos seres que en el otro ha hallado comprensión, simpatía, afinidad espiritual y material, enriqueciéndose mutuamente.
En estos casos, hacer el amor es la consecuencia feliz de un gran afecto, que se alimenta de la mirada, el gesto, la palabra, el abrazo, la solidaridad, la ternura. Es en estos ejemplos donde tiene gran significación el acto sexual y el disfrute de una relación sana, legítima y armónica.
Unicamente aquellos casos en que la simpatía y la atracción se complementan hacen surgir el verdadero amor y vuelven algo natural y concluyente la relación sexual.
EL PELIGRO DE LA SUPERFICIALIDAD
El ambiente moderno, el cine, las revistas, las noticias sensacionalistas, las conversaciones sociales, la música erótica, el baile, la moda, las canciones, parecen abonar una atmósfera propicia a los deslices, los equívocos y lo insubstancial. En esa espiral que confunde y aturde caen por igual los jóvenes principiantes, la gente madura, y la gente en plena juventud, quienes afectados por experiencias desilusionantes, creen hallar en esa "onda" la fórmula para superar sus vacíos, frustraciones y dramas sentimentales. Caer en ello significa enfermar en mayor medida el espíritu y la mente.
HACER EL AMOR, LA EXPRESION MAS PROFUNDA DE UN SER PARA OTRO
Por todas estas consideraciones, es menester que reflexionemos en que el amor, la atracción y el sentimiento son uno solo y no pueden ir separados. Que la relación que buscamos sostener con alguien debe ser con la persona que nos llena el ideal espiritual, intelectual y material. Sólo así lograremos complementarnos, dejar de lado la negativa sensación de soledad y los estados depresivos tan traumatizantes. Aturdirse o dedicarse al proceder liviano no nos conducirá sino a empeorar nuestra condición humana y anímica.
"Hacer el amor" entonces no sólo se trata de un hecho físico fortuito, momentáneo y ligero. Es la expresión más profunda de un gran cariño, que nos deparará esa felicidad o plenitud síquica y fisica, porque está acompañado por un sentimiento de verdad, por la correspondencia equivalente de la pareja y por una empatía que garantizan permanencia, estabilidad emocional y satisfacción global. No es fácil llegar a esta situación de equilibrio pero no es imposible. Para ello debemos dimensionar aún más el círculo de nuestras amistades, poner atención a las personas libres que nos despiertan simpatías, cultivar el acercamiento, dejarlas que nos conozcan mejor, lo que contribuirá a facilitar el encuentro con ese gran amor en el que descansaremos positivamente.
Mientras no se conjuguen los factores enunciados, no seremos protagonistas del mayor milagro de la vida que es el amor y el practicar la relación sexual ignorando ese sentimiento será un acto fisiológico más, intrascendente, que le quitará al mundo del afecto esa dimensión elevada que conllevan todas las cosas nobles y bellas de la existencia.
Fuente:
Revista HOGAR, Septiembre 2007