EVITA QUE TU TRABAJO TE ENFERME
Publicado en
noviembre 24, 2014
Dolor de cabeza y fatiga crónica, son algunos síntomas frecuentes del estrés laboral. Aquí algunos consejos para combatirlos.
Establecer límites, saber desconectar y evitar sobrecargas de trabajo, más vale trabajar menos tiempo pero con mayor calidad que más horas y con una salud deficiente.
Intentar mantener buenas relaciones familiares y disfrutar actividades de ocio para descansar y desconectarse del trabajo.
Apoyarse en los amigos, dentro y fuera del trabajo, puede ser otra buena iniciativa preventiva para sobrellevar la carga laboral.
Evitar culpabilizar a otros compañeros, jefes y al mundo en general de sus propios males, en vez de esto conviene encontrar soluciones como buscar cursos de meditación o relajación.
Colocar plantas naturales para oxigenar el ambiente y decorar las paredes con cuadros, fotos o pósters.
Caminar durante los periodos de descanso en algún parque próximo al trabajo.
Escuchar música relajante mientras trabaja.
Tomarse al menos media hora de la jornada laboral para distraerse o descansar.
Inscribirse en clases de relajación fuera del trabajo, pruebe con técnicas como el pilates, yoga o reiki.
Utilizar atriles para leer, corregir y escribir: los textos, ya sean libros o documentos, deben estar a la altura de los ojos para no forzar el cuello.
Descansar los ojos mirando a lo lejos con frecuencia, ya que el cambio de foco interrumpe el esfuerzo estático y favorece la relajación activa de la musculatura ocular.
Realizar ejercicios para refrescar la mente, para ello, cubre tus ojos con las manos e imagina alguna escena placentera en el mar o en un bello paisaje verde.
SINTOMAS DEL DESGASTE PROFESIONAL
El síndrome "bumout" o desgaste físico se manifiesta en los siguientes aspectos:
Psicosomáticos: fatiga crónica, frecuentes dolores de cabeza, problemas de sueño, úlceras y otros desórdenes gastrointestinales, pérdida de peso y dolores musculares.
Conductuales: ausentismo laboral, abuso de café, cigarro, alcohol, medicamentos y suplementos, así como la incapacidad para vivir de forma relajada, superficialidad en el contacto con los demás y aumento de conductas violentas.
Emocionales: distanciamiento afectivo como forma de auto-protección, aburrimiento y actitud cínica.
Laborales: disminución de la capacidad de trabajo en los servicios que se presta a los clientes, aumento de interacciones hostiles y comunicaciones deficientes.
Fuente:
Revista HOGAR, Febrero 2009